viernes, 30 de noviembre de 2012

SÓLO POR HOY


 


El querido Papa Beato Juan XXIII se hizo famoso por la serenidad, naturalidad y alegría con que sabía pasar la vida, conforme a su lema "Obediencia y paz". Una paz que no perdía nunca porque sabía que estaba haciendo la voluntad de Dios.

Pero no todo era fruto de un temperamento tranquilo, sino consecuencia de una gran virtud con la cual dominaba todos los acontecimientos del día.

Y esto lo consiguió con un plan de vida que se trazó en su "Decálogo de la serenidad", bajo el lema de "Sólo por hoy". ¿Qué quiso decir con este
Sólo por hoy?... Vale la pena escuchar sus mismas palabras:

* "Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi vida todo de una vez.

"Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto: cortés en mis maneras; no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar a nadie, sino a mí mismo.

"Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino en éste también.

"Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten todas a mis deseos.

"Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura, recordando que, igual que el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.

"Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.

"Sólo por hoy haré por lo menos una obra que no deseo hacer; y si me sintiera ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.

"Sólo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré. Y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.

"Sólo por hoy creeré firmemente —aunque las circunstancias demuestren lo contrario— que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie más existiera en el mundo.

"Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad".

¿Qué? Una vez leído o escuchado esto, ¿le damos o no le damos la razón al bueno del Papa Juan?... Él acababa su escrito, diciendo:

- Puedo hacer el bien durante doce horas. Lo que me descorazonaría es si pensase que lo tengo que hacer durante toda mi vida.

Y otra cosa. ¿Pensamos que el Papa Juan fue original del todo al trazarse este plan de vida? Pues..., no.

Porque todo esto ya nos lo había dicho Jesús en el Evangelio con una norma muy prudente:
-A cada día le basta su propia preocupación (Mateo 6.34)




jueves, 29 de noviembre de 2012

7 COSAS QUE NO SON PECADO

Esto del “pecado” es una cuestión redundante, que alcanza prácticamente todo. No deja en paz ni lo más sagrado. Se oculta entre apariencias y confunde lo bueno y lo malo. Sobre esto hay muchas preguntas, pareceres, opiniones, criterios, opciones. En ocasiones tengo la sensación de que, diga lo que diga, no se va a entender bien, ni se quiere tener en cuenta o escuchar. Es como si viviésemos de espaldas a su realidad, no quisiéramos mirar, y nos conformásemos con “el traje” que recibimos de pequeño. Como algunos dicen, con “no matar”, “no robar” parece que está todo lo grave salvado. Del “no mentir” o del “no ponerse en el lugar que no nos corresponde”, intentamos no decir nada. Sabemos, en el fondo del corazón, que esto va mucho más allá. Aunque como no queremos mirar demasiado, nos vamos por la tangente. Ayer, de hecho, en una de tantas conversaciones al respecto, pasé a hablar de lo que no es pecado. Así resulta ser más serio todo el asunto. Visto por lo grande, en su grandeza, y no desde lo pequeño. Todo estamos llamados a l libertad, a la grandeza, a lo sublime, a lo justo, a lo bello, al amor. Por ejemplo, estas siete de entre otras muchas:
  1. Quererse bien. Muy bien. No un amor ni egoísta, ni acomodada. Sino amor del que permite al hombre alcanzar su propia perfeccción. Un amor que nace del conocimiento propio, que escudriña en el interior el don, y es capaz de darse primero a sí mismo la excelencia que en tantas ocasiones reclama a otros. Un “querer” impregnado de voluntad, de esfuerzo, de aceptación.
  2. Hablar después de pensar. Digo después de pensar porque quien piensa rectamente, en no pocas ocasiones, permanece callado, sabe que no sabe, o sabe que lo que dirá no hará ningún bien. No se trata sólo de pensar lo que se va a decir, sino cómo se va a decir y quién lo va a escuchar. La palabra es un arma poderosa, de las más poderosas que hay. Y no hay verdad humana sin amor.
  3. Mirar de corazón a corazón. Dejando a un lado la apariencia, la impureza en la mirada, los prejuicios, lo oído a otros. Atender en profundidad, con toda el alma. Mirando el presente, conociendo el presente, sin dejarse llevar por la historia. O, dicho de otro modo, dejar de mirarse a sí mismo y atender a los demás en plenitud. Es verdad que aquí encontramos la limitación de nuestra propia ignorancia y desconocimiento; porque quien no sabe qué es el hombre no podrá reconocer la humanidad en otros. Así de simple y sencillo.
  4. Dar todo lo que podamos. Unos días será una vida al 100% y otras al 20%, pero cada día se puede dar todo cuanto se tiene. Quien da todo lo que tiene, sin duda alguna, no peca. Porque pone todas sus fuerzas, toda su voluntad, y toda su inteligencia, al servicio.
  5. Pedir perdón y perdonar. Reconocer el pecado y su fuerza en los hombres, y acogerlo y cargar con él, ayudando a quienes no han podido vencer su mal, y sin embargo saben pedir perdón. Esto, sin duda alguna, no conducirá al hombre al daño, ni a dañar, ni le daña a sí mismo. Más bien al contrario, repara, endereza. Cuando hay arrepentimiento y libertad de corazón.
  6. Hacer justicia. No ajusticiar, sino hacer justicia. Empezando por compartir lo que tenemos, sin mirar demasiado y sin atarnos a las cosas. Ya sé que se puede compartir tiempo y esfuerzos en las tareas. Pero también es necesario compartir aquellos privilegios del norte que siguen atrapando al sur. Esto de compartir hasta el extremo, sin duda alguna, no nace del mal ni del pecado. Sólo es posible semejante disposición para darse en lo más santo.
  7. Potenciar la unidad. Lo he reservado para el final, porque hoy celebramos al Señor del Universo. Pero no sólo por eso. La unidad en nosotros, por un lado, sin división entre nuestra voluntad, pensamientos, sentimientos. La unidad en nuestros lugares de trabajo, en concordia y comunión. La unidad también en la Iglesia, en la fraternidad. Unidad que nos haga sentirnos hermanos, de una pieza, miembros del mismo cuerpo.
Ahora bien. Y con esto termino. Esfuérzate todo lo que quieras en cualquiera de las siete anteriores, o en otras tantas que hay, como la alegría, el servicio, la diligencia máxima en el propio trabajo, la acogida incondicional del otro. Esfuérzate y verás que, aunque quieras lo mejor no podrás alcanzarlo. A eso, y no a otras cosas, es a lo que llamamos pecado. Que se refuerza con los miedos, con la mentira, con las envidias, con los grupismos… Espero haber sido claro y elocuente. Ya me dirás si el asunto es serio o no, y qué podemos hacer para que no gobierne, semejante mal, nuestro mundo y a la gente que en él vive.
 
Del blog: preguntarse a si mismo

miércoles, 28 de noviembre de 2012

NO ES BUENO QUE DIOS ESTE SOLO: BOSCO GUTIERREZ

Bosco Gutiérrez Cortina, arquitecto mexicano, fue secuestrado a finales de agosto de 1990. Pasó 257 días en un zulo de tres metros de largo por uno de ancho hasta que consiguió escapar. Aquel secuestro supuso también un momento fuerte de conversión del que habla para "No es bueno que Dios esté solo"



martes, 27 de noviembre de 2012

¡GRACIAS!




"La acción de gracias debe ocupar un sitio muy importante en nuestra oración; la palabra "gracias" debe estar al inicio de todas nuestras oraciones, porque la bondad de Dios precede todos nuestros actos, envuelve todos los instantes de nuestra vida."

Beato Carlos de Foucauld

lunes, 26 de noviembre de 2012

NUESTRA FE

Seguimos con la segunda entrega de este desglose de nuestro Credo y aún con el corazón agradecido por los cien hermanos de nuestra Parroquia que ayer recibieron el Sacramento de la Confirmación en una ceremonia preciosa y por los que seguimos orando.

sábado, 24 de noviembre de 2012

¡¡SON CIEN!!

Ochenta y cinco adolescentes y quince adultos de nuestra Parroquia, recibirán mañana el Sacramento de la Confirmación.
Anoche nos preparamos junto a ellos en una preciosa vigilia de oración.
A todos los que "pasáis" por Nuestra Casa, os pedimos una oración por ellos.


Evangelio

En aquel tiempo preguntó Pilato a Jesús:
«¿Eres tú el rey de los judíos?»
Jesús le contestó:
«¿Dices eso por tu cuenta, o te lo han dicho otros de mí?»
Pilato replicó:
«¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?»
Jesús le contestó:
«Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí».
Pilato le dijo:
«Entonces, ¿tú eres rey?»
Jesús le contestó:
«Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».

Juan 18, 33-37
 
El centro de la predicación de Jesús es la llegada del reino de Dios, con unas características El centro de la predicación de Jesús es la llegada del reino de Dios, con unas características que trascienden las realidades terrenas y lo diferencian de los reinos de este mundo. Es la salvación de Dios que ha llegado plenamente en Cristo. Se trata de una nueva creación, de un cambio en el ser humano, un cambio en la raíz, en el ser profundo. Por eso, cuando Jesús explica estas realidades a Nicodemo le dice que hay que nacer de nuevo. Porque Él no ha venido a mejorar un poco al hombre con unos ligeros retoques en la fachada, sino que ha venido a crear un hombre nuevo. Este Reino lo abarca todo: el interior y el exterior, lo espiritual y lo material, el individuo y la comunidad, este mundo y el otro. Es un cambio del ser humano entero, una transformación de los modos de pensar y actuar según la voluntad de Dios. La tierra donde el Reino comienza a germinar es el corazón del que escucha la buena nueva del Evangelio. Ahora bien, no se trata de un camino personal intimista y aislado de la realidad exterior y de los hermanos. Porque el mundo entero ha de ser renovado para construir un Reino de la verdad y la vida, de la santidad y la gracia, de la justicia, el amor y la paz.

La Ley de este Reino es el amor y su carta magna son las bienaventuranzas. Jesús comienza la predicación del Reino poniendo el dedo en la llaga de las expectativas humanas de todos los tiempos: la felicidad. El centro de la vida humana es la búsqueda de la felicidad, y es justamente la felicidad, la plenitud, lo que Jesús anuncia y promete. Pero la sitúa donde el hombre menos podía imaginar: no en el poder, la riqueza, el placer o el triunfo, sino en amar y ser amados. Apunta al mismo núcleo del corazón humano para limpiarlo de egoísmos y colocar en su lugar el amor. Con un planteamiento que va hasta las últimas consecuencias: amor incluso a los enemigos, amor hasta dar la vida.

La paradoja más desconcertante consiste en que los principales destinatarios del Reino son los pobres. Los que tienen el corazón roto, los abandonados, los pequeños, los débiles, en resumen, los que nada pueden por sí mismos pero ponen su confianza en Dios. Y, además, exige una entrega incondicional en la que no caben las medias tintas ni las posturas ambiguas. Ante él hay que tomar una decisión que compromete toda la existencia y que, a la vez, produce una alegría desbordante. Porque Cristo ha venido al mundo no para aguarnos la vida sino para darle plenitud. Por eso, el Evangelio es buena noticia y el Reino es representado por las imágenes de un banquete, una fiesta, un tesoro, una perla preciosa, un árbol fructífero, etc., imágenes todas ellas que expresan la plenitud y la alegría para el que lo encuentra.
 
+ José Ángel Saiz Meneses
obispo de Tarrasa

viernes, 23 de noviembre de 2012

¿TOLERANCIA?

Ese difícil discernimiento del que hemos hablado, hace que la tolerancia presente siempre un riesgo de aplicarse erróneamente, tanto por exceso como por defecto.
Esta inevitable ambivalencia, propia de todas las virtudes y valores morales, debe tenerse siempre en cuenta, para no caer en ninguno de los dos extremos:

Tan erróneo sería pasarse de intolerante como de tolerante.

—De todas formas, supongo que es mejor pasarse de tolerante que de intolerante, digo yo.

En este punto conviene precisar bien el sentido de las palabras, pues varía bastante si hablamos de tolerancia en su sentido más específico (permitir un mal), o en sentido amplio (respeto y consideración hacia las opiniones o prácticas de los demás).

Si te refieres a que más vale tener mucho respeto y consideración hacia la libertad de los demás que tener poco, es evidentemente así.

Pero si dices que más vale pasarse permitiendo el mal que no permitiéndolo, no estaría ya tan claro, pues

El laxismo legislativo es tan indeseable como la hiperconstricción legal; y el permisivismo, tanto como el autoritarismo.

Es necesario un equilibrio entre ambos extremos erróneos. Si ser muy tolerante es poseer un grado muy alto de discernimiento en cuanto a la tolerancia, estoy de acuerdo; pero si ser muy tolerante es indiferencia ante el mal y el error que haya a nuestro alrededor, no estoy de acuerdo.

La tolerancia del mal no tiene por sí sola una calificación moral unívoca: habrá ocasiones en que será lo más conveniente o necesario para evitar que se produzcan males mayores; y habrá otras en que tolerar un mal equivaldrá a complicidad en ese mal y, por tanto, será éticamente reprobable.

Alfonso Agulló

miércoles, 21 de noviembre de 2012

ALABA A DIOS POR EL DON DE LA VIDA



Cada año, al recordar nuestro nacimiento, demos gracias a Dios por el don gratuito que nos ha hecho: la vida.

Es un regalo que nos concedió en el momento de la concepción, que se afirmó el día de nuestro nacimiento y que Dios nos renueva en cada instante.

Pero no agradezcamos solamente, también preguntémosle a Dios, en cada acontecimiento, qué es lo que nos quiere enseñar para crecer en sabiduría, desarrollar el don del amor y profundizar la sensación de gozo y gratitud por la vida.

La vida es bella. Esto no sólo debe ser una frase simpática, sino también una experiencia de vida que debemos renovar y acrecentar, día tras día, con la gracia del Señor.

Cada año, en el aniversario de tu nacimiento, pero también diariamente, déjate consentir por la Madre del cielo y amar por el Señor. Es muy sencillo, sólo tienes que disfrutarlo, respira profundo y déjate amar, abandonándote, todavía más, en su Bendito e Inmaculado Corazón.



Él será para ti un motivo de gozo y de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Lucas 1, 14.


martes, 20 de noviembre de 2012

EL APOCALIPSIS Y ZAQUEO

¡Qué suerte ser pequeño y tener curiosidad de ver a Jesús! ¿De dónde, si no, le vino a Zaqueo tan decidida curiosidad? Ahí se le dio la llamada al seguimiento, agarrado de cualquier manera a las ramas de la higuera, porque era pequeño. No sé cuáles son mis caminos, pero los del Señor son muy curiosos. Cuando quiere, se aprovecha de todas las circunstancias: porque no era alto. ¿Lo quiere siempre?, ¿lo quiere con todos? ¿Qué ve en tu corazón para llamarte a ti, precisamente a ti, y lo hace aprovechando las reales minucias de tu propia vida? Una libertad, la suya, que arrebata a otra libertad, la tuya. La mía. Mas todavía queda la largura del seguimiento durante tiempo y tiempos. ¿Saldrás vencedor?, ¿te vestirás de blanco?, ¿no borrará el Amén tu nombre del libro de la vida?, ¿son tus obras ni frío ni caliente, eres un tibio que has de ser escupido de su boca? Eres elegido en su libertad; pero a los que él ama reprende y corrige. Sé ferviente, arrepiéntete. ¿Cómo saldré vencedor de esa lucha?, ¿quién me ayudará?, ¿dónde tendré las fuerzas para lograrlo? ¿Estiraré fuerte de mis orejas hacia lo alto?, ¿en qué espejo me miraré? ¿Cómo podré sentarme junto a su trono?

