domingo, 27 de septiembre de 2009

DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO


EVANGELIO:


En aquel tiempo dijo Juan a Jesús:

«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros».

Jesús respondió:«No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro. El que os dé a beber un vaso de agua porque seguís al Mesías, os aseguro que no quedará sin recompensa.

Al que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida que ir con las dos manos al abismo, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida que ser echado con los dos pies al abismo. Y si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios que ser echado al abismo con los dos ojos, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga».

Marcos 9, 38-48


El Evangelio es siempre Buena Noticia, cuando no lo complicamos con nuestros asuntos, pero que carecen de la sabiduría del Señor. Es clave la sencillez evangélica, que no es sólo simplicidad: es la sabiduría que brota de la humildad que ha puesto su corazón en lo esencial, el amor de Dios. Jesús nos dice que debemos poner el corazón siempre en lo Absoluto, que debemos volver una y otra vez nuestra vida a lo que no se acaba, pues, como dice el Hermano Rafael, en todo lo que tiene fecha de caducidad no vale la pena poner el corazón, o perder el tiempo en ello.Cuando los psicólogos hablan de vivir en positivo, de no dejarse derrumbar por cosas que no valen la pena, en realidad se están haciendo eco del Evangelio. A veces las envidias, las celotipias, no nos dejan vivir. Queremos, incluso en la Iglesia, hacer callar y no dejar hacer a los que no son de nuestra sensibilidad, o no nos gusta su estilo, o pensamos que no es tan bueno como el nuestro, y entonces también nosotros preguntamos: ¿Les mandamos callar? ¿Hacemos todo lo posible para que no sigan adelante? No son de los nuestros.

La sabiduría del Señor va mucho más allá. Él no va a vencer, sino a convencer. No se queda en razonamientos humanos, sino que aprovecha para catequizar: «Quien no está contra mí, está a mi favor». Es impresionante cómo actúa el Señor y cómo siempre da en el clavo. Lo mismo puede pasarnos cuando encontramos en los evangelios expresiones que resultan chocantes, hoy y siempre: Si tu mano te escandaliza, córtatela. Pero, en el fondo, cortar no es más que elegir lo Absoluto en comparación con nuestras pequeñas compensaciones. Jesús pone el acento siempre en lo que no muere jamás. Sabe que todo se acaba y se termina, como se acabó el verano, o la fiesta tan esperada. Sólo permanece el amor de Dios; por eso, es verdad que todo lo debemos estimar pérdida, basura, en comparación con vivir de Cristo. Debemos estar dispuestos a cortar con tantas cosas que nos impiden creer en el Amor y en la salvación que nos ha traído Jesús. La clave es siempre Su amor, que, cuando uno lo descubre, lo vende todo, con tal de alcanzar el tesoro escondido .Verdaderamente, la sabiduría de Jesús que se transmite en el Evangelio de este domingo nos ayuda a descubrir que sólo el Amor es más fuerte que el miedo, el dolor y la muerte. Saber perder, cortar, puede ser el comienzo de la verdadera vida que nos trae Jesús.


+Francisco Cerro Chaves

obispo de Coria-Cáceres

No hay comentarios.: