miércoles, 31 de agosto de 2011

LA LITURGIA DEL DÍA

Hoy termina el mes de agosto. Para muchos terminan las vacaciones y mañana se enfrentarán a un día de trabajo normal. Los que no solemos tener vacaciones no tenemos ese problema. En la construcción de la parroquia ayer fue un día de actividad frenética. Venga a llegar camiones, cargarlos, llegar otros, marcharse…, así durante diez horas. El agujero va pareciendo un señor agujero. Podría pensarse que con el calor (y dentro del hoyo hace bastante más que fuera), y el cansancio del curso el rimo tendría que bajar. peor no es así, hay que hacer lo que hay que hacer, y en plazo.

“Al ponerse el sol, los que tenían enfermos con el mal que fuera se los llevaban; y él, poniendo las manos sobre cada uno, los iba curando.

De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban:

-«Tú eres el Hijo de Dios.»

Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías.”

Después de curar a la suegra de Pedro (error imperdonable para Pedro, de hay las negaciones), el Señor sigue su día normal, y al día siguiente más actividad. Actividad centrada y con fuente en la oración. El cristiano no tiene vacaciones, porque descansamos en Dios. Ahora muchos vuelven de distintos lugares y habrá que escucharles cómo, en estas semanas en que pensaban tener más tiempo para rezar y hacer apostolado, no sólo no han hecho lo habitual, sino menos. Es una pena pero somos así, y así nos quiere Dios (aunque nosotros le queramos tan poco).

Lo extraordinario del cristiano es lo ordinario. ¿Quieres hacer algo extraordinario hoy? Ves a Misa y comulga. Si te hace falta confiésate. Ponte un rato ante el Sagrario en vez de ante el ordenador. Antes de empezar a trabajar o de deshacer las maletas ofréceselo a Dios Padre. Pide ayuda al Espíritu Santo para llamar a ese amigo que también has olvidado y marca su número. Ves a visitar a ese enfermo que dejaste en el hospital antes de irte. Da un beso a tu mujer (o a tu marido) y juega un rato con tus hijos que pronto empezarán la escuela. Trabaja como nunca y sonríe como siempre. Se feliz y haz ser feliz a los que se encuentren contigo. Y entonces habrá sido un día extraordinario.

Ahora voy a ver a unos amigos, otro milagro. Os dejo en manos de la Virgen, en este día normal.
Comentario a la liturgia del día de archi

martes, 30 de agosto de 2011

SEGUIMOS CON LA JMJ

El sacerdote Josep Maria Montiu de Nuix, natural de Cervera, Canciller de la diócesis de Solsona y estudioso y divulgador de la obra de Manuel García Morente, del que es uno de sus principales biógrafos, explica en este texto que reproduce ReL, cómo vivió su particular JMJ 2011 en Madrid desde un confesionario, confesando sin parar a cientos de peregrinos en maratonianos horarios.

«Te cuento mi experiencia en la Jornada Mundial de la Juventud, Madrid 2011. Te la cuento espontáneamente, aún caliente o recién salida del horno, con las impresiones actualmente muy vivas en mi corazón.

»En ocasiones anteriores había conocido estas Jornadas únicamente a través de la Prensa, de las publicaciones, de la Televisión. Sólo ahora he tenido la inmensa suerte, la gran gracia espiritual, de haber estado presente. Sólo ahora he logrado tener experiencia directa de una Jornada Mundial de la Juventud. Ha sido ésta la primera ocasión en que he podido tomar el pulso, personalmente, a una Jornada Mundial de la Juventud. Nunca había pensado ni siquiera imaginado o soñado que fuese algo tan maravilloso, tan entusiasmante, tan emocionante. Ha desbordado con mucho todas mis expectativas.

»Como sacerdote católico he experimentado la Jornada Mundial de la Juventud desde dentro, y no sólo por lo que se ve, por las inmensas multitudes de jóvenes que llenaban Madrid y la inundaban de alegría, de cantos, de primavera florecida.

»Al dirigirme a la Jornada Mundial de la Juventud me había preguntado, con mi modo de ser exigente, si detrás de esta aventura andariega, esforzada y sacrificada de jóvenes que llegaban de lugares de todo el mundo, llenos de sana alegría, habría mucha profundidad o si, en parte, esta gozosa realidad se disolvería en una cierta superficie de cosas. He constatado que la realidad interna supera muchísimo a lo que se ve exteriormente. He palpado que estamos ante un hecho de primera magnitud para el mundo y para la Iglesia.

Confesando hasta 20 horas»En la Jornada Mundial de la Juventud he estado confesando entre 15 y 20 horas. Escuchando y atendiendo espiritualmente y con corazón de padre, en consecuencia, a gran cantidad de jóvenes, de chicos y de chicas. Algunas niñas pequeñas habían venido a confesarse corriendo y dando saltos de alegría y con su rostro respirando una alegría muy comunicativa y hermosa, reflejo del cielo, y después de su confesión manifestaban una alegría impresionante.

»He logrado constatar de este modo que en la Jornada Mundial de la Juventud se da gran número de conversiones, muchos progresos espirituales muy importantes y corazones muy tocados por la gracia de Dios. Para decirlo en una sola palabra: se ha dado en esta Jornada Mundial de la Juventud una fortísima actuación del Espíritu Santo en las almas. Esta oleada del Espíritu Santo, este nuevo Pentecostés, habrá de tener unas consecuencias insospechables, incalculables, pero en todo caso grandísimas: muchas vocaciones sacerdotales y religiosas, una honda influencia en el mundo actual,...

»El mayor número de las confesiones las he oído en el parque del retiro, donde había doscientos confesionarios y donde durante varios días había un horario de confesiones que iba de las 10 de la mañana hasta las 6 horas de la tarde. Un día estuve confesando casi 8 horas seguidas. Cuando se terminaba el horario aún había personas que querían confesar y confesábamos con alegría en medio de la calle.
»En Cuatro Vientos estuve confesando hasta las 5 horas de la noche. No estuve más tiempo porque a las 9 horas quería concelebrar la Santa Misa con el Santo Padre Benedicto XVI, y quería estar lo suficientemente despierto, en condiciones convenientes para esta sagrada concelebración. Pero aún después de las cinco de la noche me pedían que siguiera confesando. Quedaba en el alma el deseo de haber estado más disponible, y haber dedicado más horas a ayudar a aquellos jóvenes, chicos y chicas, que me habían robado el corazón.

»En una carpa que estaba a unos metros de donde me encontraba hubo adoración del Santísimo Sacramento del Altar, expuesto solemnemente en la custodia, hasta las cuatro horas de la noche, aproximadamente. El Señor estaba acompañado por las oraciones y los cantos de los jóvenes, unos arrodillados, otros sentados, que sacrificaban el sueño en unos días que habían resultado muy agotadores.

»El Santo Padre presidió la Jornada Mundial de la Juventud, y el único grito que se oía a las multitudes era la aclamación al Santo Padre. Era una aclamación entusiasta, alegre, cariñosa, de amigos íntimos o llena de afecto, llena de vida. Parecía que el suelo se hubiera esmaltado de flores para aclamar al Papa, el cual se encontraba visiblemente emocionado. Amor al Papa que se contagiaba y aumentaba. Realidad enternecedora.

»Como habrás podido imaginar, también yo me fui muy tocado en mi corazón por el testimonio fantástico de aquellos jóvenes, de aquellos chicos y chicas maravillosos. El mundo y la vida no podía seguir siendo lo mismo en cada uno de nosotros tras el impacto que habían causado en nuestros corazones aquellos jóvenes venidos de todo el mundo para aclamar al Santo Padre y para encontrarse con Cristo. Era difícil contener la emoción, porque resonaba de nuevo en los corazones a través de todo el día y con la lira de tantísimos jóvenes: Christus vincit, Christus regnat, Christus imperat. Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera.

»Muchas gracias Santo Padre, muchas gracias jóvenes, chicos y chicas, porque nos habéis demostrado que sois maravillosos, que tenéis un corazón grande, un corazón generoso, un corazón que sabe amar, un nuevo florecer que se esparce por todo el mundo llenándolo de una nueva fragancia y que llena nuestro corazón de esperanza. Un millón de besos. ¡Viva el Papa! ¡Alabado sea Jesucristo!».


Publicado en ReL

lunes, 29 de agosto de 2011

EMPEZAMOS LA SEMANA RECORDANDO EL EVANGELIO DEL DOMINGO

En el evangelio de este domingo escuchamos a Jesús que dice: “Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, coja su cruz y me siga. Porque quien quiera salvar su vida la perderá, pero quien pierda su vida por causa mía, la encontrará”.
¿Qué significa “negarse a sí mismo”? Es más, ¿por qué hay que negarse a sí mismo? Conocemos la indignación que suscitaba en el filósofo Nietzsche esta exigencia del Evangelio. Comienzo respondiendo con un ejemplo. Durante la persecución nazi, muchos trenes cargados de hebreos partían desde todas partes de Europa hacia los campos de exterminio. Se les convencía de subir a ellos con falsas promesas de llevarlos a lugares mejores por su bien, mientras que en cambio se les llevaba a la destrucción. A veces sucedía que en alguna parada del convoy, alguien que sabía la verdad gritaba a escondidas a los pasajeros: bajad, huid. Y alguno lo conseguía.

