Ellos están promocionando el documental "Blood Money", documental que pone ante nuestros ojos la realidad del aborto como negocio. Os dejamos con los dos vídeos:
Dios ha querido darnos el regalo de hacernos sus hijos. Nos ha regalado la Iglesia, comunidad que le hace presente en medio de este mundo: ESTA ES NUESTRA CASA. Blog de la Parroquia de San Juan Evangelista Sonseca (Toledo)
jueves, 30 de septiembre de 2010
CAMPAMENTOS PARROQUIALES
Como cada verano, en nuestra Parroquia han tenido lugar los campamentos que con tanta dedicación se preparan cada año.
Casalgordo, Tarazona y Anaz han sido los lugares elegidos.
Hoy traemos al blog el testimonio de dos participantes y damos gracias a Dios por esta obra tan hermosa que surgió y se desarrolla en "Nuestra Casa".
"Voy a contar como me lo he pasado en el campamento Parroquial. El jueves 15 nos reunimos todos los niños y niñas en la plaza de la Virgen, para despedirnos de nuestras familias y comenzar el viaje hacia Tarazona. Cuando llegamos allí todo nos parecía muy grande. Cogimos nuestras maletas y fuimos hacia las habitaciones, elegimos todos nuestras camas.
Un día nos levantamos muy temprano para hacer alfombras y después celebramos el Corpus. Esa noche rezamos el Rosario.
Os animo a todos a venir a este campamento, porque es muy divertido y nos ayuda a estar más cerca del Señor y ser mejores personas."
M.J.
san Francisco Javier,San Juan de la Cruz.
El sábado trajeron el castillo hinchable, y nos fuimos turnando,tres grupos al castillo, tres a la piscina.
Como el domingo nos íbamos hicimos las maletas y recogimos la casa.Luego vinieron nuestros padres y abuelos,celebramos la misa y cenamos.
Animo a todos los niños para que vengan al campamento.¡ qué bien lo pasamos!"
Isabel Martín Moreno
Casalgordo, Tarazona y Anaz han sido los lugares elegidos.
Hoy traemos al blog el testimonio de dos participantes y damos gracias a Dios por esta obra tan hermosa que surgió y se desarrolla en "Nuestra Casa".
"Voy a contar como me lo he pasado en el campamento Parroquial. El jueves 15 nos reunimos todos los niños y niñas en la plaza de la Virgen, para despedirnos de nuestras familias y comenzar el viaje hacia Tarazona. Cuando llegamos allí todo nos parecía muy grande. Cogimos nuestras maletas y fuimos hacia las habitaciones, elegimos todos nuestras camas.
Todos los días nos levantaban a las 8:00, hacíamos deporte: algunos días aerobic, y otros los pelotazos.
Más tarde íbamos todos al comedor a desayunar y cuando acabábamos íbamos a hacer las camas, arreglar las habitaciones. Después de hacer todo esto, Isaac nos daba un tema, nos reunimos todos en grupo para hacer las actividades del libro y para hablar sobre el tema y para finalizar íbamos a la Iglesia a la Exposición del Santísimo, luego teníamos deportes, fútbol, mazorcas, comba, las vidas, etc. Después nos íbamos a comer y al finalizar todos los que quisieran se iban a la siesta y los que no se iban a las actividades como taller de cocina, futbolín, ping-pong y tú si que vales, después merendábamos y otra vez deporte, duchas y lo más importante del día la Misa, y al finalizar cenábamos.
Antes de acostarnos los monitores preparaban veladas como por ejemplo la del terror, la de la princesa, animales y gymkana que para mi fue la más divertida. También un día fuimos al pueblo a hacer juegos y actividades, por último íbamos a despedirnos del Señor, relajación y dormir.Un día nos levantamos muy temprano para hacer alfombras y después celebramos el Corpus. Esa noche rezamos el Rosario.
Os animo a todos a venir a este campamento, porque es muy divertido y nos ayuda a estar más cerca del Señor y ser mejores personas."
M.J.
Hemos aprendido mucho sobre Jesús.También hicimos manualidades, gimkanas,por ejemplo la del agua y la de los animales.
