viernes, 31 de julio de 2009

HOY CELEBRAMOS A S. IGNACIO DE LOYOLA


Este gran santo español es para nosotros un regalo que tiene mucho que decir al hombre de hoy. Conozcamos un poco más de su vida.

SAN IGNACIO nació probablemente, en 1491, en el castillo de Loyola en Azpeitia, población de Guipúzcoa, cerca de los Pirineos. Su padre, don Bertrán, era señor de Ofiaz y de Loyola, jefe de una de las familias más antiguas y nobles de la región. Y no era menos ilustre el linaje de su madre, Marina Sáenz de Licona y Balda. Iñigo (pues ése fue el nombre que recibió el santo en el bautismo) era el más joven de los ocho hijos y tres hijas de la noble pareja. Iñigo luchó contra los franceses en el norte de Castilla. Pero su breve carrera militar terminó abruptamente el 20 de mayo de 1521, cuando una bala de cañón le rompió la pierna durante la lucha en defensa del castillo de Pamplona. Después de que Iñigo fue herido, la guarnición española capituló.
Los franceses no abusaron de la victoria y enviaron al herido en una litera al castillo de Loyola (su hogar). Como los huesos de la pierna soldaron mal, los médicos consideraron necesario quebrarlos nuevamente. Iñigo se decidió a favor de la operación y la soportó estoicamente ya que anhelaba regresar a sus anteriores andanzas a todo costo. Pero, como consecuencia, tuvo un fuerte ataque de fiebre con tales complicaciones que los médicos pensaron que el enfermo moriría antes del amanecer de la fiesta de San Pedro y San Pablo. Sin embargo empezó a mejorar, aunque la convalecencia duró varios meses. No obstante la operación de la rodilla rota presentaba todavía una deformidad. Iñigo insistió en que los cirujanos cortasen la protuberancia y, pese a éstos le advirtieron que la operación sería muy dolorosa, no quiso que le atasen ni le sostuviesen y soportó la despiadada carnicería sin una queja. Para evitar que la pierna derecha se acortase demasiado, Iñigo permaneció varios días con ella estirada mediante unas pesas. Con tales métodos, nada tiene de extraño que haya quedado cojo para el resto de su vida.
Con el objeto de distraerse durante la convalecencia, Iñigo pidió algunos libros de caballería (aventuras de caballeros en la guerra), a los que siempre había sido muy afecto. Pero lo único que se encontró en el castillo de Loyola fue una historia de Cristo y un volumen de vidas de santos. Iñigo los comenzó a leer para pasar el tiempo, pero poco a poco empezó a interesarse tanto que pasaba días enteros dedicado a la lectura. Y se decía: "Si esos hombres estaban hechos del mismo barro que yo, bien yo puedo hacer lo que ellos hicieron". Inflamado por el fervor, se proponía ir en peregrinación a un santuario de Nuestra Señora y entrar como hermano lego a un convento de cartujos. Pero tales ideas eran intermitentes, pues su ansiedad de gloria y su amor por una dama, ocupaban todavía sus pensamientos. Sin embargo, cuando volvía a abrir el libro de la vida de los santos, comprendía la futilidad de la gloria mundana y presentía que sólo Dios podía satisfacer su corazón. Las fluctuaciones duraron algún tiempo. Ello permitió a Iñigo observar una diferencia: en tanto que los pensamientos que procedían de Dios le dejaban lleno de consuelo, paz y tranquilidad, los pensamientos vanos le procuraban cierto deleite, pero no le dejaban sino amargura y vacío. Finalmente, Iñigo resolvió imitar a los santos y empezó por hacer toda penitencia corporal posible y llorar sus pecados.


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jueves, 30 de julio de 2009

NUESTRO PERSONAL MAR ROJO

La entrada de hoy se apoya en el libro del Exodo y en concreto en el acontemiento del paso del mar Rojo.
Nos lo van contando estos dibujos animados con citas Bíblicas y nos lo canta la hermana Glenda.
Todos en la vida encontramos mares Rojos que atravesar: delante la incertidumbre, detrás la esclavitud de la que queremos salir.
Hoy podemos orar con este pasaje bíblico y darle gracias al Señor por todos los mares através de los cuales El nos ha abierto paso; la salvación que nos ha regalado, la vida nueva que ha traído a nuestro corazón, el gozo de sentirnos hijos suyos, las esclavitudes que en El ya han quedado vencidas.

Señor: Que podamos seguir cruzando mares de dudas, de incertidumbres, de soledades, de enfermedades, de sinsentidos, guiados por Ti, sólo por Ti. Amén.



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miércoles, 29 de julio de 2009

MIGUEL DURÁN Y EL CAMPAMENTO DE NUESTRA PARROQUIA




“No culpo a Dios de mi ceguera”
Gonzalo Altozano

Fue a nacer en una familia pobre y muchos en el pueblo le imaginaron condenado a la mendicidad. Sin embargo, a base de esfuerzo -más del doble del normalmente exigido- logró salir adelante y triunfar. Hasta que un juez malaje y con mucho afán de protagonismo le condenó porque sí al infierno de los imputados (del que saldría diez años después, limpio de todo delito). Su encabezamiento de la lista de Libertas en las europeas fue interpretado por algunos como un reenganche a la vida pública, para la que Durán asegura tener vocación.
-En la presentación de Libertas dijo: “Dios ayudará”. Sin embargo, los resultados…
-Aunque uno piense que algo debe funcionar, luego no siempre lo hace. Es porque Dios sabe que tiene que ser así.
-¿Le hace responsable?
-Sólo de lo bueno, no de lo malo.
-¿Ni siquiera de su ceguera?
-Eso no es culpa de Dios, sino una cuestión genética. En cualquier caso, si Él quiso que fuera ciego sus razones tendría. Espero poder entenderlas algún día.
-¿Nunca rezó para un milagro?
-Sí, pero dejé de hacerlo hace años, cuando acepté mi condición. De niño rezaba para poder ver y para que esa mujer a la que quería enormemente, mi madre, dejara de llorar. De adolescente incluso me cabreé con Él: “¿Y yo qué te he hecho?”.
-¿Le duró mucho el enfado?
-Mi infancia estuvo marcada por las enseñanzas católicas, las cuales dejaron en mí una huella positiva. Recuerdo con nostalgia la catequesis de primera comunión, los villancicos, las dramatizaciones radiofónicas de Semana Santa…
-Pero llegó la adolescencia…
-… y me fui interno a los colegios de la ONCE, donde la enseñanza era fuertemente religiosa, algo propio de la época. Sin embargo, nos quedábamos en las formas, sin entrar en el fondo.
-Conclusión.
-La religión fue convirtiéndose en una rutina poco explicada, empecé a resbalar por una pendiente de descreimiento, a rebelarme frente al Creador, a pensar: “Esto de Dios ¿no será un cuento?”.
-O sea, que el alejamiento no lo motivó sólo su ceguera…
-Ya en el instituto me impliqué en política, hasta el punto de convertirme en un líder estudiantil. Los únicos que hacían proselitismo entonces eran los comunistas, y yo caí en su órbita.
-¿Se volvió un comecuras?
-Afortunadamente, no. Entre otras cosas, porque entre mis referentes se contaban curas -y monjas- muy buenos.
-¿Le devolvieron ellos a la fe?
-A los dieciocho años conocí a la que sería mi mujer. Aquel amor hizo que le encontrara un nuevo sentido a la vida. Ahí empezó una etapa de lucha, de abrirme camino, de procurar ser el mejor.
-Se reincorporó a la normalidad, vaya.
-Así podríamos decirlo. Poco a poco me fui dando cuenta de que era imposible que estuviéramos aquí por casualidad. Entonces nació en mí la inquebrantable fe que ahora tengo y que, a Dios gracias, ya no me ha abandonado.
-Por lo que cuenta, no fue una caída de caballo.
-No es que de golpe y porrazo me convirtiera en una persona hiperreligiosa. Fue más bien que empecé a ver a Dios como un ser infinitamente bueno, alguien a quien poder acudir en un apuro.
-¿Sólo en en ese caso?
-Reconozco que tengo un sentido utilitarista del rezo; no soy ningún santo.
-¿Alguna oración en particular?
-El Padrenuestro. Aunque lo mío con Dios vaya más de diálogos espontáneos que de oraciones hechas.
-En el Padrenuestro se habla de perdonar a los enemigos, y usted tiene uno -Garzón- que le condenó a una larguísima pena de banquillo. ¿Le ha perdonado?
-Hablamos de Dios, ¿no?
-Sí.
-Entonces no servirá mentir, pues Él me conoce bien. Mire, a veces, cuando llego a esa parte, me quedo sin voz y me pregunto si he perdonado todo lo que debía perdonar. Pero lo intento. De verdad que lo intento. Que sea Dios el que me juzgue.
-El Juicio Final sí que va a ser un proceso con todas las garantías.
-Es un juicio al que no temo, y no porque pretenda incurrir en temeridad ante Dios, sino porque sé que su bondad es infinita y que, de alguna manera, comprenderá mis debilidades. Luego aplicará el correctivo que sea, pero yo aspiro a una eternidad en paz, abandonado en sus brazos.
-Tampoco teme a la muerte.
-No, aunque no tengo un especial deseo de que llegue. Sé que a mi edad la vida empieza a parecerse a un otoño más que a un verano, por eso me preparo para poder recoger la papeleta con la satisfacción de haber hecho el bien a los demás.
-De momento le cabe la alegría de no haberse cortado un pelo, por lo menos en esta entrevista.
-Que cada uno me encasille como quiera. Si alguno piensa que soy un iluminado, peor para él. A Dios le siento cerca y me encanta charlar acerca de Él. Por eso le doy las gracias a ALBA por haberme dado la oportunidad de hablar de un amigo, de un buen amigo.
Alba Digital
Los chicos de nuestra Parroquia de 4º de primaria a 1º de ESO están de campamento.
Se han ido con D. David Sánchez y un buen grupo de monitores, que además están en los grupos de Post-confirmación de la Parroquia.
Todos los que leemos este blog, oramos bajo la intercesión de nuestra Patrona, la Virgen de los Remedios para que este campamento de mucho fruto y con su protección sean días felices, de encuntro con Jesús, de alegria y de compartir.

martes, 28 de julio de 2009

LOS ABUELOS ¡¡QUÉ REGALO!!


