lunes, 31 de agosto de 2009

CATECISMO Y RAIN

A la sección habitual de los lunes: catecismo, añadimos hoy este vídeo.
Se llama rain (lluvia) y es una hermosa parábola que trata de enseñarnos el sentido de las tormentas en nuestra vida

III El Espíritu Santo, intérprete de la Escritura
109 En la Sagrada Escritura, Dios habla al hombre a la manera de los hombres. Por tanto, para interpretar bien la Escritura, es preciso estar atento a lo que los autores humanos quisieron verdaderamente afirmar y a lo que Dios quiso manifestarnos mediante sus palabras (cf. DV 12,1).
110 Para descubrir la intención de los autores sagrados es preciso tener en cuenta las condiciones de su tiempo y de su cultura, los "géneros literarios" usados en aquella época, las maneras de sentir, de hablar y de narrar en aquel tiempo. "Pues la verdad se presenta y se enuncia de modo diverso en obras de diversa índole histórica, en libros proféticos o poéticos, o en otros géneros literarios" (DV 12,2).
111 Pero, dado que la Sagrada Escritura es inspirada, hay otro principio de la recta interpretación , no menos importante que el precedente, y sin el cual la Escritura sería letra muerta: "La Escritura se ha de leer e interpretar con el mismo Espíritu con que fue escrita" (DV 12,3).
El Concilio Vaticano II señala tres criterios para una interpretación de la Escritura conforme al Espíritu que la inspiró (cf. DV 12,3):
112 1. Prestar una gran atención "al contenido y a la unidad de toda la Escritura". En efecto, por muy diferentes que sean los libros que la componen, la Escritura es una en razón de la unidad del designio de Dios , del que Cristo Jesús es el centro y el corazón, abierto desde su Pascua (cf. Lc 24,25-27. 44-46).
El corazón (cf. Sal 22,15) de Cristo designa la sagrada Escritura que hace conocer el corazón de Cristo. Este corazón estaba cerrado antes de la Pasión porque la Escritura era oscura. Pero la Escritura fue abierta después de la Pasión, porque los que en adelante tienen inteligencia de ella consideran y disciernen de qué manera deben ser interpretadas las profecías (S. Tomás de A. Expos. in Ps 21,11).
113 2. Leer la Escritura en "la Tradición viva de toda la Iglesia". Según un adagio de los Padres, "sacra Scriptura pincipalius est in corde Ecclesiae quam in materialibus instrumentis scripta" ("La Sagrada Escritura está más en el corazón de la Iglesia que en la materialidad de los libros escritos"). En efecto, la Iglesia encierra en su Tradición la memoria viva de la Palabra de Dios, y el Espíritu Santo le da la interpretación espiritual de la Escritura ("...secundum spiritualem sensum quem Spiritus donat Ecclesiae": Orígenes, hom. in Lev. 5,5).
114 3. Estar atento "a la analogía de la fe" (cf. Rom 12,6). Por "analogía de la fe" entendemos la cohesión de las verdades de la fe entre sí y en el proyecto total de la Revelación.




domingo, 30 de agosto de 2009

XXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Lo que contamina al hombre


«Oídme todos y entended. Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. [...] Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez. Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre».


En el pasaje del Evangelio de este domingo Jesús corta de raíz la tendencia a dar más importancia a los gestos y a los ritos exteriores que a las disposiciones del corazón, el deseo de aparentar -que se es más que de serlo- bueno. En resumen, la hipocresía y el formalismo.Pero podemos sacar hoy de esta página del Evangelio una enseñanza de orden no sólo individual, sino también social y colectivo. La distorsión que Jesús denunciaba de dar más importancia a la limpieza exterior que a la pureza del corazón se reproduce hoy a escala mundial. Hay muchísima preocupación por la contaminación exterior y física de la atmósfera, del agua, por el agujero en el ozono; en cambio silencio casi absoluto sobre la contaminación interior y moral. Nos indignamos al ver imágenes de pájaros marinos que salen de aguas contaminadas por manchas de petróleo, cubiertos de alquitrán e incapaces de volar, pero no hacemos lo mismo por nuestros niños, precozmente viciados y apagados a causa del manto de malicia que ya se extiende sobre cada aspecto de la vida. Que quede bien claro: no se trata de oponer entre sí los dos tipos de contaminación. La lucha contra la contaminación física y el cuidado de la higiene es una señal de progreso y de civilización al que no se puede renunciar a ningún precio. Jesús no dijo, en aquella ocasión, que no había que lavarse las manos o los jarros y todo lo demás; dijo que esto, por sí solo, no basta; no va a la raíz del mal. Jesús lanza entonces el programa de una ecología del corazón. Tomemos alguna de las cosas «contaminantes» enumeradas por Jesús, la calumnia con el vicio a ella emparentado de decir maldades a costa del prójimo. ¿Queremos hacer de verdad una labor de saneamiento del corazón? Emprendamos un lucha sin cuartel contra nuestra costumbre de descender a los chismes, de hacer críticas, de participar en murmuraciones contra personas ausentes, de lanzar juicios a la ligera. Esto es un veneno dificilísimo de neutralizar, una vez difundido. Una vez una mujer fue a confesarse con San Felipe Neri acusándose de haber hablado mal de algunas personas. El santo la absolvió, pero le puso una extraña penitencia. Le dijo que fuera a casa, tomara una gallina y volviera adonde él desplumándola poco a poco a lo largo del camino. Cuando estuvo de nuevo ante él, le dijo: «Ahora vuelve a casa y recoge una por una las plumas que has dejado caer cuando venías hacia aquí». «¡Imposible! -exclamó la mujer- Entretanto el viento las ha dispersado en todas direcciones». Es ahí donde quería llegar San Felipe. «Ya ves –le dijo- como es imposible recoger las plumas una vez que se las ha llevado el viento; igualmente es imposible retirar las murmuraciones y calumnias una vez que han salido de la boca».

sábado, 29 de agosto de 2009

CIENTÍFICO EXPERTO EN SIDA RESPALDA AL PAPA


Un experto en sida respalda al Papa: «El preservativo no detiene la pandemia»
«El preservativo no detiene el sida. Sólo un comportamiento sexual responsable puede hacer frente a la pandemia». Son palabras de Edward Green, director del Proyecto de Investigación para la Prevención del sida de Harvard, que en Rímini ha apoyado al Papa en la polémica sobre el preservativo durante su viaje a África el pasado mes de marzo.

(R.B./ReL) El director del Proyecto de Investigación para la Prevención del sida de la Harvard School of Public Health, Edward Green, ha asegurado que en la polémica sobre el sida y el preservativo Benedicto XVI tenía razón. Al intervenir en el «Meeting por la amistad entre los pueblos» de Rímini el científico, considerado como uno de los máximos expertos en la materia, confesó que «le ha llamado la atención como científico la cercanía entre lo que dijo el Papa el pasado mes de marzo en Camerún y los resultados de los descubrimientos científicos más recientes». «El preservativo no detiene el sida. Sólo un comportamiento sexual responsable puede hacer frente a la pandemia», subrayó.
«Cuando Benedicto XVI afirmó que en África se debían adoptar comportamientos sexuales diferentes porque confiar sólo en los preservativos no sirve para luchar contra el sida, la prensa internacional se escandalizó», siguió constatando. En realidad el Papa ha dicho la verdad, insistió: «el preservativo puede funcionar para individuos particulares, pero no servirá para hacer frente a la situación de un continente», según informa Zenit.
«Proponer como prevención el uso regular del preservativo en África puede tener el efecto contrario -añadió Green-. Se llama 'riesgo de compensación', te sientes protegido y te lanzas a exponerte más».
«¿Por qué no se ha intentado cambiar las costumbres de las personas? -se preguntó el científico estadounidense-. La industria mundial ha tardado muchos años en comprender que las medidas de carácter técnico y médico no sirven para resolver el problema».Green destacó el éxito que han tenido las políticas de lucha contra el sida que se han aplicado en Uganda, basadas en la estrategia sintetizada en las iniciales «ABC» por su significado en inglés: «abstinencia», «fidelidad», y como último recurso, el «preservativo».
«En el caso de Uganda -informó- se ha obtenido un resultado impresionante en la lucha contra el SIDA. El presidente ha sabido decir la verdad a su gente, a los jóvenes que en ocasiones es necesario un poco de sacrificio, abstinencia y fidelidad. El resultado ha sido formidable».

viernes, 28 de agosto de 2009

SAN AGUSTIN DE HIPONA


Día especial en Sonseca, puesto que hoy los Alabarderos de la Virgen celebran a su patrón y al ruido de tambores y cornetas, nos hemos despertado, oliendo a albahaca y divisando las flores que cada alabarda alza en honor a la Virgen.

¿Quién fué S. Agustín?


La extraordinaria vida de San Agustín se desdobla ante nosotros en documentos de riqueza sin rival, y no tenemos información de ningún otro carácter de la antigüedad comparable al de las "Confesiones", que relatan la conmovedora historia de su alma; las "Retractationes", que exponen la historia de su mente; y la Vida de San Agustín, escrita por su amigo Posidio, que nos habla del apostolado del santo.Nos limitaremos a esbozar los tres períodos de esta extraordinaria vida: (1) el gradual retorno a la Fe del joven descarriado; (2) el desarrollo doctrinal del filósofo cristiano hasta el momento de su episcopado; (3) el completo desarrollo de sus actividades una vez en el trono episcopal de Hipona.I. DESDE SU NACIMIENTO HASTA SU CONVERSIÓN (354-386)Agustín nació en Tagaste el 13 de noviembre de 354. Tagaste, hoy Souk Ahras, a unas 60 millas de Bona (la antigua Hippo-Regius), era por aquel tiempo una ciudad pequeña y libre de la Numidia preconsular que se había convertido recientemente del donatismo. Su familia no era rica aunque sí eminentemente respetable, y su padre, Patricio, uno de los decuriones de la ciudad, todavía era pagano; sin embargo, las admirables virtudes que hicieron de Mónica el ideal de madre cristiana consiguieron, a la larga, que su esposo recibiera la gracia del bautismo y una muerte santa, alrededor del año 371.Agustín recibió una educación cristiana. Su madre hizo que fuera señalado con la cruz e inscrito entre los catecúmenos. Una vez, estando muy enfermo pidió el bautismo pero pronto pasó todo peligro y difirió recibir el sacramento, cediendo así a una deplorable costumbre de la época. Su asociación con "hombres de oración" dejó profundamente grabadas en su alma tres grandes ideas: La Divina Providencia, la vida futura con terribles sanciones y, sobre todo, Cristo Salvador. "Desde mi más tierna infancia llevaba dentro de lo más profundo de mi ser, mamado con la leche de mi madre, el nombre de mi Salvador, Vuestro Hijo; lo guardé en lo más recóndito de mi corazón; y aún cuando todo lo que ante mí se presentaba sin ese Divino Nombre, aunque fuese elegante, estuviera bien escrito e incluso repleto de verdades, no fue bastante para arrebatarme de Vos" (Confesiones, I, iv).Pero una enorme crisis moral e intelectual sofocó todos estos sentimientos cristianos durante cierto tiempo, siendo el corazón el primer punto de ataque. Patricio, orgulloso del éxito de su hijo en las escuelas de Tagaste y Madaura decidió enviarlo a Cartago a preparase para una carrera forense; mas, desgraciadamente, se necesitaban varios meses para reunir los medios precisos y Agustín tuvo que pasar en Tagaste el decimosexto año de su vida disfrutando de un ocio que resultó ser fatal para su virtud, pues se entregó al placer con toda la vehemencia de una naturaleza ardiente. Al principio rezaba, pero sin el sincero deseo de ser escuchado, y cuando llegó a Cartago a finales del año 370 todas las circunstancias tendían a apartarlo de su verdadero camino: las muchas seducciones de la gran ciudad, aún medio pagana, el libertinaje de otros estudiantes, los teatros, la embriaguez de su éxito literario y el orgulloso deseo de ser el primero en todo, incluso en el mal. Al poco tiempo se vio obligado a confesar a Mónica que se había metido en una relación pecaminosa con la persona que dio a luz a su hijo (372), "el hijo de su pecado" ¾ un enredo del que tan sólo se redimió a sí mismo en Milán, al cabo de quince años de esclavitud. Al evaluar esta crisis deben evitarse dos extremos. Algunos la han exagerado, como Mommsen, tal vez engañados por el tono de pesar en las "Confesiones": en la "Realencyklopädie" (3d ed., II, 268) Loofs reprueba a Mommsen por este motivo y, sin embargo, él mismo es demasiado indulgente con Agustín, al alegar que en aquellos días la Iglesia permitía el concubinato. Solamente las "Confesiones" ya demuestran que Loofs no entendió el Canon 17º de Toledo. No obstante puede decirse que Agustín, incluso en su caída, conservó cierta dignidad y sintió compungimiento, lo que le honra; y desde los diecienueve años tuvo un sincero deseo de romper con sus costumbres. De hecho, en 373, después de leer el "Hortensio" de Cicerón, de donde absorbió ese amor a la sabiduría que Cicerón elogia tan elocuentemente, se manifestó en su vida una inclinación totalmente nueva para él. A partir de entonces, Agustín consideró la retórica únicamente como una profesión; la filosofía le había ganado el corazón.

