miércoles, 1 de julio de 2009

CARITAS IN VERITATE


Con motivo de la solemnidad de San Pedro y San Pablo, el papa, Benedicto XVI firmó ayer la que será su tercera encíclica, bautizada con el nombre latino «Caritas in veritate»: «La caridad en la verdad». Será publicada la semana próxima, habiéndose retrasado su publicación en varias ocasiones, con motivo del empeoramiento de la situación económica mundial. El Santo Padre ha querido esperar a publicar la encíclica una vez tuviera una respuesta firme preparada para los nuevos problemas económicos que están afectando al mundo entero.
Tras el rezo del Angelus de ayer, el Papa Benedicto XVI afirmó, en relación a su nueva obra: «Es una ulterior contribución que la Iglesia ofrece a la humanidad en su compromiso por un progreso sostenible, en el pleno respeto de la dignidad humana y de las reales exigencias de todos», afirmó. También declaró que ha sido necesaria su reelaboración «precisamente para ofrecer un mensaje a la humanidad en esta nueva coyuntura».El texto retoma las temáticas sociales de la encíclica «Populorum progressio», citada por el Santo Padre en las primeras páginas, escrita por el Siervo de Dios Pablo VI en 1967 y firmada también el día de la Solemnidad de San Pedro y San Pablo del mismo año.
A diferencia de sus anteriores encíclicas, redactadas de principio a fin por el propio pontífice, «Caritas in veritate» es fruto del trabajo de distintos obispos y cardenales expertos en temas de pobreza y desarrollo. A pesar de ello, se sabe que la huella del Sumo Pontífice será evidente. El viaje que el pasado mes de marzo realizó Benedicto XVI a África (el continente más pobre del planeta) se especula que podría haberle ayudado a sacar conclusiones y a finalizar el documento.
Su obra no había entrado en materia económica
Poco se sabe del pensamiento del Papa en materia económica. De su amplia producción de ensayos, por lo general centrados en temas teológicos de hondo calado, sólo existe uno dedicado a la materia económica: « Market economy and ethics» («Mercado, economía y ética»), publicado en 1985 con motivo de una conferencia en inglés pronunciada por el entonces cardenal Joseph Ratzinger. En ella, el prelado sostenía que una economía que se olvida de los principios éticos y religiosos, no conduce a buen fin.
En este mismo texto, Raztinger ya advertía, de modo profético, de la posibilidad de una crisis económica en Occidente: una ética «no nacida y sostenida sólo por fuertes convicciones religiosas», podría en la práctica «causar que las leyes del mercado se derrumbaran», escribía en su única obra económica.Su predecesor, el Papa Juan Pablo II, tras la caída del muro de Berlín, también advertió del peligro de una economía de mercado en la que estuvieran ausentes los valores espirituales. Comparando el marxismo con el consumismo, señalaba que no se podía reducir al «hombre a la esfera de la economía y a la satisfacción de las necesidades materiales».
El bien común y la libertad
Más cercano en el tiempo, el Santo Padre mostró su pensamiento económico cuando afirmó, en una audiencia a miembros de la Fundación Centessimus Annus Pro Pontifice, que la economía de progreso es una vía de progreso sólo cuando se orienta hacia el bien común. Lo hizo citando la encíclica « Centessimus Annus», escrita por Juan Pablo II en 1991: «La economía de mercado, entendida como sistema económico que reconoce la función fundamental y positiva de la empresa, el mercado, la propiedad privada y la consiguiente responsabilidad de los medios de producción, así como la libre creatividad humana en el ámbito económico, sólo puede reconocerse como vía de progreso económico y civil si está orientada al bien común».
En su discurso, el Santo Padre invitó a repensar los modelos económicos predominantes. "La crisis financiera que ha afectado a los países industrializados, a los países emergentes y a los que están en desarrollo, muestra de manera evidente cómo hay que repensar ciertos paradigmas económico financieros que han sido predominantes en los últimos años", dijo.
Pero el Papa no sólo abogó en este encuentro por la búsqueda del bien común. En materia económica señaló que se debe luchar por la libertad humana. La libertad en el sector económico debe encuadrarse en un «sólido contexto jurídico que la disponga al servicio de la libertad humana en su totalidad». Una libertad responsable, añadió, cuyo núcleo es «ético y religioso».
Un momento propicio para hablar de economía
La fecha de la firma de este documento papal no ha dejado de lado otro aspecto: la próxima reunión del G-8 el próximo 8 de julio en la ciudad italiana L’Aquila. En esta reunión de los ocho países más poderosos económicamente del mundo se establecerán las líneas maestras de actuación frente a la crisis mundial. El Papa señala en esta nueva encíclica que esta crisis «ha nacido de un déficit de ética en las estructuras económicas», según adelantó el Corriere della Sera . La economía «necesita de la ética para su correcto funcionamiento», o está en contra del hombre, a quien destruye, agrega. De ahí la necesidad de un código ético común: «El desarrollo es imposible sin hombres rectos, sin operadores económicos y hombres políticos que vivan fuertemente en sus conciencias el llamado al bien común».
Otro fragmento de la encíclica, dado a conocer por el diario italiano, habla sobre la verdad y el amor, claves para entender y actuar en el difícil contexto actual: «Sin verdad, sin confianza y amor por lo verdadero, no hay conciencia ni responsabilidad social, y el actuar social cae en manos de intereses privados y lógicas de poder, con efectos disgregadores sobre la sociedad, tanto más en una sociedad en vías de globalización, en momentos difíciles como los actuales».
En cuanto a la globalización, el Papa sostiene que «el nuevo contexto económico-comercial y financiero-internacional» requiere de una revalorización del rol de los Estados. Por ello, invita a los sindicatos a «instaurar nuevas sinergias a nivel internacional» para enfrentar «la reducción de las redes de seguridad social».Por último, lo que sabe de momento sobre esta tercera encíclica de Benedicto XVI es que habla de la defensa de la vida y la atención al «estado de salud ecológica del planeta». denuncia con palabras fuertes el flagelo del hambre, que afecta a más de mil millones de personas, según destacó recientemente la FAO.

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