Los padres de la Virgen María, San Joaquín y Santa Ana, fueron los protagonistas ayer del ángelus dominical.
Zenit
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LES COMBES- El Papa dirigió ayer el rezo dominical del ángelus frente a su residencia vacacional de Les Combes, en el Valle de Aosta, ante cerca de cinco mil peregrinos que se desplazaron hasta el lugar para participar en el último acto público del Pontífice antes de su regreso al Vaticano, previsto para el próximo día 29 de julio. La Iglesia celebra a los abuelos el 26 de julio, fiesta de San Joaquín y Santa Ana, que según la tradición eran los padres de la Virgen María «y, por tanto, abuelos de Jesús», como recordó el Papa. «Esta celebración lleva a pensar en el tema de la educación», reconoció, al dirigirse a los presentes , que habían participado en una misa presidida por el obispo de Aosta, Giuseppe Anfossi. «La tarea educativa de los abuelos siempre es muy importante, y lo es aún más cuando, por diferentes razones, los padres no son capaces de asegurar una adecuada presencia junto a los hijos, en la edad del crecimiento», apuntó el Pontífice.El Papa encomendó «a la protección de Santa Ana y de San Joaquín a todos los abuelos del mundo», los cuales «son con frecuencia testigos de los valores fundamentales de la vida». También pidió «que la Virgen María, quien según una bella iconografía aprendió a leer las Sagradas Escrituras sobre las rodillas de su madre, Ana, les ayude a vivificar siempre la fe y la esperanza con los manantiales de la Palabra de Dios». Antes de despedirse de los peregrinos, el Papa encomendó «a todos los ancianos, en especial a aquellos que podrían encontrarse más solos y en dificultad».El Pontífice también recordó el Año Sacerdotal que ha proclamado y la importancia de los sacerdotes en la Iglesia, al comentar el milagro de la multiplicación de los panes y los peces.Interés por su salud Benedicto XVI agradeció además el apoyo y el interés que ha recibido por su estado de salud. «Agradezco a Dios que me haya concedido la alegría de estos días marcados por la tranquilidad, a pesar del pequeño infortunio que todos conocéis, y aprovecho la ocasión para agradecer con afecto a aquellos que me han apoyado con discreción y dedicación», afirmó. El Papa sufrió el pasado 17 de julio una fractura en la muñeca derecha al resbalar en su habitación. Operado en Aosta, lleva insertadas dos agujas quirúrgicas en la muñeca que fijan el hueso para ayudar a que se suelde mejor.
Más de 800 centros eclesiales


La Iglesia española mantiene 858 centros para ancianos, enfermos crónicos, inválidos y minusválidos, que atienden a unas 73.000 personas. En todo el mundo, son casi 14.500 centros, ocho mil de ellos en Europa. Muchos los gestionan órdenes veteranas en el trabajo con ancianos y enfermos, como las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, la Orden de los Camilos o la de San Juan de Dios. Otras son más novedosas y pertenecen a ONG católicas o de inspiración católica, como las Reparadoras de la Fundación Virgen de los Dolores, o los 120 centros de la asociación Edad Dorada-Mensajeros de la Paz, del padre Ángel García, quien para el Día de los Abuelos pedía «que nuestros mayores en esta fiesta vuelvan a sentirse protagonistas, importantes, y queridos por todos».

lunes, 27 de julio de 2009

CATECISMO


III La interpretación del depósito de la fe
El depósito de la fe confiado a la totalidad de la Iglesia
84 "El depósito sagrado" (cf. 1 Tm 6,20; 2 Tm 1,12-14) de la fe (depositum fidei), contenido en la Sagrada Tradición y en la Sagrada Escritura fue confiado por los apóstoles al conjunto de la Iglesia. "Fiel a dicho depósito, el pueblo cristiano entero, unido a sus pastores, persevera siempre en la doctrina apostólica y en la unión, en la eucaristía y la oración, y así se realiza una maravillosa concordia de pastores y fieles en conservar, practicar y profesar la fe recibida" (DV 10).
El Magisterio de la Iglesia
85 "El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escritura, ha sido encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo" (DV 10), es decir, a los obispos en comunión con el sucesor de Pedro, el obispo de Roma.
86 "El Magisterio no está por encima de la palabra de Dios, sino a su servicio, para enseñar puramente lo transmitido, pues por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo, lo escucha devotamente, lo custodia celosamente, lo explica fielmente; y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone como revelado por Dios para ser creído" (DV 10).
87 Los fieles, recordando la palabra de Cristo a sus Apóstoles: "El que a vosotros escucha a mi me escucha" (Lc 10,16; cf. LG 20), reciben con docilidad las enseñanzas y directrices que sus pastores les dan de diferentes formas.
Los dogmas de la fe
88 El Magisterio de la Iglesia ejerce plenamente la autoridad que tiene de Cristo cuando define dogmas, es decir, cuando propone, de una forma que obliga al pueblo cristiano a una adhesión irrevocable de fe, verdades contenidas en la Revelación divina o también cuando propone de manera definitiva verdades que tienen con ellas un vínculo necesario.
89 Existe un vínculo orgánico entre nuestra vida espiritual y los dogmas. Los dogmas son luces en el camino de nuestra fe, lo iluminan y lo hacen seguro. De modo inverso, si nuestra vida es recta, nuestra inteligencia y nuestro corazón estarán abiertos para acoger la luz de los dogmas de la fe (cf. Jn 8,31-32).
90 Los vínculos mutuos y la coherencia de los dogmas pueden ser hallados en el conjunto de la Revelación del Misterio de Cristo (cf. Cc. Vaticano I: DS 3016: "nexus mysteriorum"; LG 25). "Existe un orden o `jerarquía' de las verdades de la doctrina católica, puesto que es diversa su conexión con el fundamento de la fe cristiana" (UR 11).
El sentido sobrenatural de la fe
91 Todos los fieles tienen parte en la comprensión y en la transmisión de la verdad revelada. Han recibido la unción del Espíritu Santo que los instruye (cf. 1 Jn 2,20.27) y los conduce a la verdad completa (cf. Jn 16,13).
92 "La totalidad de los fieles ... no puede equivocarse en la fe. Se manifiesta esta propiedad suya, tan peculiar, en el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo: cuando 'desde los obispos hasta el último de los laicos cristianos' muestran estar totalmente de acuerdo en cuestiones de fe y de moral" (LG 12).
93 "El Espíritu de la verdad suscita y sostiene este sentido de la fe. Con él, el Pueblo de Dios, bajo la dirección del magisterio...se adhiere indefectiblemente a la fe transmitida a los santos de una vez para siempre, la profundiza con un juicio recto y la aplica cada día más plenamente en la vida" (LG 12).
El crecimiento en la inteligencia de la fe
94 Gracias a la asistencia del Espíritu Santo, la inteligencia tanto de las realidades como de las palabras del depósito de la fe puede crecer en la vida de la Iglesia:
– "Cuando los fieles las contemplan y estudian repasándolas en su corazón" (DV 8); es en particular la investigación teológica quien debe " profundizar en el conocimiento de la verdad revelada" (GS 62,7; cfr. 44,2; DV 23; 24; UR 4).
– Cuando los fieles "comprenden internamente los misterios que viven" (DV 8); "Divina eloquia cum legente crescunt" (S.Gregorio Magno, Homilía sobre Ez 1,7,8: PL 76, 843 D).
– "Cuando las proclaman los obispos, sucesores de los apóstoles en el carisma de la verdad" (DV 8).
95 "La Tradición, la Escritura y el Magisterio de la Iglesia, según el plan prudente de Dios, están unidos y ligados, de modo que ninguno puede subsistir sin los otros; los tres, cada uno según su carácter, y bajo la acción del único Espíritu Santo, contribuyen eficazmente a la salvación de las almas" (DV 10,3).

domingo, 26 de julio de 2009

XVII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO



¿No está hecho el océano de gotas?
El Señor siempre construye desde nuestra pobreza, nuestra nada. Nos empeñamos, a veces, en ser santos, en construir grandes obras, sin saber que los materiales con los que Dios cuenta es nuestra pobreza pura y dura. Son nuestros cinco panes y dos peces. Nos gustaría ofrecerle nuestra riqueza y no sabemos que la pobreza nuestra de cada día, no sólo no es obstáculo para identificarnos con sus sentimientos, sino la condición indispensable para que Dios construya. ¡Cuántas veces le decimos a Jesús: ¡Conmigo no puedes nada, yo no tengo solución! ¡No te das cuenta de que quieres dar de comer, saciar el hambre de amor de tanta gente, contando con que no tengo nada! Y, sin embargo, Él siempre cuenta con nuestra nada, con nuestros cinco panes y dos peces para realizar el milagro de la vida. Nuestra pobreza, nuestros panes y peces, es la condición necesaria de Jesús para seguir actuando, para que se realice el milagro. Cuando hoy compruebo que hay tanta gente necesitada de autoestima, que no se siente valorada, que necesita ayuda psicológica, porque su vida les parece irrelevante y sin valor alguno para nadie, siempre me acuerdo de este texto de Juan. Enseguida me crecen las alas del gozo y la autoestima. Sí, Jesús es el único que construye desde mi pobreza, sólo hay que presentarle lo que tenemos y ofrecerle nuestra pobreza compuesta por cinco panes y dos peces. Es necesario saber que se sube, bajando. Que uno se enriquece desde la pobreza. Es preciso descubrir la grandeza de lo pequeño, el milagro de saber que el Señor sigue construyendo a través de signos pobres; y, sin embargo, si no se ofrecen y se entregan estos signos pobres que son cinco panes y dos peces, no existe milagro, no habrá ninguna multiplicación de panes y peces. Recuerdo a la Madre Teresa de Calcuta a la que alguien le dijo que su vida era como una gota en el océano. Ella contestó con la sencillez y la sabiduría de los santos: «Es verdad que nuestra vida es como una gota en el océano, pero ¿acaso el océano no está hecho de muchas gotas?» El milagro de la multiplicación de los panes y los peces siempre se realiza cuando se comparte pobreza y generosidad, entregada desde nuestra sencillez; cuando se confía en el Dios de lo imposible, como creyó María. De pronto, aquel prado lleno de hierba verde nos recuerda los prados a los que nos conduce el Buen Pastor, que también nos evoca el salmo 22, donde se nos presenta a Jesús como Pastor y Pasto, como Corazón y Ternura: el que realiza el milagro de la vida cuando le ofrecemos nuestros cinco panes y dos peces. Sólo la confianza total hace el milagro. Sólo en la medida en que le ofrecemos nuestra pobreza y nuestra pequeñez, el Señor luce construyendo vida y sembrando esperanza.

