domingo, 19 de julio de 2009

XVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Venid a descansar
Dime cómo te cansas y cómo descansas y te diré cuál es el sentido profundo de tu vida. Dime dónde buscas tu descanso y te diré cómo vives en conjunto tu existencia. La clave del descanso en nuestra vida es que, detrás de toda esta realidad, está inexorablemente nuestra profunda identidad. Quien descansa con su familia, con las personas que ama, en el fondo tiene detrás toda una realidad profunda del auténtico descanso. Cuando uno, para descansar, tiene que prescindir de Dios, de su familia, de las personas a las que ama, en el fondo se enciende una luz de emergencia que nos dice que algo no se está viviendo bien. Jesús, con su ternura humana, se da cuenta de que los suyos están cansados y los invita a descansar con Él. Cristo siempre nos da la clave del Evangelio, que parte de tu propia realidad, pero vivida en el latido de su amor. Cuando siempre tenemos que huir de lo que vivimos en la realidad para ser felices es un malísimo planteamiento, porque luego se vive como se piensa. Algunos dicen: «Yo sería más santo, más feliz, si prescindiera de esta mujer, de este marido, de estos hijos, de estas personas, de esta enfermedad». Nos convertimos entonces en soñadores ilusos. Nos pasamos la vida como en aquella novela famosa: Esperando a Godot, que nunca llega; ni llegará lo que esperamos, y, cuando se va acabando la vida, descubrimos que nunca hicimos nada y que nos hemos pasado la existencia sin disfrutar de lo que teníamos realmente y que el Señor quiso o permitió en mi camino. Todo, para ser feliz plenamente. Sobre todo para identificarme con los sentimientos de su Corazón. Sin lugar a dudas, es Dios escribiendo derecho con renglones torcidos. Éste es el profundo descanso del corazón. Venid a un sitio tranquilo a descansar manifiesta que lo que más agota es el amor propio. Descansamos profundamente, como los niños, cuando nos sentimos en brazos de nuestro padre y nuestra madre. Cuando somos acogidos y aceptados incondicionalmente por quien sabemos que nos ama. La vida es agotadora cuando nos la pasamos, toda ella, luchando contra la evidencia de lo que no podemos cambiar porque no depende de nosotros. Luchando contra molinos de viento, sin vivir la realidad desde Dios. Descansar es siempre estar y vivir desde el Amor, pues, como dice san Juan de la Cruz, «quien ama, ni cansa ni se cansa». El descanso es clave para vivir. La persona que se siente agotada, sin fuerzas, en el fondo, su calidad de vida le impide disfrutar de lo real, de lo auténtico de la vida. Se deprime fácilmente. Todo esfuerzo, por pequeño que sea, le parece un mundo. Jesús nos invita a un descanso para todos. Al alcance de todos los bolsillos. No vendremos agotados de las vacaciones, porque donde quiera que estemos, mar o pueblo, campo o ciudad, sencillamente, hemos descubierto con Cristo un estilo nuevo de vivir sin agobios y sin tener mucho que esforzarnos por dar la talla de unas exigencias que, muchas veces, somos nosotros los que las hemos creado. Es necesario volver al descanso al que nos invita Jesús, que es vivir sin egoísmos y con un corazón bueno, manso y humilde. ¿No te recuerda al suyo?

+ Francisco Cerro Chaves obispo de Coria-Cáceres

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