Miércoles de Ceniza: "Ahora es tiempo de gracia, ahora es tiempo de salvación" S. Pablo a los Corintios.
La Cuaresma tiene mala prensa. Parece que sea un tiempo de tristeza, de depresión, de privaciones impuestas. Como si después de la fiesta en libertad del Carnaval, la penitencia cuaresmal quisiera compensarlo.
Lo sorprendente es que no sólo suele verse así por quienes están alejados de la comunidad cristiana, sino que también con frecuencia desde dentro de ella tendemos a considerarla así. No la vemos como un tiempo de ilusión esperanzada como el Adviento, por ejemplo. Sino como un paréntesis sin horizonte. Aunque admitamos que es importante para la vida del cristiano, nos cuesta entender el sentido hondo de esta importancia.
Por eso, la apuesta, es descubrir la Cuaresma.
Lo fundamental para vivir, para celebrar, también para ayudar a celebrar estas semanas cuaresmales, es borrar y superar esta deficiente compresión. Y descubrir que es todo lo contrario. Que no es un tiempo cerrado en sí mismo sino abierto a la Pascua, que no es un paréntesis sino un camino. Que si se nos pide un esfuerzo es para abrirnos más radicalmente a la gran alegría de lo que expresa la Pascua: el amor sin límites, salvador y renovador, de Dios. Es verdad que es un tiempo de penitencia, no significa propiamente imponerse castigos sino convertirse, es decir, abrirse a la gran verdad, al gran amor, a la gran esperanza que es Dios, el Padre que nos ha revelado y comunicado Jesús, quiere vivir en nosotros por su Espíritu.
Por eso, no es de extrañar que el prefacio primero de Cuaresma nos hable de lo que la define: el anhelo de la celebración de la Pascua. Algo que nos causa alegría y nos pide conversión de corazón. Que nos pide abrirnos más, mucho más, al amor de Dios y al servicio de los hermanos. Y cuya meta es avanzar en la comunión filial con Dios, un camino que se basa y se expresa en la celebración de los sacramentos que dan vida nueva.
…Concedes a tus hijos anhelar, año tras año, la celebración de la Pascua, con alegría y conversión de corazón. Para que, dedicados con mayor entrega a la oración y al servicio de los hermanos, lleguemos a ser con mayor plenitud hijos tuyos con la celebración de los sacramentos que nos dan nueva vida. (Según el prefacio I de Cuaresma)
Publicado en la revista Ecclesia. Sigue leyendo en este enlace
5 comentarios:
Oremos unos por otros para que nuestra conversión sea real.Que podamos llegar a la Pascua con un corazón renovado.
Un abrazo y mi oración
Estoy de acuerdo contigo...es verdad que veo mas tristeza en este tiempo y un esfuerzo en hacer cosas que no nos salen que dejarnos llevar por un espiritu humilde y ya está, lo que El nos inspire callandico y con El, pero que no falte la sonrisa por no haber llegado a no sé donde.....Espero muy ilusionada la Pascua este año y entrar en la Cuaresma con un corazón contrito y pequeño pero llenito de confianza en el que Todo lo hace en mi....un abrazo
Estoy contenta y animosa al entrar en esta etapa, pero no te falta razón al decir estas pinceladas tristes. Es un tiempo estupendo para entrar en la Resurreción, un abrazo Balbi.
REconozco que otros años la cuaresma me daba más pereza, pero este año me pilla con ganas
Espero que sea un tiempo de gran conversión y que esta ilusión por acercarnos a Dios nos dure los 40 dias
Gracias por señalar la parte positiva de esperanza, servicio y conversión
Es extraño hablar de cuaresma, sin oir hablar de penitencia de sacrificios, de oraciones profundas
para obtener la conversion, como si dependiera unicamente de nuestros esfuerzos, es verdad que tenemos tener un deseo firme de convertinos y de tener un encuentro con Jesús, quitando aquello que nos obstaculize este encuentro, pero la verdadera conversión está en abrir el Corazón al Amor de Jesús para dejarse hacer po El, ánimo
Elpidio.
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