+ Francisco Cerro Chaves
obispo de Coria-Cáceres

sábado, 25 de julio de 2009

SANTIAGO APOSTOL, PATRON DE ESPAÑA


El 25 de Julio se celebra la fiesta de Santiago Apóstol, patrón de España.
El apóstol Santiago, primer apóstol martir, viajó desde Jerusalén hasta Cádiz (España). Sus predicaciones no fueron bien recibidas, por lo que se trasladó posteriormente a Zaragoza. Aquí se convirtieron muchos habitantes de la zona. Estuvo predicando también en Granada, ciudad en la que fue hecho prisionero junto con todos sus discípulos y convertidos. Santiago llamó en su ayuda a la Virgen María, que entonces vivía aún en Jerusalén, rogándole lo ayudase. La Virgen le concedió el favor de liberarlo y le pidió que se trasladara a Galicia a predicar la fe, y que luego volviese a Zaragoza.Santiago cumplió su misión en Galicia y regresó a Zaragoza, donde corrió muchos peligros. Una noche, el apóstol estuvo rezando intensamente con algunos discípulos junto al río Ebro, cerca de los muros de la ciudad, pidiendo luz para saber si debía quedarse o huir. Él pensaba en María Santísima y le pedía que rogara con él para pedir consejo y ayuda a su divino Hijo Jesús, que nada podía entonces negarle. De pronto, se vio venir un resplandor del cielo sobre el apóstol y aparecieron sobre él los ángeles que entonaban un canto muy armonioso mientras traían una columna de luz, cuyo pie, en medio de un rayo luminoso, señalaba un lugar, a pocos pasos del apóstol, como indicando un sitio determinado.Sobre la columna, se le apareció la Virgen María. Santiago se levantó del lugar donde estaba rezando de rodillas, y recibió internamente el aviso de María de que debía erigir de inmediato una iglesia allí; que la intercesión de María debía crecer como una raíz y expandirse. María le indicó que, una vez terminada la iglesia, debía volver a Jerusalén. Santiago se levantó, llamó a los discípulos que lo acompañaban, que habían oído la música y visto el resplandor; les narró lo demás, y presenciaron luego todos cómo se iba desvaneciendo el resplandor de la aparición. En el lugar de la aparición, se levantó lo que hoy es la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, un lugar de peregrinación famoso en el mundo entero que no fue destruido en la guerra civil española (1936-1939), puesto que las bombas que se lanzaron no explotaron, pudiéndose hoy en día verse expuestas en el interior de la Basílica.Santiago partió de España, para trasladarse a Jerusalén, como María le había ordenado. En este viaje visitó a María en Éfeso. María le predijo la proximidad de su muerte en Jerusalén, y lo consoló y lo confortó en gran manera. Santiago se despidió de María y de su hermano Juan, y se dirigió a Jerusalén, donde al poco tiempo fue hecho prisionero.Fue llevado al monte Calvario, fuera de la ciudad. Durante el recorrido, estuvo predicando y aún fue capaz de convertir a algunas personas. Cuando le ataron las manos, dijo: "Vosotros podéis atar mis manos, pero no mi bendición y mi lengua". Un tullido que se encontraba a la vera del camino, clamó al apóstol que le diera la mano y lo sanase. El apóstol le contestó: "Ven tú hacia mí y dame tu mano". El tullido fue hacia Santiago, tocó las manos atadas del apóstol e inmediatamente sanó.Josías, la persona que había entregado a Santiago, fue corriendo hacia él para implorar su perdón. Este hombre se convirtió a Cristo. Santiago le preguntó si deseaba ser bautizado. Él dijo que sí, por lo que el apóstol lo abrazó y le dijo: "Tú serás bautizado en tu propia sangre". Y así se cumplió más adelante, siendo Josías asesinado posteriormente por su fe.En otro tramo del recorrido, una mujer se acercó a Santiago con su hijo ciego para alcanzar de él la curación para su hijo, obteniéndola de inmediato.Una vez llegado al Monte Calvario, el mismo lugar donde años antes fue crucificado nuestro Señor, Santiago fue atado a unas piedras. Le vendaron los ojos y le decapitaron.El cuerpo de Santiago estuvo un tiempo en las cercanías de Jerusalén. Cuando se desencadenó una nueva persecución, lo llevaron a Galicia (España) algunos discípulos.
En siglos posteriores y hasta el momento actual, numerosos fieles, principalmente de Europa, recorren parcialmente el "Camino de Santiago" que les conduce a la tumba del Santo, con el fin de pedir perdón por sus pecados.

viernes, 24 de julio de 2009

EDUARDO VERÁSTEGUI: "HAY QUE SER RADICAL"


El personaje es de sobra conocido, con que nada de un párrafo de presentación. Con todos -y todas- ustedes, Eduardo Verástegui.
-Cada vez le preguntan más por su fe y menos por su carrera. ¿No le cansa?
-Al contrario. Lo que más me importa es mi relación con Dios. ¿Cómo iba a cansarme? Me apasiona. Ya me gustaría poder hablar de Él y de nada más.

-¿De verdad no teme que le caricaturicen?
-A lo único que tengo miedo es a ofender a Dios. Además, nunca seremos monedita de oro, nunca agradaremos a todos.
-¿Alguna vez lo ha intentado?
-Durante años sentí el deseo constante de tenerlo todo: el aplauso del público, los primeros puestos en el escalafón…
-¿Lo consiguió?
-Sí. Fue entonces cuando me di cuenta de que no tenía nada. Sentía mi corazón vacío, mi alma agonizante. Y empecé a cuestionarme muchas cosas.
-¿A qué conclusiones llegó?
-A que Dios me daba una segunda oportunidad. Descubrí que nacemos con una misión única, grande, hermosa. Y depende de nosotros ignorarla o, por el contrario, realizarla.
-¿Cómo?
-Abandonándose en sus manos, queriendo vivir de acuerdo con su voluntad, dejándose ayudar por su gracia.
-Su misión parece ser evangelizar desde la pantalla. ¿No se ahoga en las aguas de Hollywood?
-Debido a nuestra naturaleza caída, es difícil mantenerse a flote en cualquier ambiente, más cuando vienes de una vida de moral distraída.
-¿Y sin embargo…?
-La Iglesia, que es nuestra madre, pone a nuestra disposición unos ‘métodos’ para que no nos hundamos.
-¿Usted cuáles emplea?
-La misa diaria, los retiros espirituales, la confesión frecuente, el estudio de la Biblia, el rezo de las Horas, el rosario ante el Santísimo, el Ángelus a las 12, la coronilla de la Divina Misericordia a las tres, el Salve Regina antes de dormir…
-¿Con la ayuda de quién se trazó esa rutina?
-Con la de mi director espiritual.
-¿Y se la salta?
-Alguna vez, sobre todo cuando viajo, aunque nunca la rompo del todo. Hacerlo sería como quitarle al alma el alimento, el oxígeno.
-Vivir así, ¿no le hace sentir solo?
-No. Porque Dios más uno es un ejército. Y los cristianos somos más de uno.
-¿La gente que le rodea lo es?
-Mis socios en la productora y yo pensamos igual, o sea que, de alguna manera, nos retroalimentamos. Porque la amistad es como un elevador.
-¿Un elevador?
-No es lo mismo andar con gente que quiere un mundo mejor, elevar la dignidad del ser humano, defender la vida, la familia, el matrimonio… que con otros que buscan lo opuesto.
-O sea, que no se puede servir a dos señores…
-Ni nadar entre dos aguas. O nadas en el Caribe o nadas en el lodo. Mi deseo es nadar en las aguas transparentes del Caribe.
-¿Y si eso le lleva al fracaso?
-Volveré a mi pueblo, a vender tacos.
-¿En serio?
-Al poco de decirle a Dios que nunca aceptaría papeles que fueran en contra de mis creencias supe que el cumplimiento de aquella promesa podría suponer el fin de mi carrera.
-¿Le importó?
-Prefiero, ya digo, vender tacos en mi pueblo antes que romper mi promesa. Porque ¿de qué sirve ganar el mundo si pierdes el alma? Marchar a dormir con la conciencia tranquila, levantarte por las mañanas sin remordimientos, dando gracias a Dios… eso no tiene precio.
-Le van a llamar “radical”
-No me importa. Tenemos que amar a Dios desde la raíz. Si no, seremos mediocres, tibios, y Él nos vomitará de su boca. Hay que ser radical. ¡Todos los santos lo han sido!
-De entre los santos, ¿a quién trata de imitar?
-Decía san Juan de la Cruz que si quieres ser perfecto no pretendas seguir al cien por cien la vida de ningún santo, no sea que el diablo te ponga delante sus defectos para que los imites. Los modelos perfectos son Jesucristo y la Virgen.
-Dígame otros, aunque sean imperfectos
-Mis padres…
-Hablando de padres, ¿ha pensado en formar su propia familia?
-Dios no me ha presentado aún a la que vaya a ser la madre de mis hijos, la dueña de mi corazón.
-¿Y no será que tiene vocación religiosa?
-Me lo planteo todos los días. De momento, vivo feliz como estoy. Pero es cierto que rezo para que se haga en mí su voluntad. Y si su voluntad es que me meta al seminario o en un monasterio, pues sea


Gonzalo Altozano "Alba Digital"

jueves, 23 de julio de 2009

Y LA BIBLIA LLEGÓ A LA LUNA




Fue durante su segunda noche en el satélite. Buzz Aldrin, de confesión presbiteriana, extrajo una cajita que contenía pan y vino; se recogió en oración; leyó el versículo de san Juan 15, 5 –«Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece unido a mí y yo en él, da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada»– y consumió las dos especies. Lo relata el propio astronauta en el libro que publicó en 1973, «Regreso a la Tierra», y lo ha recordado en estos días en el diario «USA Today» el pastor Mark Cooper, de la parroquia presbiteriana de Webster (Tejas), a la que asistía Aldrin. «Después trajo el pequeño cáliz de plata que empleó, y lo tenemos guardado a buen recaudo en la parroquia», afirma Cooper.