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jueves, 27 de agosto de 2009

FAMILIA


Cuando el salmista clama “Dichoso el hombre a quien corrige el Señor” (Sal 93,12), Sergio lo certifica con su vida. Como educador inescrutable que usa de paciencia y de misericordia, Dios le ha atraído hacia sí con lazos de infinita bondad. Con 29 años le diagnosticaron una enfermedad tan agresiva como extrema, por la que estuvo a punto de perder la vida, pero quiso Dios que, contra todo pronóstico, el mal remitiera.Hoy por hoy se encuentra recuperado y, lo más sorprendente, agradecido porque esta dolorosa circunstancia le ha hecho renacer a la vida plena: su matrimonio, la paternidad, su profesión, la relación con el prójimo, todo se llena de contenido y Dios ocupa ahora el centro de sus deseos y voluntad. El sufrimiento y la debilidad le han hecho descubrir lo que conocía de oídas, el amor infinito de un Padre vivo y cercano. Testigos somos de otro encuentro cara a cara con el misterio de la Cruz: escándalo y necedad para el mundo, sabiduría para el cristiano.
¿Cuándo empezaste a sentirte mal?Sergio: El día que íbamos a bautizar a mi hija Isabel me levanté con temblores, mareos y dolores por todo el cuerpo. Yo sólo deseaba encontrarme bien durante la misa para no llamar la atención y así pasó. Pero de vuelta a casa comencé de nuevo a sentirme mal, nos fuimos al hospital y ya me ingresaron.
¿Imaginabas que tenías algo serio?Sergio: Sabía que no era ninguna tontería y que iba para largo. Los dos primeros días estaba convencido de que me moría y eso me hacía sufrir, aunque más que por la muerte en sí, porque iba a dejar solas a María, mi mujer, y a nuestra hija Isabel, que tenía dos meses. Pasaron los días y me tranquilicé, pero físicamente me iba poniendo peor.
¿Cómo iba trascurriendo la enfermedad?Sergio: A veces pensaba que estaba como Jesucristo crucificado; con dos vías en cada brazo y los pulmones drenados porque estaban encharcados. Llegué a estar más de veinte días sin admitir ningún alimento, sólo por vena. Me dolía todo el cuerpo, hasta la respiración de la gente me molestaba. La morfina no me hacía efecto, pero curiosamente tenía paz y sé que no venía de mí. Sabía que estaba rezando por mi mucha gente y notaba el poder de la oración por la comunión de los santos. Además, recibí la unción de enfermos y esto también me ayudó.
María: Nunca he visto a una persona afrontar una situación tan extrema con tanta paz. Llamaba la atención cómo agonizaba en la cama y no le oíamos decir ningún reproche.
¿Cuándo te dieron el diagnóstico?Sergio: Me hicieron la biopsia y luego me operaron. Recuerdo que cuando me llevaban hacia el quirófano le decía a Dios: “Ten compasión de esta piltrafilla y acéptame en el cielo”. Estaba tan convencido de que me iba a morir que me daba pena no haberme despedido de la gente. Salí con vida de la intervención y más tarde me dijeron que padecía un Linfoma no Hodgkin muy agresivo.
¿Cómo te lo tomaste?Sergio: Como he dicho, lo viví con paz, pues sabía que nada es por casualidad. María y yo nos pasábamos el día rezando, pero no pidiendo mi curación, sino porque nos sentíamos consolados. Empecé a descubrir que el dolor tiene un sentido de redención muy grande. Como me preocupaban dos circunstancias por las que estaban pasando algunos familiares míos, decidí ofrecerlo por ellos.
¿Cuándo comenzó a remitir la enfermedad?Sergio: No es que sintiese una fuerza sobrenatural, pero de repente me incorporé. Mejoré tanto que con el primer ciclo de quimioterapia ya bastaba, pero continuaron con los otros siete por seguir el protocolo. El médico no daba crédito.María: Era el día de Nochebuena; recuerdo que me fui del hospital durante unas horas para llevar a la niña a casa de mis padres. Dejé a Sergio totalmente derrotado en la cama, había perdido 18 kilos en 25 días, tenía cara de cadáver y llevaba semanas sin hablar. Cuando volví me lo encontré sentado en la cama comiéndose los langostinos que me habían preparado para esa noche. ¡No me lo podía creer!
Entonces estamos hablando de un milagro, de algo que se escapa a todo razonamiento científico y médico.Sergio: Desde luego hay algo grande en todo esto. Yo sólo sé que me podía haber muerto y Dios no lo ha permitido. Si he sobrevivido al cáncer en un estado tan avanzado es por algo. Todavía no he cumplido mi misión, que no tiene por qué ser espectacular a los ojos del mundo: quizá es algo sencillo, pero que me lleve al cielo. Por ejemplo, Dios nos ha concedido dos hijos más después de un tratamiento muy destructivo con quimioterapia, cuando nos dijeron que lo más probable es que me hubiera quedado estéril. Puede que mi misión sea tener hijos cristianos. De todos modos, para mí el mayor milagro es que este acontecimiento le pueda ayudar a la gente para su conversión, como lo ha hecho con nosotros.

¿Puedes decir que el cáncer ha sido bueno para tu vida?Sergio: Sí. Estoy convencido de que Dios lo ha permitido por amor, para salvarme, pues estaba perdido. Ahora todo lo vivo con mayor intensidad. Hay cosas de mi vida que borraría porque considero que yo no las he hecho bien. Soy bastante soberbio y prepotente y no he sido justo con muchas personas; eso lo cambiaría. Pero la enfermedad no. Me quedo con el Sergio de ahora. Ha sido un tiempo muy duro, pero me ha hecho aprender muchas cosas necesarias para mi vida.
¿Cuáles, por ejemplo?Sergio: Aparte del sentido redentor del sufrimiento, que ya he dicho antes, he comprendido que lo importante es la vida eterna y no el prestigio o el dinero, que era donde yo me apoyaba. Aprendes a vivir en precario y no para los planes. En la educación de los hijos, por ejemplo, ahora lo más importante es transmitirles la fe.
María: Antes nos hubiera preocupado más su formación intelectual, llevarles al mejor colegio, saber idiomas, ganar nosotros el máximo dinero para pagarles el mejor colegio que les permita a su vez una buena educación, para que ellos también pudieran ganar mucho dinero. Ahora nos preocupa más la educación cristiana o anticristiana que puedan recibir que los méritos académicos.
¿Crees que Dios ha usado contigo una pedagogía a tu medida? Sergio: Claro que sí. Si no llega a pasarme esto, yo seguiría poniendo la vida en el éxito y el dinero, y sería un desgraciado. Sé que el Señor ha pensado “este pobrecillo necesita algo duro o no se entera de nada” y, aún así, creo que es un proceso de conversión, que me hace ir paso a paso creciendo espiritualmente.
María: Nosotros somos carne de cañón de divorcio. Los dos somos muy soberbios y, si no llega a suceder esto que nos ha hecho replanteárnoslo todo, a la primera de cambio hubiéramos pensado: “¿por qué tengo que pedir perdón?” y, a la segunda, “pues tú te vas con tus padres y yo con los míos”.
Por lo que veo, podéis discernir que todo está hilado y en conexión.Sergio: Así es. Dios tiene sus tiempos. A mí me gustaría ser santo ya, pero bueno, lo que Él quiera. Sigo teniendo mi cruz y mis pecados, pero veo que he ido dejando muchas cosas que me estorbaban. El camino que lleva al cielo no es estrecho porque tenga ortigas, piedras etc., sino porque vas liberándote de lo que te impide ir ligero como el dinero, la fama, la soberbia. Al final sólo cabe tu cruz y tú.
¿Os habéis sentido sostenidos por el Señor en el sufrimiento?Sergio: Dios ha tenido mucha misericordia con nosotros. La gracia ha sido superior a la prueba. Han sido momentos duros pero sabíamos que Dios estaba actuando. María: Nosotros nos hundimos en un vaso de agua y en los momentos más duros sacábamos fuerzas de donde no hay. El Espíritu Santo nos ha permitido estar fuertes. Me parece un milagro que el mes que estuve en el hospital no me pegara un golpe con el coche, porque cuando llegaba a casa no era consciente de cómo había hecho el trayecto. Dios te da la gracia no sólo para resistir física sino también emocionalmente. No tenía ninguna duda de que pasaba esto por algo bueno.
Me imagino que el demonio trabajará duro para arrebatar lo que la enfermedad ha sellado en vuestro corazón. Sergio: Al demonio lo tenemos hiperenfadado. Merodea alrededor de nuestra vida y nos acecha con tonterías para derribar lo que Dios ha construido sobre roca firme.
María: Por donde nos ve más débiles mete la cuñita para quitarnos la paz. Lo bueno es que lo vemos venir: nos hace discutir en el matrimonio, juzgar al otro, tentarnos con el dinero etc. Con la oración y descansando en la voluntad de Dios es como conseguimos espantar al demonio.
¿Creéis que el Señor ha sido bueno con vosotros?Sergio: Sí, no tengo ninguna duda. El sufrimiento me ha cambiado la vida. Durante la enfermedad se ha gestado una criatura nueva que, aunque todavía está en pañales, me hace vivir en la gratuidad divina. Estoy descubriendo una serie de sensibilidades que antes no tenía: con los pecados y especialmente con los pobres. No es por lavar mi conciencia, sino que ahora veo a Cristo en el pobre y es una sensibilidad que me sorprende, pues antes no la tenía. Cuando veo a un pobre siento la necesidad de darle todo lo que tenga: un euro, cinco o veinte, pues sé que ahí está Jesucristo y los pobres vienen de parte de Dios. Les falta llamarme por mi nombre. Un día, cuando un pobre me pidió dinero, yo le pregunté si sabía rezar, él contestó muy asombrado que sí, entonces le di lo que llevaba en la cartera y le dije: “Pues reza por mí”. Se quedó a cuadros, seguro que todavía no lo ha olvidado. Me estoy haciendo con una legión de pobres que rezan por mí. También me ha regalado aprobar una oposición sin esfuerzo. Me presenté a los primeros exámenes en plena quimioterapia y logré aprobarlos. María: Para mí el milagro no es sólo que aprobara la oposición, sino que quisiera presentarse, pues este nuevo trabajo supone renunciar al dinero y la proyección profesional a cambio de tener tiempo para la familia.

