jueves, 30 de diciembre de 2010

DIOS SALVÓ MI MATRIMONIO

Dios salvó mi matrimonio desde la Iglesia



Nadie se casa para divorciarse. Por eso, cuando llegan las dificultades, los matrimonios no quieren tirar la toalla a la primera. Por desgracia, muchos no saben a quién acudir y caen en el Si no eres feliz, rompe tu matrimonio. La Iglesia sabe que fidelidad y felicidad van de la mano, y, además de promover una cultura de la familia, con actos como el del 2 de enero, pone al alcance de todos la ayuda necesaria ante las crisis. El testimonio de las familias muestra cómo han salvado su proyecto de vida gracias a Dios y a la Iglesia
Hace unos meses, un sacerdote de Madrid mostraba, a un grupo de novios que hacían un cursillo prematrimonial, un ejemplo de las situaciones de crisis en el matrimonio: Cogeos de la mano, dijo a una pareja. Ahora, soltaos. Y el futuro matrimonio quedó separado: Esto ocurre si sólo os apoyáis el uno en el otro y vienen problemas. Después, dijo a la pareja: Cogeos otra vez de la mano, y dadme la que os queda libre, como si se la dieseis a Dios, a la Iglesia. Se agarraron los tres. Ahora, soltaos. ¿Quién os mantiene unidos? dijo. La respuesta era evidente.


Una gran tragedia


Por desgracia, cuando llegan las turbulencias, muchos matrimonios optan por el primer caso. Seguro que el lector puede poner rostro a estas cifras: en España, cada cuatro minutos, se rompe un matrimonio. Con datos del Consejo General del Poder Judicial, en el primer semestre de 2010, casi 68.000 parejas se divorciaron. Si el segundo semestre termina igual, haga cálculos: 136.000 matrimonios fracasarán, o sea, 272.000 cónyuges. Si añadimos suegros, hijos, hermanos y amigos, varios millones de españoles tienen cerca la prueba de que cada matrimonio que se rompe es una herida en el corazón de la persona, cuya cicatriz duele a pesar de los años. Porque, por más que el divorcio sea frecuente, nadie se casa para separarse.


¿A quién acudir?


El problema es que muchos matrimonios descubren sus problemas y no saben cómo reencauzar su relación, ni encuentran respuesta a sus preguntas. Entonces, consejos (a veces de personas divorciadas) como No tienes por qué cargar con los fallos de tu pareja; o El amor se acaba; o Tienes que mirar por ti, suplantan a las promesas de fidelidad y se opta por el camino más rápido hacia la infelicidad.


Pero, como nadie quiere tirar la toalla a la primera, la Iglesia sale en ayuda de las familias para que sean fieles a su vocación, a su deseo de ser felices para siempre, a no resignarse sin luchar. Y lo hace de dos maneras: creando cultura de la familia, con actos como la Fiesta de la Familia, del próximo 2 de enero; y poniendo al alcance de las parejas una ayuda profesional para salir fortalecidos de las crisis, a través de los Centros de Orientación Familiar (COF). A estos centros acuden parejas creyentes con dificultades, pero también matrimonios alejados de la Iglesia, con amigos o familiares católicos que se lo recomiendan. Porque, hoy por hoy, la Iglesia es una de las pocas instituciones que apuestan decididamente por la familia.


Puedes seguir leyendo en el artículo publicado en ALFA Y OMEGA
En nuestra diócesis, existen CENTROS DE ORIENTACIÓN FAMILIAR.
Puedes obtener más datos en la página oficial del SECRETARIADO DE FAMILIA Y VIDA DE NUESTRA DIÓCESIS

1 comentario:

Anónimo dijo...

esto se llama,puntualidad en el Servicio, gracias por tan buenas
y oportunas noticias, Así no dejaremos que las noticias se contamninen con las noticias de la prensa.
Muy interesante la publicación