El salmo 8, en el espacio

Pero, además, el astronauta presbiteriano portaba un trozo de papel en el que había garabateado algunos versículos del salmo 8: «Cuando veo los cielos, obra de tus manos, la Luna y las estrellas que creaste, ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para que de él te preocupes?». Aldrin posó el papel sobre la superficie del satélite y regresó a la nave.

El católico Michael Collins, otro de los integrantes del Apolo 11, también quiso dejar constancia de su fe. En una de las paredes internas de la nave dejó escrito: «Nave espacial 107. La mejor creada. Que Dios la bendiga».

Sin embargo, los astronautas se vieron obligados a realizar todas sus prácticas religiosas con una gran discreción, porque la NASA no veía con buenos ojos estos gestos. Un año antes, en 1968, la misión del Apolo 8 había logrado su objetivo de orbitar diez veces la Luna en a lo largo de 20 horas. Era la víspera de Navidad, el 24 de diciembre por la noche, y sus tres tripulantes, Frank Borman, Jim Lovell y Bill Anders, realizaron una sorprendente conexión en directo con los canales de televisión de todo el mundo. «Estamos cerca de la Luna y, para todos los que nos siguen desde la Tierra, la tripulación del Apolo 8 tiene un mensaje que le gustaría compartir: “En el principio, Dios creó el cielo y la Tierra”», comenzó a leer Anders. Era el inicio del libro del Génesis, que prosiguieron leyendo los tres astronautas en turnos hasta el versículo 15. «Y Dios hizo dos lumbreras grandes, la mayor para gobierno del día y la menor para gobierno de la noche», continuaron. «Buenas noches, buena suerte, feliz Navidad y que Dios les bendiga a todos», fue la conclusión de su conexión en directo. Este gesto enfureció a Madalyn Murray O’ Hair, una conocida activista atea, quien demandó a la NASA. El auto fue desestimado por la Corte Suprema, pero la agencia espacial exigió a sus astronautas desde ese momento una mayor «contención» religiosa.

Una Biblia en microfilm

Pero las advertencias de la agencia espacial no amedrentaron a los astronautas. En enero de 1971, dos de los tripulantes del Apolo 14, Shepard y Mitchell, depositaron sobre la superficie lunar un paquete que contenía la Biblia en microfilm y el primer versículo del Génesis en 16 idiomas. Seis meses más tarde, durante la misión del Apolo 15, James B. Irwin, tras caminar sobre la Luna, declaró haber «sentido el poder de Dios como jamás lo había sentido antes». En 1998, John Glenn, que regresó al espacio después de 36 años, declaró: «Para mí es imposible contemplar toda la creación y no creer en Dios». Quien sabe, quizás haya que estar en la Luna para encontrarse con el Señor…

Álex Navajas

miércoles, 22 de julio de 2009

UNA CARTA DE DIOS PARA TI

martes, 21 de julio de 2009

ENTRE LOS PLANOS TAMBIÉN ANDA DIOS



Etsuro Sotoo: “La Sagrada Familia es un catecismo de piedra”
10/07/2009 Gonzalo Altozano Alba Digital

"Tenemos que afrontar la realidad como si fuéramos niños"
A Europa llegó desde Japón (donde era profesor de Bellas Artes) para estudiar los “orígenes de la piedra”. Su primer trabajo aquí fue como restaurador en Alemania. Pero conoció la Sagrada Familia de Barcelona y pidió ser empleado allí, aunque fuera de picapedrero. Sus planes para unos meses se prorrogaron hasta hoy, treinta años después. Y lo que le queda. A lo largo de la entrevista, Etsuro habla con generosidad de Antonio Gaudí y de la Sagrada Familia, su maestro y su escuela en la fe, claves de una conversión labrada a piedra (el sello de Sotoo bien podría ser una cruz, un martillo y un cincel). Bonito homenaje a la universalidad de la Iglesia que la construcción de la Sagrada Familia la inició un español de Reus en 1882 y entre sus continuadores se cuente hoy este simpático y curiosísimo japonés de Fukuoka.
-¿Qué le llevó a Europa, el azar o la providencia?
-La providencia. ¡Todo es providencia!
-Y ya en Europa, Barcelona. ¿Le costó entender a Gaudí la primera vez que visitó la Sagrada Familia?
-Ya entonces, aunque no era católico, quería serle fiel a Gaudí, entender su esencia. Pero me di cuenta de que, por mucha que fuera mi voluntad, sólo podría llegar hasta cierto punto.
-Sin embargo…
-Aprendí que debía mirar no a Gaudí, sino hacia donde miraba Gaudí. Porque hay mucha diferencia entre ser católico y no serlo. Si no lo eres, navegarás por la superficie de un mar llamado Gaudí. Si lo eres, descenderás hasta el fondo de ese mar.
-¿No se ahoga?

-No. Es como entrar en otra dimensión.
-Su conversión al catolicismo, ¿influyó en su manera trabajar?
-Se volvió más fácil, más segura. Ahora trabajo con menos dudas, con más libertad, porque percibo inmediatamente el sentido de lo que hago.
-¿Quiere eso decir que para usted la Sagrada Familia no tiene secretos?
-Aún hoy -¡treinta años después!- descubro cosas. Gaudí quería hacer un catecismo de piedra en el que la gente pudiera, precisamente, aprender todos los días, siempre.
-¿Con qué fin?
-Con el de que la gente que la visitara volviese. Porque no hay mejor iglesia que aquella que se revisita.
-Objetivo cumplido: la Sagrada Familia es de los monumentos más visitados -y revisitados- de España.
-Porque los que la visitan buscan algo, da igual si lo saben como si no. La Sagrada Familia es un punto donde es posible encontrar lo que se busca.
-Tanto turista ¿no le desagrada?
-¡No! Me encanta ver sus bocas abiertas, sus ojos de sorpresa.
-Y cuando reza, ¿no le distraen?
-En la oración, aunque haya mil personas alrededor, sólo estáis Cristo y tú.
-O sea, que la gente no le molesta, no es usted el típico artista estirado.
-La Sagrada Familia es más fácil que la entienda un niño o una ama de casa que un arquitecto moderno.
-¿Por qué?
-Porque muchos arquitectos construyen no para mejorar la vida de la gente, sino para homenajearse a sí mismos. Todo lo contrario que Gaudí.
-Para usted el arte no es sólo una fuente de ingresos, de fama.
-Ha de ser, sobre todo, y como cualquier disciplina humana, un vehículo (a veces un Alfa Romeo, a veces un Doscaballos) que conduce a la Verdad.
-Y en ese camino, su guía ha sido…
-Gaudí.
-A su maestro le preguntaban con frecuencia cuándo iba a estar lista la Sagrada Familia.
-Y él respondía: “El cliente no tiene prisa”. El cliente, claro, era -y sigue siendo- Dios.
-¿Y usted? ¿Tiene prisa?
-Pienso que cuanto más tardemos, mejor.
-¿Por qué?
-Porque mientras la construimos tenemos ocasión de aprender. Sin embargo, una vez construida…
-¿Tanto se aprende?
-Gaudí no construyó la Sagrada Familia. ¡Fue la Sagrada Familia la que construyó a Gaudí! Lo mismo nos pasa a los que trabajamos en ella.
-En algún momento tendrán que inaugurarla. ¿Le entristece?
-No, porque sé que al día siguiente empezaremos a trabajar en su restauración, que será también la nuestra.
-Propone que la Sagrada Familia sea la catedral de Europa.
-Es una ilusión, un sueño. Pienso que tenemos que afrontar la realidad con humildad, sin prejuicios ni ideologías, como si fuéramos niños, eternos hijos de Dios.
-¿Y la oración? ¿Entra usted en ella como un niño?
-Yo, cuando rezo, le pido a Dios que me haga mejor persona. Es mi lucha diaria. Y cuando venzo, aunque sólo sea por un momento, doy gracias.

lunes, 20 de julio de 2009

CATECISMO


II La relación entre la Tradición y la Sagrada Escritura
Una fuente común...
80 La Tradición y la Sagrada Escritura "están íntimamente unidas y compenetradas. Porque surgiendo ambas de la misma fuente, se funden en cierto modo y tienden a un mismo fin" (DV 9). Una y otra hacen presente y fecundo en la Iglesia el misterio de Cristo que ha prometido estar con los suyos "para siempre hasta el fin del mundo" (Mt 28,20).
… dos modos distintos de transmisión
81 "La Sagrada Escritura es la palabra de Dios, en cuanto escrita por inspiración del Espíritu Santo".
"La Tradición recibe la palabra de Dios, encomendada por Cristo y el Espíritu Santo a los apóstoles, y la transmite íntegra a los sucesores; para que ellos, iluminados por el Espíritu de la verdad, la conserven, la expongan y la difundan fielmente en su predicación"
82 De ahí resulta que la Iglesia, a la cual está confiada la transmisión y la interpretación de la Revelación "no saca exclusivamente de la Escritura la certeza de todo lo revelado. Y así se han de recibir y respetar con el mismo espíritu de devoción" (DV 9).
Tradición apostólica y tradiciones eclesiales
83 La Tradición de que hablamos aquí es la que viene de los apóstoles y transmite lo que estos recibieron de las enseñanzas y del ejemplo de Jesús y lo que aprendieron por el Espíritu Santo. En efecto, la primera generación de cristianos no tenía aún un Nuevo Testamento escrito, y el Nuevo Testamento mismo atestigua el proceso de la Tradición viva.
Es preciso distinguir de ella las "tradiciones" teológicas, disciplinares, litúrgicas o devocionales nacidas en el transcurso del tiempo en las Iglesias locales. Estas constituyen formas particulares en las que la gran Tradición recibe expresiones adaptadas a los diversos lugares y a las diversas épocas. Sólo a la luz de la gran Tradición aquellas pueden ser mantenidas, modificadas o también abandonadas bajo la guía del Magisterio de la Iglesia.