¿Seguís descansando día a día en el Señor?Sergio: Vivimos con mucha tranquilidad el tema de las revisiones, pero no por ignorancia, pues sé a lo que me expongo, sino porque confiamos en Dios. Si ha sido bueno con nosotros hasta ahora, lo seguirá siendo en adelante. A la gente le da reparo preguntarme por el cáncer, pero yo lo tengo superado. Es más, no quiero olvidar nunca de dónde me ha rescatado el Señor. Poco después he tenido un accidente. La moto quedó siniestro total y yo sólo me hice un esguince. Está claro que Dios sigue empeñado en tenerme aquí para que cumpla mi misión. El padre de un amigo me decía: “Yo no sé quién es tu ángel de la guarda, pero lo tienes exprimido. Se va a ganar un puesto principal en el cielo con todo lo que trabaja contigo”.
María: Como ves, nos podemos planificar y organizar, pero ya no nos proyectamos.

Fuente: Camina y Ven

miércoles, 26 de agosto de 2009

ANTE LA REFORMA DE LA LEY DEL ABORTO, HABLA UN GINECOLOGO

Dr. Esteban Rodríguez: "Yo no meto a una niña de 16 años en quirófano sin que lo sepan sus padres"
El ginecólogo objetor al aborto se declara "dispuesto a ir a la cárcel"

22 de agosto de 2009.- Para el doctor Esteban Rodríguez Martín, miembro de la plataforma Ginecólogos por el Derecho a Vivir (DAV), con más de cien médicos especialistas de toda España adheridos, y Vocal de RedMadre Cádiz, "ni la Ministra de Igualdad, ni la de la Sanidad, ni el mismísimo Jefe del Estado son dueños de mi conciencia". El ginecólogo gaditano se muestra dispuesto a "ir a la cárcel antes que acabar con la vida de un inocente". Rodríguez Martín es el primer médico que se ha declarado objetor del diagnóstico prenatal, que se está utilizando con fines abortistas.
(
Hazte Oir)Desde que el Gobierno empezó a promover la ampliación de la ley del aborto, representantes del ejecutivo y del PSOE han aludido en diversas ocasiones a la necesidad de limitar el derecho a la objeción de conciencia del personal sanitario, que según algunos ministros debería quedar subordinada a un nuevo "derecho": el del aborto. Sin embargo la objeción de conciencia de los médicos se encuentra respaldada por la Organización Mundial de la Salud, tal como se expresa en el informe Medicina Genética publicado en la Review of Ethical Issues in Medical Genetics.
Frente a este intento de recortar las libertades, el doctor Rodríguez Martín afirma estar dispuesto a defender su conciencia hasta las últimas consecuencias: "Soy un hombre libre no un esclavo. Mi conciencia no le pertenece al Estado, frente a la libertad de conciencia no caben matices, me podrán expulsar de mi trabajo, me podrán multar y encarcelar pero nunca mataré a un feto, ni traicionaré los principios deontológicos de mi profesión, seré otra víctima de la ley del aborto pero conservaré mi dignidad profesional y mi honor". "El aborto no es ni medicina ni salud, es ideología. La libertad ideológica y el respeto a la objeción de conciencia es la base de la salud democrática de un país".
"Las mujeres necesitan ser ayudadas y sus hijos protegidos, el 80% de las mujeres a las que se ofrecen ayudas continuan su embarazo y permiten nacer a sus hijos. Los gobiernos han hecho dejación de funciones no cumpliendo su obligación de proteger la vida del nascituro con ley coladero actual y pretenden su desprotección total con el nuevo proyecto de ley".
"Los programas de diagnóstico prenatal diseñados con la intención de que una de sus utilidades sea posibilitar acabar con la vida del feto enfermo o discapacitado son contrarios a los principios deontológicos y convierten al ginecólogo en cooperante necesario del aborto eugenésico. Lo único incompatible con la vida es la muerte, todo feto es viable dentro de su madre y no hay motivo para arrancarlo prematuramente si no es con la intención de causar su muerte."
"Restringir la objeción de conciencia no dignifica un crimen, sino que lo agrava. No se puede obligar al ginecólogo a atentar contra la salud de la mujer. El aborto lesiona la salud sexual y reproductiva de la mujer, además de la psíquica".
"Para practicar un aborto no hace falta estudiar 6 años de medicina y 4 de especialidad, no hace falta ser ginecólogo, de hecho muchos de los que los practican en los centros concertados no lo son, no hace falta saber operar un cáncer de mama. El Ministerio de Igualdad debería ir pensando en crear una especialidad paramédica que se llamase Técnico Abortista, dos años de formación en un centro abortista serian suficientes. La acreditación podría ir firmada por la ministra de Igualdad dejando al margen, como hasta ahora, al Ministerio de Sanidad"

martes, 25 de agosto de 2009

EJERCICIOS SOBRE EL PERDÓN


Carta de una joven religiosa desde la trágica Bosnia:


Soy Lucy, una de las jóvenes religiosas que ha sido violada por los soldados serbios. Le escribo, Madre, después de lo que nos ha sucedido a mis hermanas Tatiana, Sandria y a mí. Permítame no entrar en detalles del hecho.
Hay en la vida experiencias tan atroces, que no pueden contarse a nadie más que a Dios, a cuyo servicio, hace apenas un año me consagré. Mi drama no es tanto la humillación que padecí como mujer, ni la ofensa incurable hecha a mi vocación de consagrada, sino la dificultad de incorporar a mi Fe un evento que ciertamente forma parte de la misteriosa voluntad de Aquel, a quien siempre consideraré mi Esposo Divino. Hacía pocos días que había leído “Diálogo de Carmelitas”, y espontáneamente pedí al Señor la gracia de poder yo también morir mártir. Dios me tomó la palabra, pero, ¡de qué manera!
Ahora me encuentro en una angustiosa oscuridad interior. El ha destruido el proyecto de mi vida, que consideraba definitivo y exaltante para mí y me ha introducido imprevistamente en un nuevo designio suyo que, en este momento me siento incapaz de descubrir. Cuando adolescente escribí en mi Diario: “Nada es mío, yo no soy de nadie, nadie me pertenece”. Alguien, en cambio, me apresó una noche, que jamás quisiera recordar, me arrancó de mí misma, queriendo hacerme suya… Era ya día cuando desperté y mi primer pensamiento fue el de la agonía de Cristo en el huerto.
Dentro de mí se desencadenó una lucha terrible. Me preguntaba por qué Dios permitió que yo fuese desgarrada, destruida precisamente en lo que era la razón de mi vida, pero, también me preguntaba a qué nueva vocación El quería llamarme. Me levanté con esfuerzo y mientras ayudada por Sor Josefina me enderezaba, me llegó el sonido de la campana del convento de las Agustinas, cercano al nuestro, que llamaba a la oración de las nueve de la mañana. Me hice la señal de la cruz y recité mentalmente el himno litúrgico: “En esta hora sobre el Gólgota, Cristo, verdadero Cordero Pascual, paga el rescate de nuestra salvación”. ¿Qué es Madre, mi sufrimiento y la ofensa recibida, comparados con el sufrimiento y la ofensa de Aquel por quien había jurado mil veces dar la vida? Entonces, dije despacio, muy despacio: “Que se cumpla tu voluntad, sobre todo ahora que no tengo dónde aferrarme y que mi única certeza es saber que Tú, Señor, estás conmigo!”
Madre, les escribo no para buscar consuelo, sino para que me ayude a dar gracias a Dios por haberme asociado a millares de compatriotas ofendidas en su honor y obligadas a una maternidad indeseada. Mi humillación se añade a la de ellas, y, porque no tengo otra cosa que ofrecer en expiación por los pecados cometidos por los anónimos violadores y para reconciliación de las dos enemigas etnias, acepto la deshonra sufrida y la entrego a la misericordia de Dios. No se sorprenda, Madre, si le pido que comparta conmigo un “gracias” que podría parecer absurdo. En estos meses he llorado un mar de lágrimas por mis dos hermanos asesinados por los mismos agresores que van aterrorizando nuestras ciudades, y pensaba que no podría sufrir más de eso, tan lejos estaba de imaginar lo que me habría de suceder! A diario llamaban a la puerta de nuestro convento centenares de criaturas hambrientas; tiritando de frío, con la desesperación en los ojos.
Hace unas semanas un muchacho de 18 años me dijo: ” Dichosas ustedes que han elegido un lugar donde la maldad no puede entrar”. El chico tenía en la mano el rosario de las alabanzas del Profeta. Y añadió en voz baja: “Ustedes no sabrán nunca lo que es la deshonra “. Pensé largamente sobre ello y me convencí de que había una parte secreta del dolor de mi gente que se me escapaba y casi me avergoncé de haber sido excluida. Ahora soy una de ellas, una de las tantas mujeres anónimas de mi pueblo, con el cuerpo devastado y el alma saqueada.
El Señor me admitió a su misterio de vergüenza. Es más, a mí, religiosa, me concedió el privilegio de conocer hasta el fondo la fuerza diabólica del mal. Sé que de hoy en adelante, las palabras de ánimo y de consuelo que podré arrancar de mi pobre corazón, ciertamente serán creíbles, porque mi historia es su historia, y mi resignación, -sostenida por la fe-, podrá servir, sino de ejemplo, por lo menos de referencia para sus reacciones morales y afectivas. Basta un signo, una vocecita, una señal fraterna para poner en movimiento la esperanza de tantas criaturas desconocidas. Dios me ha elegido, “que él me perdone esta presunción”, para guiar a las más humilladas de mi pueblo hacia un alba de redención y de libertad. Ya no podrán dudar de la sinceridad de mis palabras, porque vengo, como ellas, de la frontera del envilecimiento y la profanación. Recuerdo que cuando frecuentaba en Roma la Universidad “Auxilium” para la Licenciatura en Letras, una anciana eslava, profesora de literatura, me recitaba estos versos del poeta Alexej Mislovic: “Tú no debes morir porque has elegido estar de la parte del día”.
La noche, en que por horas y horas fui destrozada por los serbios, me repetía estos versos, que los sentía como un bálsamo para el alma, enloquecida ya casi por la desesperación. Ahora ya todo pasó, y al volver hacia atrás, tengo la impresión de haber sufrido una terrible pesadilla. Todo ha pasado, Madre, pero, todo empieza. En su llamado telefónico, después de sus palabras de aliento, que le agradeceré toda la vida, Usted me hizo una pregunta concreta: “¿Qué harás de la vida que te han impuesto en tu seno?” Sentí que su voz temblaba al hacerme esa pregunta, pregunta a la que no creí oportuno responder de inmediato, no porque no hubiese reflexionado sobre el camino a seguir, sino para no turbar sus eventuales proyectos con respecto a mí. Yo, ya decidí. Seré madre. El niño será mío y de nadie más. Sé que podría confiarlo a otras personas, pero, él, “aunque yo no lo quería ni lo esperaba” tiene el derecho a mi amor de madre. No se puede arrancar una planta con sus raíces. El grano de trigo caído en el surco tiene necesidad de crecer allí, donde el misterioso, aunque inicuo sembrador lo echó para crecer. Realizaré mi vocación de otra manera. Nada pediré a mi congregación que me ha dado ya todo. Estoy muy agradecida por la fraterna solidaridad de las Hermanas, que en este tiempo me han llenado de delicadezas y atenciones, y particularmente por no haberme importunado con preguntas indiscretas. Me iré con mi hijo. No sé adónde, pero, Dios que rompió de improviso mi mayor alegría, me indicará el camino a recorrer para hacer su voluntad. Volveré pobre, retornaré al viejo delantal y a los zuecos que usan las mujeres los días de trabajo y me iré con mi madre a recoger en nuestros bosques la resina de la corteza de los árboles. (…). Alguien tiene que empezar a romper la cadena de odio que destruye desde siempre nuestros países. Por eso, al hijo que vendrá le enseñaré sólo el amor. Este mi hijo, nacido de la violencia, testimoniará junto a mí, que la única grandeza que honra al ser humano es la del perdón.
Afectuosísimamente,
Lucy Vertrusc