El ejemplo es un poco fuerte, pero expresa algo sobre nuestra situación. El tren de la vida en el que viajamos va hacia la muerte. Sobre esto, al menos, no hay dudas. Nuestro yo natural, siendo mortal, está destinado a terminar. Lo que el Evangelio nos propone cuando nos exhorta a renegar de nosotros mismos y a bajar de este tren, es subir a otro que conduce a la vida. El tren que conduce a la vida es la fe en Él, que ha dicho: “El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá”.
Pablo había realizado este “trasbordo”, y lo describe así: “Ya no soy yo quien vive, sino que Cristo vive en mí”. Si asumimos el yo de Cristo nos convertimos en inmortales porque él, resucitado de la muerte, no muere más. Eso es lo que significan las palabras que hemos escuchado: “El que quiera salvar la propia vida, la perderá; pero el que pierda la vida por mi causa, la encontrara”. Por tanto, está claro que negarse a sí mismo no es una operación autolesionadora y renunciadora, sino el golpe de audacia más inteligente que podemos realizar en la vida.
Pero debemos hacer inmediatamente una precisión: Jesús no nos pide renegar de “lo que somos”, sino de “aquello en lo que nos hemos convertido”. Nosotros somos imagen de Dios, somos por tanto algo “muy bueno”, como dijo Dios mismo en el momento de crear al hombre y la mujer. De lo que tenemos que renegar no es de lo que Dios ha hecho, sino de lo que hemos hecho nosotros, usando mal nuestra libertad. En otras palabras, las tendencias malas, el pecado, todas esas cosas que son como incrustaciones posteriores superpuestas al original.
Hace unos años se descubrieron en el fondo del mar, a lo largo de las costas jónicas, dos masas informes que tenían un ligero parecido con cuerpos humanos, y que estaban recubiertas de incrustaciones marinas. Fueron sacadas a la superficie y limpiadas pacientemente. Hoy son los famosos “Bronces de Riace”(estatuas griegas de gran belleza, que representan a dos varones, y que están datadas en el siglo V antes de Cristo, n.d.t.) custodiados en el museo de Reggio Calabria, y están entre las esculturas más admiradas de la antigüedad.
Son ejemplos que nos ayudan a entender el aspecto positivo que hay en la propuesta del Evangelio. Nosotros nos parecemos, en el espíritu, a esas estatuas antes de su restauración. La bella imagen de Dios que deberíamos ser está recubierta de siete estratos que son los siete pecados capitales. Quizás sea conveniente traerlos a la memoria por si los hemos olvidado: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza. San Pablo llama a esta imagen desfigurada “imagen terrestre”, en oposición a la “imagen celeste” que es la semejanza con Cristo.
“Negarse a sí mismo” no es por tanto una operación para la muerte sino para la vida, para la belleza y para la alegría. Consiste también en aprender el lenguaje del verdadero amor. Imagina, decía un gran filósofo del siglo pasado, Kierkegaard, una situación puramente humana. Dos jóvenes se aman. Pero pertenecen a dos pueblos diversos y hablan dos lenguas completamente diversas. Si su amor quiere sobrevivir y crecer, es necesario que uno de los dos aprenda el idioma del otro. En caso contrario, no podrán comunicarse y su amor no durará.
Así, comentaba, sucede entre Dios y nosotros. Nosotros hablamos el lenguaje de la carne, él el del espíritu; nosotros el del egoísmo, él el del amor. Negarse a sí mismo es aprender la lengua de Dios para poder comunicarnos con él, pero es también aprender la lengua que nos permite comunicarnos entre nosotros. No somos capaces de decir “sí” al otro, empezando por el propio cónyuge, si no somos capaces de decir “no” a nosotros mismos. Ciñéndonos al ámbito del matrimonio, muchos problemas y fracasos de la pareja dependen de que el hombre nunca se ha preocupado de aprender el modo de expresar el amor de la mujer, y la mujer el del hombre. También cuando habla de negarse a sí mismo, el Evangelio, como puede verse, está bastante menos alejado de la vida de lo que la gente cree.
P.Raniero Cantalamessa

sábado, 27 de agosto de 2011

¡¡AMORALÍZATE!!

 A ti, que no estuviste en Cuatro Vientos, que has visto entre estupefacto e incrédulo que otra forma de vivir, de comportarse y de manifestarse es posible, y que te gustaría formar parte de esa otra forma, no te cortes: ¡Amorilízate!
A mí no me engañas. Yo viví ahí fuera. Y sé que, de alguna manera, te gustaría formar parte de esta alegría que no necesita de alcohol, ni de droga, ni de placeres rápidos y efímeros para ser feliz. Dime que no, venga. Yo te reto desde el convencimiento que me ha dado mi propia experiencia: ¿No te gustaría ser alegre, estar alegre, sin beber, sin drogarte, sin esa necesidad de tener y tener y tener más dinero? Dime que ya eres feliz y que no te amarga la tristeza sin necesidad de saberte amada por ese chico durante un tiempo, unos meses, tal vez algún año, y te dejaré en paz. Pero sé que no. Dime que no necesitas salir de tu círculo de debilidades para calmar tu grito interior y saberte amado, querido, importante, y te dejaré en paz. Pero sé que no.

Se honesto contigo, no conmigo, que a mí ya me da igual: Has sido testigo privilegiado de una marea humana de jóvenes, interracial, intercultural, plural, diferente, que unida en un solo principio, ha sido capaz de movilizarse sin desordenes, sin conflictos, sin reproches, de forma alegre, ¡brutalmente alegre! sin necesidad de bebidas, ni de drogas, ni de daños contra uno mismo ni contra los más próximos, por una causa común: el Amor.

Se han movilizado por el Amor, pero ojo con esta palabra. No se trata del contenido de una canción de Maná, ni del último culebrón venezolano, ni la próxima película de Meg Ryan ni de Brad Pitt. Es Amor escrito con mayúscula porque es esta causa común de gentes tan diferentes un nombre propio, de una persona, de un hombre: Cristo.

Nadie en la Tierra es capaz de reunir a un grupo tan numeroso ni tan variado, soportando calor, lluvia, viento, frío, sueño, sed, incomodidades, como lo ha sido capaz, ¡y tú lo has visto!, la persona de Cristo. Quien ha convocado ha sido su representante como cabeza de la Iglesia que Cristo fundara. Un anciano de 84 años, profesor de Teología, que para colmo habla alemán. Joder, ¿puede haber un perfil menos atractivo para un joven en el mundo? Si hiciésemos un casting de perfiles aburridos en el mundo, posiblemente el Papa no ganaría, pero daría guerra. Sin embrago, allí estaban todos ellos. Tú no. Pero tú lo has visto.

Ellos han venido a ver al Papa no por su gracia, ni por su simpatía, ni porque cuente chistes o cante canciones pegadizas. Han venido porque el Papa es un emisario, un representante, que trae un mensaje que va directo al corazón humano, al de ellos, y también al tuyo: Mereces el Amor. Perteneces al Amor. Cristo, el Amor con forma humana, te espera. ¡Ábrele tus puertas! ¡No tengas miedo!

Ese mensaje ha calado, y ha calado hondo, no porque el Papa sea un excelente comunicador, o un portento de la escena, o un tío divertido, sino sencillamente porque lo que ha dicho, es la verdad, la verdad de tu vida. El Amor es tu esencia y no puedes vivir fuera de ella.

Estaban todos ellos movidos por una ilusión, por una inquietud del corazón que tú también tienes, y que buscas, yo lo sé muy bien, en diferentes partes de tu vida. Lo sé porque yo también las busqué ahí. Créeme, no vas a encontrarlo. El Amor que ansías, el Amor que anhelas, el Amor del que estás hecho y al que estás llamado, ¡el Amor al que perteneces! está en la Iglesia, se llama Cristo y es real, es posible, es más fácil de lo que parece.

Sí, ya lo sé. Yo tampoco entiendo muchas cosas de esta Iglesia. No las entiendo de mi propia naturaleza humana, ni de mi historia, como para entenderla la de otros hombre que forman la Iglesia. Pero no entender no significa no saber, y sé por propia experiencia, que la respuesta a esa inquietud está en la Iglesia. El Amor está en la Iglesia, y esa millonada de chavales venida de las cuatro esquinas de la Tierra ha sido testimonio de ello, sin entenderse entre ellos, porque hablaban mil idiomas.