Estoy a la puerta llamando; si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos. Así pues, la iniciativa es mía. Puedo oír la llamada. Oigo la llamada y le abro. Estoy al cuidado de lo que acontece. De los ruidos que vienen de fuera. No me encierro para solo estar conmigo y con los míos. El ruido del menesteroso que me entra por los oídos. La vista es actividad. El oído, pasividad. Domino lo que veo. Lo que oigo, me domina. Escucho los murmullos de fuera sin siquiera darme cuenta, aunque no quiera ser consciente de ellos. Excepto si me tapo los oídos con cera. De esta manera, en esos ruidos, puro murmullo que me llega de fuera, se me presenta el Amén. Y entra en mí y comeremos juntos. Él será mi pan. Él será mi vida. Su designio eterno para mí se hará, así, conmigo. Destapónate los oídos que el Señor siempre viene a ti en el suave murmullo, apenas perceptible. Estate en vela, no sea que el ladrón arramble con todas tus interioridades. Recibe y oye su palabra. ¿Cómo podrás no mancharte?, ¿quién te hará limpio?

¿Cómo podré salir vencedor de esta lucha con quienes quieren hacerse conmigo? El salmo me dice que proceda honradamente. Bien, pero qué fácil, ¿no? Vuelvo a lo mismo, ¿de dónde sacaré esas fuerzas?, y si las tengo por un momento, ¿cómo podré continuar y continuar y continuar? No haré mal a mi prójimo, qué bonito, pero ¿cómo lograré que ese mal que no quiero sea quien me domine? Tendré intenciones leales, continúa, bien, muy bien, pero ¿se nos olvidará que la puerta del infierno, como aseguraba Dante, esta empedrada de buenas intenciones? Es tan fácil decir que haré, y luego no hacer nada. Prometerse de por vida, y luego comprender que, en realidad, era por un poco de tiempo no más. Terminamos con el salmo: y el que así obra nunca fallará. Dios, Dios mío, ¿y cómo podré obrar así?, ¿cómo no terminaré vomitado de la boca de tu Amén? Estoy en perplejidad; no sé cómo podré con eso con lo que no puedo. No me valen ilusiones, sino realidades. ¿Quién será el que me dé la que es mi realidad en su pura plenitud?

Comentario a la liturgia del día en www.archimadrid.org

lunes, 19 de noviembre de 2012

EL CREDO SEMANA A SEMANA: 1º LA CREACIÓN

Jóvenes universitarios han creado esta página en la que semana a semana, se va desgranando el Credo de una manera original. Aprovechamos este recurso nacido en el año de la fe para adentrarnos más a fondo en las verdades de nuestra fe.

domingo, 18 de noviembre de 2012

DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria; enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra al extremo del cielo. Aprended de esta parábola de la higuera: cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros que esto sucede, sabed que Él está cerca, a la puerta. En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto al día y la hora, nadie lo conoce, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre».

Marcos 13, 24-32

Está finalizando el Año litúrgico, y el Evangelio de este domingo nos invita a meditar sobre el fin de los tiempos, que coincidirá con el retorno glorioso de Cristo y con el cumplimiento de la historia de la salvación. Las pruebas y los sufrimientos de aquella hora serán la última llamada a la conversión para los pecadores y la última purificación de los elegidos. Después de la gran tribulación, seguirá la parusía del Hijo del hombre. Toda la historia está orientada hacia esta parusía, y debe servir de preparación a la venida gloriosa del Señor. Las imágenes cósmicas del sol que se oscurece, la luna que deja de brillar y las estrellas que caen, quieren subrayar con un lenguaje simbólico esta venida gloriosa en poder y majestad.
Una de las tentaciones del hombre moderno es la pretensión de conocer y controlar todas las realidades de la vida desde la racionalidad científica. El hombre de hoy se pregunta por el origen del universo y se plantea el fin del mundo. Son preguntas que también se hace todo creyente, pero el hombre de fe ha de superar esas pretensiones, y también las alarmas milenaristas que, de tanto en tanto, aparecen en la sociedad. Porque el futuro está en manos de Dios, y el cristiano ha de vivir el momento presente sin nostalgias del pasado ni agobios respecto al futuro. Sólo el Padre conoce el día y la hora. Mientras tanto, no caben curiosidades malsanas ni evasiones del compromiso de construir un mundo más humano y más cristiano según el plan de Dios.
La parábola de la higuera es una invitación a la vigilancia continua. Hay que mantener la esperanza, una esperanza sana y firme, viviendo el presente con actitud vigilante: como centinelas fieles que están siempre a punto esperando la llegada del Señor, porque su venida nos es desconocida. Nuestra vigilancia debe orientarse también a descubrir los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio. Así podremos captar cómo Dios va actuando en la Historia y, a la vez, viviremos con intensidad el tiempo que Dios nos concede y la relación con las personas que comparten nuestro camino.
Pidamos al Señor la gracia de ser auténticos mensajeros de esperanza en el mundo. Muchos de nuestros coetáneos la han perdido, sobre todo porque han dejado que se apagara la llama de la fe. Pero, a la vez, están buscando continuamente sentido a sus vidas, están sedientos de esperanza y se preguntan dónde la podrán encontrar. Pues bien, la gran esperanza no es una idea, o un sentimiento, o un valor, es una persona viva: Jesucristo. En Él podemos confiar, a Él podemos entregar nuestra vida, porque el cielo y la tierra pasarán, pero sus palabras no pasarán.

+ José Ángel Saiz Meneses
obispo de Tarrasa

viernes, 16 de noviembre de 2012

HISTORIA DE UNA SONRISA

"A los que aman a Dios, todo les sirve para bien" Romanos 8,28

Varios amigos le convencieron para que se dejara grabar una entrevista, pero el rápido desenlace de la enfermedad truncó el proyecto completo. Y es que los amigos de Álvaro, que falleció en abril a causa de un sarcoma de Ewing, admiraban su entereza y alegría.

Con su hermano Javier, que es quien escribe este artículo
Álvaro Marín Porgueres nació en Valladolid el 29 de junio de 1974. Era el quinto de seis hermanos. Cuando tenía 12 años le diagnosticaron un sarcoma de Ewing, contra el que luchó hasta el final de su vida. Sus padres le educaron cristianamente y en 1994 pidió la admisión comosupernumerario del Opus Dei. En 2001 se casó con María. Su padre falleció en julio de 2011, a consecuencia de un cáncer. Su ejemplo fue de gran ayuda para Álvaro, que falleció el 2 de abril de 2012, bajo la mirada de una imagen de la Virgen Macarena, de la que había sido muy devoto.

Al poco tiempo, su hermano Javier, sacerdote, escribió este artículo.

La primera idea es que, echando la vista atrás, hemos experimentado la verdad de que cuando las almas se dejan manejar por Dios, Él las va preparando y, en el mejor momento, cuando están mejor preparadas, las llama a su encuentro definitivo. Álvaro, era comentario común entre todos los hermanos, se ha ido metiendo más en Dios en estos últimos meses. Desde diciembre empezó a tener muchos más problemas, ingresos en Pamplona, de urgencia en Valladolid, tratamientos… Por la vía de los hechos veía y asumía que, no sólo no se recuperaba tan bien como antes, sino que estaba cada día peor. Iba perdiendo movilidad, capacidad para andar… en las últimas semanas tuvo tres pérdidas de conocimiento; la tercera ya estando por última vez ingresado en la Clínica. La metástasis se le había ido a la cabeza, le tocaba también un nervio y eso le producía muchos dolores, en concreto en el brazo derecho que, aunque podía moverlo, no podía utilizarlo: había perdido toda la fuerza en ese brazo y eran muchos los dolores que tenía cuando se le tocaba.