domingo, 19 de julio de 2009

XVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Venid a descansar
Dime cómo te cansas y cómo descansas y te diré cuál es el sentido profundo de tu vida. Dime dónde buscas tu descanso y te diré cómo vives en conjunto tu existencia. La clave del descanso en nuestra vida es que, detrás de toda esta realidad, está inexorablemente nuestra profunda identidad. Quien descansa con su familia, con las personas que ama, en el fondo tiene detrás toda una realidad profunda del auténtico descanso. Cuando uno, para descansar, tiene que prescindir de Dios, de su familia, de las personas a las que ama, en el fondo se enciende una luz de emergencia que nos dice que algo no se está viviendo bien. Jesús, con su ternura humana, se da cuenta de que los suyos están cansados y los invita a descansar con Él. Cristo siempre nos da la clave del Evangelio, que parte de tu propia realidad, pero vivida en el latido de su amor. Cuando siempre tenemos que huir de lo que vivimos en la realidad para ser felices es un malísimo planteamiento, porque luego se vive como se piensa. Algunos dicen: «Yo sería más santo, más feliz, si prescindiera de esta mujer, de este marido, de estos hijos, de estas personas, de esta enfermedad». Nos convertimos entonces en soñadores ilusos. Nos pasamos la vida como en aquella novela famosa: Esperando a Godot, que nunca llega; ni llegará lo que esperamos, y, cuando se va acabando la vida, descubrimos que nunca hicimos nada y que nos hemos pasado la existencia sin disfrutar de lo que teníamos realmente y que el Señor quiso o permitió en mi camino. Todo, para ser feliz plenamente. Sobre todo para identificarme con los sentimientos de su Corazón. Sin lugar a dudas, es Dios escribiendo derecho con renglones torcidos. Éste es el profundo descanso del corazón. Venid a un sitio tranquilo a descansar manifiesta que lo que más agota es el amor propio. Descansamos profundamente, como los niños, cuando nos sentimos en brazos de nuestro padre y nuestra madre. Cuando somos acogidos y aceptados incondicionalmente por quien sabemos que nos ama. La vida es agotadora cuando nos la pasamos, toda ella, luchando contra la evidencia de lo que no podemos cambiar porque no depende de nosotros. Luchando contra molinos de viento, sin vivir la realidad desde Dios. Descansar es siempre estar y vivir desde el Amor, pues, como dice san Juan de la Cruz, «quien ama, ni cansa ni se cansa». El descanso es clave para vivir. La persona que se siente agotada, sin fuerzas, en el fondo, su calidad de vida le impide disfrutar de lo real, de lo auténtico de la vida. Se deprime fácilmente. Todo esfuerzo, por pequeño que sea, le parece un mundo. Jesús nos invita a un descanso para todos. Al alcance de todos los bolsillos. No vendremos agotados de las vacaciones, porque donde quiera que estemos, mar o pueblo, campo o ciudad, sencillamente, hemos descubierto con Cristo un estilo nuevo de vivir sin agobios y sin tener mucho que esforzarnos por dar la talla de unas exigencias que, muchas veces, somos nosotros los que las hemos creado. Es necesario volver al descanso al que nos invita Jesús, que es vivir sin egoísmos y con un corazón bueno, manso y humilde. ¿No te recuerda al suyo?

+ Francisco Cerro Chaves obispo de Coria-Cáceres

sábado, 18 de julio de 2009

TESTIMONIOS DE MISIONEROS EN ZONAS DE CONFLICTO

«Sólo me protege Dios»
Educando a niños con discapacidad, ocupándose de los adolescentes solitarios, soportando bombas y ataques contra sus templos, defendiendo a los indígenas frente a la narcoguerrilla, evangelizando explícita e implícitamente..., así viven los misioneros católicos repartidos por los cinco continentes, con una única intención: «Hacer presentes el reino de Dios entre los que no tienen nada». Muchos de ellos se han dado cita en la 62 Semana Española de Misionología, que se celebró en Burgos la pasada semana, bajo el lema La misión en situaciones de conflicto. Estos son algunos de sus testimonios Testimonios recogidos por José Antonio Méndez
«O estás aquí por Jesucristo, o te vas»

Coches bomba, templos saqueados, sacerdotes perseguidos... Ésta es la rutina que viven los católicos de Pakistán, y a la que se enfrenta día a día la hermana Pilar Vila, religiosa de Jesús María y misionera en el país asiático desde hace 11 años. «Llegué antes del 11-S y me enamoré del país y de sus dificultades. Es uno de los países más peligrosos del mundo, y nunca sabes qué puede pasar. Antes, los atentados eran en el Norte, pero ahora se dan por todos los sitios». De hecho, ir con hábito es un desafío para la seguridad: «Aquí la gente te ve de blanco y ya eres americano y, por tanto, su enemigo. En Pakistán se vive el Islam con radicalidad y la Iglesia molesta mucho. No entienden qué hacemos allí si somos cristianos». ¿Y qué hace allí la hermana Pilar? Pues de todo: atiende a prostitutas de los suburbios, busca y recoge a niños con deficiencias y dirige un colegio con más de 2.000 alumnos, algunos de educación especial. «Nuestra presencia habla de Dios, pero no podemos evangelizar explícitamente porque está prohibido -si la hermana dijese que lo hace, no podría volver a Pakistán-. Aunque si, entre 170 millones de musulmanes, nos atacan al millón y medio de católicos, es que el mensaje llega». Y concluye: «Aquí no es posible dialogar, porque no quieren hablar. Ya me gustaría que trataran a los católicos como en España a los musulmanes... Los misioneros tenemos que pagar al Gobierno para que nos dejen trabajar. Y nos da igual, porque nos paga Dios. ¿Peligros? Todos y ninguno. A mí sólo me protege Dios... ¡Y los niños! Los misioneros no somos mejores ni peores que otros. Sólo trabajamos por amor a Dios y al otro. O estás aquí por Jesucristo, o te vas. ¡Pero es que hay tanto por hacer por Él!»
Dios frente al Ipod«En Japón hay una gran pobreza de ilusión por la vida, de metas, de esperanza, y eso desemboca en conflictos familiares y de relación con los demás. Los jóvenes están quemados, son muy poco afectivos, tienen la necesidad de ser tratados con cariño y, por eso, donde más y mejor lo pueden encontrar es en Dios, que se manifiesta en Jesucristo. La lucha de nuestra evangelización es contra la competitividad, las tecnologías que absorben y la soledad». Así resume su experiencia la misionera Rosario Garrido, consagrada de las Servidoras del Evangelio de la Misericordia de Dios, que vive desde hace 17 años en Japón, dedicada a los jóvenes y a los adolescentes. «Éste es un país de contrastes: todo lo que tiene de bueno en el respeto y en la disciplina, lo tiene de malo en la indiferencia. Las repercusiones sociales son terribles: un número elevadísimo de suicidios, aislamiento, una sexualidad desordenada... A través de la evangelización y del acompañamiento descubren a un Dios-misericordia, que llena el corazón de alegría y da sentido a la vida. Aquí hay un gran miedo al fracaso, al ridículo, y se suplen las necesidades y los problemas familiares con el Ipod, los videojuegos, los chats... Nosotros proponemos a Dios», asegura. Y lo hace aprovechándose de la cultura nipona: «Aprovechamos la floración, que aquí es muy importante, para explicar la Pascua, la Resurrección, la unidad de la Iglesia... Es apasionante ver que Cristo habla todos los idiomas para llegar a todas las personas».
«La Iglesia molesta porque denuncia»

El Vicariato de Yurimaguas, en Perú, abarca unos 70.000 metros cuadrados de selva amazónica, en la frontera con Ecuador. El único medio de transporte es la barca, y la forma más fácil de hacer fortuna es el contrabando. De hecho, la narcoguerrilla campa a sus anchas desde hace años y buena parte de la Administración es corrupta. Tres religiosos, tres sacerdotes, seis religiosas y 22 carmelitas descalzas (en su Carmelo) velan por la atención pastoral de la zona. Uno de ellos es el hermano Jesús Ángel García, religioso corazonista, que lleva 22 años en Perú, formando a profesores, catequistas y animadores nativos. «Nuestra labor es prepararlos para que sean capaces de actuar frente a la narcoguerrilla», dice. Y se la juega, por amor a Cristo y a los demás: «El Evangelio nos impulsa a denunciar las injusticias, y eso acarrea amenazas, insultos... La Iglesia molesta porque denuncia a los narcos y a la Administración corrupta. Estamos en su punto de mira; y también en el de las ONG evangelistas, que son muy beligerantes y dan dinero a la gente para alejarlos de la Iglesia». El hermano Jesús Ángel, de hecho, es persona non grata por ayudar a los maestros, y otros religiosos están amenazados de muerte. «Estamos junto a la gente, y anunciamos a Dios hasta que lo descubren a su lado. Hacemos presentes los valores del Reino entre los que no tienen nada», dice.
Alfa y Omega

