lunes, 28 de febrero de 2011

PINCELADAS SOBRE "DE DIOSES Y HOMBRES"

Comunidad de Sta. M. del Atlas, días antes del martirio
Ayer vimos la película en Orgaz y a modo de reflexión, compartimos ésta que nos ha llegado de una religiosa que ya había visto la película.

A modo de pinceladas: Lo que me queda y ayuda



Después de ver la Película siento bueno volver sobre la misma y destacar aquellos aspectos que me ayudan para la reflexión y para la vida personal y comunitaria.


 EL TITULO: “DE DIOSES Y HOMBRES” me resulta muy sugerente. Sintetiza muy bien la trama en que discurre la película. De los protagonistas me llega su ser hombres de carne y hueso, que viven la experiencia de la debilidad humana, con su propio carácter, sus limitaciones, la lucha interior, dudas, miedos, la tentación de abandonar, de huir ante el peligro; así como el proceso de cambio interior que se va dando a partir de la oración, la ayuda mutua, el discernimiento personal y comunitario. De hombres y Dioses, no solo el Dios de los cristianos y el de los musulmanes sino también en cada monje, en los que vive ese doble aspecto de fortaleza y debilidad, ese sentirse frágiles y a la vez fuertes en su debilidad, arraigados en Jesucristo a quien han entregado su vida para los demás desde su consagración. Tal como aparece en la conversación entre el Superior y el más reticente a quedarse: “Tu vida, que temes perder, ya la has entregado, no te pertenece”.


1. Desde el punto de vista eclesial y/o de vida consagrada veo en esta comunidad un ejemplo de vida monástica viva, actual, renovada, encarnada:


• Comunidad de trapenses que, sin dejar de ser lo que son – contemplativos, de clausura – viven una misión de presencia comunitaria admirable en medio de una cultura totalmente diferente, la musulmana. Una inserción evangelizadora desde lo que son - subrayando más - en su estilo de vida y de acción - el aspecto contemplativo, de oración para la vida y la misión, que el de la clausura, como expresión de ruptura con el mundo. Viven encarnados en la realidad, metidos en el mundo como fermento, como levadura en la masa, como sal disuelta para dar sabor a lo que toca.


• El diálogo inter-religioso - tema de tanta actualidad , lo realizan en la vida misma, en lo cotidiano. Asisten, como uno más, a las celebraciones musulmanas que se les invita, escuchan, aconsejan, ayudan sin prejuicios religiosos; sobre la misma mesa de trabajo, la Biblia y el Corán, junto a otros libros de consulta y estudio.


2. Desde el punto de vista de vida personal y comunitaria son para mí ejemplo vivo y espejo donde mirarse:


• Relaciones humanas profundas, maduras, donde libremente pueden expresar no sólo lo que piensan sus diferentes posturas a la hora de ver las cosas, sino también la expresión de los sentimientos más hondos, negativos y positivos, que cada uno vive: duda, miedo, temor; y también apoyo, respeto, libertad, ayuda…


• Profunda comunión hecha de ayuda mutua y de respeto al momento vital de cada uno. Nada de lo que vive el otro les era indiferente sino que les afecta a todos. El amor verdadero “duele”.


• Saben disculpar las reacciones desproporcionadas, los malos modales, los encontronazos. Así lo expresa uno de ellos cuando su compañero se marcha de malas formas diciendo: “Vete a la ….” A lo que el otro responde: “Le entiendo; está cansado”


• El discernimiento que diariamente viven – tanto a nivel personal como comunitario- (se ve claramente el cambio interior que cada uno va haciendo desde la duda a permanecer o marcharse, pasando por la inseguridad, el rechazo, el miedo a la muerte, hasta llegar a la aceptación del posible martirio). ¡Qué bien se perciben las actitudes propias del proceso mismo en un discernimiento comunitario!:


*Escucharse uno a otro en silencio acogedor..


*Valorar lo que cada uno vive sin comentarios…


*Saber esperar el tiempo que sea necesario…


*Llevar el tema de discernimiento a la oración…


*Volver a reunirse las veces que necesiten para expresarse en libertad…


*Escucharse de nuevo antes de tomar ninguna decisión.


• Asumen la vida tal como va viniendo en el hoy de la propia existencia - personal y comunitaria - afrontando juntos el destino común: Entregar día a día su vida al Señor cerca y a favor de aquellos entre los que viven y con quienes conviven.


3.- A nivel de montaje…de efectos:


• El director -Xavier Beauvois – utiliza y resalta especialmente el “choque”, el contraste, el impacto que produce el pasar bruscamente del silencio de la oración, la calma, la belleza de la melodía en el canto de los monjes, el sosiego, la paz interior y del ambiente dentro del monasterio, de la capilla, del comedor, con el ruido estridente del exterior, gritos, violencia, los motores de los coches, los camiones, el helicóptero….Da pie para preguntarse: ¿Realmente quienes son los “fuertes”, quien es el que gana de verdad?. Llamada a entrar en la sabiduría del “perder” para “ganar” que nos indica Jesús con su enseñanza y con su vida.


• Destaca la fuerza de los gestos, de los sentimientos, más allá de las palabras (muchos diálogos sin apenas palabras), la fuerza de la mirada personal de cada uno a cada otro, la sonrisa, el gesto de asentimiento con la cabeza, que ayudan a despertar los sentimientos más hondos y facilita el poder compartirlos


• Especialmente elocuente sin palabras la escena de la última cena: Juntos bebiendo de la “copa” el vino, que saborean lentamente, como queriendo encajar, asumir, aceptar el ¿podéis beber el cáliz’. Mirada prolongada de cada uno hacia todos, lágrimas silenciosas, junto a la sonrisa que deja transparentar la paz que viven en medio del dolor; la serenidad, la aceptación, la comunión, la fortaleza, el ¡Estamos dispuestos! ¡Hágase tu voluntad!.