Álvaro, con sus enfermeras
El martes 27 de marzo el médico anunció a mi madre y a mi hermana que no se podía hacer nada más. Puchi entró en la habitación. Álvaro le preguntó enseguida: ¿qué más ha dicho el médico? Y fue ella la que tuve que decirle que no se podía hacer más. Entonces, ¿no queda más que esperar? Fue su única respuesta. Y así, con esa tranquilidad.... Estaba con mi madre, con mi hermana Puchi y con Toché. Por la tarde fuimos llegando el resto de los hermanos y su mujer; no sin cierto riesgo como puede contar Conchita, puesto que nuestro afán era poder ver a Álvaro, despedirnos de él: su situación el martes por la tarde había empeorado mucho y temíamos que no llegáramos a verle. Gracias a Dios, y a la oración de tanta gente, llegamos todos bien. Álvaro quiso esperarnos para recibir la Unción de enfermos con todos nosotros. Quería trasmitirnos tranquilidad, felicidad, serenidad: quiso que se encendieran todas las luces de la habitación, aunque le molestaban un poco; no quería causar pena, estaba contento de poder recibir la gracia de Dios que le preparaba para su encuentro definitivo.

Después pasó dos días muy malos: dolores, no podía dormir… El jueves a mediodía su médico le indicó que le iba a dar una medicación para que durmiera: necesitaba descansar y al día siguiente iba a estar mucho mejor. Yo estoy convencido que Álvaro sabía perfectamente que ya no se iba a despertar. Esa misma mañana había estado hablando con su anestesista sobre la posibilidad de dormirle: de alguna manera, con esa delicadeza de conciencia, quería saber si podía pedir eso, o si quizá también era como tirar un poco la toalla. Como es evidente, el médico le trasmitió que en su situación era algo no sólo lícito sino necesario porque los dolores eran muy fuertes y cada vez iban a más. Con todo esto, cuando su médico le anunció que le iba a dormir, Álvaro le agarró la mano, le tiró hacia abajo con fuerza para que se agachara y con la poca voz que tenía le dijo, sonriendo: muchas gracias. Así, con un simple muchas gracias se despidió de él y de todos nosotros. Y con esa sonrisa, bajo la imagen de Nuestra Señora la Esperanza Macarena, a la que tanta devoción tenía, se durmió serenamente.

Familia Marín Porgueres al completo
Aunque verle con esa sonrisa y esa serenidad nos había dejado a todos muy tranquilos, los días posteriores fueron un poco agobiantes. Es una mezcla de sentimiento difícil de explicar y de vivir. Por un lado estás contento de verle que descansa después de unos días en los que sufrió mucho; por otro lado estás esperando que se muera y eso, evidentemente, cuesta aceptarlo; a la vez, como van pasando las horas tienes momentos en los que te ríes, hablas con mucha gente, con la contradicción interna de tener a tu hermano en la cama del hospital, muriéndose. El lunes, 2 de abril, aniversario del fallecimiento de Juan Pablo II, se durmió definitivamente en el Señor, con su crucifijo en la mano y la estampa con reliquia de Juan Pablo II y don Álvaro que le habíamos puesto en la almohada.

Mi madre, su mujer y los demás hermanos estábamos todos en la habitación en ese momento. Es difícil explicar la serenidad que nos trasmitió su marcha al Cielo. Sí, estábamos con pena, lloramos, lloramos mucho, pero qué alegría; ahora sí podíamos decir con unas palabras que mi madre repetía mucho, ¡misión cumplida Álvaro! ¡¡Y qué bien la has cumplido!! Volvimos a darle todos un beso; lo acabábamos de hacer poco antes cuando veíamos que el momento era inminente; a todos nos salió decirle por lo bajo, como podíamos: ¡gracias!

Álvaro con sus padres
Con mucha naturalidad fuimos recogiendo las cosas que tenía encima: el crucifijo, las estampas, un escapulario, una foto mía con él que había puesto en la cabecera de la cama… todo lo guardábamos como una auténtica reliquia. Toché y yo ayudamos a las enfermeras a limpiarle y amortajarle. Pocos días antes nos había dicho que quería que fuéramos nosotros quienes lo hiciéramos: pienso que tenía en la cabeza que sus dos hermanos sacerdotes hicieran de nuevo de mediadores y prepararan por última vez su cuerpo para el encuentro con Dios. El martes anterior ya Toché le ayudó a preparar su alma cuando Álvaro le pidió que le confesara; cosa que no sé cómo pudo hacerlo porque a mí me hubiera resultado muy difícil.

A medio día pudimos celebrar Toché y yo una Misa por Álvaro en el velatorio de la Clínica. Con su cuerpo presente, la familia y algunos amigos, médicos y enfermeras que pudieron acompañarnos en ese momento, celebramos, llorando pero alegres, la Misa. Y le volvimos a dar un beso en el rito de la paz, con gran satisfacción, orgullo, o llámalo como quieras.

María, Álvaro y Georgina (sus sobrinas)
Durante esos días, y después en Valladolid, hubo mucha gente que nos contaba lo mucho que Álvaro les había ayudado. Con una conversación, con su alegría, con su deseo de ayudar y darse a los demás, con sus ganas de vivir cada día, disfrutar y aprovechar cada minuto que Dios le concedía, estuviera sano o enfermo, con su gran corazón que le llevaba a querer mucho y dejarse querer, disfrutando de ese cariño.

En este sentido, el martes por la mañana, cuando su médico le dijo que ya no se podía hacer más, quiso que le grabaran los de la televisión de la Clínica. Les había conocido unas semanas antes porque querían hacerle una entrevista, viendo que podía ser un testimonio que ayudara a otros muchos enfermos. El caso es que se quedó a solas con el cámara y comenzó a despedirse de cada uno de nosotros. Nos dice en unos pocos minutos, con una voz difícil pero con mucha serenidad, sin llorar, sin estar nervioso, derrochando paz, que estemos muy tranquilos, que esto es algo por lo que todos tenemos que pasar, que él está muy contento, que conforme más datos tiene de su situación más tranquilidad le da, que no lloremos –aunque siempre que vemos el vídeo ya estamos todos llorando- que va a ver a mi padre y que podrá, una vez más, agradecerle todo lo que ha hecho por él. Nos pide también que cuidemos de su mujer. A ella también le grabó unos minutos de vídeo.

Álvaro
En la Clínica, en Valladolid, en el tanatorio y el funeral, hemos visto muchas personas, gente sencilla, amigos de Álvaro: profesionales con los que había trabajado, clientes de la óptica, vecinos de la óptica, el frutero de al lado, unas señoras muy mayores que le conocían de ir a la tienda de al lado, su ortopeda… y así tantos que se han quedado impactados y agradecidos por haber podido compartir, aunque sea unos minutos con Álvaro.

Estos días como comprenderás tenemos en la cabeza todas estas experiencias, y los sentimientos son comunes. La vida de Álvaro ha sido tan fructífera, tal como hemos experimentado en estos días, porque ha sabido aceptar siempre la voluntad de Dios; no con resignación, sino con agradecimiento. Esa voluntad de Dios, a veces tan misteriosa, ha forjado una gran personalidad desde los 12 años que comenzó la enfermedad; una personalidad capaz de sacrificio, de entrega, de renuncia…. Capaz de valorar lo que realmente es importante en la vida: dar gracias a Dios por la vida que podemos vivir, estemos sanos o enfermos, dar gracias a Dios por las personas que nos quieren y nos cuidan, y aprender de Él a querer, a amar y servir a todas las personas.

Boda de Álvaro y María.
La enfermedad de Álvaro, 25 años que se dicen pronto, han valido la pena. Con él, hemos experimentado todos sus hermanos cuánto nos quieren nuestros padres: qué capacidad de sacrificio, de entrega, de amar. La enfermedad de Álvaro nos ha llevado a estar, si cabe, más unidos que nunca, unido en Álvaro que ha sido siempre el centro de nuestros desvelos, oraciones, tiempo y dedicación. ¿Vale la pena? Claro que sí; qué mas da el tiempo que no hemos podido dedicar a tantas actividades buenas, a cultivar nuestras aficiones, a hacer nuestros planes; en mi casa nunca se ha oído hablar de lo que queremos, nos gusta, nos apetece; en mi casa siempre se ha hablado de: …

jueves, 15 de noviembre de 2012

CATEQUESIS DEL PAPA EN EL AÑO DE LA FE

Queridos hermanos y hermanas:

Deseo hoy meditar acerca de tres vías de acceso al conocimiento de Dios. La primera: el mundo. El orden y la belleza de la creación, que conducen a descubrir a Dios como origen y fin del universo. La segunda: el hombre. Con su apertura a la verdad, su sentido del bien moral, su libertad y la voz de la conciencia, con su sed de infinito, el hombre se interroga sobre la existencia de Dios y encuentra que no puede tener origen mas que en Él. La tercera: la fe. Quien cree está unido a Dios, abierto a su gracia, a la fuerza de la caridad. Un cristiano o una comunidad que actúa y es fiel al proyecto divino, se constituye en una vía privilegiada de la existencia y de las acciones de Dios para los indiferentes o los que dudan. El cristianismo, antes que ser una moral o una ética, es la manifestación del amor que acoge a todos en la persona de Jesús.