lunes, 24 de agosto de 2009

CATECISMO


II Inspiración y verdad de la Sagrada Escritura
105 Dios es el autor de la Sagrada Escritura. "Las verdades reveladas por Dios, que se contienen y manifiestan en la Sagrada Escritura, se consignaron por inspiración del Espíritu Santo".
"La santa Madre Iglesia, fiel a la base de los apóstoles, reconoce que todos los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, con todas sus partes, son sagrados y canónicos, en cuanto que, escritos por inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor, y como tales han sido confiados a la Iglesia" (DV 11).
106 Dios ha inspirado a los autores humanos de los libros sagrados. "En la composición de los libros sagrados, Dios se valió de hombres elegidos, que usaban de todas sus facultades y talentos; de este modo obrando Dios en ellos y por ellos, como verdaderos autores, pusieron por escrito todo y sólo lo que Dios quería" (DV 11).
107 Los libros inspirados enseñan la verdad. "Como todo lo que afirman los hagiógrafos, o autores inspirados, lo afirma el Espíritu Santo, se sigue que los libros sagrados enseñan sólidamente, fielmente y sin error la verdad que Dios hizo consignar en dichos libros para salvación nuestra" (DV 11).
108 Sin embargo, la fe cristiana no es una "religión del Libro". El cristianismo es la religión de la "Palabra" de Dios, "no de un verbo escrito y mudo, sino del Verbo encarnado y vivo" (S. Bernardo, hom. miss. 4,11). Para que las Escrituras no queden en letra muerta, es preciso que Cristo, Palabra eterna del Dios vivo, por el Espíritu Santo, nos abra el espíritu a la inteligencia de las mismas (cf. Lc 24,45).

domingo, 23 de agosto de 2009

DOMINGO XXI DEL TIEMPO ORDINARIO


Autor: Raniero Cantalamessa Ofmcap.

«Sed sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo. Las mujeres a sus maridos, como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es Cabeza de la Iglesia, el salvador del Cuerpo. Así como la Iglesia está sumisa a Cristo, así también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella. [...] Así deben amar los maridos a sus mujeres como a sus propios cuerpos, porque el que ama a su mujer, se ama a sí mismo».
Esta vez desearía centrar la atención en la segunda lectura del día, procedente de la Carta a los Efesios, porque contiene un tema de gran interés para la familia. Leyendo con ojos modernos las palabras de Pablo, salta a la vista inmediatamente una dificultad. Pablo recomienda al marido que «ame» a su mujer (y esto está bien), pero además recomienda a la mujer que sea «sumisa» al marido, y esto, en una sociedad fuertemente (y justamente) consciente de la paridad de sexos, parece inaceptable. De hecho es verdad. Sobre este punto San Pablo está condicionado en parte por la mentalidad de su tiempo. Sin embargo la solución no está en suprimir de las relaciones entre marido y mujer la palabra «sumisión», sino, si acaso, en hacerla recíproca, como recíproco debe ser también el amor. En otras palabras, no sólo el marido debe amar a la mujer, sino que también la mujer al marido; no sólo la mujer debe estar sometida al marido, sino que igualmente el marido a la mujer. Amor recíproco y sumisión recíproca. Someterse significa, en este caso, tener en cuenta la voluntad del cónyuge, su parecer y su sensibilidad; dialogar, no decidir solo; saber a veces renunciar al propio punto de vista. En resumen, acordarse de que se ha pasado a ser «cónyuges», esto es, literalmente, personas que están bajo «el mismo yugo» libremente acogido. El Apóstol brinda a los esposos cristianos como modelo la relación de amor que existe entre Cristo y la Iglesia, pero explica enseguida en qué ha consistido tal amor: «Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella». El verdadero amor se manifiesta en la «entrega» al otro. Hay dos formas de manifestar el propio amor a la persona amada. El primero es hacerle regalos, llenarla de dones; el segundo, mucho más exigente, consiste en sufrir por ella. Dios nos amó de la primera manera cuando nos creó y nos llenó de bienes: el cielo, la tierra, las flores, nuestro propio cuerpo, todo es don suyo... Pero después, en la plenitud de los tiempos, en Cristo, vino a nosotros y sufrió por nosotros, hasta morir en la cruz.También ocurre así en el amor humano. Al principio, de novios, se expresa el amor haciéndose regalos. Pero llega el tiempo para todos en que ya no basta con hacer regalos; hay que ser capaces de sufrir con y por la persona amada. Amarla a pesar de las limitaciones que se van descubriendo, de los momentos de pobreza, de las enfermedades mismas. Esto es verdadero amor que se parece al de Cristo. En general se llama al primer tipo de amor «amor de búsqueda» (con un término griego, eros); al segundo tipo, «amor de donación» (con el término griego agape). La señal de que en una pareja se está pasando de la búsqueda a la donación, del eros al agape, es ésta: en lugar de preguntarse: «¿Qué más podría hacer por mí mi marido (respectivamente, mi mujer) que aún no haga?», uno se empieza a preguntar: «¿Qué más podría hacer por mi marido (o mi mujer) que aún no haga yo?».

viernes, 21 de agosto de 2009

PEREGRINANDO A LORETO


La modelo que se convirtió peregrinando a Loreto
06/08/2009 José María Ballester Esquivias
Alba Digital

Adriano Galliani es una figura conocida para los aficionados al fútbol, incluso en España.Vicepresidente y hombre fuerte del Milán desde que su propietario, Silvio Berlusconi, se dedica en cuerpo y alma a la política. En época de fichajes, cuando afloran las rivalidades y tiranteces entre el Milán y los clubes españoles por determinados jugadores estrella, su presencia es constante en los medios de comunicación. Sin embargo, en nuestro país pocos saben que, desde 2004, está casado con Malika El-Hazzizi, bella modelo de origen marroquí.
Malika, de treinta y cinco años, llegó a Italia hace tres lustros y es madre de Selene, una niña de trece años, fruto de una unión anterior (“la hice bautizar cuando me lo pidió al cumplir ocho años”). En Milán, donde desfiló para prestigiosas marcas de moda, conoció a Galliani. Éste se le declaró en una pizzería y contrajeron matrimonio el 9 de octubre de 2004. En unas declaraciones hechas a otro ilustre y reciente converso, Magdi Cristiano Allam, y publicadas en el Corriere della Sera, los días 8 y 9 de junio pasados, cuenta cómo su recorrido espiritual se ha ido desarrollando en los últimos trece años, a raíz del nacimiento de su hija. “Hace muchos años que voy a misa, conozco las oraciones y colaboro con religiosos cristianos. Mi marido va a Misa siempre que puede. Por las noches, siempre hace la señal de la cruz antes de acostarse y hace mucho bien a la Iglesia”. Hace poco, fue a ver a un sacerdote para anunciarle su intención de convertirse e iniciar los trámites de preparación al sacramento del Bautismo. Segura de la elección, no duda en afirmar que “no parto de cero porque conozco el cristianismo, y espero ser bautizada antes de que acabe el año”.
Profunda devoción mariana
En su proceso de acercamiento al cristianismo, su devoción mariana ha desempeñado un papel decisivo. Ésta viene de muy lejos, cuando aún vivía en Marruecos. “Desde pequeña, me hacía llamarMaría porque ya tenía mucho afecto a laVirgen”.
De ahí que no sea nada extraño que la peregrinación al santuario de Loreto fuera el lugar donde decidió anunciar su conversión definitiva ante treinta y cinco mil personas. Aunque no fue su primera peregrinación, pues en marzo ya estuvo en Lourdes. Cerca de la medianoche del sábado 22, ante los miles de participantes de la peregrinación en Macerata y Loreto, Malika subió al escenario y declaró: “Por primera vez lo digo delante de todos. Estoy siguiendo mi camino para mi conversión al cristianismo”. Corto silencio y gran aplauso.
Una vez haya sido bautizada, pasará a llamarse María Magdalena. Dejemos que cuente la primera vez que entró en una Igesia: “La primera vez que entré en una iglesia, nada más nacer mi hija,me quedé extasiada al escuchar los cánticos y las oraciones que alababan el amor y la ayuda al prójimo. Soy una persona extremadamente sensible. Amo a las personas, las cosas bellas y el arte. Me gusta compartir mis sentimientos. Creo en el amor y Jesús es Amor”. Además, su familia deMarruecos respeta totalmente su elección. ¿Se puede pedir más en tan poco tiempo? Hoy Malika es verdaderamente feliz.

jueves, 20 de agosto de 2009

EL HA SOBREVIVIDO A UN ABORTO


Basado en los conocimientos médicos de hace 51 años, el médico le dijo a su padre que tenía que escoger entre la vida del bebé o la de su esposa. Según cuentan sus tías, él era más grande de lo que el cuerpo de su madre podía resistir y las cesáreas no eran, para aquél entonces, tan fiables como hoy día.
Así, el hermano franciscano David López, natural de Texas, relata que para el momento en que se decidía si era abortado o no, su mamá estaba inconsciente. El doctor dejó la decisión en manos de su papá: un fiscal federal de ascendencia española, nacido en Estados Unidos. “Era una decisión dolorosa para mi papá. Yo no lo culpo, ni resiento nada, porque fue una decisión que tuvo que tomar en aquél momento”, comenta.
Sentado con sus manos sobre la mesa, López relata su historia con un hablar pausado. Lo que dificulta sus palabras no son lágrimas, sino la condición que desarrolló por falta de oxígeno al nacer, según afirma a consecuencia de haber sido abortado.
Para aquél entonces, su hermano mayor había nacido. Dice que su papá no quería que el primogénito quedara huérfano si su esposa moría. Entonces, decidió que el médico terminara el embarazo de su mujer. En el vientre, estaba él. El proceso consistía en aplastar la cabeza del feto, para sacarlo muerto.
EV:
¿Y cómo usted sobrevivió? No entiendo.

