lunes, 16 de abril de 2012

NUESTRA HISTORIA


En este artículo vemos como la construcción  del retablo de la iglesia de San Juan Evangelista por fin llega a su fin.


1587.-  25 de Junio. Viendo que la obra del retablo se ha ido concluyendo, se acuerda que la Iglesia se limpiase y se aderezase y previendo que para asentar el retablo que en gran parte aun estaba en el suelo, se iba a hacer mucho ruido y golpes en la Iglesia, se pidió licencia al vicario de Toledo para que el Santísimo Sacramento se pasase a la iglesia de la Vera Cruz, adonde se llevó en procesión el día 26, quedando en la custodia antigua del primer retablo. Luego se empezó a limpiar la iglesia y a juntarse andamios muy grandes y suntuosos y se comenzó a asentar, por parte del sonsecano Mateo Hernández, cosa que se concluyo el sábado 18 de Julio.

Al día siguiente el domingo 19, “…habiéndose aderezado las calles, lo mejor que fue posible en dicho lugar, con muchos recibimientos y actos triunfales entre las 8 y las 9 de la mañana, con una grande y solemne procesión y con pompa y gran reverencia e mucha devoción, se paso el Santísimo Sacramento de la dicha iglesia de la Santa Vera Cruz a la dicha iglesia del Señor San Juan… “, acompañado del párroco, su teniente, el mayordomo de la fabrica, tres clérigos presbíteros de Sonseca, y “…otros muchos frailes y religiosos que hubo a la sazón en dicho lugar que eran forasteros, y con mucha música de voces y menestriles y danzas con sumo contento y alegría, y se puso en la custodia del altar mayor donde estaba el nuevo retablo, y luego se comenzó a decir la misa mayor…”, y acabado el ofertorio el párroco hizo una larga homilía acerca de la importancia , desde muy antiguo, del culto a las imágenes y agradecía grandemente al pueblo de Sonseca el gran esfuerzo que todos habían puesto en la realización del retablo, que había costado 7000 ducados.

            Sigue explicando el escribano que luego por la tarde, “… queriendo mas regocijar esta fiesta se hicieron autos y representaciones en la plaza, y llegada la noche salieron muchos jinetes a caballo y con lumbres y luminarias corrieron todo el pueblo hasta la medianoche, dando gracias  y alabanzas a Dios nuestro Señor por haberles dejado ver acabada una obra tan Santa y digna de memoria…” , y especialmente en unos años tan estériles como estos en los que la fanega de trigo llegó a valer “…treinta reales y a tres ducados…”. Todo lo cual que va dicho relató y firmó el escribano Pablo Álvarez.


Antonio Gallego Peces.
Extraído de Anales de Sonseca de Francisco Gil Gallego

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