jueves, 26 de marzo de 2009

CON SAN PABLO (IV PARTE)


MI VIDA ES CRISTO: Nueva visión de Jesús

La columna vertebral de los cambios de Pablo se inició en Damasco con su encuentro personal con Jesús resucitado.
Aquél que consideraba su acérrimo enemigo se va a transformar completamente hasta que llegue a ser su vida, gracias a los siguientes aspectos que mudaron su existencia.
A. SE EXPANDE LA SECTA DE LOS NAZAREOS

En Jerusalén, corazón de la fe monoteísta se propagaba como hiedra venenosa una peligrosa herejía que se debía parar, antes de que invadiera el sistema inmunológico de la sacrosanta religión de Israel.
El motor de esta secta estaba basado en la peor apostasía jamás concebida por un sensato israelita: Los seguidores de este Camino afirmaban que la salvación venía por la sangre, sí, "por la sangre" de un ajusticiado en el patíbulo de la cruz en las afueras de Jerusalén. ¡Tan Increíble como inadmisible!
Estos separatistas no acudían al Templo, sino que se reunían por las casas para la Fracción del Pan, afirmando que allí se hacía presente un tal Jesús de Nazaret, al que consideraban "Hijo de Dios". Además, su fundador se había atrevido a pronosticar la destrucción de Templo de Jerusalén.
Al mismo tiempo, este grupo acusaba a las infalibles autoridades de Jerusalén de haber asesinado a su líder, pero al mismo tiempo se contradecía, afirmando que él ya había resucitado.
Eran abanderados por unos pescadores, con un tal Simón a la cabeza, al que ellos llamaban Kefas, Piedra. Había que extirpar este tumor.
La sangre, para el israelita, era motivo de contaminación, y cualquier contacto con ella impedía entrar al Templo o celebrar las fiestas religiosas. Pero, afirmaban los Nazareos, lo que era motivo de contaminación religiosa, ahora era causa de salvación. Parecía locura o absurdo, pero inexplicablemente cada día ganaban más adeptos. Incluso, algunos sacerdotes habían abrazado esta fe en el crucificado. ¡Había que poner remedio a cualquier precio!
Para agravar la delicada situación, el Galileo pretendía ser superior al legislador de Israel, Moisés, a quien Dios le había dado su Ley en la cumbre del monte Sinaí. En su delirio de grandeza, presumía que era superior al sapientísimo rey Salomón. Y lo inaudito, aseguraba que existía antes que Abraham y que era "el Hijo de Dios" y que Dios y él eran una misma cosa. ¡Había que parar esta osadía!
La religión judía estaba basada en la oración del Shemá, que resumía el Credo del pueblo de Dios: Shemá, Israel, Adonai, Elohenu, Adonai Ejad. ¡Dios es Uno! Y el Nazareno afirmaba que Dios tenía un Hijo, asemejándose a las turbulentas familias de los dioses del Olimpo. ¡Jamás hereje alguno había traspasado esas fronteras!
B. VISIÓN DE SAULO: JESÚS MALDITO

Con fundamento en la Palabra de Dios que afirma: "Maldito el que sea colgado del patíbulo de la cruz" (Gal 3, 13; Deut 21, 23), Pablo concluía que Jesús era un maldito que había pagado con la cruz sus osadías.
Por la cadena de blasfemias, y de acuerdo a la santa Ley, los responsables de la ortodoxia, lo habían ajusticiado en las afueras de Jerusalén. Pero, en el fondo, era Dios mismo quien había hecho justicia maldiciéndolo con la cruz. O sea, de acuerdo a la mentalidad legalista de Saulo, Jesús era un maldito y maldecido por el mismo Dios del Sinaí. No le cabía la menor de las dudas.
Por todo eso, Saulo no podía consentir con que se invocara o recordara siquiera su nombre. Así, el fariseo de Tarso, le declaró una guerra a muerte; uno tenía que morir en la batalla.
C. NUEVA VISIÓN DE PABLO SOBRE EL MESÍAS