“Yo tampoco, nadie entiende.—respondió—Nací clínicamente muerto”.
Diez minutos después del aborto, relata que el feto que se suponía que estaba muerto comenzó a moverse. “Luego de 10 minutos sin oxígeno en el cerebro, tiene su efecto. En mí, es la parálisis cerebral”, explica.
La parálisis cerebral es un grupo de desórdenes que afectan la habilitad de la persona para moverse, mantener el balance y la postura, de acuerdo con la información en la enciclopedia médica del Instuto Nacional de la Salud. Algunos casos presentan problemas de visión, audición, habla y hasta retardo mental.
En David, la parálisis representó ser “legalmente mudo” hasta los 10 años, cuando una terapueta del habla se empeñó en que “algo podía salir de mi boca”.
“Ahora no me callo”, comenta con una risa modesta al final de una noche de oración en un hogar de Guaynabo. El hermano franciscano tuvo a cargo la predicación.
De pie con su hábito marrón y su cuerpo medio inclinado, mantuvo cautiva a una treintena de personas. Todos escuchaban con atención. Habló de la joven doncella María, viajando de Nazaret a Belén.
Al igual que María abrazó la cruz de Jesús “hasta el final”, el hermano David abraza su cruz, con una sonrisa. Dice que Dios tiene buen sentido del humor. Por eso, aunque a veces amanece con el cuerpo “que no quiere funcionar”, expresa que la parálisis cerebral es su “hermanito”, “este regalo de Dios que me ha acompañado por 51 años y me he acostumbrado a él”.
“Yo lo recibo [la parálisis] con mucho gusto. Es mi constante compañero y uno de mis mejores amigos”, añadió. Se considera un hombre “enamorado de Jesús”, que está “enamorado de la vida”, a través del amor a Cristo. Para el hermano David “Dios nunca comete errores”, por lo que “ninguna vida es un error”.
Aunque no juzga a su papá por decidir que le practicaran el aborto a su mamá, dice que el aborto “es más que un acto criminal. Es un acto de cobardía y toda cobardía es una falta de confianza en Dios, principalmente”.
“Si Dios es el Señor y dador de la vida como profesamos en el Credo, entonces Él y nada más Él tiene el supremo derecho de comenzar y terminar una vida en este mundo. Aunque yo como cristiano sé que la vida no termina con el fallecimiento, pero en el hecho físico, nada más el Señor tiene el derecho de terminar una vida, ya sea 5 minutos después de nacer o 100 años más tarde”, concluyó.

miércoles, 19 de agosto de 2009

LA LESION DEL PAPA


Ya sabíamos que el Papa se había lesionado, pero desconocíamos la reflexión que había hecho a propósito de este hecho.

La hemos traído de "Todoerabueno"


.¿Qué querrá decirme el Señor……con este acontecimiento?

Esa es la frase que distingue a un cristiano de un pagano ante una adversidad.

Nuestro querido papa, Baruj 16, ha comentado, a propósito de la caída en la ducha que le ha supuesto una rotura de muñeca (a los 80 años!!):"Mi propio ángel de la guardia no ha prevenido mi lesión, ciertamente siguiendo órdenes superiores. Quizá el Señor quiera enseñarme más paciencia y humildad, darme más tiempo para la oración y la meditación".¡Qué modo tan digno de llevar el Tesoro!

martes, 18 de agosto de 2009

¿TE HAS PREGUNTADO ALGUNA VEZ CÓMO VIENE LA SABIDURÍA?


- «Había en la reserva un hombre, un cartero, que oyó a unos Ancianos decir algo acerca de la recepción de objetos que daban enorme poder.
El no sabía mucho acerca de tales cosas, pero pensó cuan maravilloso seria poder recibir semejante objeto, que sólo el Creador podía concederle. En particular, oyó decir a los Ancianos que el objeto de máximo valor que una persona podía recibir era una pluma de águila y decidió que eso era lo que quería.
Si conseguía una pluma de águila podría disponer de todo el poder, toda la sabiduría y todo el prestigio que deseaba. Pero sabia que no podía comprarla y tampoco podía pedir a nadie que le diera una. Sólo gracias a la voluntad del Creador podría llegarle alguna».«Un día tras otro buscó por todas partes una pluma de águila. Se imaginaba que si mantenía abiertos los ojos, alguna se le cruzaría en el camino. Así las cosas, no pensaba en nada mas que en eso. Aquella pluma de águila le tenía el pensamiento ocupado desde que el sol salía hasta que se ponía. Pasaron semanas, meses y años.Todos los días el cartero hacia su ronda, siempre en busca de la pluma de águila, para lo cual miraba con toda la intensidad que podía. No prestaba atención a su familia ni a sus amigos. Tenia la mente íntegramente volcada en la pluma de águila. Pero esta no llegaba. El cartero comenzó a envejecer y la pluma seguía sin aparecer. Finalmente, llego a convencerse de que, por intensa que fuera su mirada, no estaba mas cerca de conseguir la pluma que el día que había comenzado a buscarla.»
«Un día descanso al borde del camino. Se apeó de su pequeño jeep para repartir la correspondencia y mantuvo una conversación con el Creador. Dijo:“Estoy cansado de buscar la pluma de águila. Tal vez no sea no sea yo digno de ella. Me he pasado la vida pensando en esa pluma. Apenas he dedicado un pensamiento a mi familia y a mis amigos. Lo único que me preocupaba era la dichosa pluma, y ahora me encuentro con que la vida casi se me ha pasado. He dejado de un lado una gran cantidad de cosas buenas. Pues bien, abandonare la búsqueda. Dejare de buscar y empezare a vivir. Quizá todavía tenga tiempo de hacer las paces con mi familia y mis amigos, de hacerme perdonar la vida que he llevado”»
«Entonces -y sólo entonces- le embargó una gran paz espiritual. De repente se sintió interiormente mejor que en todos los años anteriores. Apenas terminó su conversación con el Creador e iniciaba su regreso en el jeep, lo sorprendió una sombra que pasaba sobre él. Protegiéndose los ojos con las manos, miro al cielo y vio, muy arriba, una gran ave volando.El ave desapareció casi instantáneamente. Luego vio que algo bajaba, flotando ligeramente en la brisa:Una hermosa pluma de la cola. ¡Era su pluma de águila! Entonces se dio cuenta de que la pluma no había llegado ni un instante antes de que él hubiera dejado de buscarla y hubiera hecho las paces con el Creador.APRENDIÓ FINALMENTE QUE LA SABIDURÍA SÓLO VIENE CUANDO SE DEJA DE BUSCARLA Y SE EMPIEZA A VIVIR -A CONVIVIR- VERDADERAMENTE LA VIDA QUE EL CREADOR HA PENSADO PARA UNO.
El cartero todavía vive y es otra persona. Ahora la gente acude a él en busca de sabiduría y el comparte todo lo que sabe. Y ahora que dispone del poder y del prestigio al que aspiraba, estas cosas ya no le importan. Se dedica a los demás, no a sí mismo.Ahora ya sabes cómo viene la sabiduría.»
Extraído del libro "Los Guardianes de la Sabiduría" Ed. Alba

lunes, 17 de agosto de 2009

DEPARDIEU Y S. AGUSTÍN


Gerard Depardieu: «Las Confesiones de San Agustín calman mis interrogantes más dolorosos»
El célebre artista francés cuenta cómo se engachó a San Agustín en un viaje a Roma con motivo del Jubileo del 2000. En un encuentro con el entonces papa Juan Pablo II, éste gritó a los cardenales presentes «¡Agustín! ¡Tenéis que hablarle de Agustín!». Así comenzó con las Confesiones de San Agustín.

(Jean Marie Guènois/ReL) El actor francés Gérard Depardieu participó hace años en un ciclo de lecturas de San Agustín, en la catedral de Nôtre-Dame de París, declamando durante 50 minutos algunos fragmentos del libro de las Confesiones seleccionados por el escritor André Mandouze. En la siguiente entrevista, publicada por el diario «La Croix», Depardieu explica el origen y el sentido de esta iniciativa.
- ¿Podría contarnos el origen de estas lecturas?- Todo comenzó en Roma, durante el Jubileo del 2000. Quise ir en peregrinación porque siempre he admirado mucho a Juan Pablo II. Me colocaron entre los cardenales y me presentaron al Santo Padre. Él me miró y exclamó en dirección a los cardenales que le rodeaban: «¡Agustín! ¡Tenéis que hablarle de Agustín!» El cardenal Poupard quería que hiciese una película, pero le objeté que no conocía nada de la obra de San Agustín. Me aconsejó que comenzara con las Confesiones. La lectura no me resultó fácil al inicio, pero las palabras de Agustín me cautivaron.
Su reflexión me pareció sublime y me remitió a mí mismo, a mi itinerario personal. Entre los 15 y los 17 años no sabía explicarme, no era capaz de hablar a causa de una hiperemotividad patológica. Sólo gracias a las palabras de los demás, de los escritores, logré sosegarme. Cuando leí a San Agustín rechacé la idea de la película, porque la imagen ata. Mientras que las palabras de Agustín y lo que dejan entender nos ofrecen toda su verdadera dimensión. Me he atado a ese libro, hasta el punto de que me sigue atrayendo con fuerza a pesar de que lo leo todos los días. He estado acudiendo durante veinte años a un psicoanalista. Pues los libros X y XI de las Confesiones (¡un pozo de referencias para los psicoanalistas!) ofrecen respuestas a nuestras preguntas más íntimas y calman nuestros interrogantes más dolorosos.
«Le escuché enseguida»-