Estas vías nos llevan al conocimiento de la existencia de una realidad que es la causa primera y el fin último de todo.

* * *

Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los fieles de la parroquia de san Francisco Javier, de Formentera, así como a los demás grupos provenientes de España, México, Venezuela, Chile y otros países latinoamericanos. Que el impulso de la fe os lleve a mirar y a hacer mirar a Cristo, verdadera vía que conduce a Dios. Muchas gracias.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

ENCUENTRO DE LECTIO DIVINA EN NUESTRA PARROQUIA

 
“Nuestro tiempo ha de ser cada día más el de una
nueva escucha de la Palabra de Dios y de una nueva
evangelización” (Verbum Domini 122).


VEN A ESTE ENCUENTRO CON TU BIBLIA

.

LUGAR: SALONES PARROQUIALES DE SONSECA Y

ERMITA DE LA VIRGEN DE LOS REMEDIOS DE SONSECA



DIA: SABADO 17 DE NOVIEMBRE DE 2012

HORARIO: DE 10 A 17

PARA MAS INFORMACION: 685989950

PARA LOS QUE VENGAN DE FUERA LA COMIDA SE PUEDE ELEGIR ENTRE

COMPARTIDA EN LOS SALONES O IR A UN RESTAURANTE CERCANO


SE PUEDE COMPLEMENTAR EL ENCUENTRO ASISTIENDO A UN RETIRO EN LA IGLESIA DE SAN

JUAN EVANGELISTA CON EXPOSICION DEL SANTISIMO HORARIO: DE 17 A 19

MISA A LAS 19:30 HORAS EN LA IGLESIA SAN JUAN EVANGELISTA

martes, 13 de noviembre de 2012

LIBRO RECOMENDADO: ESCLAVOS EN EL PARAÍSO

 
La presentación de este libro tendrá lugar el lunes 19 de Noviembre a las 19:00 h. en el Palacio de Benacazón en Toledo. Intervendrán el P. Christopher Hartley (Misionero Diocesano de Toledo), Jesús García (autor del libro) y Alex Rosal junto al delegado Diocesano de Misiones Jesús López Muñoz.
 
 
“Queridos amigos: ¡Por fin llegué a la misión a la que me envía el Señor! Estamos en la zona oriental del país, en una llanura inmensa, en medio de un mar interminable de caña de azúcar, que nos rodea por los cuatro costados. Es la llanura más extensa de todas las islas del Caribe”. Con el entusiasmo de un niño se expresaba el padre Cristopher Hartley Sartorius a su llegada, en 1997, a su misión en República Dominicana. Después de años de estudios en Roma y Toledo, discernimiento y espera, este cura formado en Toledo veía por fin cumplido su sueño: ser misionero.

Así comienza la primera de quince cartas en las que en el discurrir de los años fue contando el misionero, a sus amigos y benefactores, su experiencia brutal en medio de aquellos campos de caña que, como envueltos en un papel celofán de agencias de viaje y vacaciones de ensueño, esconden en su interior la realidad oscura y dolorosa, podrida e injusta, de los trabajadores de la industria azucarera, un núcleo poblacional formado en su mayoría por haitianos traídos engañados o incluso a la fuerza, explotados como animales y tratados como a esclavos, según se podía leer en las sucesivas cartas del padre.

Dramática situación de pobreza
Los amigos y familiares del padre pudieron ser testigos en la distancia de una historia que cada vez se acercaba más a la delgada línea que separa una situación dramática de pobreza de una de crisis humanitaria. Hasta que la cruzó. A partir de ahí, una brutal campaña difamatoria contra el misionero que no se vio exenta de veladas amenazas de muerte primero, y explícitas después: “Díganle a ese reverendo que un día va a parecer en un carril de lodo con la boca llena de moscas”.

Esclavos en el paraísoLas quince cartas que escribió Christopher Hartley Sartorius contando su experiencia en la misión, han sido recogidas en Esclavos en el paraíso (LibrosLibres) firmado por Jesús García, reportero de éxito ya reconocido tras sus obrasMedjugorje y ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?, que utiliza las misivas del padre como hilo conductor de una historia que por momentos te hiela los nervios.

Como la de Roberta, una niña de diez años que fallece a causa del sida sin que sus madre le haya transmitido la enfermedad; o historia de Bubona, a la que literalmente se la comieron viva las ratas en aquel colchón mugriento al que los más audaces llamaban cama, hacen que te hierva la sangre hasta el punto justo de ebullición en el que solo el amor descomunal del Evangelio, vivido en la persona de un misionero, puede templar los nervios del lector.

Braceros que viven como esclavosRoberta y Bubona pueden ser para el lector los rostros de los miles de braceros que se levantan en cada página de este libro a las cinco de la mañana y se van a trabajar hambrientos, sin haberse llevado un bocado al estómago; que regresan doce o trece horas después con una miserable funda de arroz con la que alimentar a sus mujeres e hijos, un pedazo de pan, un puñado de lentejas o, sencillamente nada, mientras se han pasado todo el día, bajo el sofocante sol Caribe o la torrencial lluvia tropical, para hacer rica de escándalo a la familia propietaria de los campos de caña.

Una Iglesia entre los pobresEn medio de ellos, entre los renglones de esta epopeya del siglo XXI, la Iglesia en la persona de un misionero que no cedió a las amenazas, a las presiones, a los miedos, y que con la Doctrina Social de la Iglesia por bandera, dio la cara por esas gentes a las que había sido enviado.

No lo hizo a golpe de tratado sindicalista, sino de Evangelio. Evangelio vivo, no muerto, puro y transparente, que se viste de coraje y caridad para dar de comer al hambriento, de beber al sediento, ropa al desnudo y libertad al cautivo.

Esto es la Nueva EvangelizaciónAsí lo certifica el cardenal Antonio Cañizares, prefecto de la Congregación para el Culto y los Sacramento –y quien fuera obispo del padre Christopher- en el prólogo del libro: “Ahora, cuando tanto estamos hablando de evangelización, de Nueva Evangelización, cuando tal vez estemos teorizando más que haciendo por la Nueva Evangelización, este libro nos dice de manera sustancial, viva y estimulante, qué es eso de la Nueva Evangelización y cómo se lleva a cabo”.

El libro Esclavos en el paraíso recoge estas quince cartas y una exhaustiva crónica de los acontecimientos en la citada parroquia de San José de los Llanos desde la llegada del padre Christopher en 1997, hasta su marcha en 2006, así como testimonios de los que mejor le conocieron.
Doctrina Social de la Iglesia en estado puroPero que nadie se lleva engaño. No es este un libro de enaltecimiento de la mal entendida Teología de la Liberación, sino más bien una profunda catequesis sobre la doctrina social de la Iglesia, derivada de los textos conciliares y de la espiritualidad de Juan Pablo II, Papa que en la homilía de ordenación del propio Christopher Hartley Sartorius, celebrada el 8 de noviembre de 1982 en Valencia, dijo a los ordenandos: “Comprometeos en todas las causas justas de los trabajadores”.