4.- El papel tan importante del prior, Christian


• Acompañamiento y seguimiento personal que tiene con todos y cada uno de ellos teniendo en cuenta el momento, su situación vital.


• Escenas en las que se le ve buscando el silencio, la soledad, la oración, el encuentro con Dios en la naturaleza…espejo de la grandeza de Dios.


• Preciosa y emotiva la escena en la que contempla la grandiosidad, altura de los árboles, la robustez de su tronco mientras lo toca. Su caminar abriéndose paso entre el rebaño de ovejas… Evoca al Buen Pastor.


• Sentado en la piedra contemplando la inmensidad del lago, la expresión de su rostro, su mirada hacia el infinito y hacia dentro, cerrando los ojos expresa la fuerza de sus sentimientos.


• ¡Todo un simbolismo del mensaje que nos quiere transmitir! En tiempos recios, en tiempo de dificultad y de discernimiento, tenemos que - como el árbol – permanecer bien enraizados en Cristo y experimentar su fuerza en nuestra debilidad, que nos permita afrontar la dureza de la vida, para poder ser, a la vez, Buen Pastor del rebaño confiado.


F.M. p.m.


1 comentario:

Anónimo dijo...

OS ESCRIBO EL TESTAMENTO REAL DEL PRIOR... SIN PALABRAS!! MARTA

Cuando un A-Dios se vislumbra... Si me sucediera un día --y ese día podría ser hoy--


ser víctima del terrorismo que parece querer abarcar en este momento


a todos los extranjeros que viven en Argelia, yo quisiera que mi comunidad, mi Iglesia, mi familia,


recuerden que mi vida estaba ENTREGADA a Dios y a este país.


Que ellos acepten que el Único Maestro de toda vida no podría permanecer ajeno a esta partida brutal.

Que recen por mí. ¿Cómo podría yo ser hallado digno de tal ofrenda?

Que sepan asociar esta muerte a tantas otras tan violentas y abandonadas en la indiferencia del anonimato. Mi vida no tiene más valor que otra vida. Tampoco tiene menos.


En todo caso, no tiene la inocencia de la infancia.


He vivido bastante como para saberme cómplice del mal que parece, desgraciadamente, prevalecer en el mundo, inclusive del que podría golpearme ciegamente.

Desearía, llegado el momento, tener ese instante de lucidez que me permita pedir el perdón de Dios

y el de mis hermanos los hombres, y perdonar, al mismo tiempo, de todo corazón, a quien me hubiera herido.

Yo no podría desear una muerte semejante. Me parece importante proclamarlo.


En efecto, no veo cómo podría alegrarme

que este pueblo al que yo amo sea acusado, sin distinción, de mi asesinato.


Sería pagar muy caro lo que se llamará, quizás, la "gracia del martirio" debérsela a un argelino, quienquiera que sea, sobre todo si él dice actuar en fidelidad a lo que él cree ser el Islam.


Conozco el desprecio con que se ha podido rodear a los argelinos tomados globalmente.

Conozco también las caricaturas del Islam fomentadas por un cierto islamismo.


Es demasiado fácil creerse con la conciencia tranquila identificando este camino religioso con los integrismos de sus extremistas.


Argelia y el Islam, para mí son otra cosa, es un cuerpo y un alma.


Lo he proclamado bastante, creo, conociendo bien todo lo que de ellos he recibido, encontrando muy a menudo en ellos el hilo conductor del Evangelio que aprendí sobre las rodillas de mi madre, mi primerísima Iglesia, precisamente en Argelia y, ya desde entonces, en el respeto de los creyentes musulmanes.

Mi muerte, evidentemente, parecerá dar la razón a los que me han tratado, a la ligera, de ingenuo o de idealista: "¡qué diga ahora lo que piensa de esto!"


Pero estos tienen que saber que por fin será liberada mi más punzante curiosidad.


Entonces podré, si Dios así lo quiere, hundir mi mirada en la del Padre para contemplar con El a Sus hijos del Islam tal como El los ve, enteramente iluminados por la gloria de Cristo,

frutos de Su Pasión, inundados por el Don del Espíritu, cuyo gozo secreto será siempre, el de establecer la comunión y restablecer la semejanza, jugando con las diferencias.

Por esta vida perdida, totalmente mía y totalmente de ellos, doy gracias a Dios que parece haberla querido enteramente para este GOZO, contra y a pesar de todo.

En este GRACIAS en el que está todo dicho, de ahora en más, sobre mi vida, yo os incluyo, por supuesto, amigos de ayer y de hoy, y a vosotros, amigos de aquí, junto a mi madre y mi padre, mis hermanas y hermanos y los suyos, ¡el céntuplo concedido, como fue prometido!


Y a ti también, amigo del último instante, que no habrás sabido lo que hacías.

Sí, para ti también quiero este GRACIAS, y este "A-DIOS" en cuyo rostro te contemplo.

Y que nos sea concedido rencontrarnos como ladrones felices

en el paraíso, si así lo quiere Dios, Padre nuestro, tuyo y mío.

¡AMEN! IM JALLAH!

Argel, 1 de diciembre de 1993

Tibhirine, 1 de enero de 1994

Christian.+