Usted ha escuchado la voz de San Agustín. ¿A qué se parece?-

¡La escuché enseguida! Parece la poesía de un hombre que no sabe decir lo que le pasa. Esa búsqueda me toca de lleno porque me remite a mi misma fragilidad y a lo que he vivido en los momentos cruciales de mi existencia. Percibí instintivamente la irradiación, la luz y una cierta verdad de San Agustín a la vez que hicieron nacer en mí las ganas de buscar la forma de compartirlas con los demás en algún momento. Me imaginé un lugar donde la gente se recoge: iglesia, templo, mezquita, sinagoga. Allí encender cuatro velas que se consuman en 45 minutos - Moliére calculaba la duración de sus comedias conforme a la duración de las velas-, colocarme sin montaje alguno, simplemente anunciando en la puerta de la iglesia una lectura.
Me encontré con el presidente Bouteflika en Argelia en el 2001, en pleno recrudecimiento del fundamentalismo musulmán y sólo hablamos de San Agustín. Le dije que tenía necesidad de una guía, y él me aconsejó que hablara con André Mandouze que, por casualidad, estaba en Argelia en aquel mismo momento. Estaba impresionado, pero perdido en los libros de San Agustín. Pocos días después de nuestro encuentro, André me ofreció lo que buscaba: la historia de Agustín, su vida anterior, su conversión, el éxtasis. Me impresionó cómo San Agustín trataba a Dios de tú, el hecho de que se enfrentara directamente con Él. Quise comenzar desde esa cólera para acabar con el éxtasis. André llegó en el momento justo para indicarme el camino.
- ¿Le han hecho crecer las resonancias profundas, el camino íntimo y la cercanía de Mandouze?-

¡Desde luego! Dejé la escuela a los 13 años, y la catequesis incluso antes de la Primera Comunión, porque el Padre Lefévre, que era mi director espiritual, me encontraba demasiado turbulento. En realidad yo era un apasionado de la vida. Goloso. Vivo. Tenía el deseo retorcido en el cuerpo de conocer todo, de entender todo. Por aquella época, en los años 50, los hijos de los pobres no se mezclaban con los de los ricos. Mi padre, hojalatero aunque llegó a ser gregario del Tour de Francia, era analfabeto, y mi madre tuvo muchos hijos.
Yo era una hierba que crecía salvaje, siempre animada por las ganas de hacer el bien. Era católico, no practicante, y siempre tenía en mí la presencia del misterio. Sin conocer nada, incluso sin saberlo, tenía la fe, pues la fe es, precisamente, las ganas de vivir, de vivir y de captar todo. Pero mis padres pusieron coto a mis ganas. La vida se ha encargado de atenderlas. He tenido que buscar mis guías. Y encontré dos: Jean Giono y su Canto del mundo. Y al final de mi adolescencia, cuando dejé Chateauroux, llevaba a mano en el bolsillo las Relatos de un peregino ruso. Siempre tenía en lo más profundo de mí mismo la súplica «¡Señor Jesús, ten piedad de mí!». Suspiraba con ella, y me quitaba todos mis temores. Estaba cargado de espiritualidad sin saberlo.
Extraído de Religión en Libertad

domingo, 16 de agosto de 2009

NUESTROS JÓVENES EN ROMA


Ya nos llegan las primeras imágenes.
Iremos poniéndolas poco a poco en "esta casa".

Ahí ha estado nuestra Parroquia: mirad, mirad...







DOMINGO XX DEL TIEMPO ORDINARIO

Vivir «eucarísticamente» los gozos de la vida

Autor: Raniero Cantalamessa Ofmcap.
«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él».El pasaje evangélico continúa la lectura del capítulo VI de Juan. El elemento nuevo es que al discurso sobre el pan Jesús añade el del vino; a la imagen del alimento la de la bebida; al don de su carne el de su sangre. El simbolismo eucarístico alcanza su culmen y su totalidad. Dijimos la semana pasada que para entender la Eucaristía es esencial partir de los signos elegidos por Jesús. El pan es signo de alimento, de comunión entre quienes lo comen juntos; a través de él llega al altar y es santificado todo el trabajo humano. Planteémonos la misma pregunta para la sangre. ¿Qué significa y qué evoca para nosotros la palabra sangre? Evoca en primer lugar todo el sufrimiento que existe en el mundo. Si, por lo tanto, en el signo del pan llega al altar el trabajo del hombre, en el signo del vino llega ahí también todo el dolor humano; llega para ser santificado y recibir un sentido y una esperanza de rescate gracias a la sangre del Cordero inmaculado, a la que está unido como las gotas de agua mezcladas con el vino en el cáliz. ¿Pero por qué, para significar su sangre, Jesús eligió precisamente el vino? ¿Sólo por la afinidad del color? ¿Qué representa el vino para los hombres? Representa la alegría, la fiesta; no representa tanto la utilidad (como el pan) cuanto el deleite. No está hecho sólo para beber, sino también para brindar. Jesús multiplica los panes por la necesidad de la gente, pero en Caná multiplica el vino para la alegría de los comensales. La Escritura dice que «el vino recrea el corazón del hombre y el pan sostiene su vigor» (Sal 104, 15).Si Jesús hubiera elegido para la Eucaristía pan y agua, habría indicado sólo la santificación del sufrimiento («pan y agua» son de hecho sinónimos de ayuno, de austeridad y de penitencia). Al elegir pan y vino quiso indicar también la santificación de la alegría. Qué bello sería si aprendiéramos a vivir también los gozos de la vida, eucarísticamente, esto es, en acción de gracias a Dios. La presencia y la mirada de Dios no ofuscan nuestras alegrías honestas; al contrario, las dilatan. Pero el vino, además de alegría, evoca también un problema grave. En la segunda lectura escuchamos esta advertencia del Apóstol: «no os embriaguéis con vino, que es causa de libertinaje; llenaos más bien del Espíritu». Sugiere combatir la ebriedad del vino con «la sobria embriaguez del Espíritu», una embriaguez con otra. Actualmente existen muchas iniciativas de recuperación entre las personas con problemas de alcoholismo. Procuran emplear todos los medios sugeridos por la ciencia y la psicología. No se puede sino alentarlas y sostenerlas. Pero quien cree no debería descuidar también los medios espirituales, que son la oración, los sacramentos y la palabra de Dios. En la obra El peregrino ruso se lee una historia cierta. Un soldado esclavo del alcohol y amenazado con ser licenciado fue a un santo monje a preguntarle qué debía hacer para vencer su vicio. Este le ordenó que leyera cada noche, antes de acostarse, un capítulo del Evangelio. Él consiguió un Evangelio y comenzó a hacerlo con diligencia. Pero al poco volvió desolado al monje a decirle: «¡Padre, soy demasiado ignorante y no entiendo nada de lo que leo! Deme otra cosa que hacer». Le respondió: «Sigue solamente leyendo. Tu no entiendes, pero los demonios entienden y tiemblan». Así lo hizo aquél y fue liberado de su vicio. ¿Por qué no intentarlo?

sábado, 15 de agosto de 2009

ASUNCIÓN DE MARÍA A LOS CIELOS


Dios se ha complacido en mirar la humildad de su sierva la Virgen María y ha querido elevarla a la digitad de Madre de su Hijo, coronándola de gloria y esplendor. Pedimos hoy que, por su intercesión, a cuantos ha salvado por el misterio de la redención, nos conceda también el premio de su gloria. En la misa del día leemos el capítulo 11 del Apocalipsis como referido a ella. Encontramos que en sus palabras se nos enseña lo que la Iglesia piensa de María. Al abrirse las puertas del templo celeste de Dios se ve el arca de la alianza. Y allá aparece una figura portentosa: una mujer vestida del sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas. Estaba encinta y le tocó la hora de dar a luz. Es la Iglesia en los dolores del parto. Es María que da a luz a su hijo. Lucha de la Iglesia contra el dragón. Lucha de María contra el dragón. Quería devorar al niño en cuanto naciese. Pero el varón que vio la luz fue arrebatado de las fauces del dragón y llevado junto al trono de Dios. La carne virginal de María expresa y significa la carne sacramental de la Iglesia. En esa carne da a luz al varón refulgente, el Hijo de Dios encarnado en su seno. Seno de realidad. Seno de sacramentalidad.Ella, María, es figura y primicia de la Iglesia que un día será glorificada. Ella no conoció la corrupción como prenda de la incorrupción a la que también nosotros, frutos de redención, estamos destinados. Es consuelo y esperanza, pues en ella vemos reflejado el destino misericordioso que Dios nos presenta y que ella ya vive en la realidad de su carne refulgente. Porque la misericordia del Señor no se encerró en ella, sino que, por ella, por el fruto de su seno, Jesús, el Hijo de Dios, niño de encarnación, se nos dona como forma para nosotros. Carne como la nuestra que da a luz un hijo como nosotros. Carne que sube a los cielos para ser recibida en el seno de Dios, como primicia de lo que ha de ser nuestro destino.El destino de nuestra misma carne. Pues con ella, y con la carne resucitada de su Hijo, la carne ha encontrado su lugar en el seno mismo de la Trinidad Santísima. Y allá se nos promete a nosotros la realidad del lugar definitivo de nuestra redención. Carne redimida. Carne salvada.Porque Cristo ha resucitado. El dragón no pudo con el hijo, no tuvo la fuerza de hacerse con él. Y por él, ahora, viene a nosotros la resurrección. Por un hombre vino la muerte, y por otro, Jesús, el hijo de María, viene la resurrección. Por Cristo todos volvemos a una vida definitiva en Dios. En la oración para después de la comunión le pedimos a Dios que, por intercesión de la Virgen María, que ha subido a los cielos, lleguemos a la gloria de la resurrección. Ella nos muestra el camino, primero cuando da el sí al ángel que le habla en nombre de Dios y en su seno crece el hijo. Ella, además, nos muestra la cercanía que en la vida y en su muerte tuvo con su hijo, hasta el punto de que estando cerca de ella nos aproximamos por entero al Hijo. Y ahora ella, por la gracia especial del Padre, nos muestra el camino que, debido a su bondad redentora, en él, con él y por él, lleva al cielo.
Extraído de archimadrid