Nos contaron cuentos muy bonitos.Hicimos grupos: San PioX,San Ignacio de Loyola,San Juan de Ávila,san Francisco Javier,San Juan de la Cruz.
El sábado trajeron el castillo hinchable, y nos fuimos turnando,tres grupos al castillo, tres a la piscina.
Como el domingo nos íbamos hicimos las maletas y recogimos la casa.Luego vinieron nuestros padres y abuelos,celebramos la misa y cenamos.
Animo a todos los niños para que vengan al campamento.¡ qué bien lo pasamos!"
Isabel Martín Moreno
miércoles, 29 de septiembre de 2010
DAR FRUTO LIBERADOS DE LAS PREOCUPACIONES O "LA PACIENCIA TODO LO ALCANZA"
Con mucha frecuencia podemos llegar a perder la paciencia con los demás y también con nosotros mismos.
Esta realidad se hace presente en muchas facetas de nuestra vida, y también cómo no, en nuestra vida espiritual.
Hoy recibimos consejo de S. Pío de Pieltrecina:
"Avanza con simplicidad en los caminos del Señor, y no te preocupes. Detesta tus defectos, sí, pero tranquilamente, sin agitación ni inquietud. Debemos tener paciencia con ellos, y sacar provecho de ellos gracias a la santa humildad. Si te falta la paciencia, tus imperfecciones en lugar de desaparecer, no harán más que crecer. Porque no hay nada que refuerce tanto nuestros defectos como la inquietud y la obsesión de liberarse de ellos.
Cultiva tu viña de común acuerdo con Jesús. Tuya es la tarea de quitar las piedras y arrancar la cizaña. Pertenece a Jesús la tarea de sembrar, plantar, cultivar y regar. Pero incluso en tu trabajo, es también El quien obra. Porque sin Cristo, no podrías hacer nada".
Esta realidad se hace presente en muchas facetas de nuestra vida, y también cómo no, en nuestra vida espiritual.
Hoy recibimos consejo de S. Pío de Pieltrecina:
"Avanza con simplicidad en los caminos del Señor, y no te preocupes. Detesta tus defectos, sí, pero tranquilamente, sin agitación ni inquietud. Debemos tener paciencia con ellos, y sacar provecho de ellos gracias a la santa humildad. Si te falta la paciencia, tus imperfecciones en lugar de desaparecer, no harán más que crecer. Porque no hay nada que refuerce tanto nuestros defectos como la inquietud y la obsesión de liberarse de ellos.
Cultiva tu viña de común acuerdo con Jesús. Tuya es la tarea de quitar las piedras y arrancar la cizaña. Pertenece a Jesús la tarea de sembrar, plantar, cultivar y regar. Pero incluso en tu trabajo, es también El quien obra. Porque sin Cristo, no podrías hacer nada".
martes, 28 de septiembre de 2010
EL MILAGRO DE LA HOSPITALIDAD
Familias para la Acogida celebra su décimo aniversario
El milagro de la hospitalidad
En 1997, un grupo de familias españolas, interesadas en la experiencia de la asociación italiana Famiglie per L'Accoglienza, comenzó a reunirse con Marco Mazzi, que en esa época tenía 3 hijos biológicos y había acogido en su casa a una chica soltera joven con problemas de droga y embarazada. Tres años después, se constituyó en España la asociación Familias para la Acogida, que hoy desarrolla un importante servicio de acción social en la Comunidad de Madrid
El pasado sábado se celebró en Madrid el décimo aniversario de la Asociación Familias para la Acogida. Por la mañana, tuvo lugar una mesa redonda, moderada por el periodista don José Luis Restán, en la que intervinieron doña Belén Cabello, Presidenta de la Asociación en España, y su homólogo de Italia, don Marco Mazzi, Presidente de Famiglie per l'Accoglienza, asociación con más de 25 años de vida y 3.000 familias acogedoras.