Son gente comprometida, que no ha dado ni un solo ruido, que han demostrado a todos, ¡a todos! que una civilización construida hacia el Amor, es posible. Si han sido capaces de dar ejemplo al mundo entero durante una semana, serán capaces de hacerlo solo a sus más allegados durante la vida entera. Le han dicho al mundo que sí, que es posible, y que merece la pena. Se puede movilizar a toda la Humanidad en la construcción de una civilización que no rivaliza en colores de banderas, ni en razas, ni en idiomas, ni fronteras. Se puede movilizar a la juventud en la construcción no de muchas civilizaciones diferentes, sino de una civilización plural que respeta las diferencias: la civilización del Amor, la de la alegría, la de la sonrisa, la del perdón, la de la esperanza, la de la música, la de la familia, la del compromiso y la de la libertad. La de la auténtica libertad que da el saberse capaz de amar y la que da el saberse amado, porque tú, que no estuviste allí, has sido creado y existes para ser amado, y no amado un poco, sino amado totalmente.

Así nos sentimos los que sí estuvimos. Si quieres probar, si te atreves, movilízate por Amor. Ten en cuenta una cosa: no sé cuánto dinero ganas, ni cuánto dinero crees que vales. No sé cuantas chicas te siguen, ni cuantas eres capaz de enamorar. No sé si eres deportista, o si eres un crack tocando la guitarra. Ponte precio si quieres, pero recuerda que lo que vales, lo que vales realmente, es toda la sangre de un Dios, que hecho hombre como tú y como yo, ha pagado toda tu vida entregando toda la suya. Y lo ha hecho por Amor.

A ti, que no estuviste allí, pero lo has visto. No te cortes, no te quedes mirando, no seas membrillo: Muévete por el Amor. ¡Amorilízate!

A ti, que sí estuviste conmigo allí. Gracias por compartir tu búsqueda de la Verdad y del Amor a pesar del calor, de la lluvia, del sueño, de la incomodidad. Y ya que estás, comparte esta carta con ellos, con los que no estuvieron. Lo están deseando. Otra cosa es que se atrevan. Ya veremos.
Jesús García para ReL

lunes, 22 de agosto de 2011

50 REFLEXIONES DE BENEDICTO XVI EN ESPAÑA

"Cuando no se camina al lado de Cristo, que nos guía, nos dispersamos por otras sendas, como la de nuestros propios impulsos ciegos y egoístas, la de propuestas halagadoras pero interesadas, engañadas y volubles, que dejan el vacío y la frustración tras de sí".

"Sed prudentes y sabios, edificad vuestras vidas sobre el cimiento firme que es Cristo. Esta sabiduría y prudencia guiará vuestros pasos, nada os hará temblar y en vuestro corazón reinará la paz. Entonces seréis bienaventurados, dichosos, y vuestra alegría contagiará a los demás. Se preguntarán por el secreto de vuestra vida y descubrirán que la roca que sostiene todo el edificio y sobre la que se asienta toda vuestra existencia es la persona misma de Cristo, vuestro amigo, hermano y Señor".

"El encuentro personal con Cristo que nutre vuestra consagración debe testimoniarse con toda su fuerza transformadora en vuestras vidas; y cobra una especial relevancia hoy, cuando «se constata una especie de "eclipse de Dios", una cierta amnesia, más aún, un verdadero rechazo del cristianismo y una negación del tesoro de la fe recibida, con el riesgo de perder aquello que más profundamente nos caracteriza»".

"Por Cristo sabemos que no somos caminantes hacia el abismo, hacia el silencio de la nada o de la muerte, sino viajeros hacia una tierra de promisión, hacia Él que es nuestra meta y también nuestro principio".

"Quien valora su vida desde esta perspectiva sabe que al amor de Cristo solo se puede responder con amor, y eso es lo que os pide el Papa en esta despedida: que respondáis con amor a quien por amor se ha entregado por vosotros".

La fe y Jesucristo
"La fe va más allá de los simples datos empíricos o históricos, y es capaz de captar el misterio de la persona de Cristo en su profundidad".

"Fe y seguimiento de Cristo están estrechamente relacionados".

"La fe no es la simple aceptación de unas verdades abstractas, sino una relación íntima con Cristo que nos lleva a abrir nuestro corazón a este misterio de amor y a vivir como personas que se saben amadas por Dios".

"La fe no se opone a vuestros ideales más altos, al contrario, los exalta y perfecciona".

Jesucristo y la Iglesia
"La Iglesia no es una simple institución humana, como otra cualquiera, sino que está estrechamente unida a Dios...no se puede separar a Cristo de la Iglesia".

"Seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia. No se puede seguir a Jesús en solitario. Quien cede a la tentación de ir ´por su cuenta´ o de vivir la fe según la mentalidad individualista, que predomina en la sociedad, corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo, o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él", resaltó el Santo Padre.

Amistad con Jesús y evangelización
"De esta amistad con Jesús nacerá también el impulso que lleva a dar testimonio de la fe en los más diversos ambientes, incluso allí donde hay rechazo o indiferencia".

"No se puede encontrar a Cristo y no darlo a conocer a los demás".

"No os guardéis a Cristo para vosotros mismos. Comunicad a los demás la alegría de vuestra fe".

"El mundo necesita el testimonio de vuestra fe, necesita ciertamente a Dios".

"Conservad la llama que Dios ha encendido en vuestros corazones en esta noche: procurad que no se apague, alimentadla cada día, compartidla con vuestros coetáneos que viven en la oscuridad y buscan una luz para su camino".

"Apoyados en su amor, no os dejéis intimidar por un entorno en el que se pretende excluir a Dios y en el que el poder, el tener o el placer a menudo son los principales criterios por los que se rige la existencia. Puede que os menosprecien, como se suele hacer con quienes evocan metas más altas o desenmascaran los ídolos ante los que hoy muchos se postran. Será entonces cuando una vida hondamente enraizada en Cristo se muestre realmente como una novedad y atraiga con fuerza a quienes de veras buscan a Dios, la verdad y la justicia".

Jesucristo es la felicidad
"Solamente Cristo puede responder a vuestras aspiraciones. Dejaros conquistar por Dios para que vuestra presencia dé a la Iglesia un impulso nuevo".

"En el fondo, lo que nuestro corazón desea es lo bueno y bello de la vida. No permitáis que vuestros deseos y anhelos caigan en el vacío, antes bien haced que cobren fuerza en Cristo. Él es el cimiento firme, el punto de referencia seguro para una vida plena".

"Jóvenes amigos, vale la pena escuchar en nuestro interior la Palabra de Jesús y caminar siguiendo sus pasos".

La lluvia y la fuerza de los jóvenes
"Gracias por su alegría y resistencia". "Vuestra fuerza es mayor que la lluvia". "El Señor con la lluvia os manda muchas bendiciones".

El amor de Dios
"Sí, queridos amigos, Dios nos ama. Ésta es la gran verdad de nuestra vida y que da sentido a todo lo demás. No somos fruto de la casualidad o la irracionalidad, sino que en el origen de nuestra existencia hay un proyecto de amor de Dios.

Los jóvenes y Jesucristo
"Queridos jóvenes, no os conforméis con menos que la Verdad y el Amor, no os conforméis con menos que Cristo".

"Seguros de su amor, acercaos a Él con la llama de vuestra fe. Él os colmará de su vida. Edificad vuestra vida sobre Cristo y su Evangelio".

"Los jóvenes responden con diligencia cuando se les propone con sinceridad y verdad el encuentro con Jesucristo, único redentor de la humanidad. Ellos regresan ahora a sus casas como misioneros del Evangelio, «arraigados y cimentados en Cristo, firmes en la fe», y necesitarán ayuda en su camino".

"No hay que desanimarse ante las contrariedades que, de diversos modos, se presentan en algunos países. Más fuerte que todas ellas es el anhelo de Dios, que el Creador ha puesto en el corazón de los jóvenes, y el poder de lo alto, que otorga fortaleza divina a los que siguen al Maestro y a los que buscan en Él alimento para la vida".

Relativismo y búsqueda de la Verdad
"Precisamente ahora, en que la cultura relativista dominante renuncia y desprecia la búsqueda de la verdad, que es la aspiración más alta del espíritu humano, debemos proponer con coraje y humildad el valor universal de Cristo, como salvador de todos los hombres y fuente de esperanza para nuestra vida".

"Hemos sido creados libres, a imagen de Dios, precisamente para que seamos protagonistas de la búsqueda de la verdad y del bien, responsables de nuestras acciones, y no meros ejecutores ciegos, colaboradores creativos en la tarea de cultivar y embellecer la obra de la creación. Dios quiere un interlocutor responsable, alguien que pueda dialogar con Él y amarle. Por Cristo lo podemos conseguir verdaderamente y, arraigados en ÉL, damos alas a nuestra libertad".

"Os animo encarecidamente a no perder nunca dicha sensibilidad e ilusión por la verdad; a no olvidar que la enseñanza no es una escueta comunicación de contenidos, sino una formación de jóvenes a quienes habéis de comprender y querer, en quienes debéis suscitar esa sed de verdad que poseen en lo profundo y ese afán de superación. Sed para ellos estímulo y fortaleza".

"La verdad misma siempre va a estar más allá de nuestro alcance. Podemos buscarla y acercarnos a ella, pero no podemos poseerla del todo: más bien, es ella la que nos posee a nosotros y la que nos motiva. En el ejercicio intelectual y docente, la humildad es asimismo una virtud indispensable, que protege de la vanidad que cierra el acceso a la verdad. No debemos atraer a los estudiantes a nosotros mismos, sino encaminarlos hacia esa verdad que todos buscamos. A esto os ayudará el Señor, que os propone ser sencillos y eficaces como la sal, o como la lámpara, que da luz sin hacer ruido".

No tengáis miedo
"Queridos amigos, que ninguna adversidad os paralice. No tengáis miedo al mundo, ni al futuro, ni a vuestra debilidad. El Señor os ha otorgado vivir en este momento de la historia, para que gracias a vuestra fe siga resonando su Nombre en toda la tierra.

Descubrir y seguir la propia vocación
"Os invito a pedir a Dios que os ayude a descubrir vuestra vocación en la sociedad y en la Iglesia y a perseverar en ella con alegría y fidelidad. Vale la pena acoger en nuestro interior la llamada de Cristo y seguir con valentía y generosidad el camino que él nos proponga".

"Pedid al Señor que os ayude a descubrir vuestra vocación en la vida y en la Iglesia, y a perseverar en ella con alegría y fidelidad, sabiendo que Él nunca os abandonará ni os traicionará".

"Reconocer la belleza y bondad del matrimonio, significa ser conscientes de que solo un ámbito de fidelidad e indisolubilidad, así como de apertura al don divino de la vida, es el adecuado a la grandeza y dignidad del amor matrimonial".

"A otros, en cambio, Cristo los llama a seguirlo más de cerca en el sacerdocio o en la vida consagrada. Qué hermoso es saber que Jesús te busca, se fija en ti y con su voz inconfundible te dice también a ti: ´¡Sígueme!´".

"Es posible que en muchos de vosotros se haya despertado tímida o poderosamente una pregunta muy sencilla: ¿Qué quiere Dios de mí? ¿Cuál es su designio sobre mi vida? ¿Me llama Cristo a seguirlo más de cerca? ¿No podría yo gastar mi vida entera en la misión de anunciar al mundo la grandeza de su amor a través del sacerdocio, la vida consagrada o el matrimonio? Si ha surgido esa inquietud, dejaos llevar por el Señor y ofreceos como voluntarios al servicio de Aquel que «no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos» (Mc 10,45). Vuestra vida alcanzará una plenitud insospechada. Quizás alguno esté pensando: el Papa ha venido a darnos las gracias y se va pidiendo. Sí, así es. Ésta es la misión del Papa, Sucesor de Pedro".

El sufrimiento
"Jesús y, siguiendo sus huellas, su Madre Dolorosa y los santos son los testigos que nos enseñan a vivir el drama del sufrimiento para nuestro bien y la salvación del mundo".

"Ninguna aflicción es capaz de borrar esta impronta divina grabada en lo más profundo del hombre".

"Esta especial predilección del Señor por el que sufre nos lleva a mirar al otro con ojos limpios, para darle, además de las cosas externas que precisa, la mirada de amor que necesita".

"Cuando el dolor aparece en el horizonte de una vida joven, quedamos desconcertados y quizá nos preguntemos: ¿Puede seguir siendo grande la vida cuando irrumpe en ella el sufrimiento? A este respecto, en mi encíclica sobre la esperanza cristiana, decía: ´La grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el que sufre (…). Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren y no es capaz de contribuir mediante la compasión a que el sufrimiento sea compartido y sobrellevado también interiormente, es una sociedad cruel e inhumana´".

"Sois también testigos del bien inmenso que constituye la vida de estos jóvenes para quien está a su lado y para la humanidad entera. De manera misteriosa pero muy real, su presencia suscita en nuestros corazones, frecuentemente endurecidos, una ternura que nos abre a la salvación. Ciertamente, la vida de estos jóvenes cambia el corazón de los hombres y, por ello, estamos agradecidos al Señor por haberlos conocido".

Una falsa libertad
"Sí, hay muchos que, creyéndose dioses, piensan no tener necesidad de más raíces ni cimientos que ellos mismos. Desearían decidir por si solos lo que es verdad o no, lo que es bueno o malo, lo justo o lo injusto; decidir quien es digno de vivir o puede ser sacrificado en aras de otras preferencias; dar en cada instante un paso a lazar, sin rumbo fijo, dejándose llevar por el impulso de cada momento. Estas tentaciones siempre están al acecho. Es importante no sucumbir a ellas, porque, en realidad, conducen a algo tan evanescente como una existencia sin horizontes, una libertad sin Dios".

La santidad
"La santidad de la Iglesia es ante todo la santidad objetiva de la misma persona de Cristo, de su evangelio y de sus sacramentos, la santidad de aquella fuerza de lo alto que la anima e impulsa. Nosotros debemos ser santos para no crear una contradicción entre el signo que somos y la realidad que queremos significar".

A los seminaristas"¿Cómo vivir estos años de preparación? Ante todo, deben ser años de silencio interior, de permanente oración, de constante estudio y de inserción paulatina en las acciones y estructuras pastorales de la Iglesia. Iglesia que es comunidad e institución, familia y misión, creación de Cristo por su Santo Espíritu y a la vez resultado de quienes la conformamos con nuestra santidad y con nuestros pecados. Así lo ha querido Dios, que no tiene reparo en hacer de pobres y pecadores sus amigos e instrumentos para la redención del género humano".

A los voluntarios: amor y servicio
"Con vuestro servicio habéis dado a la Jornada Mundial el rostro de la amabilidad, la simpatía y la entrega a los demás".

"Tengo la certeza de que esta experiencia como voluntarios os ha enriquecido a todos en vuestra vida cristiana, que es fundamentalmente un servicio de amor. El Señor trasformará vuestro cansancio acumulado, las preocupaciones y el agobio de muchos momentos en frutos de virtudes cristianas: paciencia, mansedumbre, alegría en el darse a los demás, disponibilidad para cumplir la voluntad de Dios. Amar es servir y el servicio acrecienta el amor".

España, una gran Nación
"España es una gran Nación que, en una convivencia sanamente abierta, plural y respetuosa, sabe y puede progresar sin renunciar a su alma profundamente religiosa y católica".

"Dejo España contento y agradecido a todos. Pero sobre todo a Dios, Nuestro Señor, que me ha permitido celebrar esta Jornada, tan llena de gracia y emoción, tan cargada de dinamismo y esperanza".

"Rezo igualmente por los jóvenes de España. Estoy convencido de que, animados por la fe en Cristo, aportarán lo mejor de sí mismos, para que este gran País afronte los desafíos de la hora presente y continúe avanzando por los caminos de la concordia, la solidaridad, la justicia y la libertad".

Colaboración entre la Iglesia y la sociedad civil
"La eficacia de esta comisión manifiesta que no solo es posible la colaboración entre la Iglesia y las instituciones civiles, sino que, cuando se orientan al servicio de una iniciativa de tan largo alcance, como es la que nos ocupa, se hace verdad el principio de que el bien integra a todos en la unidad".

domingo, 21 de agosto de 2011

¡¡CRISTO VIVE!!

Y SU IGLESIA ESTÁ TREMENDAMENTE VIVA.
NO SE PUEDE VIVIR LA FE EN SOLEDAD.
Aquí tienes un enlace para ver imágenes.

Queridos jóvenes:

Con la celebración de la Eucaristía llegamos al momento culminante de esta Jornada Mundial de la Juventud. Al veros aquí, venidos en gran número de todas partes, mi corazón se llena de gozo pensando en el afecto especial con el que Jesús os mira. Sí, el Señor os quiere y os llama amigos suyos (cf. Jn15,15). Él viene a vuestro encuentro y desea acompañaros en vuestro camino, para abriros las puertas de una vida plena, y haceros partícipes de su relación íntima con el Padre. Nosotros, por nuestra parte, conscientes de la grandeza de su amor, deseamos corresponder con toda generosidad a esta muestra de predilección con el propósito de compartir también con los demás la alegría que hemos recibido.

Ciertamente, son muchos en la actualidad los que se sienten atraídos por la figura de Cristo y desean conocerlo mejor.

Perciben que Él es la respuesta a muchas de sus inquietudes personales. Pero, ¿quién es Él realmente? ¿Cómo es posible que alguien que ha vivido sobre la tierra hace tantos años tenga algo que ver conmigo hoy?

