sábado, 28 de febrero de 2009

MARÍA Y EL DON DE LA VIDA


De Rincón Mariano:
¡Mi vida no es mía!

Si nos ponemos en la piel de María, algo que sorprende es la rapidez con que dice que sí a lo que Dios le pide, la generosidad ante su vocación. ¿Sabes por qué actúa así? Porque es consciente de algo muy importante que muchos no sabemos, o si lo sabemos enseguida lo olvidamos: su vida no es suya.
García Morente, filósofo no creyente, se convirtió al darse cuenta de esto. Él lo explica con estas palabras que, aunque no son fáciles, si las lees con atención verás qué interesante:
"Mi vida, los hechos de mi vida, se habían realizado sin mí, sin mi intervención (se refiere al trabajo que tenía, las amenazas que recibió, tuvo que emigrar dejando a su familia...). Yo los había presenciado pero en ningún momento provocado. Me pregunto, entonces: ¿Quién pues, o qué era la causa de esa vida, que siendo mía, no era mía? Lo curioso era que todos esos acontecimientos pertenecían a mi vida, pero no habían sido provocados por mí; es decir, no eran míos. Entonces, por un lado, mi vida me pertenece, pero, por otro lado, no me pertenece, no es mía, puesto que su contenido viene en cada caso producido y causado por algo ajeno a mi voluntad". Sólo encontraba una solución para entender la vida: algo o alguien distinto de mí hace mi vida y me la entrega.

Madre mía, enséñame esta lección: Mi vida es mía y no es mía. Alguien distinto de mí hace mi vida y me la entrega. Yo con libertad la vivo como quiero, pero hay Otro que me la entrega con un para qué, con un fin, con una misión. Por eso mi vida es mía y es de Dios: somos copropietarios. Mi vida es para Dios, y por Él, para los demás, porque libremente quiero hacer el bien.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

me parece que Garcia Morente,cuando descubrió que Alguien manejaba los hilos de su vida,pasó una dura crisis y tal vez "mil vuelos pasé en un vuelo" porque cruzó por una profunda experiencia mística y perdió por unas horas la nociñon del tiempo.Luego la conversión,después la entrega incondicional,no podía ser de otra manera.!que bello!Devolverle mi vida,que nunca ha sido mia,al Señor.Y añado algo que no salió en unos comentarios.Conseguí entrar en el Via Cruces.Habeis escogido unos personajes .mimpactantes.!CUANTO DOLOR Y CUANTA SANGRE!me impresionó algo visto mil veces,pero no así:Desnudan a Jesús,ya no tiene nada suyo,solamente la agonia y unas pocas palabras que diría reuniendo las escasas fuerzas.Y resulta,que hace algo más de dos mil años,YO ESTUVE ALLÍ Más vale que no añada nada.Un abrazo M.A

Germán dijo...

Esta tarde entre quehacer y quehacer el Espíritu Santo ha querido regalarme una alegría de las muchas con las que inmerecidamente me agasaja diariamente y a las que uno no llega, por muchas que estas se prodiguen, a acostumbrarse.
Ha querido que inicie esta Cuaresma acercándome a uno de los textos a los que había dedicado antes poco tiempo. Veréis por qué.
El profeta Oseas no es de los más conocidos, al menos para mí, sin embargo siempre me llamó la atención que fuera éste el primero de los profetas que describiera la relación entre el Señor e Israel en términos de unión matrimonial y al pecado como un adulterio o delito contra el amor.
Al leer el evangelio de este 1º domingo de Cuaresma (Mc 1, 12-15), breve y escueto, pero luminoso, el Señor ha suscitado en mí la necesidad de comunicaros con mucha alegría: ¡Qué Bueno y qué Grande es Dios! ¡Cuánto nos ama! ¡Cómo nos ama hermanos!
Me ha trasladado físicamente al inhóspito paraje del desierto donde Jesús fue tentado por el diablo. Se me ha concedido la gracia de poder contemplar in situ el lugar donde el mismo Dios hecho hombre decide prepararse espiritualmente para cumplir fielmente la voluntad de su Padre. También su humanidad pasa por esa inquietante experiencia de ser y sentirse tentada. En comunión profunda con su Padre será capaz de vencer a las tentaciones pero su Padre –para manifestar de forma clara y nítida su amor y su infinita misericordia hacia los hombres, sus criaturas- y aun doliéndole más que a su propio hijo no le ahorra ni uno solo de los sufrimientos y le hace pasar por ellas.
Su Padre se lo llevó al desierto y le habló al corazón. Se lo llevó al desierto a enfrentarse a la primera batalla seria a la que hubo de enfrentarse que no la última. Cuarenta días y cuarenta noches de soledad, de desierto, de silencio, de diálogo amoroso con su Padre. Allí halló lo que buscaba, fue tentado sí pero no cupo Satanás, no cupo la duda sino al contrario, la seguridad y el deseo profundo de ser don de Dios para todos nosotros y nuestro redentor.
Aquí es donde enlazo con el profeta Oseas. “yo voy a seducirla y la llevaré al desierto –dice el Señor– y le hablaré al corazón... y allí cantará como cantaba en los días de su juventud” (Os 2, 16-17).
¿Dónde si no en el silencio del alma donde podremos encontrarnos con Dios? ¿Dónde si no seremos capaces de escuchar su susurro? El nos enamorará tan pronto como seamos capaces de abrir nuestros ojos o seamos capaces de quitarnos los tapones que tenemos en nuestros oídos. Y entonces podrá decirnos “te llevaré al desierto y te hablaré al corazón”
La homilía de esta tarde me ha hecho avivar la esperanza y la confianza de que con Él hablándome al corazón las tentaciones solo serán eso, tentaciones.
En los corazones de Jesús y de María, Feliz y Santa Cuaresma.
Germán.

Anónimo dijo...

No hay edad humana para el Señor.La Palabra,esta vez de la mano de Oseas es eternamente joven y una autentica declaración del más tierno amor.Y ya seducida en el desierto,en la soledad,la criatura cantará como en los dias de su juventud porque para su creador,esta no ha pasado.ES PARA SIEMPRE.!Cuanta esperanza!.Un abrazo M.A