Recientemente, a través de la Asociación, han encontrado familia de acogida en España una adolescente de 16 años, que vivía en un centro de menores, y ahora tiene 3 hermanos de acogida, y pudiendo mantener la relación con su padre y recuperar la relación con su madre. O Luis, de dos años, ciego y con hemipáresis, que ha sido adoptado por una familia con dos hijas mayores y a quienes, hace unos meses, se ha unido Ana, de tres años, que padece el síndrome de Cornelia de Langre, adoptada por la misma familia, pues aunque a algunos pueda chocarles, existen personas que se sienten especialmente llamadas a acoger a niños con minusvalías. Crecen cada vez más los casos de madres adolescentes que, en compañía de una familia que les ha abierto las puertas de su casa, han sido capaces de llevar adelante su embarazo y viven en acogida junto a su bebé. Y está también el caso reciente de dos preciosas bebés de apenas unos meses, que necesitaban temporalmente una familia de emergencia mientras se normaliza la situación de sus madres biológicas.
Éstos son sólo algunos de los muchos milagros que se observan en las experiencias de Familias para la Acogida en España.
Esta gratuidad es fruto del amor de Dios a cada uno de sus miembros, y comenzó a través de la experiencia de algunas familias del movimiento eclesial Comunión y Liberación, y se ha ido dilatando, abarcando ahora a personas de otras realidades eclesiales y a otras que no provienen de una experiencia de Iglesia. «En Familias para la Acogida, la pasión por el mundo del acogimiento y la adopción parte de la certeza de haber encontrado en la vida algo que la hace fascinante y que nos mueve a estar agradecidos; se parte de algo que ya existe, no de algo que falta», reflexiona Teresa Díaz, Vicepresidenta de la Asociación, en el libro Ésta es tu casa. La aventura del acogimiento familiar publicado recientemente por Ediciones Encuentro.
Una nueva casa
Abrir las puertas del hogar a personas con dificultades ha sido el punto de partida para compartir con ellas sus necesidades. «Sentirse acogidos y amados es una experiencia indispensable para el crecimiento integral de una persona, y la familia es el primer ámbito natural de acogida. En esta Asociación, la aventura de los acogimientos familiares no puede separarse de una vida compartida junto a otros que nos pueden ayudar y con los que se hace preciso una comunicación libre, ágil, directa», indica Belén Cabello, la Presidenta.
150 familias forman hoy en día el núcleo de esta Asociación en España. En estos diez años, ha ofrecido programas de orientación, apoyo a menores tutelados, a familias con hijos discapacitados, formación y acompañamiento a familias y profesionales que trabajan en el ámbito de la protección a menores, mediante un sostenimiento cotidiano, educativo y técnico, organizando encuentros y seminarios.
Entre los próximos objetivos de Familias para la Acogida, destaca la creación de la casa de acogida Nuestra Señora de la Almudena, que, si Dios quiere, en un año comenzará a funcionar. Se trata de una iniciativa promovida por la FIE (Fundación Internacional de Educación) y sostenida por tres familias de la asociación Familias para la Acogida. Contará con una casa de acogida compuesta por tres hogares familiares (cada familia acogerá en su propia casa a niños en régimen de acogida temporal), y junto a estas familias habrá un piso para madres adolescentes con hijos, y en el mismo recinto, pero con una cierta independencia, hay proyectado un centro de día guiado por profesionales, que contará con voluntarios para atender a menores de 6 a 15 años, en riesgo de exclusión social, en horario extraescolar.
Para sostener estos proyectos, la asociación está solicitando colaboración económica, y apoyo de entidades y particulares que puedan aportar cualquier tipo de ayuda para la construcción de dicha casa. Se ha abierto una cuenta bancaria para el proyecto específico de dicha casa de acogida.
Teresa Ekobo
Información:
http://www.familias-acogida.es
Tel: 91306 02 76; e-mail: secretaria@familias-acogida.es
Publicado en Alfa y Omega
El milagro de la hospitalidad
En 1997, un grupo de familias españolas, interesadas en la experiencia de la asociación italiana Famiglie per L'Accoglienza, comenzó a reunirse con Marco Mazzi, que en esa época tenía 3 hijos biológicos y había acogido en su casa a una chica soltera joven con problemas de droga y embarazada. Tres años después, se constituyó en España la asociación Familias para la Acogida, que hoy desarrolla un importante servicio de acción social en la Comunidad de Madrid
El pasado sábado se celebró en Madrid el décimo aniversario de la Asociación Familias para la Acogida. Por la mañana, tuvo lugar una mesa redonda, moderada por el periodista don José Luis Restán, en la que intervinieron doña Belén Cabello, Presidenta de la Asociación en España, y su homólogo de Italia, don Marco Mazzi, Presidente de Famiglie per l'Accoglienza, asociación con más de 25 años de vida y 3.000 familias acogedoras.