Jesús García, autor de best-sellerEl libro, editado por Libros Libres, confirma a Jesús García como reportero de referencia de información religiosa, en el marco de la Nueva Evangelización. Con un lenguaje asequible para lectores de toda condición social, sus textos son capaces de penetrar en los corazones como una navaja tanto por los temas elegidos como por la forma de comunicarlas. Sus dos primero libros no fueron un espejismo, sino el inicio de una carrea que alumbra muy alta.

Publicado en ReL

lunes, 12 de noviembre de 2012

INCLUSO A LOS ENEMIGOS

Amad a vuestros enemigos. ¡Esto sí que trastoca nuestro modo de pensar y nos hace a todos dar un golpe de timón en nuestra vida! Porque no nos engañemos: algún enemigo..., pequeño o grande, todos tenemos.
Está ahí, detrás de la puerta de al lado, en esa señora que resulta tan antipática e intrigante y que tratamos de evitar cada vez que podría coincidir con nosotros en el ascensor... En ese pariente que hace treinta años le faltó a nuestro padre y al que le retiramos el saludo... Se sienta en el pupitre de atrás en clase y nunca lo hemos querido mirar a la cara desde que nos acusó ante el profesor...Es esa chica que era amiga nuestra y que luego se fue con otro... O el tendero que nos ha engañado...

Son todos esos que no piensan como nosotros en política, por lo cual los declaramos enemigos nuestros. Y hoy hay quienes ven como enemigo al Estado y practican la violencia hacia personas que pueden representarlo. También hay, y siempre ha habido, quien ve como enemigos a los sacerdotes y odia a la Iglesia.

Pues bien, a todos estos y a muchísimos otros que llamamos enemigos, hay que amarlos. ¡Sí, hay que amarlos! ¿Es difícil, penoso? ¿No nos deja dormir con sólo pensarlo? Hace falta valor. Pero no es para tanto: un pequeño esfuerzo por nuestra parte, y luego el noventa y nueve por ciento lo hace Dios...¡Y el corazón rebosará de alegría!

CHIARA LUBICH
(Fundadora de la obra de María- Movimiento d elos Focolares 1920-2008)

sábado, 10 de noviembre de 2012

DOMINGO XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio

En aquel tiempo instruía Jesús a la multitud y les decía:
«¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en las plazas, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas y aparentan hacer largas oraciones. Ésos recibirán una condenación más rigurosa».
Estando Jesús sentado enfrente del tesoro del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban mucho; se acercó una viuda pobre y echó dos monedillas, es decir, un cuadrante. Llamando a sus discípulos, les dijo:
«En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

Marcos 12, 38-44
 
En estos tiempos en que la crisis económica golpea sin piedad a los más débiles y se producen situaciones de profundo dolor y dramatismo, también contemplamos, con frecuencia, gestos de solidaridad que llegan a conmover el corazón; gestos que se concretan, por ejemplo, a través de donativos de personas que viven con una pensión modesta, o con recursos más que limitados, pero que son conscientes de que hay otras personas que están atravesando una situación mucho más difícil que la suya, y son capaces de compartir sus bienes, aunque éstos sean reducidos.

El Evangelio de este domingo nos presenta a Jesús en el Templo, alertando a la gente sencilla sobre la hipocresía de algunos de aquellos letrados y dirigentes religiosos que se distinguían sobre todo por el afán de figurar, por la avaricia a costa de los más débiles y por una religiosidad poco auténtica, y que, además, estaban obsesionados por parecer los mejores. Observa asimismo a la gente que deposita dinero en el cepillo del templo. Los hay que disponen de muchos bienes y echan en cantidad, mostrando su generosidad con una cierta ostentación. Pero Jesús elogia a una viuda que entrega dos pequeñas monedas, porque ella está dando de lo que necesita para vivir y no de lo que le sobra, y por eso se puede decir que, en proporción, su donativo y su generosidad son superiores.
Vivimos en una sociedad materialista y consumista en la que el discípulo de Jesús se ha de posicionar de manera clara en relación a los bienes materiales. No cabe otra respuesta que una opción decidida por un estilo de vida austero, más aún, por la pobreza de espíritu que se inspira en el mismo Cristo, que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros. El pobre de espíritu que pone la confianza en Dios, cada vez necesita menos de los bienes materiales y cada vez necesita más compartir sus bienes con los hermanos necesitados. Por el contrario, el que pone su confianza en el dinero, cada vez se torna más egoísta e insaciable, atrapado por su codicia.

Hoy el Señor nos alerta sobre los peligros de la riqueza y sobre la tentación del fariseísmo, que tan a menudo nos acecha. También nos invita a ser humildes, austeros y solidarios. A lo largo de la vida, se va dando como un proceso de decantación en el que no tienen cabida ni las medias tintas ni los equilibrios imposibles. Será preciso vivir en medio de nuestro mundo con reciedumbre y firmeza, fundamentando la vida en el Señor; y, a la vez, con la sencillez, el gozo y la paz de quien pone su confianza en Dios y en los hermanos con los que comparte el camino.
 
+ José Ángel Saiz Meneses
obispo de Tarrasa

viernes, 9 de noviembre de 2012

NOTA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL SOBRE LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

 
El Tribunal Constitucional ha avanzado anteayer el sentido de una sentencia, que publicará próximamente, en la que resuelve que la actual legislación española sobre el matrimonio es conforme a la Constitución. Ante la trascendencia de este fallo, recordamos brevemente la doctrina católica, sin perjuicio de que, cuando sea conocida la sentencia, sean necesarias más precisiones.


1.
La legislación actualmente vigente en España ha redefinido la figura jurídica del matrimonio de tal modo, que éste ha dejado de ser la unión de un hombre y de una mujer y se ha transformado legalmente en la unión de dos ciudadanos cualesquiera, para los que ahora se reserva en exclusiva el nombre de "cónyuges" o de "consortes". De esta manera se establece una insólita definición legal del matrimonio con exclusión de toda referencia a la diferencia entre el varón y la mujer. Los españoles han perdido así el derecho de ser reconocidos expresamente por la ley como "esposo" o "esposa" y han de inscribirse en el Registro Civil como "cónyuge A" o "cónyuge B".

2.
Por tanto, no podemos dejar de afirmar, con dolor, que las leyes vigentes en España no reconocen ni protegen al matrimonio en su especificidad. Por ello, convencidos de las consecuencias negativas que se derivan para el bien común, alzamos nuestra voz en pro del verdadero matrimonio y de su reconocimiento jurídico. Todos, desde el lugar que ocupamos en la sociedad, hemos de defender y promover el matrimonio y su adecuado tratamiento por las leyes. Es el momento de leer de nuevo la reciente Instrucción Pastoral de la Asamblea Plenaria de nuestra Conferencia Episcopal titulada La verdad del amor humano. Orientaciones sobre la verdad del amor conyugal, la ideología de género y la legislación familiar, aprobada el pasado 26 de abril y publicada el 4 de julio.

3.
No es de nuestra competencia hacer juicios sobre la pertinencia jurídica de las sentencias de los tribunales. Es, en cambio, nuestra obligación ayudar al discernimiento acerca de la justicia y de la moralidad de las leyes. En este sentido, debemos reiterar que la actual legislación española sobre el matrimonio - con independencia de que sea o no conforme a la Constitución - es gravemente injusta, puesto que no reconoce ni protege la realidad del matrimonio en su especificidad. Es, pues, urgente la modificación de la ley con el fin de que sean reconocidos y protegidos los derechos de todos en lo que toca al matrimonio y a la familia. Pensamos, en particular, en el derecho de quienes contraen matrimonio a ser reconocidos expresamente como esposo y esposa; en el derecho de los niños y de los jóvenes a ser educados como esposos y esposas del futuro; y en el derecho de los niños a disfrutar de un padre y de una madre, en virtud de cuyo amor fiel y fecundo son llamados a la vida y acogidos en una familia estable. Ninguno de estos derechos es actualmente reconocido ni protegido por la ley.


Que María Santísima cuide de las familias e interceda por los gobernantes, sobre quienes pesa el deber y a quienes compete el servicio de ordenar con justicia la vida social.



