Hoy comienza el horario de invierno en nuestra Parroquia.
Horario de Misas de lunes a sábado: 8:30 de la mañana y 19:30. A las 11:00 en la Ermita de la Virgen.
Domingos: A las 9:00, 10:30, 12:00, 17:00 en la Ermita de la Virgen de la Salud y 19:00 en la Parroquia.
Mañana a las 20:30 reunión de catequistas de confirmación en los salones parroquiales.
Este próximo jueves, Jueves Sacerdotal, Exposición del Santísimo de 9:00 de la mañana a 19:30 en la Parroquia.
María Francisca Teresa (Santa Teresita del Niño Jesús o de Lisieux) nació el 2
de Enero de 1873 en Francia. Hija de un relojero y una costurera de Alençon.
Tuvo una infancia feliz y ordinaria, llena de buenos ejemplos. Teresita era viva
e impresionable, pero no particularmente devota.
En 1877, cuando
Teresita tenía cuatro años, murió su madre. Su padre vendió su relojería y se
fue a vivir a Lisieux donde sus hijas estarían bajo el ciudado de su tía, la
Sra. Guerin, que era una mujer excelente. Santa Teresita era la preferida de su
padre. Sus hermanas eran María, Paulina y Celina. La que dirigía la casa era
María y Paulina que era la mayor se encargaba de la educación religiosa de sus
hermanas. Les leía mucho en el invierno.
Cuando Teresita tenía 9 años,
Paulina ingresó al convento de las carmelitas. Desde entonces, Teresita se
sintió inclinada a seguirla por ese camino. Era una niña afable y sensible y la
religión ocupaba una parte muy importante de su vida.
Cuando Teresita
tenía catorce años, su hermana María se fue al convento de las carmelitas igual
que Paulina. La Navidad de ese año, tuvo la expeirencia que ella llamó su
“conversión”. Dice ella que apenas a una hora de nacido el Niño Jesús, inundó la
oscuridad de su alma con ríos de luz. Decía que Dios se había hecho débil y
pequeño por amor a ella para hacerla fuerte y valiente.
Al año siguiente,
Teresita le pidió permiso a su padre para entrar al convento de las carmelitas y
él dijo que sí. Las monjas del convento y el obispo de Bayeux opinaron que era
muy joven y que debía esperar.
Algunos meses más tarde fueron a Roma en
una peregrinación por el jubileo sacerdotal del Papa León XIII. Al arrodillarse
frenta al Papa para recibir su bendición, rompió el silencio y le pidió si podía
entrar en el convento a los quince años. El Papa quedó impresionado por su
aspecto y modales y le dijo que si era la voluntad de Dios así sería
Teresita rezó mucho en todos los santuarios de la peregrinación y con el
apoyo del Papa, logró entrar en el Carmelo en Abril de 1888. Al entrar al
convento, la maestra de novicias dijo; “ Desde su entrada en la orden, su porte
tenía una dignidad poco común de su edad, que sorprendió a todas las
religiosas.” Profesó como religiosa el 8 de Septiembre de 1890. Su deseo era
llegar a la cumbre del monte del amor.
Teresita cumplió con las reglas y
deberes de los carmelitas. Oraba con un inmenso fervor por los sacerdotes y los
misioneros. Debido a esto, fue nombrada después de su muerte, con el título de
patrona de las misiones, aunque nunca habia salido de su convento.
Se
sometió a todas las austeridades de la orden, menos al ayuno, ya que era
delicada de salud y sus superiores se lo impidieron. Entre las penitencias
corporales, la más dura para ella era el frío del invierno en el convento. Pero
ella decía “Quería Jesús concederme el martirio del corazón o el martirio de la
carne; preferiría que me concediera ambos.” Y un día pudo exclamar “He llegado a
un punto en el que me es imposible sufrir, porque todo sufrimiento es dulce.”
En 1893, a los veinte años, la hermana Teresa fue nombrada asistente de
la maestra de novicias. Prácticamente ella era la maestra de novicias, aunque no
tuviera el título. Con respecto a esta labor, decía ella que hacer el bien sin
la ayuda de Dios era tan imposible como hacer que el sol brille a media noche.
Su padre enfermó perdiendo el uso de la razón a causa de dos ataques de
parálisis. Celina, su hermana, se encargó de cuidarlo. Fueron unos año difíciles
para las hijas. Al morir el padre, Celina ingresó al convento con sus hermanas.
En este mismo año, Teresita se enfermó de tuberculosis. Quería ir a una
misión en Indochina pero su salud no se lo permitió. Sufrió mucho los últimos 18
meses de su vida. Fue un período de sufrimiento corporal y de pruebas
espirituales. En junio de 1897 fue trasladada a la enfermería del convento de la
que no volvió a salir. A partir de agosto ya no podía recibir la Comunión debido
a su enfermedad y murió el 30 de Septiembre de ese año. Fue beatificada en 1923
y canonizada en 1925. Se le presenta como una monja carmelita con un crucifijo y
rosas en los brazos. Ella decía que después de su muerte derramaría una lluvia
de rosas.
El culto a esta santa comenzó a crecer con rapidez. Los milagros
hechos gracias a su intercesión atrajeron a atención de los cristianos del mundo
entero.
Escribió el libro “Historia de un alma” que es una
autobiografía. Escribe frases preciosas como éstas en ese libro: “Para mí, orar
consiste en elevar el corazón, en levantar los ojos al cielo, en manifestar mi
graitud y mi amor lo mismo en el gozo que en la prueba.”; “Te ruego que poses
tus divinos ojos sobre un gran número de almas pequeñas.” Teresita se contaba a
sí misma entre las almas pequeñas, decía “Yo soy un alma minúscula, que sólo
puede ofrecer pequeñeces a nuestro Señor.”
¿Qué nos enseña Santa
Teresita?
Nos enseña un camino para llegar a Dios: la sencillez de
alma. Hacer por amor a Dios nuestras labores de todos los días. Tener detalles
de amor con los que nos rodean. Esta es la “grandeza” de Santa Teresita. Decía:
“Quiero pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra.”El secreto es reconocer
nuestra pequeñez ante Dios, nuestro Padre. Tener una actitud de niño al amar a
Dios, es decir, amarlo con simplicidad, con confianza absoltua, con humildad
sirvendo a los demás. Esto es a lo que ella llama su “caminito”. Es el camino de
la infancia espiritual, un camino de confianza y entrega absoluta a Dios.
Nos enseña a servir a los demás con amor y perfección viendo en ellos a
Jesús. Toda su vida fue de servicio a los demás. Ser mejores cada día con los
demás en los detalles de todos los días.
Nos enseña a tener paciencia
ante las dificultades de la vida. Su enfermedad requi-rió de mucha paciencia y
aceptación. Sólo estando cerca de Dios el sufrimiento se hace dulce.
Nos
enseña a tener sentido del humor ante lo inevitable. Dicen que durante la
meditación en el convento, una de las hermanas agitaba su rosario y esto
irritaba a Santa Teresita. Decidió entonces en lugar de tratar de no oir nada,
escuchar este ruido como si fuera una música preciosa. En nuestras vidas hay
situaciones o acciones de los demás que nos molestan y que no podemos evitar.
Debemos aprender a reirnos de éstas, a disfrutarlas por que nos dan la
oportunidad de ofrecer algo a Dios.
Nos enseña que podemos vivir nuestro
cielo en la tierra haciendo el bien a los que nos rodean. Actuar con bondad
siempre, buscando lo mejor para los demás. Esta es una manera de alcanzar el
cielo.
Nos enseña a ser sencillos como niños para llegar a Dios. Orar
con confianza, con simplicidad. Sentirnos pequeños ante Dios nuestro Padre.
Oración
Virgen María y Santa Teresita, ayúdenme a tener más
amor a Dios para servir mejor a los que me rodean.
Si quieres saber más
de la vida de Santa Teresa del Niño Jesús en corazones.org encontrarás un sitio hermoso para seguir
consultando
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