martes, 5 de febrero de 2013

LA PALABRA CONTIENE A DIOS

¡Jesús es fantástico! ¡Qué poco lo conocemos si no leemos con amor el Evangelio! Muchas veces nos hemos hecho de él una imagen nuestra, de acuerdo con una piedad tradicional empobrecida. Sin embargo, en el Evangelio se manifiesta tal como es: él es Dios. Se revela continuamente como Dios. Un Dios que habla, que está cansado, que camina, que tiene discípulos... ¡Un Dios Hombre!.
¡Las Palabras de Jesús! Debe de haber sido su mayor arte, por decir así. ¡El Verbo hablando con palabras humanas: qué contenido, qué acento, qué voz, qué intensidad!
Las oiremos de nuevo en el Paraíso. El me hablará, nos hablará. Esto será el cielo, mañana, pronto.

El Evangelio en al Iglesia es Jesús histórico desplegando: la Revelación. Las expresiones del Evangelio de Juan "tu palabra", "las palabras que tú me comunicaste", "que yo vengo de tí", "que tú me has enviado" son, en cierto modo, sinónimas; mejor dicho: las palabras que Jesús dijo a los apóstoles son el Verbo mismo generado por el Padre; o mejor, están todas en el Verbo encarnado.
ESta interpretación me produce cierta embriaguez espiritual porque, si es así, la Palabra de Dios que nosotros vivimos, con la que nos comunicamos, es el mismo Jesús.
Por lo cual, si dtodo el día vivimso la Palabra, estamos en comunión continua. ¡Qué abismos encierran las Palabras de Dios! Pues contienen a Dios mismo. Cada Palabra de vida es Jesús. En cada Palabra está toda la Palabra, igual que en la Palabra está cada Palabra.

Chiara Lubich.

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