viernes, 17 de julio de 2009

HERMANO RAFAEL: CONCLUSIONES


“Hemos venido a adorarle” (Mt 2, 2)
Hemos venido a hacer un ejercicio de amor místico, de amor de identificación con Jesucristo. Seguro que las palabras y la vida del Hermano Rafael os animarán a convertiros en adoradores en espíritu y en verdad. Adorar así es ganar la vida dejándola que se abrase toda entera en el fuego del Amor eterno, que es Dios.
Hoy día, como también en los días de Rafael, son muchos los que se olvidan de Dios o viven como si Dios no existiera, adorando falsos dioses. Pero los falsos dioses jamás dan lo que prometen. El “progreso”, convertido en ídolo, al que todo se le ofrece, promete libertad, pero lo que realmente da es aburrimiento, por un lado, y violencia y muerte, por otro. La cara de los ídolos es amable, pero su corazón es de hierro.
Termino dejando hablar de nuevo a Rafael. Oíd lo que le escribía a su abuela materna que, al parecer se le había quejado de sus muchos años y de lo poco que podía hacer ella. Rafael le habla como el místico de 24 años que entonces ya era y le dice algo que vale también para todos nosotros:
“¿Qué más da ser trapense que ser militar, ser pobre o rico, alto o bajo, hombre o mujer? El amor a Dios debe ser único, y no valdrá [decir] allá un día, delante de Jesús..., yo, Señor, te he querido, pero como he tenido que ir todos los días al cuartel, pues claro, el militar no puede ocuparse en otra cosa..., y el labrador ocupado con sus yuntas, tampoco tiene tiempo, y el intelectual no puede interesarse en «ñoñeces de fraile», y así sucesivamente todo el mundo.
Ya ves, tú tienes muchos años, pero ¿qué más da? Ves el sol, el cielo y las flores que son criaturas de Dios y publican su gloria. Tienes un Sagrario cerca donde puedes hablar a Jesús para que Él te consuele en todo. Tienes un nieto que te quiere mucho (aunque tú no lo creas), que ha pedido y pedirá por ti en un coro de monjes del Císter... En una palabra, tienes a Dios y la protección de la Virgen, ¿qué más puedes pedir? No me digas que te falta algo porque lo tienes todo” (Carta a su abuela, Fernanda Torres; Oviedo, 30 de septiembre de 1934, en: Obras Completas 294 y 295).
Sí: ¡Sólo Dios basta!
Hermano Rafael, intercede por nosotros para que sepamos adorar como tú.
Juan Antonio Martínez Camino. Catequesis JMJ Colonia 2.005

jueves, 16 de julio de 2009

NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN


Desde los antiguos ermitaños que se establecieron en el Monte Carmelo, Los Carmelitas han sido conocidos por su profunda devoción a la Santísima Virgen. Ellos interpretaron la nube de la visión de Elías (1 Reyes 18, 44) como un símbolo de la Virgen María Inmaculada. Ya en el siglo XIII, cinco siglos antes de la proclamación del dogma, el misal Carmelita contenía una Misa para la Inmaculada Concepción.
En las palabras de Benedicto XVI, 15,VII,06: "El Carmelo, alto promontorio que se yergue en la costa oriental del Mar Mediterráneo, a la altura de Galilea, tiene en sus faldas numerosas grutas naturales, predilectas de los eremitas. El más célebre de estos hombres de Dios fue el gran profeta Elías, quien en el siglo IX antes de Cristo defendió valientemente de la contaminación de los cultos idolátricos la pureza de la fe en el Dios único y verdadero. Inspirándose en la figura de Elías, surgió al Orden contemplativa de los «Carmelitas», familia religiosa que cuenta entre sus miembros con grandes santos, como Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Teresa del Niño Jesús y Teresa Benedicta de la Cruz (en el siglo, Edith Stein). Los Carmelitas han difundido en el pueblo cristiano la devoción a la Santísima Virgen del Monte Carmelo, señalándola como modelo de oración, de contemplación y de dedicación a Dios. María, en efecto, antes y de modo insuperable, creyó y experimentó que Jesús, Verbo encarnado, es el culmen, la cumbre del encuentro del hombre con Dios. Acogiendo plenamente la Palabra, «llegó felizmente a la santa montaña» (Oración de la colecta de la Memoria), y vive para siempre, en alma y cuerpo, con el Señor. A la Reina del Monte Carmelo deseo hoy confiar todas las comunidades de vida contemplativa esparcidas por el mundo, de manera especial las de la Orden Carmelitana, entre las que recuerdo el monasterio de Quart, no muy lejano de aquí [Valle de Aosta]. Que María ayude a cada cristiano a encontrar a Dios en el silencio de la oración.
La estrella del Mar y los CarmelitasVer: María, Estrella del Mar
Los marineros, antes de la edad de la electrónica, dependían de las estrellas para marcar su rumbo en el inmenso océano. De aquí la analogía con La Virgen María quien como, estrella del mar, nos guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.
Por la invasión de los sarracenos, los Carmelitas se vieron obligados a abandonar el Monte Carmelo. Una antigua tradición nos dice que antes de partir se les apareció la Virgen mientras cantaban el Salve Regina y ella prometió ser para ellos su Estrella del Mar. Por ese bello nombre conocían también a la Virgen porque el Monte Carmelo se alza como una estrella junto al mar.

Puedes seguir leyendo y conociendo más de esta devoción si pinchas AQUÍ

miércoles, 15 de julio de 2009

BELEN LAZARO: "DIOS NUNCA PIDE A NADIE LO QUE NO PUEDE DAR"


"Voy a ser Misionera de la Caridad, porque el Señor me llama”
Tiene claro que "Dios nunca pide a nadie lo que no puede dar"
28/06/2009 Sonsoles Calavera Alba Digital

Tiene cuatro hermanos, está terminando la carrera de medicina y vive con su familia en el municipio de Rivas, en Madrid. Su carrera le apasiona y siempre creyó que a estas alturas de la vida estaría pensando en ejercerla, casarse y formar una familia. Pero Dios tenía otros planes. Dentro de poco cambiará los vaqueros y el jersey fucsia que llevaba cuando la conocimos por el sari blanco con las dos rayas azules de las hermanas de la Madre Teresa. Y lo hace llena de felicidad porque está convencida de que “Dios nunca pide a nadie lo que no puede dar”.
Tiene tres hermanas y un hermano. Su madre es enfermera y su padre se ha dedicado siempre a la enseñanza. Belén es una chica muy activa. Le gusta salir con sus amigos, bailar, y sobre todo sentirse útil, haciendo cosas por los demás, por lo que tiene una larga trayectoria como voluntaria. Está muy unida a su familia, que considera que, para su vocación, ha sido fundamental. “Es lo mejor que Dios me ha regalado. Y estos años han sido una gozada porque he podido disfrutar muchísimo con ellos. Ahora me cuesta salir de casa, pero pensaba que me iba a costar mucho más. Si no fuera por cómo son mis padres, el colegio Aldeafuente, donde estudié y lo que he vivido en la congregación mariana a la que pertenezco, no estaría aquí. Mis padres ven que esto no es suyo, que les queda grande y es que, en definitiva, ha sido el Señor el que ha hecho todo”.
Cuenta que Dios le ha cambiado los planes pero confía plenamente en que Él llevará adelante todos sus proyectos para ella: “Siempre he querido ser médico y formar una familia. Pero lo que yo pensaba que era imposible, ahora no lo es. Es alucinante, esto no es mío. Pero Dios no me pide, ni a nadie, algo que no pueda dar”.
Experiencia como voluntaria
Belén ha sido durante años voluntaria en la casa de las misioneras de la Caridad, que cuidan enfermos de Sida en Madrid. En su primera etapa de formación irá a vivir a la casa de ‘las sisters’, como ella las llama, en Sabadell. Si le preguntas a qué se dedican, totalmente abandonada en Dios acerca de su futuro, dice que no está muy segura. Si hace falta que ponga en práctica sus conocimientos médicos lo hará encantada, pero eso ya no es imprescindible para ella. “Me parece que tengo una gran vocación de médico. Y si Él quiere utilizar lo que he aprendido y lo que me gusta, pues muy bien. No me importa atender enfermos, moribundos, parturientas o lo que sea. No sé si ejerceré pero ahora es secundario, porque noto que el Señor me llama a una cosa distinta”.
Las misioneras de la Caridad cuatro casas en España y cientos de casas en todo el mundo, por lo que lo más probable es que acabe en cualquier país, menos en el suyo. Esta congregación se dedica a los más pobres entre los pobres. “En cada país se dedican a una cosa, en Calcuta, sobre todo huérfanos y moribundos, en España, a enfermos de Sida, en un país árabe, a madres solteras repudiadas por su familia… Para eso tienen que vivir como ellos. No tienen nada suyo, ni siquiera el sari que llevan, que es de la congregación. Hay países donde les falta hasta la comida. Pero no tienen nada que no tengan los pobres: como televisión, lavadora… Y no pasa nada”. ‘¿No harían más trabajo con lavadora?’, -le preguntamos-. “Bueno harían algo…que no es su vocación. No se trata de lo que hagan sino de cómo lo hagan, con el amor que pongan y según la entrega que Dios les pide, que es total”, explica con enorme acierto. “De cómo viven no sé todo, pero en realidad yo me he dado cuenta de que eso da igual. A mí Dios me llama aquí y no quiero saber hasta el último detalle. Ya no pregunto“.
¿Y cómo se llega a descubrir un camino tan concreto? Ella lo tiene claro: rezando. Yo no estaba cerrada a lo que Dios quisiera de mí. Al principio me agobiaba, no quería, pero desde el principio sentía que Dios me llamaba a eso: a ser Misionera de la Caridad, incluso antes de conocerlas, cuando sólo las había visto en las noticias“. Luego una amiga buscó un viaje de voluntariado a Tánger y fue el último impulso. “Después Dios me ha cambiado progresivamente el corazón. Ahora ya tengo el deseo de ser misionera, lo quiero yo. Aunque humanamente cueste, lo estoy deseando. Vi que renunciar a muchas cosas era ser más libre y más de Dios. Estoy muy feliz y no me voy a negar a lo que más feliz me va a hacer en el futuro”.

martes, 14 de julio de 2009

MANERAS DE ESTAR SOLO


La soledad buscada es imprescindible para crecer como personas y espiritualmente: Maneras de estar solo

La mitad de nuestros males proceden de no poder estar solos. La otra mitad de no saber estarlo. Con esto no quiero decir que la soledad involuntaria sea buena. No, no. Eso es aislamiento y desgasta y mata el alma y los afectos.
(Nacho Uría / Diario de Burgos)

