Se había convertido en el objeto de deseo de los grandes clubes de fútbol
italianos, hasta que finalmente en el 2003 la Juventus lo fichó. Legrottaglie
cosechó grandes éxitos durante ocho años, pero las continuas fiestas no le
saciaban.
"Muchas
fiestas pero me sentía solo"
«Estaba vacío por dentro. Salía
con mis compañeros, iba a las fiestas, llegaba tarde pero, una vez que volvía a
casa, me preguntaba: ¿qué me ha quedado de esta noche?», comienza a explicar en
su testimonio. Al comenzar a jugar para la Juve se dio cuenta de que algo estaba
cambiando: «Estaba viviendo el sueño de mi vida, había trabajado toda mi vida
para llegar ahí... Y, sin embargo, me sentía solo».
«Me sentía
incompleto, no me gustaba a mí mismo»
Nicola Leggrottalie, ahora
jugador del Catania, reconoce que tener dinero y fama «no es suficiente» para
ser feliz. «Me sentía incompleto, no me gustaba a mí mismo. He aprendido por
experiencia que el dolor es un camino para llegar a la felicidad».
«Quizá no habría
encontrado a Dios si no hubiera tocado fondo», admite. ¿Y cómo tocó fondo?
Quizá, reconoce, su dependencia al sexo. «Veía a una mujer y la deseaba
sexualmente». Después, sin embargo, «cuando ya la había conseguido, no me
preocupaba por ella y esto me hacía sentirme mal».
Hoy el defensa
agradece a Dios por haberle ayudado porque habría podido casarse con la mujer
equivocada y haber traído al mundo hijos que no habrían nacido en una familia
infeliz.
Un cambio tras
otro
El
cambio llegó de la mano de otro colega de la profesión. Tomás Guzman, jugador en
aquel momento del Siena, junto con su mujer, le ayudaron a mirar atrás. A darse
cuenta de los errores. A buscar un nuevo camino para llenar el vacío. «He
comenzado a rezar, a leer la Biblia, y paso a paso me di cuenta de que,
siguiendo las palabras del Evangelio, llenaba ese vacío», explica.
Leer la Biblia
con amigos
¿Y cómo pasa ahora sus noches,
en lugar de ir de fiesta siempre? «Quedo con un grupo de amigos de Torino a leer
la Biblia, organizamos cenas en una pizzeria o en casa, incluso cantamos»,
enumera. «¡He descubierto que tengo buen oído!», bromea.
Pero no es la única
cosa que ha cambiado en la vida del ex defensa de la Juve. Desde que se
convirtió de nuevo al cristianismo, ha vivido en la castidad. ¿Años sin sexo?
Sí, pero no son perdidos, asegura.
«Amando a Dios
siento que el deseo sexual se aminora, puedo resistir sin él. Sé que Dios ha
elegido para mí la persona justa, estoy solamente esperándola», asegura
contento. «Por eso, la respeto desde este momento. Espero que ella haga lo mismo
y se esté portando bien...», señala de modo divertido.
Vivir la fe en
la Liga profesional
Legrottaglie reconoce que no le
importa lo que piensan sus compañeros, se ríe de sus bromas porque también él
fue como ellos. «Dios me da serenidad para afrontar de la mejor manera posible
mi vida», explica.
Entre sus colegas
de profesión algunos le respetan, otros no se resisten y cuando él aparece
intercambian miradas maliciosas. Eso sí, si uno de ellos dice cualquier
blasfemia en el campo, el defensa le pide evitarlo.
La conversión
en dos libros
En 2009 y 2010 el ex defensa de
la Juve publicó dos libros (Ho fatto una promessa y Cento volte tanto) en los
que contaba su experiencia de conversión y cómo la ha vivido en el campo
futbolístico. En ambas obras escribe algunos juicios negativos contra el mundo
del fúbtol: «Me he dado cuenta, durante mi crecimiento espiritual, de que en el
fútbol no hay lugar para Dios y, sobre todo, que hay poca valentía para salir a
la luz y decir lo que se piensa. Es muy cómodo ser igual a los demás para no
tener problemas y para que no te tomen el pelo».
LLevar la
palabra de Dios por el mundo
La única pregunta que queda por
hacer es evidente. ¿Cómo imagina el futuro? «Dada mi popularidad, intentaré
llevar la palabra de Dios por todo el mundo».
Hay quien asegura
que Legrottaglie se hará sacerdote, pero él mismo asegura que no se siente a la
altura. El primer viaje que quiere realizar será a Tierra Santa, y después
querría irse a África a ayudar a dos asociaciones que ayudan en el terreno de la
adopción. El ha adoptado ya nueve niños a distancia, pero le gustaría «hacer aún
más por ellos».
Fuente: ReL
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