miércoles, 6 de febrero de 2013

TESTIMONIO

Se había convertido en el objeto de deseo de los grandes clubes de fútbol italianos, hasta que finalmente en el 2003 la Juventus lo fichó. Legrottaglie cosechó grandes éxitos durante ocho años, pero las continuas fiestas no le saciaban.

"Muchas fiestas pero me sentía solo"
«Estaba vacío por dentro. Salía con mis compañeros, iba a las fiestas, llegaba tarde pero, una vez que volvía a casa, me preguntaba: ¿qué me ha quedado de esta noche?», comienza a explicar en su testimonio. Al comenzar a jugar para la Juve se dio cuenta de que algo estaba cambiando: «Estaba viviendo el sueño de mi vida, había trabajado toda mi vida para llegar ahí... Y, sin embargo, me sentía solo».


«Me sentía incompleto, no me gustaba a mí mismo»
Nicola Leggrottalie, ahora jugador del Catania, reconoce que tener dinero y fama «no es suficiente» para ser feliz. «Me sentía incompleto, no me gustaba a mí mismo. He aprendido por experiencia que el dolor es un camino para llegar a la felicidad».


«Quizá no habría encontrado a Dios si no hubiera tocado fondo», admite. ¿Y cómo tocó fondo? Quizá, reconoce, su dependencia al sexo. «Veía a una mujer y la deseaba sexualmente». Después, sin embargo, «cuando ya la había conseguido, no me preocupaba por ella y esto me hacía sentirme mal».

Hoy el defensa agradece a Dios por haberle ayudado porque habría podido casarse con la mujer equivocada y haber traído al mundo hijos que no habrían nacido en una familia infeliz.

Un cambio tras otro
El cambio llegó de la mano de otro colega de la profesión. Tomás Guzman, jugador en aquel momento del Siena, junto con su mujer, le ayudaron a mirar atrás. A darse cuenta de los errores. A buscar un nuevo camino para llenar el vacío. «He comenzado a rezar, a leer la Biblia, y paso a paso me di cuenta de que, siguiendo las palabras del Evangelio, llenaba ese vacío», explica.


Leer la Biblia con amigos
¿Y cómo pasa ahora sus noches, en lugar de ir de fiesta siempre? «Quedo con un grupo de amigos de Torino a leer la Biblia, organizamos cenas en una pizzeria o en casa, incluso cantamos», enumera. «¡He descubierto que tengo buen oído!», bromea.


Pero no es la única cosa que ha cambiado en la vida del ex defensa de la Juve. Desde que se convirtió de nuevo al cristianismo, ha vivido en la castidad. ¿Años sin sexo? Sí, pero no son perdidos, asegura.

«Amando a Dios siento que el deseo sexual se aminora, puedo resistir sin él. Sé que Dios ha elegido para mí la persona justa, estoy solamente esperándola», asegura contento. «Por eso, la respeto desde este momento. Espero que ella haga lo mismo y se esté portando bien...», señala de modo divertido.

Vivir la fe en la Liga profesional
Legrottaglie reconoce que no le importa lo que piensan sus compañeros, se ríe de sus bromas porque también él fue como ellos. «Dios me da serenidad para afrontar de la mejor manera posible mi vida», explica.


Entre sus colegas de profesión algunos le respetan, otros no se resisten y cuando él aparece intercambian miradas maliciosas. Eso sí, si uno de ellos dice cualquier blasfemia en el campo, el defensa le pide evitarlo.

La conversión en dos libros
En 2009 y 2010 el ex defensa de la Juve publicó dos libros (Ho fatto una promessa y Cento volte tanto) en los que contaba su experiencia de conversión y cómo la ha vivido en el campo futbolístico. En ambas obras escribe algunos juicios negativos contra el mundo del fúbtol: «Me he dado cuenta, durante mi crecimiento espiritual, de que en el fútbol no hay lugar para Dios y, sobre todo, que hay poca valentía para salir a la luz y decir lo que se piensa. Es muy cómodo ser igual a los demás para no tener problemas y para que no te tomen el pelo».


LLevar la palabra de Dios por el mundo
La única pregunta que queda por hacer es evidente. ¿Cómo imagina el futuro? «Dada mi popularidad, intentaré llevar la palabra de Dios por todo el mundo».


Hay quien asegura que Legrottaglie se hará sacerdote, pero él mismo asegura que no se siente a la altura. El primer viaje que quiere realizar será a Tierra Santa, y después querría irse a África a ayudar a dos asociaciones que ayudan en el terreno de la adopción. El ha adoptado ya nueve niños a distancia, pero le gustaría «hacer aún más por ellos».

Fuente: ReL

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