En el evangelio que hemos escuchado (cf. Mt 16, 13-20), vemos representados como dos modos distintos de conocer a Cristo. El primero consistiría en un conocimiento externo, caracterizado por la opinión corriente. A la pregunta de Jesús:

«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?», los discípulos responden: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas». Es decir, se considera a Cristo como un personaje religioso más de los ya conocidos. Después, dirigiéndose personalmente a los discípulos, Jesús les pregunta: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».

Pedro responde con lo que es la primera confesión de fe: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo». La fe va más allá de los simples datos empíricos o históricos, y es capaz de captar el misterio de la persona de Cristo en su profundidad.

Pero la fe no es fruto del esfuerzo humano, de su razón, sino que es un don de Dios: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos». Tiene su origen en la iniciativa de Dios, que nos desvela su intimidad y nos invita a participar de su misma vida divina. La fe no proporciona solo alguna información sobre la identidad de Cristo, sino que supone una relación personal con Él, la adhesión de toda la persona, con su inteligencia, voluntad y sentimientos, a la manifestación que Dios hace de sí mismo. Así, la pregunta de Jesús: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?», en el fondo está impulsando a los discípulos a tomar una decisión personal en relación a Él. Fe y seguimiento de Cristo están estrechamente relacionados. Y, puesto que supone seguir al Maestro, la fe tiene que consolidarse y crecer, hacerse más profunda y madura, a medida que se intensifica y fortalece la relación con Jesús, la intimidad con Él. También Pedro y los demás apóstoles tuvieron que avanzar por este camino, hasta que el encuentro con el Señor resucitado les abrió los ojos a una fe plena.

Queridos jóvenes, también hoy Cristo se dirige a vosotros con la misma pregunta que hizo a los apóstoles: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Respondedle con generosidad y valentía, como corresponde a un corazón joven como el vuestro. Decidle: Jesús, yo sé que Tú eres el Hijo de Dios que has dado tu vida por mí. Quiero seguirte con fidelidad y dejarme guiar por tu palabra. Tú me conoces y me amas. Yo me fío de ti y pongo mi vida entera en tus manos. Quiero que seas la fuerza que me sostenga, la alegría que nunca me abandone.

En su respuesta a la confesión de Pedro, Jesús habla de la Iglesia: «Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia». ¿Qué significa esto? Jesús construye la Iglesia sobre la roca de la fe de Pedro, que confiesa la divinidad de Cristo. Sí, la Iglesia no es una simple institución humana, como otra cualquiera, sino que está estrechamente unida a Dios. El mismo Cristo se refiere a ella como «su» Iglesia. No se puede separar a Cristo de la Iglesia, como no se puede separar la cabeza del cuerpo (cf. 1Co 12,12). La Iglesia no vive de sí misma, sino del Señor. Él está presente en medio de ella, y le da vida, alimento y fortaleza.

Queridos jóvenes, permitidme que, como Sucesor de Pedro, os invite a fortalecer esta fe que se nos ha transmitido desde los Apóstoles, a poner a Cristo, el Hijo de Dios, en el centro de vuestra vida. Pero permitidme también que os recuerde que seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia. No se puede seguir a Jesús en solitario. Quien cede a la tentación de ir «por su cuenta» o de vivir la fe según la mentalidad individualista, que predomina en la sociedad, corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo, o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él.

Tener fe es apoyarse en la fe de tus hermanos, y que tu fe sirva igualmente de apoyo para la de otros. Os pido, queridos amigos, que améis a la Iglesia, que os ha engendrado en la fe, que os ha ayudado a conocer mejor a Cristo, que os ha hecho descubrir la belleza de su amor. Para el crecimiento de vuestra amistad con Cristo es fundamental reconocer la importancia de vuestra gozosa inserción en las parroquias, comunidades y movimientos, así como la participación en la Eucaristía de cada domingo, la recepción frecuente del sacramento del perdón, y el cultivo de la oración y meditación de la Palabra de Dios.

De esta amistad con Jesús nacerá también el impulso que lleva a dar testimonio de la fe en los más diversos ambientes, incluso allí donde hay rechazo o indiferencia. No se puede encontrar a Cristo y no darlo a conocer a los demás.

Por tanto, no os guardéis a Cristo para vosotros mismos. Comunicad a los demás la alegría de vuestra fe. El mundo necesita el testimonio de vuestra fe, necesita ciertamente a Dios. Pienso que vuestra presencia aquí, jóvenes venidos de los cinco continentes, es una maravillosa prueba de la fecundidad del mandato de Cristo a la Iglesia: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación» (Mc 16,15). También a vosotros os incumbe la extraordinaria tarea de ser discípulos y misioneros de Cristo en otras tierras y países donde hay multitud de jóvenes que aspiran a cosas más grandes y, vislumbrando en sus corazones la posibilidad de valores más auténticos, no se dejan seducir por las falsas promesas de un estilo de vida sin Dios.

Queridos jóvenes, rezo por vosotros con todo el afecto de mi corazón. Os encomiendo a la Virgen María, para que ella os acompañe siempre con su intercesión maternal y os enseñe la fidelidad a la Palabra de Dios. Os pido también que recéis por el Papa, para que, como Sucesor de Pedro, pueda seguir confirmando a sus hermanos en la fe. Que todos en la Iglesia, pastores y fieles, nos acerquemos cada día más al Señor, para que crezcamos en santidad de vida y demos así un testimonio eficaz de que Jesucristo es verdaderamente el Hijo de Dios, el Salvador de todos los hombres y la fuente viva de su esperanza. Amén.


sábado, 20 de agosto de 2011

VIA CRUCIS CON EL SANTO PADRE

Ayer estuvimos allí y fué absolutamente impresionante.
Los textos, escritos por las Hermanas de la Cruz, de Sor Angela, fueron claros, clarísimos en su invitación a acoger la cruz y a salir al encuentro del que sufre.
El ambiente de silencio y respeto de la multitud, conmovía.
Aquí puedes leer el texto completo y sus palabras al final del mismo:

Queridos jóvenes,

Con piedad y fervor hemos celebrado este Vía Crucis, acompañando a Cristo en su Pasión y Muerte. Los comentarios de las Hermanitas de la Cruz, que sirven a los más pobres y menesterosos, nos han facilitado adentrarnos en el misterio de la Cruz gloriosa de Cristo, que contiene la verdadera sabiduría de Dios, la que juzga al mundo y a los que se creen sabios (cf. 1 Co 1,17-19). También nos ha ayudado en este itinerario hacia el Calvario la contemplación de estas extraordinarias imágenes del patrimonio religioso de las diócesis españolas.

Son imágenes donde la fe y el arte se armonizan para llegar al corazón del hombre e invitarle a la conversión. Cuando la mirada de la fe es limpia y auténtica, la belleza se pone a su servicio y es capaz de representar los misterios de nuestra salvación hasta conmovernos profundamente y transformar nuestro corazón, como sucedió a Santa Teresa de Jesús al contemplar una imagen de Cristo muy llagado (cf. Libro de la vida, 9,1).

Mientras avanzábamos con Jesús, hasta llegar a la cima de su entrega en el Calvario, nos venían a la mente las palabras de san Pablo: «Cristo me amó y se entregó por mí» (Gál 2,20). Ante un amor tan desinteresado, llenos de estupor y gratitud, nos preguntamos ahora: ¿Qué haremos nosotros por él? ¿Qué respuesta le daremos? San Juan lo dice claramente: «En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos» (1 Jn 3,16). La pasión de Cristo nos impulsa a cargar sobre nuestros hombros el sufrimiento del mundo, con la certeza de que Dios no es alguien distante o lejano del hombre y sus vicisitudes. Al contrario, se hizo uno de nosotros «para poder compadecer Él mismo con el hombre, de modo muy real, en carne y sangre… Por eso, en cada pena humana ha entrado uno que comparte el sufrir y padecer; de ahí se difunde en cada sufrimiento la con-solatio, el consuelo del amor participado de Dios y así aparece la estrella de la esperanza» (Spe salvi, 39).

Queridos jóvenes, que el amor de Cristo por nosotros aumente vuestra alegría y os aliente a estar cerca de los menos favorecidos. Vosotros, que sois muy sensibles a la idea de compartir la vida con los demás, no paséis de largo ante el sufrimiento humano, donde Dios os espera para que entreguéis lo mejor de vosotros mismos: vuestra capacidad de amar y de compadecer. Las diversas formas de sufrimiento que, a lo largo del Vía Crucis, han desfilado ante nuestros ojos son llamadas del Señor para edificar nuestras vidas siguiendo sus huellas y hacer de nosotros signos de su consuelo y salvación.

«Sufrir con el otro, por los otros, sufrir por amor de la verdad y de la justicia; sufrir a causa del amor y con el fin de convertirse en una persona que ama realmente, son elementos fundamentales de la humanidad, cuya pérdida destruiría al hombre mismo» (ibid.).

