martes, 3 de diciembre de 2013

ORACIÓN, ALABANZA Y CARIDAD

Ciudad del Vaticano,
Prepararse para la Navidad con la oración, la caridad y la alabanza: con el corazón abierto para dejarse encontrar por el Señor que todo lo renueva. Estas son las palabras del papa Francisco en su homilía de este primer lunes del tiempo de Adviento en la Casa Santa Marta.

   Comentando el pasaje del Evangelio de hoy, en el que el centurión romano pide con gran fe a Jesús que cure a su siervo, el santo padre ha recordado que en estos días “empezamos un nuevo camino”, un “camino de la Iglesia … hacia la Navidad”. Vayamos al encuentro del Señor, “porque la Navidad –ha precisado- no es sólo un acontecimiento temporal o un recuerdo de una cosa bonita”:
“La Navidad es algo más: vamos por este camino para encontrarnos con el Señor. ¡La Navidad es un encuentro! Y caminamos para encontrarlo: encontrarlo con el corazón; con la vida; encontrarlo vivo, como Él es; encontrarlo con fe. El Señor, en la palabra que hemos escuchado, se maravilló de este centurión: se maravilló de la fe que el tenia. Él había hecho un camino para encontrarse con el Señor, pero lo había hecho con fe. Por eso no sólo él se ha encontrado con el Señor, sino que ha sentido la alegría de ser encontrado por el Señor. Y este es precisamente el encuentro que nosotros queremos: ¡el encuentro de la fe!”
Pero más allá de ser nosotros los que encontremos al Señor – ha subrayado el pontífice – es importante “dejarnos encontrar por Él”:
“Cuando somos nosotros solos los que encontramos al Señor, somos nosotros –digámoslo, entre comillas – los dueños de este encuentro; pero cuando nos dejamos encontrar por Él, es Él quien entra en nosotros, es Él el que vuelve a hacer todo de nuevo, porque esta es la venida, lo que significa cuando viene Cristo: volver a hacer todo de nuevo, rehacer el corazón, el alma, la vida, la esperanza, el camino. Nosotros estamos en camino con fe, con la fe de este centurión, para encontrar al Señor y, sobre todo, ¡para dejar que Él nos encuentre!”
Pero se necesita un corazón abierto: “un corazón abierto, ¡para que Él me encuentre! Y me diga aquello que Él quiere decirme, ¡que no es siempre aquello que yo quiero que me diga! Él es Señor y Él me dirá lo que tiene para mí, porque el Señor no nos mira a todos juntos, como una masa. ¡No, no! Nos mira a cada uno a la cara, a los ojos, porque el amor no es un amor así, abstracto: ¡es un amor concreto! De persona a persona: el Señor persona me mira a mí persona. Dejarse encontrar por el Señor es precisamente esto: ¡dejarse amar por el Señor!”
En este camino hacia la Navidad – ha concluido el papa – nos ayudan algunas actitudes: “La perseverancia en la oración, rezar más; la laboriosidad en la caridad fraterna, acercarnos un poco más a los que están necesitados; y la alegría en la alabanza del Señor”. Por tanto: “la oración, la caridad y la alabanza”, con el corazón abierto “para que el Señor nos encuentre”.


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