jueves, 19 de febrero de 2015

QUE TOME SU CRUZ CADA DÍA

"Una nota característica de este retiro ha sido una gran paz y una gran alegría interior, que me dan el coraje de ofrecerme al Señor para todos los sacrificios que quiera peir a mi sensibilidad. De esta calma y de esta alegría, quiero que todo mi ser y toda mi vida estén siempre penetradas, por dentro y por fuera. Cuidaré de guardar esta alegría interior y exterior.

La comparación de S. Francisco de Sales que me gusta repetir: "Estoy como un pájaro que canta sobre un matorral de espinas", debe ser una invitación continua para mí. Por tanto, pocas confidencias sobre lo que puede hacer sufrir; mucha discreción e indulgencia juzgando a los hombres y las situaciones: me esforzaré por rezar especialmente por los que me hacen sufrir, y luego en toda cosa una gran bondad, una paciencia sin límites acordándome de que otro sentimiento no está conforme con el espíritu del Evangelio y de la perfección evangélica. Desde el momento que hago triunfar la caridad cueste lo que cueste, quiero pasar por un hombre cualquiera. Me dejaré atropellar, pero quiero ser paciente y bueno hasta el heroísmo."



S. Juan XXIII Papa que convocó el Concilio Vaticano II.

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