Los mitos acerca de los métodos naturales de regulación de la fertilidad, desmontados
Cómo habla nuestro cuerpo
Hay diversos tipos de métodos naturales de planificación familiar. Su objetivo: el propio conocimiento del cuerpo de la mujer; en concreto, sus períodos de fertilidad. Con ello, el matrimonio puede planificar concebir un hijo o esperar, por motivos razonables. Son sanos, fiables, promueven la igualdad y el respeto entre marido y mujer..., pero aún poco conocidos, y sobre ellos pesa una gran losa de leyendas urbanas. Las desmonta doña Marisa García Conde, directora de Woomb (la Organización Mundial del Método Billings) en España. He aquí el resultado de nuestra conversación con ella:
Los métodos naturales sirven solamente para intentar quedarse embarazada. Falso.
Cómo habla nuestro cuerpo
Hay diversos tipos de métodos naturales de planificación familiar. Su objetivo: el propio conocimiento del cuerpo de la mujer; en concreto, sus períodos de fertilidad. Con ello, el matrimonio puede planificar concebir un hijo o esperar, por motivos razonables. Son sanos, fiables, promueven la igualdad y el respeto entre marido y mujer..., pero aún poco conocidos, y sobre ellos pesa una gran losa de leyendas urbanas. Las desmonta doña Marisa García Conde, directora de Woomb (la Organización Mundial del Método Billings) en España. He aquí el resultado de nuestra conversación con ella:
Los métodos naturales sirven solamente para intentar quedarse embarazada. Falso.
Los métodos naturales (MN) se fundamentan en el conocimiento que la mujer tiene de cómo funciona su propio cuerpo y su fertilidad. Es decir, la mujer que los conoce puede saber qué días de su ciclo es fértil y qué días no. En función de este conocimiento, podrá, junto a su marido, obrar en consecuencia: si quieren concebir un hijo tendrán relaciones sexuales en el período más fértil. Si la intención es posponer un embarazo, evitarán las relaciones sexuales.
Los métodos naturales son machistas porque implican tan sólo a la mujer. Falso. Se podría decir todo lo contrario. En los MN, es la mujer la que marca los tiempos. Porque es ella la que tiene la información de los períodos de fertilidad e infertilidad. Por tanto, se abre la puerta a la iniciativa de la mujer en las relaciones, algo demandado por ellas durante mucho tiempo.Pero avanzando un paso más, podemos decir que los MN son responsabilidad de los dos. Los matrimonios que viven los MN, los viven de común acuerdo y los dos asumen la responsabilidad de tener o no una relación en un momento determinado del ciclo.En la enseñanza de los MN, se incide en la necesidad de que el hombre asista a los cursos y aprenda junto con la mujer, y se constata frecuentemente que éste queda admirado al conocer el misterio del funcionamiento del cuerpo de la mujer. Al final, en muchos casos son ellos los que apuntan en la gráfica e interpretan las observaciones de la mujer.Por el contrario, los métodos anticonceptivos son los que dejan caer la responsabilidad en uno de los dos miembros de la pareja, que además es el que sufre las consecuencias físicas (es ella la que va al quirófano, la que tiene que acordarse a diario de tomarse la pastilla, la que sufre los efectos secundarios...)Con los métodos anticonceptivos sí que es la mujer la que queda a merced del apetito del hombre en todo momento, puesto que ya no hay nada que le impida tener una relación sexual.
Los métodos naturales son machistas también porque no «dejan» a la mujer tener relaciones cuando más le apetece.Ciertamente estamos en la cultura del me apetece, de seguir el instinto, de aprovechar el momento, del aquí te pillo aquí te mato. Lo espontáneo tiene un valor por sí mismo, y en lo que se refiere a las relaciones sexuales, parece que se ha convertido en un sello de garantía.El amor no es espontáneo. La espontaneidad del amor es un mito romántico. En la dinámica del amor hay un primer momento del nacimiento, pero el paso fundamental es de sentir amor a aprender a amar, y eso no es espontáneo. De sentir amor o no sentirlo es algo de lo que no se tiene dominio, y en eso sí puede haber algo de espontaneidad, pero eso no se puede convertir en la pura verdad del amor. La verdad del amor me permite construir el acto de amar.Puede que la época fértil sea por naturaleza más predispuesta a la relación sexual, algo así como el celo en los animales, pero las personas somos cuerpo y espíritu, y podemos superar esto si es por algo decidido y bueno para la pareja.
No se puede dejar llevar uno sólo por el me apetece, porque esto hablaría sólo de genitalidad, de instinto, y la persona tiene otra dimensión más profunda. La sexualidad bien entendida es una parte instintiva, y otra parte espiritual y afectiva, y ambas son inseparables.Por otro lado, los MN no son un conjunto de restricciones. No permiten ni prohíben nada. Con el conocimiento de la fertilidad que se adquiere por los MN, el matrimonio decide libremente lo que van a hacer. Ellos son los que toman la decisión de tener o no una relación sexual teniendo en cuenta sus responsabilidades, el uno para el otro, con los hijos ya nacidos, y para con la sociedad. Los métodos naturales se cargan la «pasión» del momento, porque no permiten tener relaciones ciertos días. No se cargan la pasión, sino que posponen la misma a otro momento por un bien mayor para la pareja, y porque así lo han decidido. Nuestra libertad nos dice que, en un momento dado, esto es mejor por una causa justa. Además, potenciamos y desarrollamos otras formas de amar que se pueden tener olvidadas y que también enriquecen a la pareja.
La doctora Billings nos contesta a esta cuestión: «Hay un rechazo cultural a la idea de abstinencia y responsabilidad sexual. Con acierto o no, se adjudica a menudo a los varones la falta de capacidad para practicar la continencia. Son irrebatibles las razones para enseñar a una mujer a que reconozca su patrón básico infértil y los cambios asociados con la inminencia de la ovulación.La abstinencia del hombre contribuye a fomentar su sensibilidad hacia las necesidades de su mujer, a prestarle atención como una verdadera persona. Libera a la relación conyugal del sexo recreativo, libre y siempre disponible.Hay poco romance sin la abstinencia. La expresión sexual parece perder su sabor, que naturalmente se regenera por la abstinencia. Lo que se consigue con esfuerzo, lo que se desea y a veces se niega, adquiere valor.El hombre profundiza en el entendimiento de su mujer y de sus reacciones, al conocer el ciclo femenino con sus irregularidades propias. Saber que ella es capaz de sufrir estados anímicos cambiantes agrega emoción a la vida común.
Así, la aburrida estabilidad hormonal y la formalidad masculina son complementadas por la riqueza de un temperamento que tanto canta como llora.Cuando la gente rechaza la planificación familiar natural porque involucra abstinencia sexual, uno se extraña preguntándose cómo se manejan en las muchas situaciones en las que la abstinencia se impone de todos modos.
La abstinencia en una relación floreciente es una expresión de amor y respeto, una conquista de uno mismo para poder hacer madurar el don de sí mismo en modos diversos a la intimidad genital, para demostrar que la fidelidad no sólo es sexual. La abstinencia es fundamental para nuestra naturaleza».
Publicado en Alfa y Omega
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