Que sepamos acoger estas lecciones y llevarlas a la práctica. Miremos para ello a Cristo, colgado en el áspero madero, y pidámosle que nos enseñe esta sabiduría misteriosa de la cruz, gracias a la cual el hombre vive. La cruz no fue el desenlace de un fracaso, sino el modo de expresar la entrega amorosa que llega hasta la donación más inmensa de la propia vida. El Padre quiso amar a los hombres en el abrazo de su Hijo crucificado por amor. La cruz en su forma y significado representa ese amor del Padre y de Cristo a los hombres. En ella reconocemos el icono del amor supremo, en donde aprendemos a amar lo que Dios ama y como Él lo hace: esta es la Buena Noticia que devuelve la esperanza al mundo.

Volvamos ahora nuestros ojos a la Virgen María, que en el Calvario nos fue entregada como Madre, y supliquémosle que nos sostenga con su amorosa protección en el camino de la vida, en particular cuando pasemos por la noche del dolor, para que alcancemos a mantenernos como Ella firmes al pie de la cruz
VIA CRUCIS JMJ

jueves, 18 de agosto de 2011

¡¡BIENVENIDO!!


Bienvenido Benedicto XVI: TU ES PETRUS.

miércoles, 17 de agosto de 2011

¡¡HA SIDO UNA LLUVIA DE GRACIA!!

Ya han terminado los días en las Diócesis. Nuestra Parroquia ha vivido cinco días de auténtica lluvia de gracia para todos. Hemos orado, cantado, celebrado, bailado, hemos hecho turismo, hemos compartido lo más grande que tenemos: nuestra FE.
Los testimonios son todos coincidentes: ha sido una auténtica bendición para las familias de acogida y para los chicos que nos han visitado.
Ahora ya se ha iniciado la Jornada Mundial de la Juventud. Ellos desde Madrid, nos envían mensajes de recuerdo para todos y nos siguen pidiendo oraciones por los frutos de esta Jornada en sus vidas.
Iremos publicando mensajes de las familias de acogida y de los hermanos de Brasil, Australia y Venezuela.
¡¡Alabado sea Jesucristo!!

sábado, 13 de agosto de 2011

SOMOS MÁS

viernes, 12 de agosto de 2011

YA ESTÁN ENTRE NOSOTROS

Jóvenes de Venezuela y Brasil ya viven con las familias sonsecanas de acogida.
Los jóvenes brasileños llegaron el martes y ayer lo hicieron los procedentes de Venezuela.
Hoy llegarán los jóvenes australianos.
Los esperamos con gran alegría y corazón abierto.
Está siendo toda una experiencia vivir la fe con hermanos que hace unos días eran extraños, pero que hoy ya son de "Esta Casa".
Os invitamos a participar esta mañana en los laudes, que serán a las 9.30. A continuación catequesis sobre nuestro retablo parroquial y luego Exposición del Santísimo, con Adoración y preparación para confesiones.
Por la tarde, recibiremos a nuestros hermanos australianos y a las siete, nos reuniremos todos en la plaza de la Virgen para celebrar Misa de Campaña, con la imágen de Ntra. Sra. de los Remedios.
Vamos a participar todos de esta fiesta de Juventud y Fé.
Para quienes nos leéis de fuera, uniros a nosotros en oración, que es tan necesaria para que todo esto de el fruto que el Señor quiere.

jueves, 11 de agosto de 2011

D. BRAULIO HABLA SOBRE LOS CRÍTICOS CON LA JMJ

Ya tenemos aquí a los peregrinos Brasileños que llenaron de alegría nuestra celebración de ayer.
Hoy llegarán, si Dios quiere, los procedentes de Venezuela.
D. Braulio ha hablado en una entrevista sobre la JMJ y sobre aquellos que la critican.

El arzobispo de Toledo y primado de España, Braulio Rodríguez, ha advertido hoy de que "estamos haciendo el ridículo mundial" con las críticas que está recibiendo la organización de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) y ha abogado por que "no seamos paletos".
A preguntas de los periodistas sobre estas críticas, Rodríguez ha dicho que ha estado en bastantes eventos de este tipo en todas las partes del mundo y en ninguna parte ha visto lo que está pasando en España.
Ha asegurado que no es verdad que la financiación de la JMJ sea pública, pero ha matizado que en el caso que lo fuera, "hay que decir que los católicos, que pagamos impuestos igual que todos los demás, somos inmensa mayoría en España".
Rodríguez ha lamentado que cuando hay toda una serie de problemas de paro y muchas familias que no tienen ningún recurso "parece que eso lo tiene que arreglar el papa no viniendo a la Jornada Mundial de la Juventud o queriendo de algún modo decirle al papa que él es el culpable de todas las cosas que suceden en España".
"Por qué van a tener más razón los librepensadores que otros"
En este sentido, ha sentenciado: "Que a uno no le guste la Jornada Mundial ni le guste el Papa, pues muy bien, pero no insulte usted y no diga cosas que no son verdad".
"Indignado"
Según el arzobispo primado "lo que no se puede es, porque no se esté de acuerdo con la forma en la que se han organizado las Jornadas Mundiales, deducir que todos los problemas se resolverían si no se abrieran los colegios a los miles de jóvenes que van a venir de todo el mundo".

"Que a uno no le guste la Jornada Mundial ni le guste el Papa, pues muy bien, pero no insulte usted"
"Eso es tan absolutamente desmesurado, tan realmente ridículo, que yo no puedo estar si no en el fondo indignado", ha indicado.
Sobre los ateos, ha sentenciado: "Por qué van a tener más razón los librepensadores, los ateos, los de las alternativas laicas que otros", se ha preguntado, a la vez que ha recordado que "estamos en un país libre y tenemos todos que cumplir una Constitución y no creo que nos hayamos salido de ella".
Asimismo, ha precisado que otros "tampoco han pedido permisos para hacer toda una serie de cosas que a los demás nos pueden molestar y sin embargo lo aceptamos como cosas normales de una vida social, donde todos estamos intentando resolver los problemas".
En este contexto, se ha mostrado partidario de "dialogar sobre una base real" y ha puntualizad que los obispos "no somos toda la Iglesia y lo que hay detrás o delante es una realidad muy profunda, con fallos, con pecados -quién no los tiene-, pero que ha dado muestras de una solidaridad que ya me gustaría a mí que muchos de los que van a protestar ese día lo fueran".

Publicado en ReL

miércoles, 10 de agosto de 2011

DATOS DE LAS JMJ

Cerca de 17 millones de jóvenes de todo el mundo han acudido a los encuentros internacionales con el Papa, que se remontan a 1984, año en el que se celebró en la Ciudad del Vaticano el ´Jubileo de la Redención´. En Madrid se espera un millón y medio de asistentes.


De las 25 Jornadas de la historia, una decena se han celebrado en distintos lugares del mundo --Buenos Aires (Argentina), Santiago de Compostela (España), Czestochowa (Polonia), Denver (Estados Unidos), Manila (Filipinas), París (Francia), Roma (Italia), Toronto (Canadá), Colonia (Alemania) y Sidney (Australia)--, y es la de Manila la que alcanza el récord de asistencia, con cinco millones de jóvenes.


Según los datos recopilados por Europa Press, a la capital filipina le sigue Roma, con 3 millones de asistentes; Colonia, 2,5 millones; Czestochowa (1,6 millones), París (1,2 millones), Buenos Aires (1 millón); Toronto (800.000); Denver (500.000); Santiago de Compostela (400.000); y Sidney (300.000).


La historia de la JMJ se remonta al Domingo de Ramos de 1984, cuando el Papa Juan Pablo II convocó a los jóvenes de todo el mundo a asistir a la Ciudad del Vaticano para celebrar el Año Jubileo de la Redención. A este acto acudieron unos 300.000 jóvenes.


Un año más tarde, y con motivo del Año Internacional de la Juventud, declarado por Naciones Unidas, el ahora beato Juan Pablo II volvió a invitar a los jóvenes al Vaticano y fue en aquel encuentro donde anunció la creación de las jornadas mundiales de la juventud.


En la primera JMJ, Juan Pablo II escribió una carta a todos los jóvenes del mundo en la que les pedía que estuvieran "siempre prestos a testimoniar la esperanza (que estaba en ellos)". A partir de este momento, se instaura la celebración anual de la JMJ, que se realiza en cada diócesis el Domingo de Ramos, aunque la ceremonia principal, que es la que se sigue en todo el mundo, es la Misa que el Papa celebra en la Plaza de San Pedro ese día.


Asimismo, cada dos o tres años, la JMJ se conmemora fuera del Vaticano. Cada encuentro internacional tiene como lema una frase de la Biblia y todos cuentan, además, con un himno. Ambos invitan a los jóvenes a reflexionar sobre el Evangelio y los aspectos que el Papa quiere resaltar en el encuentro.