Me refiero más bien al don de estar apaciblemente solo. Sin ruido. Sin prisa. A la invencible sensación de tener el tiempo en las manos y sentir como se escurre, cómo se desliza y desaparece sin dejar rastro.En estos días nuestros, severos y atropellados, la soledad es un lujo al alcance de pocos y percibirlo es un don de menos. Todo nos empuja, sin piedad, en sentido contrario, por eso la lentitud y el sosiego cotizan a la baja en el bazar moro que se ha convertido la vida.Hay mil maneras de estar solo. Eso lo descubrí con Eloy Sánchez Rosillo, poeta tranquilo, y el libro del mismo título con el que ganó el Adonais hace tres décadas. La soledad es, desde entonces, algo necesario, un tiempo de espera y también de plenitud.Estar solo para sentarse en un parque y ver la vida pasar y saludarla mientras se aleja. Estar solo para leer de nuevo aquel viejo libro que tanto dijo. O para catar un vino joven que promete y cumple. Estar solo y echar a andar sin saber adónde ir y permitir a los pies que elijan la senda correcta. Estar solo para crecer hacia dentro, para librarse de la tensión de una familia excesivamente cercana y numerosa o para alejar la neurosis de un trabajo monótono y mal pagado. Estar solo, en fin, para no hacer nada que no sea estar solo y pensar. O rezar, rezar entrar en contacto con Dios. Ni más ni menos.Antaño la soledad era algo cotidiano. Entonces la vida pasaba con otro ritmo, más humano, más exacto. Los días eran largos, como los de un niño en verano. Hogaño no. Ahora hay que correr, acelerarse, hacer más cosas. ¿Más cosas? Quizá lo único urgente sea hacerlas mejor. Con pausa, con sentido, con el oficio del que ya ha visto mucho y quiere apurar la vida que le resta. ¿Apurar? No, apurar no, degustar, sin prejuicios.Los hijos... Hoy falta tiempo para maravillarse con lo pequeño porque la realidad nos aturde y nos aleja de nosotros mismos. Vivimos un exilio forzado y en nuestra demencia inculcamos la prisa a nuestros hijos, que sobreviven como pueden en medio de cursillos absurdos (inglés y tenis, a ser posible al mismo tiempo), competiciones necias y modas extravagantes (como las clases de chino mandarín).Algunos padres dicen –y otros se lo creen– que hay que prepararlos para el futuro, pero me temo que ese futuro será de psiquiatras y lexatines. El porvenir, que ya es presente, es de niños hiperactivos y desgraciados, que saben elegir un hierro o una madera de su bolsa de palos de golf, pero que el único conejo que han visto en su vida se llama Bugs Bunny.Otro gallo nos cantaría si fuéramos capaces de no planificar nada y que esa decisión no nos provocara ansiedad. Si encontráramos el tiempo para estar con nosotros mismos, aún a riesgo de no gustarnos, solos con nuestra soledad. Si cayéramos en la cuenta de que a menos velocidad, más felicidad. Si durmiéramos las horas necesarias, si aflojáramos el ritmo, si apagáramos el móvil.Quizá entonces la vida volvería a ser vida y no una carrera de obstáculos. Simplemente vida.

lunes, 13 de julio de 2009

CATECISMO


LA TRANSMISIÓN DE LA REVELACIÓN DIVINA
74 Dios "quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" ( 1 Tim 2,4), es decir, al conocimiento de Cristo Jesús (cf. Jn 14,6). Es preciso, pues, que Cristo sea anunciado a todos los pueblos y a todo s los hombres y que así la Revelación llegue hasta los confines del mundo:
Dios quiso que lo que había revelado para salvación de todos los pueblos se conservara por siempre íntegro y fuera transmitido a todas las edades (DV 7).


I La Tradición apostólica
75 "Cristo nuestro Señor, plenitud de la revelación, mandó a los Apóstoles predicar a todos los hombres el Evangelio como fuente de toda verdad salvadora y de toda norma de conducta, comunicándoles así los bienes divinos: el Evangelio prometido por los profetas, que el mismo cumplió y promulgó con su boca" (DV 7).
La predicación apostólica...
76 La transmisión del evangelio, según el mandato del Señor, se hizo de dos maneras:
— oralmente: "los apóstoles, con su predicación, sus ejemplos, sus instituciones, transmitieron de palabra lo que habían aprendido de las obras y palabras de Cristo y lo que el Espíritu Santo les enseñó";
— por escrito: "los mismos apóstoles y otros de su generación pusieron por escrito el mensaje de la salvación inspirados por el Espíritu Santo" (DV 7).
… continuada en la sucesión apostólica
77 "Para que este Evangelio se conservara siempre vivo y entero en la Iglesia, los apóstoles nombraron como sucesores a los obispos, 'dejándoles su cargo en el magisterio'" (DV 7). En efecto, "la predicación apostólica, expresada de un modo especial en los libros sagrados, se ha de conservar por transmisión continua hasta el fin de los tiempos" (DV 8).
78 Esta transmisión viva, llevada a cabo en el Espíritu Santo es llamada la Tradición en cuanto distinta de la Sagrada Escritura, aunque estrechamente ligada a ella. Por ella, "la Iglesia con su enseñanza, su vida, su culto, conserva y transmite a todas las edades lo que es y lo que cree" (DV 8). "Las palabras de los Santos Padres atestiguan la presencia viva de esta Tradición, cuyas riquezas van pasando a loa práctica y a la vida de la Iglesia que cree y ora" (DV 8).
79 Así, la comunicación que el Padre ha hecho de sí mismo por su Verbo en el Espíritu Santo sigue presente y activa en la Iglesia: "Dios, que habló en otros tiempos, sigue conservando siempre con la Esposa de su Hijo amado; así el Espíritu Santo, por quien la voz viva del Evangelio resuena en la Iglesia, y por ella en el mundo entero, va introduciendo a los fieles en la verdad plena y hace que habite en ellos intensamente la palabra de Cristo" (DV 8).

domingo, 12 de julio de 2009

XV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


XV Domingo del tiempo ordinario (B)Amós 7, 12-15; Efesios 1, 3-14; Marcos 6, 7-13

Les envió de dos en dos


«Y llama a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón; ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja; sino “Calzados con sandalias y no vistáis dos túnicas”...».

Los estudiosos de la Biblia nos explican que, como de costumbre, el evangelista Marcos, al referir los hechos y las palabras de Cristo, tiene en cuenta la situación y necesidades de la Iglesia en el momento en el que escribe el Evangelio, esto es, después de la resurrección de Cristo. Pero el hecho central y las instrucciones que en este pasaje da Cristo a los apóstoles se refieren al Jesús terreno.Es el inicio y como las pruebas generales de la misión apostólica. Por el momento se trata de una misión limitada a los pueblos vecinos, esto es, a los compatriotas judíos. Tras la Pascua esta misión será extendida a todo el mundo, también a los paganos: «Id por todo el mundo y predicad la Buena Nueva a toda la creación» [Mc 16, 15. Ndt.].Este hecho tiene una importancia decisiva para entender la vida y la misión de Cristo. Él no vino para realizar una proeza personal; no quiso ser un meteorito que atraviesa el cielo para después desaparecer en la nada. No vino, en otras palabras, sólo para aquellos pocos miles de personas que tuvieron la posibilidad de verle y escucharle en persona durante su vida. Pensó que su misión tenía que continuar, ser permanente, de manera que cada persona, en todo tiempo y lugar de la historia, tuviera la posibilidad de escuchar la Buena Nueva del amor de Dios y ser salvado.Por esto eligió colaboradores y comenzó a enviarles por delante a predicar el Reino y curar a los enfermos. Hizo con sus discípulos lo que hace hoy con sus seminaristas un buen rector de seminario, quien, los fines de semana, envía a sus muchachos a las parroquias para que empiecen a tener experiencia pastoral, o les manda a instituciones caritativas a que ayuden a cuantos se ocupan de los pobres, de los extracomunitarios, para que se preparen a la que un día será su misión.La invitación de Jesús «¡Id!» se dirige en primer lugar a los apóstoles, y hoy a sus sucesores: el Papa, los obispos, los sacerdotes. Pero no sólo a ellos. Éstos deben ser las guías, los animadores de los demás, en la misión común. Pensar de otro modo sería como decir que se puede hacer una guerra sólo con los generales y los capitanes, sin soldados; o que se puede poner en pié un equipo de fútbol sólo con un entrenador y un árbitro, sin jugadores.Tras este envío de los apóstoles, Jesús, se lee en el Evangelio de Lucas, «designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir» (Lc 10, 1). Estos setenta y dos discípulos eran probablemente todos los que Él había reunido hasta ese momento, o al menos todos los que le seguían con cierta continuidad. Jesús, por lo tanto, envía a todos sus discípulos, también a los laicos.La Iglesia del post-Concilio ha asistido a un florecimiento de esta conciencia. Los laicos de los movimientos eclesiales son los sucesores de esos 72 discípulos... La vigilia de Pentecostés brindó una imagen de las dimensiones de este fenómeno con esos cientos de miles de jóvenes llegados a la Plaza de San Pedro para celebrar con el Papa las Vísperas de la Solemnidad. Lo que más impresionaba era el gozo y el entusiasmo de los presentes. Claramente para esos jóvenes vivir y anunciar el Evangelio no era un peso aceptado sólo por deber, sino una alegría, un privilegio, algo que hace la vida más bella de vivir.El Evangelio emplea sólo una palabra para decir qué debían predicar los apóstoles a la gente («que se convirtieran»), mientras que describe largamente cómo debían predicar. Al respecto, una enseñanza importante se contiene en el hecho de que Jesús les envía de dos en dos. Eso de ir de dos en dos era habitual en aquellos tiempos, pero con Jesús asume un significado nuevo, ya no sólo práctico. Jesús les envía de dos en dos –explicaba San Gregorio Magno— para inculcar la caridad, porque menos que entre dos personas no puede haber ahí caridad. El primer testimonio que dar de Jesús es el del amor recíproco: «En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros» (Jn 13, 35).Hay que estar atentos para no interpretar mal la frase de Jesús sobre el marcharse sacudiéndose también el polvo de los pies cuando no son recibidos. Éste, en la intención de Cristo, debía ser un testimonio «para» ellos, no contra ellos. Debía servir para hacerles entender que los misioneros no habían ido por interés, para sacarles dinero u otras cosas; que, más aún, no querían llevarse ni siquiera su polvo. Habían acudido por su salvación y, rechazándoles, se privaban a sí mismos del mayor bien del mundo.Es algo que también hay que recalcar hoy. La Iglesia no anuncia el Evangelio para aumentar su poder o el número de sus miembros. Si actuara así, traicionaría la primera el Evangelio. Lo hace porque quiere compartir el don recibido, porque ha recibido de Cristo el mandato: «Gratis lo habéis recibido, dadlo gratis».

