Hoy celebramos la fiesta de Santa Catalina de Siena, patrona de Europa. Aunque es conocida de nombre es muy probable que conozcamos poco de su vida. También ha sido proclamada Doctora de la Iglesia y sus enseñanzas, de alto contenido místico, se encuentran sobre todo en un libro conocido como El Diálogo.
¿Quién fue Catalina de Siena? Nació en 1347 y murió en 1380. Como sucede con otros santos, la brevedad de su vida no fue obstáculo para que Dios mostrara, a través suyo su poder y misericordia y para que, una vez más, recordemos las palabras de Jesús: “te doy gracias, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla”. Porque Catalina, que recibió poca formación intelectual nos ha dejado una obra que es un auténtico tesoro. Numerosas gracias místicas, incluidos los estigmas, le acompañaron durante su vida y fueron formando su interioridad. Dichas experiencias se transforman en enseñanzas para toda la Iglesia en El Diálogo.
Desde pequeña siente la llamada de consagrarse al Señor y, contra el parecer de sus padres inicia una vida de recogimiento y mortificación. Después de varios años de lucha consigue ingresar como terciaria dominica. Su nuevo estado no la aparta de la familia, con la que continúa viviendo, pero ahora puede compaginar las tareas domésticas con un cuidado más organizado de su vida espiritual.
Pero su profunda y singular vida interior, con gracias muy grandes, como su desposorio místico con Dios no la apartan de su trabajo en el mundo. Junto a una fecunda maternidad espiritual, encuentra también tiempo para prodigarse en el ejercicio de la caridad. Así durante una durísima epidemia de Peste ocurrida en Siena en 1974 ella misma se dio sin medida e impulsó a otros a hacerlo para ayudar a los sufrientes.
Pero Dios también la eligió para que trabajara por la paz, la defensa de los derechos de la Iglesia. Se dedicó incansablemente para lograr la paz entre la ciudad de Florencia y el Papa. También defendió los derechos del Papa urbano VI cuando el cisma de Occidente. En aquellos tiempos tan difíciles, el Señor quiso mostrar su poder y sabiduría a través de una mujer sencilla, desbaratando así la sabiduría de este mundo. Es muy recomendable hacerse con una biografía detallada de esta santa para alegrarse por todos los dones que Dios le concedió y su celo a favor de la Iglesia y por la salvación de las almas.
Fue una santa profundamente marcada por la conciencia de la misericordia y providencias divinas. Su acción histórica es un modelo, pero sus enseñanzas, tienen una profunda actualidad para nosotros en este momento que vive Europa. Ni podemos olvidar que Dios rige sabiamente los destinos del mundo ni debemos dejar de acogernos a su infinita misericordia. Que Santa Catalina interceda por nosotros.
De Archimadrid
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