De esta manera, en 1987 un millón de personas fueron convocadas por el Papa Juan Pablo II en Buenos Aires para "construir una sociedad mejor" y el himno de esta jornada, que se titulaba ´Un nuevo sol´, tenía como objetivo destacar que el amor era el único camino para construir una nueva civilización.


La siguiente Jornada Mundial de la Juventud se celebró dos años más tarde, en 1989, en Santiago de Compostela, donde se juntaron miles de jóvenes peregrinos. Este encuentro internacional fue ampliado con tres días de catequesis antes de la celebración final, que tuvo lugar en el Monte del Gozo. El tema elegido por el Pontífice se basó en la frase de San Juan "Yo soy el camino, la verdad y la vida".


La siguiente parada tuvo lugar en 1991 en la ciudad polaca de Czestochowa, que representó la primera cita de Juan Pablo II con millares de jóvenes en un país de la Europa del Este. Para esta ocasión, eligió la frase de San Pablo a los romanos "habéis recibido un espíritu de hijos". Además, el himno ´Abba padre´ contemplaba la relación de cada persona con Dios, como padre.


A Denver acudió en 1993 medio millón de jóvenes, convocados tras las Montañas Rocosas, bajo la cita de San Juan "Yo vine para dar vida en abundancia". Fue en este encuentro donde Juan Pablo II instauró el ´via crucis´, que es el recorrido de las diferentes momentos vividos por Jesucristo desde que fue aprehendido hasta su sepultura.


La JMJ de 1995 se celebró en Manila, la más multitudinaria de la historia con cinco millones de asistentes. Para esta ocasión, el lema se basó en la cita del Evangelio de San Juan "Tal y como el Padre me envió, yo os envío a vosotros" y el himno se tituló ´Cuéntale al mundo de su amor´.


París fue la capital elegida en 1997 para festejar la doceava Jornada Mundial de la Juventud, bajo la frase, también de San Juan, "Maestro, ¿dónde vives? Ven y verás". Allí, Juan Pablo II dijo al millón de jóvenes reunidos en el Hipódromo de Longchamp: "vuestro camino no se detiene aquí. El tiempo no se para hoy".


Dos años más tarde, en 2000, coincidiendo con el Jubileo, tres millones de jóvenes de todo el mundo acudieron a la llamada del Papa a Roma, que para la ocasión eligió la frase bíblica "El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros". El himno, ´Emmanuel´ es el más conocido de todos los compuestos para la JMJ.


El encuentro en la ciudad canadiense de Toronto en 2002 fue el último en el que participó Juan Pablo II, ya que falleció en abril de 2005, justo antes de celebrarse el de Colonia. "Ustedes son la sal de la Tierra... son la luz para el Mundo" fue la frase de San Mateo para la ocasión.


La Jornada Mundial de Colonia fue la primera en la que participó el Papa Benedicto XVI y acudieron más de dos millones de jóvenes con la cita de San Mateo "Hemos venido a adorarle", referida al capítulo de la Adoración de los Reyes Magos, cuyas reliquias precisamente están custodiadas en esa ciudad.


La ciudad australiana de Sidney, en 2008, representa el último encuentro internacional anterior al de Madrid y reunió al menor número de participantes de la historia de la JMJ (300.000). El tema sobre el que giró esta cita fue el Espíritu Santo.



martes, 9 de agosto de 2011

CENTINELAS DE LA AURORA

VAMOS ENSAYÁNDOLA, PORQUE EN ESTOS DIAS, LA VAMOS A CANTAR MUCHO...

lunes, 8 de agosto de 2011

AGENDA DEL PAPA EN MADRID

Para que veas todo lo que va  a hacer y te apuntes a lo que quieras.

Agenda del Santo Padre Benedicto XVI
JUEVES, 18 de agosto de 2011
Roma
09:30Salida del aeropuerto de Roma Ciampino
Madrid
12:00 Llegada al aeropuerto internacional de Madrid-Barajas  Ceremonia de bienvenida en el aeropuerto internacional de Madrid-Barajas. Discurso del Santo Padre.19:15Cruza la Puerta de Alcalá en la Plaza de la Independencia con algunos jóvenes.19:30 Fiesta de bienvenida de los jóvenes en Plaza Cibeles de Madrid. Discurso del Santo Padre.

VIERNES, 19 de agosto de 2011
07:30Santa Misa en privado en la Capilla de la Nunciatura Apostólica de Madrid.10.00Visita de cortesía a Sus Majestades los Reyes de España en el Palacio de la Zarzuela de Madrid.
San Lorenzo de El Escorial
11:30Encuentro con religiosas jóvenes en el Patio de los Reyes de El Escorial. Saludo del Santo Padre.12:00Encuentro con profesores universitarios jóvenes en la Basílica de San Lorenzo de El Escorial. Discurso del Santo Padre.
Madrid
13:45Comida con jóvenes en el salón de los embajadores en la Nunciatura Apostólica de Madrid.17:30Encuentro oficial con el presidente del gobierno en la Nunciatura Apostólica de Madrid. 19:30Via Crucis con los jóvenes en Plaza Cibeles. Discurso del Santo Padre

SÁBADO, 20 de agosto de 2011
09:00Confesión de algunos jóvenes en los Jardines del Buen Retiro de Madrid.10:00Santa Misa con seminaristas en la catedral de Santa María la Real de la Almudena. Homilía del Santo Padre.12:45Comida con los Cardenales de España, los Obispos de la Provincia de Madrid, Obispos Auxiliares de Madrid y el Sequito Papal en la Residencia del Cardenal Arzobispo de Madrid.17:00 Encuentro con el Comité Organizador Local de la XXVI JMJ en la Nunciatura Apóstolica de Madrid.19:40Visita a la Fundación Instituto San José de Madrid. Discurso del Santo Padre.20:30Vigilia de oración con los jóvenes en el aeródromo Cuatro Vientos de Madrid. Discurso del Santo Padre.

DOMINGO, 21 de agosto de 2011
9:30Santa Misa de clausura de la XXVI Jornada Mundial de la Juventud en el aeródromo Cuatro Vientos de Madrid. Homilía del Santo Padre.Rezo del Ángelus en el aeródromo Cuatro Vientos. Palabras del Santo Padre.12:45 Comida con los Cardenales de España y el Sequito Papal en la Nunciatura Apostólica de Madrid.17:00Despedida de la Nunciatura Apostólica de Madrid.17:30Encuentro con los Voluntarios en el pabellón 9 de la Feria de Madrid - IFEMA. Discurso del Santo Padre.18:30 Ceremonia de despedida el aeropuerto internacional de Madrid-Barajas. Discurso del Santo Padre.19:00Despegue del avión.
Roma
21:30Llegada al aeropuerto de Roma Ciampino

sábado, 6 de agosto de 2011

EVANGELIO DEL PRÓXIMO DOMINGO

Evangelio
Después que se sació la gente, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla mientras él despedía a la gente. Y después de despedir a la gente subió al monte a solas para orar. Llegada la noche estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. A la cuarta vela de la noche, se les acercó Jesús andando sobre el mar. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, diciendo que era un fantasma. Jesús les dijo enseguida: «¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!» Pedro le contestó: «Señor, si eres tú, mándame ir a ti sobre el agua». Él le dijo: «Ven». Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús.; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: «¡Señor, sálvame!” Enseguida Jesús extendió la mano, le agarró y le dijo: «¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?» En cuanto subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante Él diciendo: «Realmente eres Hijo de Dios».
Mt 14, 22-33
 
