Es lógico y muy comprensible. La permisiva ley que quiere sacar adelante el gobierno español sobre el aborto está fundamentada en conceptos tan poco científicos y supersticiosos que hace aguas por todos los lados. La justificación del aborto a cualquier precio plasma las contradicciones de esta sociedad que rema a favor de la cultura de la muerte. Leo hoy en El Mundo una entrevista con Ana Peláez, vicepresidenta del Comité de la ONU de Derechos de las Personas con Discapacidad: "En estos días al tejido asociativo de la discapacidad le preocupa enormemente el proyecto de reforma de la regulación del aborto porque constituye una clara discriminación hacia las personas con discapacidad, que no puede darse en una sociedad como la nuestra. Me refiero a los supuestos que van a posibilitar practicar un aborto indefinidamente si el feto presenta malformaciones o enfermedades graves incompatibles con la vida. La práctica del llamado aborto eugenésico sin límites es discriminatoria por conceder menor valía a la vida de una persona que probablemente llegue a tener una discapacidad. Cada uno tiene derecho individual a decidir lo que quiera pero, si vamos a ley de plazos, hay que meter en esos plazos a todo el mundo. Que piensen bien el Gobierno cuántas semanas quieren y que lo hagan, pero que no saquen la discapacidad y digan: Si tiene discapacidad, en cualquier momento, por la puerta rápida". La queja está cargada de sentido común: los discapacitados que han conseguido nacer se rebelan contra una ley que permite evitar que nazcan más personas con discapacidad. Por un lado se están invirtiendo muchos recursos públicos para mejorar la calidad de vida de los discapacitados, porque se asegura que son como nosotros y tienen los mismos derechos, y por el otro se promueven leyes abortistas que los eliminarán en el inicio de la vida ante la más mínima sospecha de discapacidad. Un genocidio con todas las letras. En este caso se ve muy claro que una sociedad que no protege al más débil es indigna.
¿Alguien puede sostener que una mujer como Ana Peláez que lleva 20 años dedicada a la lucha por la igualdad, que compagina su actividad en la ONCE -como directora de Relaciones Internacionales y como vicepresidenta ejecutiva para América Latina- y en el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) -como presidenta de la Comisión de Mujer y comisionada de Género ante la UE- con su labor en ONU, no tenga derecho a nacer? Pues todos conocemos casos e historias de superación como el de ella a nuestro alrededor que con la actual legislación abortista nunca hubieran llegado a nacer.
De "Perder el miedo a equivocarse"
1 comentario:
Me temo que en la cuestión del aborto está todo dicho.Cuando la ministra de igualdad habló de esto,ya tenía los escaños,los votos contados."Va a ser si o si", y así ha sido.¿diez millones de personas rumbo a la Moncloa hubiesen cambiado algo?.Lo dudo.M.A.y ESTOY SEGURA, de que nueve de cada diez o diez de cada diez discapacitados ama poderosamente la vida,su vida.Pero su voz no se escucha,en el fondo,despectivamente,le están diciendo que se calle porque no es nadie,que no debia haber nacido.!que asco!.
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