miércoles, 22 de abril de 2009

¿POR QUÉ HAY TANTO MAL EN EL MUNDO?

D. Javier Vicens Hualde es Párroco del Santuario de Ntra. Sra. de las Virtudes de Villena (Alicante), es director del Centro Pastoral S. Agustín y capellán del asilo de Villena. Es un sacerdote contento y además de todo eso, hace un blog y sigue el nuestro.
Ayer nos regaló una magnífica entrada y con el debido permiso, la traemos hoy a "nuestra casa". Gracias D. Javier.
El mal es la ausencia del bien debido. Si decimos que hay mal en el mundo es porque consideramos con razón -y experimentamos con dolor- que le falta algo bueno que debería tener. ¿Qué le falta? Pues, en realidad, solo le falta una cosa y lo saben hasta los niños de Primera Comunión si han recibido una catequesis elemental: le falta el Reinado de Cristo. No es poco lo que le falta.
ICuando Dios creó el universo absolutamente todo dependía por entero de Él y solo de Él. Y todo estaba bien.Cuando creó a los ángeles y a los hombres el universo estuvo aún mejor porque los ángeles y los hombres son las criaturas más perfectas, las mejores obras de Dios. Justo en ese momento en que el universo contaba con criaturas inteligentes y libres, capaces de conocer a Dios, justo en el momento en que Dios se reveló a las criaturas que podían reconocerlo empezó a faltar en el mundo el bien debido que es la causa del mal que experimentamos con dolor. Esas criaturas deberían haber adorado al Creador porque ese era el bien debido a ellas, el máximo bien que una criatura libre puede realizar.No fue así. Entre lo ángeles hubo, al menos, división: unos reconocieron al Creador y otros no. En cambio entre los hombres hubo unanimidad: no queremos el gobierno de Dios.No estamos hablando de la rabieta de un niño, de una minucia, o de una manzana, como dicen los que se empeñan en caricaturizar el relato del Génesis. Estamos hablando de lo más grave que puede hacer una criatura inteligente y libre a la que Dios se ha manifestado: no reconocer al Creador. Es grave porque la libertad de la criatura que no reconoce al Creador ata las manos de Dios.


IIAhora hay que explicar eso de la omnipotencia de Dios.Recién ordenado, me nombraron profesor de religión en un Instituto de Alicante. Un día, me rodearon unos cuantos de COU. El profesor de filosofía les había propuesto una especie de paradoja: si Dios es omnipotente puede suicidarse; pero si puede suicidarse no es inmortal. El profe se quedó tan pancho y los chicos -convencidos de que no cabía en el mundo mayor ingenio- venían a reírse del cura. Les dije que tenía un poco de prisa pero que, con mucho gusto, trataría de resolver la paradoja en clase de filosofía si el profesor me invitaba. Nunca lo hizo.La anécdota me sirvió para introducir el tema de la omnipotencia divina en clase de religión.Claro que las cosas no se entienden ridiculizándolas. Decir que Dios es solo omnipotente es ridículo. Y luego ya se puede llegar al esperpento.Dios es infinitamente sabio, bueno y poderoso. Porque es omnipotente puede hacer y hace todo lo que quiere; porque es bueno quiere siempre el bien y por que es sabio nunca se equivoca, no confunde jamás el bien con el mal. Eso hace de Dios alguien infinitamente más fiable que los profesores de filosofía listillos.Insisto en que estas cosas las entiende un niño de pecho. Sin embargo hay que seguir explicándolas pacientemente porque, una de las consecuencias del pecado es que olvidamos rápidamente lo que nos interesa olvidar.Entonces ¿Dios es omnipotente? Si, y también infinitamente sabio y bueno. Por eso respeta la libertad del hombre, incluso cuando esa libertad ata sus manos.Los que gustan de hacer caricaturas hablan de un Dios que disfruta con el sufrimiento de los hombres y, como saben que eso es una bobada, concluyen que Dios no existe. Ni siquiera son lógicos porque deberían concluir que no existe un Dios sádico.


IIILa omnipotencia divina puede acabar con el mal que hay en el mundo. De hecho va a acabar con todo el mal. Esto es de fe católica: Cristo reinará, traerá la paz y la salvación. Lo que le falta al mundo no se lo van a dar ni los curas, ni los profesores de filosofía, ni los científicos, ni los políticos. La salvación del mundo será obra de la bondad, de la sabiduría y de la omnipotencia del mismo Dios que creó el mundo y que se ha manifestado en Nuestro Señor Jesucristo.¿Es que a Dios no le importan los sufrimientos que han padecido tantos inocentes desde Abel y los que padecerán hasta que se instaure su Reino?Hay dos cosas evidentes. La primera es que a nadie le importan más los sufrimientos de los inocentes que a Dios porque, además de ser infinitamente mejor que todos los hombres juntos, nadie ha hecho más por el mundo que Él. Y la segunda es que quienes menos interesados están por los sufrimientos de los inocentes son los que se dedican a murmurar de Dios y a sembrar sospechas acerca de su sensibilidad social.



IVLo que llamamos catástrofes naturales en realidad son cosas bien hermosas: hay quien paga por ver un volcán en erupción, hay quien dedica su tiempo libre y su fortuna a perseguir tornados para fotografiarlos y hay quien daría lo que fuera por contemplar un buen terremoto, eso sí, estando a salvo. Lo doloroso es que toda esa fuerza inmensa de la naturaleza se vuelva contra el hombre provocando muertes y sufrimiento.¿Qué decir de todo ese dolor, y del que producen las enfermedades físicas y mentales?Pues dos cosas. Que, al principio, nada de eso hizo daño a los hombres y que, cuando se instaure el Reino Universal de Cristo, toda pena pasará.Por muy inteligente que sea el hombre no deja de ser una criatura dependiente de Dios. Su pretensión de hacer del universo un paraíso sin Dios es una locura. Y si Dios hubiese abandonado a los hombres a su locura, si no le hubiera puesto un límite al mal, el mundo sería un infierno sin esperanza.De modo que sí; también el dolor que la naturaleza nos causa indica que falta un bien: el Reino de Dios.
VCuando Dios vino al mundo su omnipotencia, su bondad y su sabiduría se manifestaron en Cristo que pasó haciendo el bien –curaba, calmaba tempestades sin esfuerzo, resucitaba a los muertos sin pestañear y, sobre todo, perdonaba los pecados y abría horizontes increíbles a quienes recibían su palabra con un corazón bueno-; en Cristo que ni maldijo a sus enemigos ni dejó por un momento de bendecir a su Padre Dios; en Cristo que siendo -Él sí- inocente, murió en una cruz; en Cristo que resucitó, subió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre.Cuando vuelva de nuevo juzgará a los vivos y a los muertos. Entonces las manos de Dios volverán a estar desatadas. Y su reino no tendrá fin.Los que encuentran en la Revelación la respuesta a esa pregunta de por qué hay tanto mal en el mundo, pueden empezar a preparar el Reino y a evitar mucho sufrimiento, mucho dolor y muchas muertes cargando con la Cruz de Cristo y dando gloria a Dios. Pero nadie debe engañarse en este punto ni dejarse engañar por falsas promesas. Sólo Dios salva.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Amen.Asi sea y es.En esta casa entro todos los dias y temprano,además.El Holy deberia ser vuestra música de fondo inicial,siempre.Es una humilde sugerencia,ya sé que es propia de la alegria Pascual pero decidme cuando no es Pascua para un cristiano.Un abrazo M.A

Eva María dijo...

Me ha encantado el comentario de D Javier y como él dice ,tenemos que estar cada día convencido:SOLO DIOS SALVA