Pero en las afueras de Damasco, el intolerante discípulo de Gamaliel fue tirado al suelo con imprevisto golpe, por el mismo Jesús a quien él daba por muerto. El ajusticiado del Calvario ciertamente había resucitado y estaba vivo. Fue tan fuerte el impacto, que derrumbó las columnas de su fe y desestabilizó los fundamentos de su tradición religiosa. Su mente había sido bombardeada por el Nazareno y ahora tenía que comenzar otra vez desde cero. Había corrido y se había fatigado por el camino equivocado. Por eso, se refugió algunos años en el silencio del desierto de Arabia para sedimentar cada uno de los nuevos principios generados por su encuentro personal con El Resucitado.
Así, despacio, pero sin pausas, y gracias a la luz del Espíritu Santo fue reconstruyendo la imagen de El Crucificado sobre cuatro pilares:
Primer pilar: De maldito a Dios Bendito
En primer lugar, ese "maldito" se transformó en "Dios Bendito": De los cuales procede Cristo... Dios Bendito por los siglos: Rom 9, 5. Afirma y confiesa sin ambigüedades su divinidad. ¡Jesús es Dios! Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero.
Segundo pilar: El Kyrios, Señor; mi Señor
Ese crucificado ha sido glorificado por Dios y constituido como "Kyrios", Señor. Dios lo exaltó y le dio un Nombre que está sobre todo nombre, para que ante él se doble toda rodilla y toda lengua confiese que es Señor para la gloria del Padre.Y no sólo es “el Señor”. Se convierte en “mi Señor” para Pablo de Tarso (Flp 3, 8). Pablo dobla sus rodillas ante ese Jesús a quien antes maldecía. Ha cambiado radicalmente.
Tercer pilar: Único mediador entre Dios y los hombres
Además, lo declara como el único mediador entre Dios y los hombres. No hay otro medio para ser salvados. Tengan, pues, entendido, hermanos, que por medio de éste les es anunciado el perdón de los pecados; y la total justificación que no pueden obtener por la Ley de Moisés: Hech 13, 38.Por eso, cuando los Gálatas tratan de volver a la Ley como medio de salvación, Pablo reacciona violentamente y les dice: “Estúpidos Gálatas, no hay otro evangelio, medio de salvación, y hay de aquél que les predique lo contrario. Ni un ángel del cielo tiene autoridad para hacerlo”.
Cuarto pilar: Hilasterion: Propiciatorio que nos hace agradables a Dios
La cubierta de oro puro del Arca donde se inmolaba el sacrificio para el perdón de los pecados se llamaba "Kapporeth" (en hebreo) o "Hilasterion" (en griego), que se podría traducir por Propiciatorio.Gracias al sacrificio de expiación que se ofrecía en este lugar, el hombre se hacía propicio a Dios. Allí, en medio de las alas de los querubines, se encontraba la Presencia de Dios.Para Pablo, Jesús es tanto el Propiciatorio como el sacrificio para el perdón de los pecados, con su sangre preciosa. El culto antiguo ha sido sustituido por la oblación de Jesús en la cruz. Para asumir el pecado, Jesús “se hizo pecado” (2Cor 5, 21) para hacer morir el pecado en la cruz.Saulo no ha modificado ni mejorado la visión e imagen que tenía de Jesús: La ha transformado totalmente; tanto, que hasta la vida del ferviente fariseo ha dado un giro de ciento ochenta grados.
D. APLICACIÓN A NUESTRA VIDA

Hoy, nuestro reto, es renovar nuestra de visión de Jesús a la luz del Espíritu Santo. No se limita a una concepción mental o intelectual, sino experencial.
En esta guerra a muerte, Saulo ha perdido la batalla, y sin embargo ha ganado lo más importante: Ha cambiado radicalmente su visión del Nazareno. Ahora es "El Dios Bendito, El Kyrios, El Único Mediador y el Hilasterion". El escándalo y la locura de la cruz se ha transformado en fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1Cor 1, 23-24).
Con razón Pablo afirma que Jesús es su vida.
Jesús de Nazareth es el ÚNICO mediador entre DIOS Y LOS HOMBRES. Es el SEÑOR ante quien se dobla toda rodilla en el cielo y en la tierra.Aquel que era considerado maldito,es DIOS bendito por los siglos.
José H. Prado Flores

Liturgia del día

1 comentario:

Anónimo dijo...

eso es,Pablo era un ferviente fariseo.El mismo nos lo dice para que no haya dudas.!que dura y radical conversión!Era un hombre bueno,cumplidor como el que más,fiel a la fe recibida de sus padres y de su pueblo,el pueblo escogido por el mismo Dios.En el camino de Damasco tuvo que empezar un dificilísimo camino.Pero después de escuchar al Señor,todo lo antiguo fue considerado pérdida.Me quedo asombrada.Un abrazo de M.A