jueves, 13 de agosto de 2009

DE ALTO EJECUTIVO A JESUITA





"No ha sido fácil. He dudado a la hora de aceptar el ofrecimiento brindado por McCoy para dirigirme a los lectores de El Confidencial por el pudor que me produce hablar de mí mismo ante desconocidos. Parecíame que es inevitable hacerlo sin buscar, consciente o inconscientemente, el aplauso de los demás y esto es muy poco evangélico. Tras consultarlo, voy a intentar vencer estos escrúpulos con la máxima sencillez de la que sea capaz.
Unos breves datos biográficos para explicar quién soy. Me llamo Alberto Núñez y he sido (hasta ayer 31 de julio) el Director de Estrategia de Gas Natural, cargo que desempeño desde que hace más de cuatro años me incorporara a la compañía. Anteriormente, he trabajado como analista bursátil, primero en Société Générale y luego en BBVA, donde mi último puesto fue de responsable de análisis del sector energético español y paneuropeo. En total, 15 años de trabajo en el mundo empresarial y financiero, en su gran mayoría en el sector energético y en dos de las principales empresas españolas de las que ha sido un orgullo formar parte.
La decisión de abandonar el mundo profesional y empezar una vida religiosa tras todos estos años es, para mí, la suma de diversos factores que se van entrelazando hasta confluir en una misma dirección. Estos factores son de índole profesional, personal y familiar. Soy consciente de que todos nos hemos planteado en algún momento decisiones de cambio de vida. Al final estamos hechos de carne y espíritu (y el espíritu gime cuando la carne domina).
En mi caso, siempre he perseguido con ahínco realizar un buen trabajo, pero comprobaba que las más de las veces sus frutos son amargos: el predominio del corto plazo, el tener que cerrar muchas veces los ojos y el corazón ante las realidades de la vida y el no tener tiempo para nada ni para nadie distinto del trabajo. Partido entre fuerzas de distinto signo, hace unos pocos años me plantee que sólo tenía sentido trabajar en un proyecto en el que al final del camino profesional o vital uno pudiera pensar que la vida -la única que tenemos- ha merecido la pena. En paralelo, mi creencia en la existencia de un Dios que se realiza en el Amor ha ido creciendo poco a poco hasta convertirse en una certeza experimentada. Sí, todos tenemos dudas.
A todos nos atrae lo material. Pero cuando comprendemos que la ternura, la compasión son lo más auténticamente humano (más que la razón), entonces cambia nuestra vida. La muerte de mi hermano hace cinco años a causa de un cáncer ciertamente significó un antes y un después. A partir de entonces, empecé a buscar enriquecer mi actividad profesional con otras. Primero inicié un voluntariado una tarde a la semana en un centro psiquiátrico de San Juan de Dios. Luego, me matriculé en estudios nocturnos de teología en la U.P. Comillas. Finalmente, hace dos años, la Compañía de Jesús me ofreció mudarme al Pozo del Tío Raimundo donde, además de colaborar y vivir con jóvenes, empecé un proceso de discernimiento. Y, por último, mi madre. A pesar de todo lo anterior no habría tomado esta decisión si ella no lo apoyase entusiastamente. Sin más hijos vivos que yo y sin marido, mi partida significa un sacrificio muy importante para ella, especialmente porque tiene una salud frágil. Un sacrificio que da sentido a su vida y que, por eso, acaba convirtiéndose en ganancia. En fin, no puedo explicar lo que ha pasado estos últimos meses y cómo todas las piezas del puzzle han ido encajando si no es desde el convencimiento de la existencia de que hay algo más de lo que captan nuestros sentidos exteriores. Con mucho respeto a quien lea estas líneas: está ahí, basta que empecemos a buscarlo; perdamos el miedo. "

A. Nuñez para "El Confidencial".

miércoles, 12 de agosto de 2009

¿SABES AMAR?


¿Sabes Amar?

Yo estoy aprendiendo. Aprendiendo a aceptar a las personas, aún cuando ellos me defraudan, cuando ellos escapan del ideal que yo tengo para ellos. Cuando ellos me hieren con palabras ásperas o las acciones irreflexivas.Es difícil de aceptar a las personas así como ellos son, y no como yo quiero que sean. Es difícil, muy difícil, pero estoy aprendiendo. Yo estoy aprendiendo a amar.Yo estoy aprendiendo a escuchar, para escuchar con los ojos y oídos, para escuchar con el alma y con todos los sentidos.Para escuchar qué dice el corazón, lo que dicen los hombros caídos, los ojos, las manos inquietas.Para escuchar el mensaje que esconden las palabras , para descubrir la angustia enmascarada, la inseguridad disfrazada y la soledad encubierta.Para penetrar la sonrisa falsa, la felicidad simulada, la adulación exagerada. Para descubrir el dolor de cada corazón. Poco a poco, yo estoy aprendiendo a amar.Yo estoy aprendiendo a perdonar, porque el amor perdona, limpia las heridas y borra las cicatrices que la incomprensión e insensibilidad grabaron en el corazón herido.El amor alivia la herida que dejaron los pensamientos dolorosos. No cultiva las ofensas con las piedades y autocompasión. El amor perdona, da olvido, extingue todo el dolor en el corazón.
Yo, paso a paso, estoy aprendiendo a perdonar, a amar. Yo estoy aprendiendo a descubrir el valor. Yo estoy aprendiendo a descubrir el valor dentro de cada vida, de todas las vidas.El afecto y aceptación, para las experiencias duras, vivido a lo largo de los años. Yo estoy aprndiendo a ver, en las personas, su alma, y las posibilidades que Dios les dió.Yo estoy aprendiendo, pero cómo es lento el aprendizaje!! Cómo es difícil amar, como Cristo amó!!Aunque, tropezando, vagando, yo estoy aprendiendo... Aprendiendo a poner de lado mis propios dolores, mis intereses, mi ambición, mi orgullo, cuando éstos impiden el bienestar y la felicidad de alguien!¡Qué duro es amar!!!No permitas que nadie venga a tí sin irse mejor y más feliz.Se la expresión viviente de la bondad de Dios; bondad en tu cara, bondad en tus ojos, bondad en tu sonrisa.

lunes, 10 de agosto de 2009

DAR/RECIBIR



Ya se dijo: “es más importante dar que recibir”. Pero no pocas veces es más importante “saber recibir” que dar.Nuestro modo de dar va a depender de nuestras maneras de recibir. Saber recibir implica reconocer las propias limitaciones, oquedades, necesidades y carencias así como la suficiente humildad como para dejarse ayudar, regalar, satisfacer o llenar por otros.El orgulloso o prepotente no sabe recibir porque no sabe qué necesita o de qué carece.Dar nos colma porque uno siempre se atiborra, rebosa de aquello que ofrece o entrega.Es una felicidad poder dar y es sabiduría saber dar en el momento justo, de la manera precisa y adecuada a quien realmente lo necesita y puede hacer un uso responsable y constructivo de aquello que se le entrega.Solemos asociar la generosidad al hecho de dar, pero aún mayor es la que encierra el gesto de recibir: cuando permito que otro me dé, estoy permitiendo que goce con su ofrenda, que se realice en su ofrecimiento, que se llene de lo que me entrega.Saber recibir es saber abrirse, tornarse disponible y receptivo.Saber recibir es un movimiento especialmente hermoso en la coreografía de la humildad porque sólo los humildes saben recibir, agradeciendo.Sabe recibir quien sabe agradecer.Es desde este agradecimiento, que surge de sentirse regalado por la vida, que brota espontáneamente y de manera natural el deseo sincero de corresponder a tanta generosidad dando algo a cambio.El dar que sigue al recibir no es ninguna obligación y no responde a un mero “ajuste de cuentas” sino que se convierte en un anhelo del corazón, es un impulso amoroso, en un gesto de justicia poética y en un movimiento de armonía cósmica.
JOSE MARÍA TORO(extraído del libro LA SABIDURÍA DE VIVIR)

domingo, 9 de agosto de 2009

DOMINGO XIX DEL TIEMPO ORDINARIO


Juan 6, 41-51

Los judíos murmuraban de él, porque había dicho: «Yo soy el pan que ha bajado del cielo.» Y decían: «¿No es éste Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos? ¿Cómo puede decir ahora: He bajado del cielo?» Jesús les respondió: «No murmuréis entre vosotros. «Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mumdo.


Durante algún tiempo, algunos medios de comunicación estuvieron especulando –por supuesto que más por amarillismo y chisme propagandístico que por amor a la verdad– sobre la posible dimisión del Papa Juan Pablo II debido a su edad y a su salud. Sin embargo, el Santo Padre nunca mencionó una sola palabra sobre el tema. Después de esos absurdos pronunciamientos de la prensa, el Papa expresó varias veces su firme deseo de continuar en la misión que Cristo le había encomendado al frente de su Iglesia mientras le durase la vida. ¡Qué ejemplo tan maravilloso de entrega y de fidelidad heroica nos dió Juan Pablo II! A pesar de su edad y de su quebrantada salud, siguió en pie, como un roble, conduciendo el timón de la Iglesia, sabiendo que es el mismo Señor quien la guía a través de él.
Sin embargo, muchos de nosotros, a nuestra edad y llenos de salud, sí que “dimitimos” tantas veces, presos del desaliento, la depresión y el cansancio. Dimitimos de nuestras responsabilidades y nos dejamos vencer por las crisis del desánimo. Nos asalta la tentación de la derrota y claudicamos a la primera bajo el peso de las desilusiones, las incomprensiones, los fallos, los fracasos, el ambiente mezquino, injusto y podrido que nos rodea; bajo el peso de la hipocresía, de la falsedad y de la desconfianza. Y todo se nos acumula dentro, nos nubla la vista, seca las energías de nuestro corazón y, finalmente, nos postramos en tierra y desistimos de seguir avanzando. Lo contrario a lo que hace el Papa.A nosotros nos pasa lo que le aconteció al profeta Elías. La primera lectura, del libro de los Reyes, nos cuenta que Elías, huyendo de la persecución desatada contra él por la reina Jezabel, fatigado del camino, se tira bajo una retama, se desea la muerte y luego se queda profundamente dormido. Ya no tiene ganas de nada, se siente frustrado y completamente derrotado. Ya no vale la pena continuar. ¿Para qué esforzarse más? ¿Qué sentido tiene, si nadie lo reconoce, si lo persiguen e intentan darle muerte por el bien que realiza? Basta ya. Mejor quedarse tranquilo y olvidarse de todo. Y, en medio de esta crisis mortal, se le aparece un ángel del Señor, lo despierta, le da de comer y de beber, y lo anima a seguir adelante: “Levántate y come –le dice– porque el camino es superior a tus fuerzas”. Y con el vigor que le dio aquel alimento –nos narra el autor sagrado– “caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta llegar al Horeb, el monte de Dios”.Hace poco más de un año, un reconocido periodista escribía un artículo en el diario español “ABC”, titulado “La Roca”. Y se refería al Papa Juan Pablo II. Hacía una hermosa apología de él quien, a pesar de todos sus achaques –y también de los ataques de sus enemigos– se mantiene impertérrito, desgastándose día tras día por la Iglesia y la humanidad. Y en ese escrito, Alfonso Ussía, el autor, afirmaba: “La fuerza le viene de su convencimiento”. Estoy de acuerdo con él, pero yo añadiría: la fuerza le viene de Jesucristo, de la oración y de la Eucaristía. Recuerdo que, cuando era niño –y después, cuando me fui haciendo menos niño– con mucha frecuencia escuchaba –y también cantaba– durante la Santa Misa aquel motete que dice: “No podemos caminar con hambre y bajo el sol, danos siempre el mismo pan, tu Cuerpo y Sangre, Señor”. Y enseguida venía a mi imaginación una estampa típica del desierto. Y me fortalecía pensando en Jesús, a quien enseguida iba a recibir en la Sagrada Comunión.Esta es la enseñanza que nos trae el evangelio de hoy: “Yo soy el pan de vida –nos dice nuestro Señor–. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; éste es el pan que baja del cielo para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan, vivirá para siempre”. No sólo tendrá la fuerza para caminar cuarenta días y cuarenta noches, como Elías; ni sólo tendrá la fortaleza que necesita para vencer las crisis de desánimo, de cansancio y de derrota; sino que, además, tendrá vida ETERNA. ¿Qué más podemos desear?Pero aquí tenemos que preguntarnos: ¿Cómo recibo a nuestro Señor en la Comunión? Si lo hago con verdadera fe, devoción y amor, producirá sus frutos de vida eterna en mi alma. Pero si lo recibo de modo indigno, distraído, con el corazón tibio o mediocre... es obvio que no me aprovechará para nada. Ojalá que, de hoy en adelante, procuremos recibir a Jesús en nuestra alma como lo haría la Santísima Virgen María después de que su Hijo subió al cielo. Entonces, sólo entonces, muchas cosas cambiarán en nuestra vida.

sábado, 8 de agosto de 2009

MICHAEL O'BRIAN ESCRITOR CATÓLICO


Michael O'Brian hoy es uno de los periodistas y escritores más brillantes y leídos del mundo, y un referente en el panorama católico internacional
Ha publicado algunas de las novelas católicas más leídas del mundo, es ensayista, pintor y director la revista familiar «Nazareth Journal». La editorial LibrosLibres acaba de publicar «La última escapada», una obra que escribió en 1999 sobre el «totalitarismo suave» y el adoctrinamiento del Estado. ¿Le extraña que en España casi no se hable de él? Lea esta entrevista y comprenderá por qué tan pocos medios se atreven a publicar lo que O’Brien piensa, dice y escribe...