Mientras leemos este Evangelio, no pasemos por alto un detalle: Jesús no va en la barca, pero está pendiente de ella. Y no va, porque está en otro menester: se queda para despedir a la gente y para rezar; es decir, tiene que cuidar las relaciones humanas y divinas. Mientras Él hace eso, la barca se adentra en el lago y se hace de noche. Todos esos detalles, y los de después, los cuenta Mateo, al parecer, teniendo ya en cuenta la aún corta, pero intensa, experiencia de la Iglesia, pues ya han sucedido acontecimientos difíciles que la han puesto a prueba: el martirio de Esteban y de Santiago en Jerusalén, y quizás también de Pedro y Pablo en Roma; se ha desatado una gran tempestad y toca interpretar todo eso a la luz de las enseñanzas de Jesús. Pues bien, si Mateo pudo hacerlo, también nosotros lo haremos con él. Interpretaremos nuestra travesía por el mar del mundo a la luz de este relato. También nosotros tenemos derecho a situar nuestra experiencia cristiana en ese mar en el que Jesús, como hizo con los apóstoles, nos pide que naveguemos. El mar del mundo es el lugar de nuestras faenas. Es en él donde cada uno, y siempre en la barca de la Iglesia, compartimos la fe y la ofrecemos, en nombre de Jesús, a las gentes que vamos encontrando en las orillas a las que la barca nos lleva.
Es evidente que las rutas por las que hoy navega la barca de la Iglesia no son en absoluto fáciles y tranquilas. Al contrario, siempre, de un modo u otro, se va encontrando con un viento contrario que produce un fuerte oleaje, que la sacude, a veces incluso con violencia, y la pone en peligro. Los ataques externos, los más directos y los más sutiles, la castigan; y las infidelidades internas la debilitan y la ponen a la deriva. Y por el miedo, también hoy se confunde a Jesús con un fantasma y se olvida de que Él está siempre pendiente de la barca. Muchos, en este mar revuelto, interpretan a Jesús a imagen de sus fantasías. Olvidan que en los tiempos difíciles, en los que hay tantos vientos contrarios, es necesario apoyarse firmemente en el Señor, pues sólo Él nos fortalece ante las dificultades: Ánimo, soy yo, no tengáis miedo.
áen no perder nunca de vista que ha sido el Señor quien nos ha mandado subir a la barca y navegar, el que se acerca a nosotros cuando estemos en peligro, el que nos dice Ven y nos invita a caminar sobre las aguas como a Pedro, y también el que nos reprocha nuestra poca fe, tras haber tenido que salvarnos del hundimiento y de la duda. En todo momento, nuestra fe ha de fortalecerse con una identificación personal de Jesús. Y eso sólo sucede si le conocemos en la fe común de la Iglesia, que, por cierto, no ha cambiado nunca, desde que los de la barca, postrándose ante el Señor, le dijeron: Realmente eres Hijo de Dios. Cuanto más sólida, íntima y cierta sea esta confesión, más profunda será nuestra fe, y también será más fecunda en el amor al Señor y a los hermanos.
+ Amadeo Rodríguez Magro
obispo de Plasencia

viernes, 5 de agosto de 2011

JMJ ¡¡QUÉ POCO QUEDA!!

ESTE VÍDELO LO HAN PREPARADO EN EL CEU: ABUELOS, PADRES, NIETOS JUNTO AL PAPA.



jueves, 4 de agosto de 2011

FUNERAL POR D. CASIMIRO RIVERA EUSEBIO

Hoy es Jueves Sacerdotal. Habrá exposición del Santísimo en la Parroquia a las 19:30.
A continuación se oficiará un funeral por el alma de D. Casimiro Rivera Eusebio, que fué párroco de esta Parroquia y que murió mártir en un día como hoy hace setenta y cinco años.
Aquí encontraremos un resúmen de su biografía:

En marzo de 2005, en las entregas 20 a 23 de esta sección de Padrenuestro, presentábamos a los miembros de Acción Católica que fueron martirizados en Sonseca el 20 de octubre de 1936: se trataba de los Siervos de Dios Francisco Sánchez Ruiz, Luis Pérez, Juan García-Pulgar, Eugenio Perezagua y Emiliano Rojas. Ahora, tanto tiempo después, es el turno del numeroso grupo de sacerdotes.
Casimiro nació en Mondéjar (Guadalajara) el 4 de marzo de 1895. Sus padres se llamaban Juan y Manuela. Diez días después recibió las aguas bautismales en la parroquia de Santa María Magdalena de Mondéjar. Tenía seis hermanos (Jacinta, Nicolasa, Concepción, Dolores, Ricardo e Isidoro). En el Seminario de Toledo cursó los estudios eclesiásticos (por aquel entonces esos pueblos pertenecían a la Archidiócesis de Toledo). Se ordenó sacerdote el 16 de marzo de 1918. El 1 de abril cantó misa en la parroquia de su pueblo natal, siendo los padrinos de la celebración su tío sacerdote don Leoncio Eusebio, y el párroco de San José de Madrid, Donato Giménez. Se doctoró en la Sagrada Facultad de Teología, en la Universidad Pontificia de Toledo.
Puedes seguir leyendo AQUÍ

miércoles, 3 de agosto de 2011

SACERDOTES: REGALO DE DIOS PARA EL MUNDO

DISFRUTA DE ESTE VÍDEO Y ORA POR ELLOS


martes, 2 de agosto de 2011

LA SERENIDAD

La mayoría de las personas, excepto "algunos perfectos", soñamos mucho más de lo que hacemos. En el fondo, nos da miedo el compromiso. No estamos seguros de nuestras fuerzas...Juan XXIII una persona muy humana, entendió que la solución es ir paso a paso, día a día. Si aseguramos a cada día su compromiso, recorreremos un largo camino sin darnos apenas cuenta. Él lo expresó en este:

DECÁLOGO DE LA SERENIDAD



1.- Únicamente HOY trataré de vivir exclusivamente este día, sin querer resolver el problema de mi vida de una sola vez.

2.- Únicamente HOY pondré toda la atención en mi aspecto educado, no criticaré a nadie y no querré mejorar o poner en vereda a nadie. Solamente a mí mismo.

3.- Únicamente HOY seré feliz con la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino también en este.

4.- Únicamente HOY me adaptaré a las circunstancias y no pretenderé que las circunstancias se adapten a mis deseos.

5.- Únicamente HOY dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura, recordando que, así como el alimento es necesario para la vida corporal, también la buena lectura es necesaria para la vida del alma.

6.- Únicamente HOY haré una buena acción y no se lo diré a nadie.

7.- Únicamente HOY haré una cosa que no me gusta hacer, y si me siento ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se dé cuenta.

8.- Únicamente HOY me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpla totalmente; sin embargo lo redactaré. Y huiré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.

9.- Únicamente HOY creeré firmemente - aunque las circunstancias demuestren lo contrario - que la buena providencia de Dios se ocupa de mí, como si en el mundo no hubiera nadie más.

10.- Únicamente HOY no tendré miedo, sobre todo no tendré miedo de disfrutar de lo que es bello y de creer en la bondad.
 
Tomado del Blog De todos los días

lunes, 1 de agosto de 2011

TAL COMO ERES


Ámame tal y como eres.

Yo conozco tu miseria, los combates y

las tribulaciones de tu alma; la debilidad y

las enfermedades de tu cuerpo; Conozco

tu cobardía, tus pecados; tus flaquezas y

te digo sin embargo: “Dame tu corazón,

ámame como eres”. Si esperas a ser un

ángel para librarte al amor, no me

amarás nunca. Incluso, si vuelves a caer

a menudo en esas faltas que tu quisieras

no conocer; incluso si eres cobarde en la

práctica de la virtud, no te permito que no

me ames: ámame cono eres.

A cada instante, y en cada situación en la

que te encuentres, en el fervor o en la

sequedad, en la fidelidad o en la

infidelidad. Ámame tal como eres.

Yo amo, el amor de tu corazón indigente;

si para amarme esperas a ser perfecto,

no me amarás nunca. ¿No podría yo

haber hecho de cada grano de arena un

serafín radiante de pureza, de nobleza y

de amor?. ¿No podría yo con un solo

gesto de mi voluntad hacer surgir de la

nada miles de santos, mil veces más

perfectos y más amantes que lo que he

creado? ¿No soy yo el Todo Poderoso?.

¡Y si me agrada dejar en la nada esos

seres maravillosos y preferir tu pobre

corazón al de ellos!

Hijo mío, déjame amarte; yo quiero tu

corazón.

Yo pienso formarte, pero mientras tanto,

yo te amo como eres.

Y yo deseo que tu hagas lo mismo: yo

deseo ver subir desde el fondo de tu

miseria el amor. Yo amo en ti hasta tu

debilidad.

Amo el amor de los pobres. Quiero que

de la indigencia, suba constantemente

este grito: Señor, os amo. ... es el cantar

de tu corazón el que me interesa.

¿Necesito tu sabiduría y tus talentos? No

son virtudes lo que yo te pido. Y si yo te

las diera, tú eres tan pobre que pronto tu

amor propio se mezclaría: no te

preocupes por eso. Yo podría haberte

destinado a grandes cosas. Pero no; tú

serás el servidor inútil. Yo te cogeré

incluso lo poco que tienes, pues yo te he

creado por amor. ¡Ama!

El amor te hará hacer el resto sin que tú

sepas cómo; no busques nada más que

llenar el momento presente de tu amor.

Hoy me tienes a la puerta de tu corazón

como un mendigo. Yo el Señor de

señores. Llamo y espero. Date prisa en

abrirme. No alegues tu miseria ni tu

indigencia. SI la conocieras totalmente

morirías de dolor.

Lo único que puede herir mi corazón, es

verte dudar y que perdieras la confianza.

Quiero que tú pienses en mí cada

instante del día o de la noche. Yo no

quiero que tú realices la acción por

insignificante que sea por otro motivo que

el amor. Yo te daré el amar más allá de lo

que hayas podido soñar.

Pero recuerda: ¡ámame, tal y como eres!

No esperes a ser un santo para AMARME.