«¡Qué difícil es mantenerse en la cumbre de la fama sin corromperse! ¡Qué fácil es caer en la tentación de un endiosamiento que termina por ensombrecer el valor de la obra artística!». Las preguntas se las formula el obispo de Palencia, monseñor José Ignacio Munilla, en una carta titulada «De reyes y mendigos» escrita a raíz de la muerte de Michael Jackson. En su escrito, el prelado constata que «algunos mitos o ¿iconos¿ musicales han ejemplificado con sus vidas el inexorable callejón sin salida al que conduce la disociación entre la estética y el bien moral del ser humano». Reyes y mendigos «¿Cómo se compagina el que un artista alcance el cénit de su carrera profesional, al mismo tiempo que crece su grado de desesperanza? ¿Cómo es posible que la opinión pública dirija su admiración hacia unos reyes que, en el fondo, no son sino ¿mendigos¿ de una felicidad, la cual son incapaces de alcanzar?», cuestiona en su carta el obispo de Palencia. Para monseñor Munilla, «posiblemente una de las tentaciones más frecuentes en el mundo del espectáculo consista en desviar la atención de lo objetivo a lo subjetivo: de la obra musical, al cantante ídolo; del deporte, a la estrella galáctica... terminando por fomentar un culto a la imagen, que anula la conciencia de sabernos instrumentos de un misterio de verdad y de bondad que nos precede y nos supera». El prelado reconoce «el influjo tan notable que pueden llegar a tener las estrellas musicales en nuestro horizonte cultural, moral y espiritual, y especialmente en el caso de los jóvenes», pero «la existencia tan contradictoria y el final de los días (de Michael Jackson) de una manera tan dolorosa nos invitan a una serena reflexión sobre la fragilidad de los valores de Occidente», en especial al hecho de que «la cultura dominante esté tan profundamente marcada por el subjetivismo y el relativismo». «La vida y la muerte de Michael Jackson esconden la tragedia de toda una generación incapaz de alcanzar una libertad por la que suspira», subraya monseñor Munilla. Y lo que impide alcanzar esta libertad, según el obispo de Palencia, es que «estamos marcados y condicionados por las heridas generadas por la desestructuración familiar» y el no entender correctamente lo que es la libertad. «¿Consiste en hacer lo que queramos, o en querer lo que nos corresponde hacer? En última instancia, ¿la felicidad consiste en inventar una realidad a nuestro capricho, o más bien en querer conformar nuestro deseo con la voluntad divina?», se pregunta monseñor Munilla. Parábola y víctima El prelado llega a calificar al «rey del pop» de «parábola» y de «víctima de nuestra época», «un paradigma del occidente carente de cimientos sólidos; capaz de lo mejor y lo peor; generoso y caprichoso; materialista e idealista... un genio tan contradictorio como nuestra cultura misma». Monseñor Munilla concluye poniendo el ejemplo de otros artistas que sí «plasman un mensaje de esperanza en expresiones musicales innovadoras», como es el caso de U2. Su solista, Bono, ha confesado que ,«para nosotros, la música es una plegaria».
Por Alex Navajas para La Razón
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