Con mucha frecuencia podemos llegar a perder la paciencia con los demás y también con nosotros mismos.
Esta realidad se hace presente en muchas facetas de nuestra vida, y también cómo no, en nuestra vida espiritual.
Hoy recibimos consejo de S. Pío de Pieltrecina:
"Avanza con simplicidad en los caminos del Señor, y no te preocupes. Detesta tus defectos, sí, pero tranquilamente, sin agitación ni inquietud. Debemos tener paciencia con ellos, y sacar provecho de ellos gracias a la santa humildad. Si te falta la paciencia, tus imperfecciones en lugar de desaparecer, no harán más que crecer. Porque no hay nada que refuerce tanto nuestros defectos como la inquietud y la obsesión de liberarse de ellos.
Cultiva tu viña de común acuerdo con Jesús. Tuya es la tarea de quitar las piedras y arrancar la cizaña. Pertenece a Jesús la tarea de sembrar, plantar, cultivar y regar. Pero incluso en tu trabajo, es también El quien obra. Porque sin Cristo, no podrías hacer nada".