Recientemente, a través de la Asociación, han encontrado familia de acogida en España una adolescente de 16 años, que vivía en un centro de menores, y ahora tiene 3 hermanos de acogida, y pudiendo mantener la relación con su padre y recuperar la relación con su madre. O Luis, de dos años, ciego y con hemipáresis, que ha sido adoptado por una familia con dos hijas mayores y a quienes, hace unos meses, se ha unido Ana, de tres años, que padece el síndrome de Cornelia de Langre, adoptada por la misma familia, pues aunque a algunos pueda chocarles, existen personas que se sienten especialmente llamadas a acoger a niños con minusvalías. Crecen cada vez más los casos de madres adolescentes que, en compañía de una familia que les ha abierto las puertas de su casa, han sido capaces de llevar adelante su embarazo y viven en acogida junto a su bebé. Y está también el caso reciente de dos preciosas bebés de apenas unos meses, que necesitaban temporalmente una familia de emergencia mientras se normaliza la situación de sus madres biológicas.
Éstos son sólo algunos de los muchos milagros que se observan en las experiencias de Familias para la Acogida en España.
Esta gratuidad es fruto del amor de Dios a cada uno de sus miembros, y comenzó a través de la experiencia de algunas familias del movimiento eclesial Comunión y Liberación, y se ha ido dilatando, abarcando ahora a personas de otras realidades eclesiales y a otras que no provienen de una experiencia de Iglesia. «En Familias para la Acogida, la pasión por el mundo del acogimiento y la adopción parte de la certeza de haber encontrado en la vida algo que la hace fascinante y que nos mueve a estar agradecidos; se parte de algo que ya existe, no de algo que falta», reflexiona Teresa Díaz, Vicepresidenta de la Asociación, en el libro Ésta es tu casa. La aventura del acogimiento familiar publicado recientemente por Ediciones Encuentro.
Una nueva casa
Abrir las puertas del hogar a personas con dificultades ha sido el punto de partida para compartir con ellas sus necesidades. «Sentirse acogidos y amados es una experiencia indispensable para el crecimiento integral de una persona, y la familia es el primer ámbito natural de acogida. En esta Asociación, la aventura de los acogimientos familiares no puede separarse de una vida compartida junto a otros que nos pueden ayudar y con los que se hace preciso una comunicación libre, ágil, directa», indica Belén Cabello, la Presidenta.
150 familias forman hoy en día el núcleo de esta Asociación en España. En estos diez años, ha ofrecido programas de orientación, apoyo a menores tutelados, a familias con hijos discapacitados, formación y acompañamiento a familias y profesionales que trabajan en el ámbito de la protección a menores, mediante un sostenimiento cotidiano, educativo y técnico, organizando encuentros y seminarios.
Entre los próximos objetivos de Familias para la Acogida, destaca la creación de la casa de acogida Nuestra Señora de la Almudena, que, si Dios quiere, en un año comenzará a funcionar. Se trata de una iniciativa promovida por la FIE (Fundación Internacional de Educación) y sostenida por tres familias de la asociación Familias para la Acogida. Contará con una casa de acogida compuesta por tres hogares familiares (cada familia acogerá en su propia casa a niños en régimen de acogida temporal), y junto a estas familias habrá un piso para madres adolescentes con hijos, y en el mismo recinto, pero con una cierta independencia, hay proyectado un centro de día guiado por profesionales, que contará con voluntarios para atender a menores de 6 a 15 años, en riesgo de exclusión social, en horario extraescolar.
Para sostener estos proyectos, la asociación está solicitando colaboración económica, y apoyo de entidades y particulares que puedan aportar cualquier tipo de ayuda para la construcción de dicha casa. Se ha abierto una cuenta bancaria para el proyecto específico de dicha casa de acogida.
