jueves, 9 de agosto de 2012

EL CAMPAMENTO ES OBRA DE DIOS


EL CAMPAMENTO PARROQUIAL, UNA OBRA DE DIOS



En  nuestro primer año como monitoras, pues apenas tenemos 17 años, hemos vivido momentos  que nos han marcado y que nos han hecho ver muchas cosas que no conocíamos. Nos hicimos la propuesta de venir a este campamento a vivir una nueva experiencia, gracias a la cual hemos aprendido cosas nuevas. Durante estos ocho días hemos convivido con monitores, que ya conocíamos, y nos ha sido más fácil y llevadero nuestra estancia en el campamento .         

Por otro lado, hemos estado con un grupo muy bueno  de chicos y chicas, de los cuales conocíamos a muy pocos. Al igual que nosotras intentábamos enseñarles algunas cosas y ayudarles en lo posible, nosotras hemos ido aprendiendo poco a poco pequeñas cosas de cada uno de ellos. De cada uno nos hemos llevado muchas cosas buenas y muy buenos recuerdos.

Aún sabiendo que éramos pocos monitores y que el cansancio se iba apoderando de nosotras con el paso de los días, hicimos todo lo que estaba en nuestras manos para que todo saliera bien; dejando todo en manos de Dios todo siguió su cauce.

Tanto nosotras como muchos niños, después de haber hablado con ellos, coincidimos en que algo verdaderamente emotivo y curioso fue la biografía del que ha sido nuestro patrón durante el campamento: San Rafael Arnaiz.

Por último, nos gustaría destacar nuestro día más bonito de este campamento. Este día fue el Domingo, día del Corpus, en el que durante toda la noche tanto nosotras como los demás monitores estuvimos haciendo turnos de adoración delante del Señor. Podemos asegurar que para nosotras puede haber sido algo mucho más bonito y especial que cualquier momento de gymkhanas, veladas, deportes…,  que, sin quitar los momentos de diversión que se viven,  esto es algo bastante más maravilloso.

Dando las gracias a todos los colaboradores de este campamento, tanto  sacerdote,  monitores y mamás margaritas, como niñ@s  y padres, nos despedimos con muy buen sabor de boca después de esta bonita experiencia, esperando que Dios deposite su fruto en el  corazón de cada uno de nosotros. Un saludo.
Beatriz y Sandra
                                                                                                                                     

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