domingo, 25 de julio de 2010

SOLEMNIDAD DE SANTIAGO APOSTOL, PATRÓN DE ESPAÑA


Hoy en nuestra Casa, en nuestra Parroquia nos han comunicado que D. David Sánchez nos deja. Marcha, siguiendo el mandato de nuestro Arzobispo, a estudiar a Roma. Han sido dos años de entrega a nuestra Parroquia, a sus niños, adolescentes, jóvenes, matrimonios, enfermos; dos años también de formación en el Convictorio Diocesano.
Le encomendamos en nuestra oración, ahora que se encuentra en el campamento de Anaz (Cantabria), con un grupo de adolescentes de nuestra Parroquia y elevamos nuestra acción de gracias a Dios, que nos ha permitido tenerle entre nosotros durante estos dos años.

No así entre vosotros
Nadie podrá decir que la Palabra de Dios ha perdido actualidad, o que no responde a los problemas de los hombres y mujeres de esta época. El texto del Evangelio que la Iglesia propone para la fiesta de Santiago, no sólo responde, sino que ofrece pistas claras: lo primero que quiere conocer el Señor es si somos capaces de aceptar la cruz y de seguirle, pero de verdad, como lo explica san Pablo: «Cristo os ha amado y se ha ofrecido por vosotros, ofreciéndose a Dios como sacrificio. Haceos, pues, imitadores de Dios, caminad en la caridad». Ya podréis observar que, cuando se habla de cruz, de servicio, está aparejado necesariamente el amor, un amor humilde y con carácter de servicio. «El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos», escuchamos en el Evangelio. Cuando Jesús lava los pies a los Apóstoles, les dice: «Os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros» (Jn 13, 15). El Señor les ha denunciado la formas que tiene el mundo de actuar, entre opresiones y tiranías; pero entre nosotros, en la Iglesia, las cosas son diferentes: «El que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor; y el que quiera ser el primero entre vosotros, será el esclavo de todos». ¿Está claro? Por esta razón, me parece genial que el Santo Padre, Benedicto XVI, haya vuelto a rechazar la tentación de hacer carrera y el afán de poder dentro de la Iglesia, que no es éste un tema secundario (miércoles, 3 de febrero de 2010). Pero fue bello cuando abrió los espacios a la esperanza y nos recordó el camino: «Es Cristo -apuntó- el bien más precioso que los hombres y las mujeres de todo tiempo y de todo lugar tienen el derecho de conocer y de amar. Es consolador ver cómo, también en la Iglesia de hoy, son tantos los pastores y fieles laicos que, con alegría, gastan su vida por este ideal supremo».


No debemos cometer el error de los hijos del Zebedeo, al buscar privilegios especiales. Es de sabiduría popular, y habría que grabarla en lo hondo de nuestra espiritualidad, que desear una obra buena es bueno, pero desear el honor no está en consonancia con el Reino. El podemos de los Hijos del trueno fue fruto de la ignorancia ante lo que les esperaba. El Señor, de un plumazo, descalificó la envidia de los diez discípulos molestos y la arrogancia de Santiago y Juan. Venga, tomemos nota y no descuidemos nuestra esencia: que nos empuje a todos el ser fervientes en la oración, valientes en vivir la fe, profundamente enamorados de Jesucristo…, y pidamos a Dios que enriquezca siempre a la Iglesia con auténticos predicadores del Evangelio.


+ José Manuel Lorca Planes
obispo de Cartagena y A.A. de Teruel y Albarracín

2 comentarios:

Angelo dijo...

Serán unos años de gracia en la ciudad eterna. Guardo los mejores recuerdos y gracias alcanzadas en la capital del catolicismo. Lo llevo en mi oración.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

David, damos gracias a Dios por tu presencia entre nosotros, por tu entrega, por todo lo que hemos vivido (buenos y no tan buenos momentos), gracias por estar ahí.....también damos gracias al Señor, cómo no, por tu sacerdocio... estés donde estés sacerdote de Dios para siempre y como decía la Madre Maravillas: "lo que Dios quiera, cómo Dios quiera y cuándo Dios quiera".
Un abrazo de esta familia López Martín. Cuenta con nuestra oración.