viernes, 10 de septiembre de 2010

G.K. CHESTERTON


Los medios masivos nos dan cuenta de las conductas reprobables de algunas personas dentro de la Iglesia, dígase laicos o dígase consagrados. Estos hechos nos entristecen, indignan, y no a pocos hacen dudar de su fe. Sin embargo, y sin quitarle ni un ápice de realidad a estos tristes casos, hasta dónde los medios en realidad están interesados en informar y hasta dónde maximizan y explotan estos trágicos acontecimientos para beneficio propio y detrimento de la Iglesia y la fe.


Siendo un poco más analíticos nos damos cuenta de que los medios masivos no hacen aspaviento con las historias inversas, es decir, las historias de grandes figuras que han dejado una vida extravagante, conflictiva o torcida para convertirse y confirmarse en la fe católica. Seguramente estas historias no se venden. Es curioso notar sin embargo que, en ocasiones, es precisamente este tipo de sesgos, tendencias y agendas lo que produce un efecto totalmente contrario a lo esperado. Es decir, muchas mentes brillantes, al percatarse de estos sesgos empiezan verdaderamente a interesarse por conocer la verdad, recurriendo a las fuentes originales del conocimiento y no a los intermediarios tendenciosos. Y es entonces, cuando, en esa búsqueda, se dan los grandes encuentros, las grandes conversiones. Y eso fue precisamente lo que sucedió a una importante figura del siglo XX, a Gilbert Keith Chesterton.


Gilbert K. Chesterton, nació en Inglaterra en 1874. “Vivía lleno de dudas, morbos y tentaciones, en un ambiente ateo y donde él era un completo agnóstico”, según sus propias palabras. En su adolescencia se acercó al ocultismo e incluso participó en reuniones para iniciados. Se enamora y se casa con una cristiana practicante. Hombre de gran inteligencia y de mucho estudio, tanto de artes como de literatura, filosofía y diferentes idiomas, incluyendo el latín, empieza escribir artículos sobre arte y política, así como críticas al mundo mecanizado moderno. En un momento dado, comienza también a percatarse y a denunciar la decadencia cultural de su época: su búsqueda había empezado.


Cuando conoce al brillante Sacerdote católico John O´Connor, se sorprende al comprobar que éste había estudiado los abismos del mal con más profundidad aún que él mismo. Dice Chesterton: “Que la Iglesia Católica estuviera más enterada del bien que yo, bueno, se entendía, pero que estuviera más enterada del mal… me parecía increíble. El P. O´Connor conocía los horrores del mundo pero su fe no se tambaleaba, pues su pertenencia a la Iglesia Católica le hacía depositario de un gran tesoro… mismo que compartió con Chesterton.


Pero, cuál fue ese gran tesoro que descubrió Chesterton en la Iglesia Católica, y que por más que estudió y buscó no encontró en ningún otra filosofía, religión, denominación o secta? Pues el gran descubrimiento, el gran tesoro fue nada menos que la historia de la iglesia católica y la misericordia divina. El camino de la fe de Chesterton empezó en la filosofía y terminó en una historia verdadera de la que él mismo era parte, una historia llena de hechos reales y hechos divinos. Su intelecto y su anhelo de conocimiento se llenaron plena y sobradamente de respuestas, respuestas que no dieron lugar jamás a ninguna duda. Los ataques a la Iglesia de Cristo hicieron surgir en él un auténtico interés por conocer aquella fe, y ésta nació y creció tan fundamentada e inquebrantablemente, que hizo de Chesterton un escritor de grandes obras católicas, mismas que están desde hace 100 años al alcance de todos, bueno, de todos aquellos que busquen en las fuentes originales.

Cuando nuestra fe se tambalea ante cuestiones de este mundo, quizá sea el momento de hacer preguntas y de fundamentarnos un poquito más, pero no a través de la prensa mal formada o las pantallas espectaculares de Hollywood, pues nuestra fe podría terminar siendo tan fuerte como el papel periódico y tan fácil de apagar como el televisor.

La fe Católica es nuestro tesoro; su historia es el mapa, un camino seguro a ella. Quizá los católicos "de cuna" tengamos mucho que aprender de los católicos por conversión.


Obras de Chesterton en español se pueden leer en www.aciprensa.com (sección Vidas Ejemplares) y en inglés en www.chesterton.org

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