P. Raniero Cantalamessa

sábado, 11 de julio de 2009

LA FE SALVA LA RAZON


Es, tristemente, muy frecuente encontrar cristianos que están convencidos de que su fe es algo irracional. Y, así, dan la razón a los ateos que, opinan exactamente eso. También hay agnósticos que afirman, casi como una queja: «A mí me gustaría creer, pero no puedo». En ese no puedo, hay implícito un… porque iría contra la razón. A veces incluso llegan a decir que la fe es una gracia y que Dios no se la ha dado a ellos. Todo esto crea una enorme confusión.La Iglesia ha tenido buen cuidado, desde hace siglos, de llamar «fideísmo» al error de creer que la fe va contra la razón y que, por tanto, para tener aquélla, hay que violentar ésta.La fe es, desde luego, un don sobrenatural, una gracia de Dios, pero es una gracia que Dios da, de antemano, a todo el que se bautiza. (Y recuerdo aquí algo que es a veces clamorosamente olvidado: además del bautismo de agua, existe el bautismo de deseo y de sangre. Para más información al respecto, basta con referirse al Catecismo de la Iglesia católica. Nº 1260).

Lo que ocurre es que ese don, esa gracia, necesita, para vivir, de un acto libre de la voluntad. Y este acto libre de la voluntad necesita de la razón. Es decir, tiene que ser un sí racional, razonable. Por eso hay un dicho que afirma que la fe es un don razonable.Si no lo veo, no lo creoLo que pasa es que en este mundo, supuestamente ilustrado, en el que vivimos, la inmensa mayoría de la gente confunde lo racional con el racionalismo. De una manera concisa, el racionalismo es una manera de ver la realidad que afirma que sólo se puede creer en lo que se pueda demostrar con una cadena de silogismos que acabe en un categórico e inapelable «quod erat demostrandum». Esto, desde luego, es una simpleza, porque ni el racionalista más acérrimo sería capaz de demostrar la mayoría de las cosas que sustentan su vida. ¿Podría demostrarse al modo racionalista el amor de los hijos a los padres o de un matrimonio enamorado tras cuarenta años, o la confianza en un viejo amigo? Desde luego que no. Y, a menos que además de racionalista se sea un misántropo, todo el mundo basa en esas cosas indemostrables su vida que, sin algunas de esas certidumbres, sería intolerable.Porque el racionalismo, como muchos otros errores del pensamiento, se equivoca al tomar la parte por el todo, la razón por el hombre completo. El hombre es racional, pero no es sólo razón y lo racional es buscar respuestas que satisfagan a todo el hombre y no sólo a su razón.Pero volvamos al don razonable de la fe.

Es evidente que mediante el uso de silogismos no podemos llegar a demostrar que existe un Dios Único y tres veces personal, que una de esas Personas se ha encarnado en Jesucristo, que lo ha hecho en María, concebida sin pecado original, etc. Todas estas son cosas que nos vienen por la Revelación. Pero sí podemos, desde ellas, encontrar su lógica, la de todas ellas. Y el resultado es algo que no sólo salva la razón, sino que salva todas las más hondas apetencias de amor que hay en el hombre, incluso en el hombre racionalista.

La razón frente al amor

Empecemos por la existencia de un Dios personal. Os he mandado, así, de cuando en cuando, una larga serie de artículos razonando por qué es enormemente más razonable creer en un Dios personal y bueno, antes que en el ciego azar como causa del mundo en el que vivimos. No repetiré aquí nada de aquello . Y una vez establecido esto como premisa mayor, la Revelación nos dice algo silogísticamente indemostrable: Que ese Dios es una relación de amor entre dos personas y que esa relación es, a su vez, persona, la tercera persona en concordia. Este dato revelado, le hace a la inteligencia gritar «¡eureka!» al encontrar en el Amor de las Personas divinas una razón para la creación –razón buscada silogísticamente, y no encontrada, por Aristóteles. Y es la razón la que nos lleva de la mano a la necesidad de la libertad del ser amado para poder devolver amor al Amor. Porque es razonable pensar que sólo se puede amar desde la libertad.Nada más razonable que pensar que esa necesaria libertad implicaba un riesgo de mal uso y que un Dios de amor tiene que tener un plan B de contingencia para ese caso. ¿Quién de nosotros no lo tiene cuando se embarca en una actividad de riesgo? Pero además –como establece magníficamente el Papa Benedicto XVI en una lección de sus audiencias que envié el 5 de Diciembre del 2008–, el pecado original es la única explicación del mal que no nos condena a su irremediabilidad. Responde, por tanto, a la lógica y al ansia de bien del ser humano. Cabeza y corazón.Que ese Dios revele su plan B al hombre, de una forma didáctica, histórica, paulatina y adaptada a su situación en cada momento histórico, es algo totalmente lógico. ¿Sería más lógico, sentadas las premisas mayores anteriores, que nos dejase en las tinieblas? Me parece que no. Y es, por tanto razonable reconocer la autoridad de las Escrituras como dato de partida. Desde luego, que ese plan B sea, nada menos que la entrada en la historia, como hombre, de una de las Personas de ese Dios que creó al hombre por amor, es, ciertamente, alucinante, porque nos enseña la profundidad de ese amor. Es, desde luego mucho más de lo que le podríamos exigir o, incluso de lo que nos podríamos atrever a soñar o, siquiera, imaginar. Pero, ¿no es esa la lógica de un amor infinito?Llegados a este punto, que decidiese hacerlo a través de una mujer y que preservase a esa mujer de ese pecado que introdujo el mal en el mundo, parece una decisión muy sensata y razonable. El Bien no podía entrar en el mundo más que sin lo que causó el mal. Y nuevamente esta es una lógica que abarca a todo lo que es el hombre no sólo a su razón, al todo, no sólo a la parte.Sólo la razón no bastaSeguramente podría seguir avanzando en la razonabilidad de todos y cada uno de los dogmas cristianos, pero no se trata de aburrir con esa larga lista. Sin embargo esto nos enseña una forma de usar la razón diferente del método racionalista. Nuestra inteligencia es tan sólo cemento. El cemento es un material indispensable para la construcción de una casa, pero no se puede construir una con sólo cemento. Los materiales que le dan su sostenibilidad son otros; vigas, ladrillos, piedras, etc. que no son reductibles a cemento. Lo mismo pasa con la fe. No puede construirse con sólo la razón, necesita otros elementos que sin ser reductibles a la razón, son sin embargo razonables. La Revelación es uno de ellos. El testimonio de millones de santos es otro. Un dato de experiencia que requiere una explicación.Es cierto que para que se produzca el acto de fe, libre y razonable, que permita actuar al don sobrenatural, previamente concedido, hace falta la rendición del racionalismo, del «yo quiero creer pero no puedo porque necesito una demostración como la del teorema de Pitágoras». Hace falta, en definitiva, humildad. Santa Teresa decía que la humildad es vivir en la verdad. La verdad en la que hay que vivir humildemente es, en este caso, el hecho, por otra parte evidente, de que nuestra razón no puede abarcar la realidad en su totalidad, en la infinitud de sus dimensiones. Debe conformarse con poderosos indicios que apuntalan la verosimilitud de la fe. Pero el resultado de esta humilde rendición parcial de la inteligencia es una vida habitable para el hombre como un todo.Sin embargo, me gustaría ir un paso más allá. El no aceptar la fe sí es un acto irracional. Porque la primera pregunta de la inteligencia, tiene que ser sobre ella misma y sobre la sed de Verdad, Bondad y Belleza que la acompañan. ¿Por qué existo?, se tiene que preguntar la inteligencia. ¿Por qué no puedo dejar de buscar la verdad? ¿De dónde ha salido la sed de Verdad, Bondad y de Belleza que siempre me acompañan? ¿Dónde se podrá saciar esa triple sed?Dejar de buscar sería irracional, pero la inteligencia jamás llegará a la fuente que sacie esta triple sed si no es en la casa de la fe. Y renunciar a saciar esa sed es también irracional, además de descorazonador. Los griegos descubrieron la idea de Logos, aquello que daba consistencia y explicación a todo el cosmos. «Pues una sola cosa es la sabiduría, conocer la inteligencia que gobierna todas las cosas a través de todas las cosas», nos dijo Heráclito, primer portavoz del Logos. Pero he aquí que el Logos está más allá de los límites del racionalismo. Por lo tanto, decir que sólo existe lo que está dentro del alcance de la razón, es negar la existencia del Logos y, con ella, la de la lógica de las cosas y, por tanto, al cabo del círculo, negar la razón. Antonio Machado, con intuición de poeta, nos lo dejó escrito:El hombre es por naturaleza la bestia paradójica,un animal absurdo que necesita lógica.Creó de la nada un mundo y, su obra terminada,«ya estoy en el secreto –se dijo– todo es nada» .¡Magnífico!Por su parte, con precisión de matemático, Kurt Gödel dio razón de esta incongruencia de los sistemas lógicos. Todos ellos se basan en unos axiomas indemostrables desde dentro del sistema. Toda la geometría euclídea, por ejemplo, está basada en el llamado postulado de Euclides, tan evidente como indemostrable. «Desde un punto exterior a una recta puede trazarse una y sólo una perpendicular a la misma». Desde que Gödel, en 1931, demostró con precisión y rotundidad matemática el teorema de la incompletitud, quedó claro que todos los sistemas lógicos son incompletos, es decir que no pueden abarcar toda la realidad. Punto. Fin del racionalismo. Es decir al abjurar del racionalismo abandonamos un barco hundido y abrazar la fe libremente es aceptar un don razonable y subirnos a un barco que navega con viento favorable.Así pues, nada de fideísmo. Nada de ver la fe como algo irracional que hay que aceptar ciegamente. Al contrario, el racionalismo, al limitar el espacio de la realidad, deja fuera el Logos, que es la realidad fundante, cae, de esta manera, en la sinrazón y acaba, como la historia demuestra, en la tiranía del nihilismo y del relativismo. Por tanto la fe, no sólo es razonable, sino que salva a la razón de su sinrazón. El sueño de la razón –el racionalismo– produce monstruos. Monstruos de los que sólo la fe nos salva.

Tomás Alfaro. Religión en libertad.