El único camino para
crecer en la paz interior e irradiarla a tu alrededor, consiste en el
aprendizaje de aceptar día a día las situaciones de vida por las cuales debes
atravesar. En cada una de ellas, puedes unir tu voluntad a la voluntad de Jesús,
aceptando serenamente lo que no puedes cambiar y distinguiendo lo que Dios te
pide hacer y lo que no te corresponde realizar a ti, a fin de salir o cambiar
esa situación.
Cuando lo que vives,
aun lo desagradable, lo entregas a Dios y lo vives junto a él, es como si lo
estuvieses colocando en el altar para que pueda ser consagrado y transformado en
algo precioso por el poder bendito de la Sangre de Jesús y por la fuerza del
Espíritu Santo.
La aceptación te
llevará al triunfo sobre el demonio, eterno rebelde, y te conducirá a la paz
interior para que puedan abrirse nuevas puertas de conversión y de
victoria.
El Señor, mi Señor, es
mi fortaleza: él da a mis pies la agilidad de las gacelas y me hace caminar por
las alturas. Habacuc 3, 19.
P. Gustavo Jamut
1 comentario:
Señor que podamos ser portadores de PAZ, gracias.
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