Madrid, 8 de noviembre de 2012

jueves, 8 de noviembre de 2012

CATEQUESIS DEL PAPA EN EL AÑO DE LA FE

 
En su catequesis de los miércoles, dedicadas ahora al Año de la Fe, el santo padre Benedicto XVI centró su reflexión sobre el “misterioso anhelo de Dios” que porta el hombre en sí. Aunque advirtió que esta sociedad contemporánea objeta que no siente nada de ese deseo, hizo ver que este “deseo de Dios”, no ha desaparecido por completo, “y se ve aún hoy en día, en muchos sentidos, en el corazón del hombre”.
Con la pregunta, ¿Qué puede realmente satisfacer el deseo del hombre?, hizo ver que “la experiencia humana del amor tiene en sí un dinamismo que conduce más allá de sí mismo”, que se experimenta cuando ese bien “lleva a salir de sí mismo y a encontrarse de frente al misterio que rodea a toda la existencia”.
Y continuó enseñando el papa que consideraciones similares se pueden hacer también con respecto a otras experiencias humanas, tales como la amistad, la experiencia de la belleza, el amor por el conocimiento, porque “todo bien experimentado por el hombre, va hacia el misterio que rodea al hombre mismo; cada deseo se asoma al corazón del hombre, se hace eco de un deseo fundamental que nunca está totalmente satisfecho”.
Pero, dijo, “de tal deseo profundo, que también esconde algo enigmático, no se puede llegar directamente a la fe” porque al ser el hombre un buscador del Absoluto, lo hace a pequeños pasos, experimentando gradualmente el deseo del “corazón inquieto” como lo llamaba san Agustín. Por que para Benedicto XVI, el hombre es un “mendigo de Dios”.

Luz para mis pasos

Este acercarse gradual lo comparó al hecho de que los ojos reconocen los objetos recién cuando son iluminados por la luz, por lo que de allí brota el deseo “de conocer la misma luz que hace brillar las cosas del mundo y que les da el sentido de la belleza”.
Indicó que es posible aún en nuestro tiempo, aparentemente hostil al sentido trascendente, “abrir un camino hacia el auténtico sentido religioso de la vida, que muestra cómo el don de la fe no es absurdo, no es irracional”.
Y con el fin de dar luces para este esfuerzo de nueva evangelización, el papa sugirió promover una especie de “pedagogía del deseo”, tanto para el camino de aquellos que aún no creen, como para aquellos que ya han recibido el don de la fe.
Este itinerario llevaría a las personas a “aprender o volver a aprender el sabor de la alegría auténtica de la vida”, porque si bien algunas alegrías permanecen con el hombre, lo impulsan y dejan una huella positiva, otras, después de una luz inicial, “parecen decepcionar las expectativas que había despertado y dejan detrás de sí amargura, insatisfacción o una sensación de vacío”.
La invitación de Benedicto XVI fue a que se eduquen a las personas desde una edad temprana “a saborear las alegrías verdaderas, en todos los ámbitos de la vida, esto es, la familia, la amistad, la solidaridad (...) ejercer el sabor interior y producir anticuerpos efectivos contra la banalización y el abatimiento predominante hoy”.
Pero de esto no se exoneran los adultos, según el pensamiento del papa, porque aún estos “necesitan descubrir estas alegrías, desear la realidades auténticas, purificándose de la mediocridad en la que se hallan envueltos”. Y esto, aseguró “hará emerger ese deseo de Dios del que estamos hablando”.

Trabajar con los insatisfechos

Completó esta “pedagogía del deseo”, con aquellos que nunca estan satisfechos con lo que han logrado. Y esto lo atribuye a que en el fondo del corazón humano, se percibe que solo las alegrías verdaderas son capaces de llenarlo, debido a que nada finito lo consigue hacer.
E invitó a someterse “hacia el bien que no podemos construir o adquirir por nuestros propios esfuerzos”. Y tampoco desalentarse “de la fatiga y de los obstáculos que pr
ovienen de nuestro pecado”.
A este respecto, hizo ver que si hay un dinamismo del deseo, este siempre tendrá abierta la redención, porque advirtió, “todos tenemos necesidad de seguir un camino de purificación y de curación del deseo. Somos peregrinos hacia la patria celestial, hacia aquel pleno bien, eterno, que nada nos podrá arrebatar jamás”.
Concluyó diciendo que no se trata de “sofocar el deseo que está en el corazón del hombre, sino de liberarlo, para que pueda alcanzar su verdadera altura”, porque es cierto que “cuando en el deseo se abre la ventana hacia la voluntad de Dios, esto ya es un signo de la presencia de la fe en el alma.

Fuente: Zenit

miércoles, 7 de noviembre de 2012

martes, 6 de noviembre de 2012

MARTIRES DEL SIGLO XX EN ESPAÑA

Hoy celebramos en la Iglesia, la fiesta de los mártires del siglo XX en España. ¿Cómo se puede hacer fiesta con la muerte de inocentes?. Parte de la respuesta puede estar en esta reflexión sobre la liturgia del día que hemos encontrado en www.archimadrid.org. Que ellos intercedan por nosotros.


Hoy seguimos leyendo fragmentos de la carta de san Pablo a los cristianos de Filipos. Si ayer les exhortaba, también a nosotros, a la unidad, hoy escuchamos como el fundamento de todo se encuentra en Cristo. Para el cristiano todo el sentido de la vida se encuentra en el Señor. ¿Qué hemos de hacer sino penetrar cada vez más en el Corazón del Hijo de Dios para conocerlo mejor? Y a la luz de ese conocimiento amoroso también nos iremos descubriendo mejor a nosotros mismos. Y veremos que es posible, en cualquier circunstancia, crecer en la amistad con Jesús.

San Pablo nos conduce a un conocimiento de Cristo que empieza por su naturaleza divina. Así va a mostrarnos que aún es más maravilloso todo lo que va a recordar. Porque quien era Dios asumió la condición de hombre (se rebajó), y aún después siguió descendiendo en su humildad para entregar su vida por nosotros con una muerte que conjugaba el sufrimiento y la ignominia (la cruz).

En el contexto de la carta descubrimos que san Pablo no está haciendo simplemente una indicación para decirnos que seamos buenos, sino que nos dice que hay un modo propio de comportarse que corresponde a la identificación con Cristo. Existe la tentación a creerse superiores, a querer mantener una vida religiosa que no nos suponga ninguna humillación a favor de los demás. San Pablo nos recuerda que todo verdadero amor pasa por abajarse. De hecho Dios no nos ama por nuestra bondad, sino que lo hace para que seamos buenos. Kierkegaard, un pensador danés, recordaba que si Jesucristo hubiera de amarnos cuando nosotros estuviéramos a su nivel nunca podría haberlo hecho. La grandeza de su amor se muestra en que desciende a nuestro nivel y, amándonos, nos hace buenos. Desciende para que nosotros podamos subir. Y de esa manera nos da ejemplo a nosotros. Y no solo eso, sino que nos ayuda con su gracia.

Fijémonos en que el Apóstol utiliza un lenguaje sorprendente. Así, por ejemplo, dice que Jesús “tomó la condición de esclavo”, o que “se hizo obediente”. Ser esclavo significa someterse al deseo de otro. Cristo se somete a nuestro deseo de felicidad, enturbiado por el pecado, para que este pueda cumplirse verdaderamente. Queremos ser felices y no sabemos como hacerlo. Nuestro camino de felicidad está marcado por el capricho y el desorden. Jesús se rebaja para sanar nuestro corazón y, siendo obediente la Padre, nos conduce a nosotros a la obediencia. Con la paradoja de que nuestra obediencia a Dios supone también nuestra felicidad.