- La última escapada (LibrosLibres) describe un Estado que adoctrina, impone el aborto y el relativismo, y silencia a quienes lo critican. ¿Alerta sobre el futuro, o fotografía la actualidad?
- Cuando escribí el libro, la situación en mi país avanzaba hacia el totalitarismo suave descrito en la novela. Lo escribí como advertencia. No preveía con qué rapidez se desarrollarían los acontecimientos en esa dirección. La situación aún no es tan mala, pero las nuevas leyes invaden gravemente la vida familiar. Por ejemplo, el derecho de los padres a educar a sus hijos sobre cuestiones morales según sus creencias, y a mantenerlos fuera de los programas de ingeniería social y de ideología de género en lo tocante al aborto y la orientación sexual. La libertad de expresión y la libertad religiosa han sido gravemente socavadas por comisiones de derechos humanos, que investigan y castigan delitos de odio. Los activistas homosexuales han utilizado estos tribunales para acosar a ciudadanos de a pie, obispos, sacerdotes y a ciertos medios de comunicación, porque dicen la verdad sobre la naturaleza desordenada de los actos homosexuales. La Iglesia es la primera defensora de la dignidad de la persona homosexual, pero habla claramente sobre las heridas psicológicas y el pecado que hay en sus actividades. Ésta es sólo la dimensión material de una revolución social que exalta derechos sin responsabilidades.
- ¿Es posible hoy que una democracia persiga con violencia a quien no comulgue con lo políticamente correcto?
- La forma más peligrosa del totalitarismo es la que oculta su naturaleza bajo las banderas de libertad y democracia. Es de suma importancia observar con atención las decisiones de los Gobiernos y los frutos de esas decisiones, y hacer todo lo posible para resistirnos al adoctrinamiento. Los cristianos, en mi país, no son llevados a campos de concentración, pero, con frecuencia, las familias cristianas han tenido a sus hijos confiscados por el Estado, tras ser acusadas de abuso, término que puede significar cualquier cosa en virtud de la ley. Maestros o vecinos pueden realizar una denuncia anónima, y de inmediato la policía y los trabajadores sociales van a casa o a la escuela, y se llevan a sus hijos a un hogar de acogida, sin que sus padres sepan dónde están, hasta que un tribunal decida si son o no culpables de abusos. Esto se ha convertido en un instrumento de terror, que hace que muchos padres duden a la hora de resistirse al Estado. El Gobierno dice defender los derechos del niño. Irónicamente, lo dice quien mata a cientos de miles de niños cada año con el aborto y obliga a todos los ciudadanos a pagar estos asesinatos con sus impuestos.
- En las escuelas canadienses y españolas se ha impuesto una asignatura que adoctrina en el relativismo...
- Todos los Gobiernos saben que la educación es la clave para la formación de la conciencia del pueblo, y que la juventud es la etapa en la que se forman opiniones que afectan al orden sociopolítico. Ahora, incluso bastiones de la democracia aplican un radical cambio social en su pueblo, violando los principios fundadores de sus naciones. Filósofos católicos han señalado que la propaganda sobre la libertad aumenta a medida que la libertad real se reduce.
- Sin embargo, ambos países han vivido el despertar de un movimiento social frente al adoctrinamiento estatista.
- Siempre hay esperanza, siempre. La resistencia al estatismo tendrá éxito en la medida en que la Iglesia dé testimonio valiente junto con las familias, y defienda sus derechos cuando el Estado intente barrerlos. Es esencial que las personas de fuerte carácter moral -sobre todo políticos, legisladores, periodistas y educadores- estén dispuestas a mantenerse firmes en el ámbito público y a defender la verdad frente a la ola de relativismo moral, incluso si eso supone arriesgarse a perder la seguridad o el éxito de sus carreras. La revolución materialista, que se ha apoderado de Occidente en un abrazo mortal, ha llegado a este punto porque nos ha faltado el valor de defender la relación entre verdad y amor, como dice el Papa en Caritas in veritate.
- ¿Necesitamos los católicos reaccionar social, cultural y políticamente?
- Sí, y de forma urgente. Hace años, muchos cristianos no habían interiorizado la fe como un camino para su vida. La mayoría de las personas de buena voluntad no entendían la naturaleza de la guerra que durará hasta el fin de los tiempos y en la que todos estamos involucrados. Cuando la civilización cristiana comenzó a erosionarse, y la revolución tecnológica empezó a remodelar la conciencia humana, los católicos nos sentimos en peligro de extinción, pero no sabíamos reaccionar. Ahora, estamos aprendiendo a resistir y, lo que es más importante, a construir la civilización del amor. Estamos fortaleciéndonos interiormente, en una comunión entre nosotros como no hemos vivido desde los primeros siglos de la Iglesia. Nuestra fuerza está en el incremento de la unión con los obispos, con la Iglesia universal, con Pedro.
- Europa ve a Obama como un mesías que resolverá nuestros problemas. En El padre Elías, alerta sobre un político así, que resulta ser el Anticristo...
- Obama es un icono transnacional del líder: gran solucionador de problemas insolubles, reconciliador de tensiones insoportables, curandero del mundo, creador de la paz, ecologista, humanista laico y religioso sincretista. Es un laico mesiánico. Invito a sus lectores a reflexionar sobre los puntos 673-677 del Catecismo, donde habla de la verdadera naturaleza del mesianismo secular. No sé si Obama es una figura del Anticristo, pero está fuera de toda duda que sus políticas de lucha contra la vida están en el reino del espíritu del Anticristo.
- Los católicos, ¿hablamos y enseñamos demasiado poco sobre el diablo?
- Hacer hincapié en la realidad y las actividades del diablo es un peligro, aunque Jesucristo es infinitamente más fuerte. Las actividades de los espíritus malignos aumentan espectacularmente en tierras de la antigua cristiandad, disminuye la fe y nos invaden otras espiritualidades. No hay que confundir los trastornos psicológicos con la posesión diabólica, pero tampoco hay que presumir que toda obsesión por el mal tiene un origen puramente psicológico. Esa presunción es increíblemente ingenua.
- ¿Por qué hay tan pocos escritores católicos de éxito?
- Un gran número de escritores católicos han decidido no expresar los temas cristianos en su trabajo. Como el joven rico del Evangelio, rechazan la llamada a ir por un camino más peligroso y también más bello. Olvidan que ese camino lo recorrerán con Cristo y con el poder del Espíritu Santo, ante quien caerán barreras imposibles. En última instancia, es una cuestión de fe y de esperanza. La revolución materialista neutraliza más eficazmente la disidencia no por la violencia, sino por la negación de espacio en el que crecer. Por encima de otro factor, un verdadero artista crea lo que ama. Si un cristiano ama a Dios y a la Humanidad no sólo en abstracto, se da cuenta de que el mundo es un jardín de maravillas y milagros.
- ¿Cómo le influye la oración?
- Cuando empiezo a escribir, me consagro al Señor, invoco la intercesión de los santos y pido al Espíritu Santo su presencia activa. Ruego a mi Padre que me dé la inspiración para contar una historia verdadera y bella que sirva a los demás, y le pido que un ángel me ayude. Cuando me olvido de ello, la escritura es más difícil y no respira como una obra viva.
Un retrato estremecedor..., y real
En La última escapada, O’Brien describe un aborto por nacimiento parcial. Nos ahorraremos calificativos: léala y opine usted mismo.
«-Antes de llegar aquí, era profesor de neurocirugía en un laboratorio de investigación cerebral. Teníamos millones de dólares a nuestra disposición. Comprábamos cuerpos. Cuerpos vivos. Yo tenía un interés especial en ampliar las fronteras de la investigación a fin de hacer avances en la curación del Parkinson, del Alzheimer y de la epilepsia. La cuestión es que la mayor parte de las técnicas abortivas cortan al bebé en trozos, y era un asunto bastante desagradable para los asistentes el ir a buscar entre los trozos algún tejido cerebral aprovechable. Así que pagábamos a mujeres que iban a abortar para que dieran a luz al niño y lo entregaran en el laboratorio. Incluso pagábamos a muchas para que se quedaran embarazadas. Bastantes eran inseminadas artificialmente. Pueden ser necesarios docenas de niños para proveer de tejido cerebral a un solo paciente. (...) Matar es fácil. Das a la mujer un anestésico local. Te agachas y agarras una de las piernas del niño con fórceps y tiras de ella hacia fuera. Luego extraes al niño con mucho cuidado para dejar la cabeza dentro. No te apetece oír ruidos. La base del cráneo queda expuesta. Metes las tijeras ahí, en la base del cráneo del bebé, y las abres para agrandar el agujero. Se mueve un poco. Luego pones un catéter para succionar y así se saca el cerebro. (...) Un día hubo un caso que no salió según estaba previsto. El niño se escurrió demasiado rápido y acabó en mis manos antes de hacerme cargo siquiera de lo que había pasado. Abrió los ojos. Respiró y gritó. La madre lo oyó y movió la cabeza, buscándolo. Comenzó a pelear, se veía que tenía dudas. Una enfermera la sedó mientras yo cerraba la boca del niño con la mano, robándole el aire con mi pulgar. Se torció mucho. Me miró mientras moría. Me miró. (...) Le devolví la mirada. No tenía que haberle devuelto la mirada, no tenía que haber vuelto a mirar. (...) Era un niño. Una persona. Esa niña pequeña anónima era -de un modo que no puedo explicar- mi propia hija, o mi hijo o..., mi mujer. Me dije a mí mismo: ya está, nunca más trabajaré en esta industria de la muerte».