Teresa Ekobo
Información:
http://www.familias-acogida.es
Tel: 91306 02 76; e-mail: secretaria@familias-acogida.es
Publicado en Alfa y Omega
lunes, 27 de septiembre de 2010
BEATIFICADA CHIARA LUCE
El sábado pasado fué beatificada Chiara Luce, jóven italiana que murió en 1990 cuando tenía sólo diecisiete años.
Su vida y su forma de morir es testimonio de que Jesús ha vencido a la muerte y nos ha regalado una vida nueva.
Os ofrecemos un vídeo con el testimonio de sus padres.
Su vida y su forma de morir es testimonio de que Jesús ha vencido a la muerte y nos ha regalado una vida nueva.
Os ofrecemos un vídeo con el testimonio de sus padres.
sábado, 25 de septiembre de 2010
DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO
El tema principal que hay que sacar a la luz, a propósito de la parábola del rico epulón que se lee en el Evangelio del próximo domingo, es su actualidad, esto es, cómo la situación se repite hoy, entre nosotros, tanto a nivel mundial como a nivel local. A nivel mundial los dos personajes son los dos hemisferios: el rico epulón representa el hemisferio norte (Europa occidental, América, Japón); el pobre Lázaro, con pocas excepciones, el hemisferio sur. Dos personajes, dos mundos: el primer mundo y el «tercer mundo». Dos mundos de desigual tamaño: el que llamamos «tercer mundo» representa de hecho «dos tercios del mundo». Se está afirmando la costumbre de llamarlo precisamente así: no «tercer mundo» (third world), sino «dos tercios del mundo» (two-third world).
El mismo contraste entre el rico epulón y el pobre Lázaro se repite dentro de cada una de las dos agrupaciones. Hay ricos epulones que viven codo a codo con pobres Lázaros en los países del tercer mundo (aquí, de hecho, su lujo solitario resulta todavía más estridente en medio de la miseria general de las masas), y hay pobres Lázaros que viven codo a codo con ricos epulones en los países del primer mundo. En todas las sociedades llamadas «del bienestar» algunas personas del espectáculo, del deporte, del sector financiero, de la industria, del comercio, cuentan sus ingresos y sus contratos de trabajo sólo en miles de millones (hoy en millones de euros), y todo esto ante la mirada de millones de personas que no saben cómo llegar con su escuálido sueldo o subsidio de desempleo a pagar el alquiler, las medicinas, los estudios de sus hijos.
La cosa más odiosa, en la historia relatada por Jesús, es la ostentación del rico, que éste haga alarde de su riqueza sin miramiento hacia el pobre. Su lujo se manifestaba sobre todo en dos ámbitos, la comida y la ropa: el rico celebraba opíparos banquetes y vestía de púrpura y lino, que eran, en aquel tiempo, telas de rey. El contraste no existe sólo entre quien revienta de comida y quien muere de hambre, sino también entre quien cambia de ropa a diario y quien no tiene un harapo que ponerse. Aquí, en un desfile de modas, se presentó una vez un vestido hecho de láminas de oro; costaba mil millones de las antiguas liras. Tenemos que decirlo sin reticencias: el éxito mundial de la moda italiana y el negocio que determina nos han afectado; ya no prestamos atención a nada. Todo lo que se hace en este sector, también los excesos más evidentes, gozan de una especie de trato especial. Los desfiles de moda que en ciertos períodos llenan los telediarios vespertinos a costa de noticias mucho más importantes, son como representaciones escénicas de la parábola del rico epulón.
Pero hasta aquí no hay, en el fondo, nada de nuevo. La novedad y aspecto único de la denuncia evangélica depende del todo desde el punto de vista de observación del suceso. Todo, en la parábola del rico epulón, se contempla retrospectivamente, desde el epílogo de la historia: «Un día el pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán. Murió también el rico y fue sepultado». Si se quisiera llevar la historia a la pantalla, bien se podría partir (como se hace frecuentemente en las películas) de este final de ultratumba y mostrar toda la historia en flashback.