Hoy celebramos también la memoria de Los mártires del siglo XX en España. Son numerosos, y aún estamos a la espera de que la Iglesia proclame beatos a otros muchos. En los mártires encontramos un ejemplo de identificación con Cristo también en el camino de la muerte. Fueron obedientes, porque no negaron a su Señor ni aún ante las amenazas de la muerte. Por el contrario, aceptaron el sufrimiento, y lo vivieron con amor. Muchos de ellos entregaron la vida personando a sus verdugos. De esa manera querían conducirlos también a la reconciliación con Dios, a la felicidad que ellos ya experimentaban y que gozan ahora más plenamente en el cielo. Pidamos su intercesión para que también nosotros alcancemos una identificación tan grande con Cristo.

domingo, 4 de noviembre de 2012

DOMINGO XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO



Los judíos, en su afán por estudiar y cumplir perfectamente la Ley, concluyeron que Dios había dado a Moisés 613 mandamientos, 365 negativos (uno por cada día del año) y 248 positivos (uno por cada miembro del cuerpo).

David los redujo a 11:



“Salmo. De David. Señor, ¿quién puede morar en tu Tienda? ¿Quién puede habitar en tu monte santo? —

El que camina con integridad, el que practica la justicia, el que habla con corazón sincero,

no calumnia con su lengua, no hace mal a su hermano, ni levanta infamia contra su prójimo;

el que tiene por vil al réprobo y honra a los que temen al Señor; el que no se desdice aunque jure en propio daño,

el que no presta a usura su dinero, ni acepta soborno contra el inocente. El que obra así no vacilará jamás.”

(Ps 15,1–5)



Isaías los redujo a 6



“En Sión los pecadores tienen miedo, un temblor se apodera de los impíos. ¿Quién de nosotros podrá vivir con fuego devorador, quien de nosotros podrá vivir con llamas perpetuas?

El que camina con justicia y habla con rectitud, el que rechaza el lucro de la rapiña, el que sacude sus manos para no recibir soborno, el que se tapa el oído para no oír de crímenes, el que cierra los ojos para no ver la maldad;”

(Isa 33,14–15)



Micah los redujo a 3



“¡Hombre! Ya se te indicó lo que es bueno, lo que el Señor quiere de ti: practicar la justicia, amar la caridad y conducirte humildemente con tu Dios.”

(Mic 6,8)


Isaías, de nuevo, los redujo a 2



“Esto dice el Señor: «Guardad el derecho y practicad la justicia, que pronto va a llegar mi salvación y a revelarse mi justicia».”

(Isa 56,1)


Amós los redujo a uno.



“Porque así dice el Señor a la casa de Israel: «Buscadme a Mí y viviréis.”

(Amos 5,4)


Habacuc lo redujo a uno.



“Se derrumbará el que no tiene alma recta, pero el justo vivirá por su fidelidad.”

(Hab 2,4)



Cf. R. Simlai (ca. 250 d C, en bMak 23b-24a).

Y Jesús...
Ah...
Eso ya lo sabéis.



“Jesús respondió: — El primero es: Escucha, Israel, el Señor Dios nuestro es el único Señor; y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.”

(Mark 12,29–31)


Saberlo nos hace estar cerca del Reino de Dios.
Pero para entrar hay que practicarlo. Arrojarse.

Del blog: "Todo era bueno"

viernes, 2 de noviembre de 2012

NUESTROS HERMANOS DIFUNTOS





Hemos puesto un cuaderno en la entrada de la parroquia, y cada página es una de las Misas que se celebran este mes de noviembre. Animamos ayer a todo el mundo a apuntar en las Misas el nombre de sus difuntos, a los que quieren que se les aplique una Misa este mes. La respuesta ha sido buenísima, hay un montón de intenciones para este mes. Animé a pensar, además de en los seres más queridos, en aquellos que ta vez hemos olvidado más: esa tía abuela soltera que murió hace quince años, ese amigo cuya familia no era muy creyente, ese mendigo que un día apareció muerto cerca de tu casa…, por aquellos que tal vez se han ofrecido menos Misas…, o ninguna.

“No os asustéis. ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? No está aquí. Ha resucitado. Mirad el sitio donde lo pusieron”. La certeza de la vida eterna y de que la salvación es un don gratuito de Dios -que nosotros debemos de acoger-, hace que especialmente en este mes de noviembre recemos por los difuntos. Ninguna Misa se desaprovecha y el Señor coge cada oración por los difuntos. También en este año de la fe es bastante fácil lucrar indulgencias plenarias por nuestros difuntos, no lo dejemos en el olvido. Estoy convencido que las benditas ánimas del purgatorio están eternamente agradecidas a nuestras oraciones . Tratarlas en nuestra oración , pedirle a la Virgen que derrame la gracia de Dios para que pronto lleguen a la meta, encomendarles asuntos y tareas está muy olvidado, pero es buenísimo hacerlo. Cuando tanta gente cree en fantasmas y cosas esotéricas, nosotros confesamos la fe en Dios, Dios de la vida y de la eternidad, que nos tiene a cada uno en sus manos ahora y siempre.

Hay una anécdota que siempre me ha hecho cierta gracia y me gusta contar. Murió el párroco de un pueblo y, como era un sacerdote entregado y celoso, murió con cierta fama de santidad. Todo el mundo acudía a su tumba a pedirle cosas y su sucesor continuaba su tarea y citaba la vida de su antecesor como la de un sacerdote ejemplar. Pasó el tiempo y una noche, al nuevo párroco del lugar, se le apareció el alma del difunto párroco y le pidió: ¿Queréis dejar de hablar bien de mi y ofrecerme alguna Misa? Estoy en el purgatorio y todo el mundo me pide cosas pero no reza por mi salvación.

Pues recemos hoy, este mes y siempre por los difuntos. Ojalá el día de nuestra muerte muchas Misas se apliquen para que por la misericordia de Dios gocemos del cielo. Que Santa María, reina de cielos y tierra y mediadora de la gracia, ayude a muchas benditas ánimas del purgatorio a llegar pronto a su destino.

Comentario a la liturgia del día en www.archimadrid.org

jueves, 1 de noviembre de 2012

SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS



Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 1-12a

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles:

- «Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados.

Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra.

Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.

Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.

Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.»

Es bueno saber a donde vamos. Hay veces que hablo con chavales que están cumpliendo una medida judicial y cuando están muy “rayados”, enfadados, mosqueados o hartos, les recuerdo que la medida se acabará, que llegará un día en que salgan. Más difícil es cuando ya están fuera y se encuentran con la dureza de la vida, el paro, la marginación y el abandono explicarles que también saldrán de eso…, es más, que no es ese su verdadero ser. Que en medio de las dificultades, de su pobreza, de su fragilidad son hijos de Dios. Sus metas son económicas, de prestigio, de comodidad… metas pequeñas.

Hoy es la festividad de todos los santos. Sin duda toca hablar de santidad. Santidad personal y santidad en la Iglesia. Pero para que podamos meditar sobre la santidad es necesario, casi indispensable, que miremos al final. Muchas ves nos da cierto “repelús” hablar del cielo, como si fuera el consuelo de los tontos. Pero si no miramos el cielo no miraremos nuestra vida. Ojalá contemplásemos el cielo muchas veces y tengamos verdaderos deseos de estar allí, con Jesús, junto a Dios Padre y el Espíritu Santo, justo a la Virgen y todos los santos, junto a nuestros seres queridos y al lado de todos aquellos han llegado justo alSeñor porque Él ha querido servirse de nuestras pobres vidas. Contemplar el cielo y tener ganas de él. El otro día veía la última película sobre San Felipe Neri y como, ante las distintas circunstancias de la vida, respondía: “Prefiero el paraíso”.Pues nosotros hoy también tenemos que preferir el paraíso, y para eso hay que tener ganar de llegar.

Hoy es un día para disfrutar. Contemplar el cielo y echarle imaginación y decirle a Jesús: “¡Yo quiero estar allí!”. Y con ese deseo ni tentaciones, ni pasado, ni dificultades, ni obstáculos, ni miserias personales me van a desviar del camino. Ten la certeza que es lo que Dios quiere y está deseando que lo consigas. Tenemos toda su ayuda. ¡A por ello!

Hoy no me da tiempo a más. De la mano de la Virgen hagamos hoy nuestra escapada al cielo.

Publicado en www.archimadrid.org