Se han hecho muchas denuncias similares de la riqueza y del lujo a lo largo de los siglos, pero hoy todas suenan retóricas o superficiales, pietistas o anacrónicas. Esta denuncia, después de dos mil años, conserva intacta su carga negativa. El motivo es que quien la pronuncia no es un hombre que esté de parte de ricos o pobres, sino uno que está por encima de las partes y se preocupa tanto de los ricos como de los pobres, incluso tal vez más de los primeros que de los segundos (¡a estos les sabe menos expuestos al peligro!). La parábola del rico epulón no se sugiere por el hastío hacia los ricos o por el deseo de ocupar su lugar, como tantas denuncias humanas, sino por una preocupación sincera de su salvación. Dios quiere salvar a los ricos de su riqueza.
P. Raniero Cantalamessa (Predicador de la Casa Pontificia)
El mismo contraste entre el rico epulón y el pobre Lázaro se repite dentro de cada una de las dos agrupaciones. Hay ricos epulones que viven codo a codo con pobres Lázaros en los países del tercer mundo (aquí, de hecho, su lujo solitario resulta todavía más estridente en medio de la miseria general de las masas), y hay pobres Lázaros que viven codo a codo con ricos epulones en los países del primer mundo. En todas las sociedades llamadas «del bienestar» algunas personas del espectáculo, del deporte, del sector financiero, de la industria, del comercio, cuentan sus ingresos y sus contratos de trabajo sólo en miles de millones (hoy en millones de euros), y todo esto ante la mirada de millones de personas que no saben cómo llegar con su escuálido sueldo o subsidio de desempleo a pagar el alquiler, las medicinas, los estudios de sus hijos.
La cosa más odiosa, en la historia relatada por Jesús, es la ostentación del rico, que éste haga alarde de su riqueza sin miramiento hacia el pobre. Su lujo se manifestaba sobre todo en dos ámbitos, la comida y la ropa: el rico celebraba opíparos banquetes y vestía de púrpura y lino, que eran, en aquel tiempo, telas de rey. El contraste no existe sólo entre quien revienta de comida y quien muere de hambre, sino también entre quien cambia de ropa a diario y quien no tiene un harapo que ponerse. Aquí, en un desfile de modas, se presentó una vez un vestido hecho de láminas de oro; costaba mil millones de las antiguas liras. Tenemos que decirlo sin reticencias: el éxito mundial de la moda italiana y el negocio que determina nos han afectado; ya no prestamos atención a nada. Todo lo que se hace en este sector, también los excesos más evidentes, gozan de una especie de trato especial. Los desfiles de moda que en ciertos períodos llenan los telediarios vespertinos a costa de noticias mucho más importantes, son como representaciones escénicas de la parábola del rico epulón.
Pero hasta aquí no hay, en el fondo, nada de nuevo. La novedad y aspecto único de la denuncia evangélica depende del todo desde el punto de vista de observación del suceso. Todo, en la parábola del rico epulón, se contempla retrospectivamente, desde el epílogo de la historia: «Un día el pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán. Murió también el rico y fue sepultado». Si se quisiera llevar la historia a la pantalla, bien se podría partir (como se hace frecuentemente en las películas) de este final de ultratumba y mostrar toda la historia en flashback.
Se han hecho muchas denuncias similares de la riqueza y del lujo a lo largo de los siglos, pero hoy todas suenan retóricas o superficiales, pietistas o anacrónicas. Esta denuncia, después de dos mil años, conserva intacta su carga negativa. El motivo es que quien la pronuncia no es un hombre que esté de parte de ricos o pobres, sino uno que está por encima de las partes y se preocupa tanto de los ricos como de los pobres, incluso tal vez más de los primeros que de los segundos (¡a estos les sabe menos expuestos al peligro!). La parábola del rico epulón no se sugiere por el hastío hacia los ricos o por el deseo de ocupar su lugar, como tantas denuncias humanas, sino por una preocupación sincera de su salvación. Dios quiere salvar a los ricos de su riqueza.
P. Raniero Cantalamessa (Predicador de la Casa Pontificia)
viernes, 24 de septiembre de 2010
jueves, 23 de septiembre de 2010
CARTA DE TOLKIEN A SU HIJO
Autor de obras tan conocidas como "El Señor de los
Anillos", "El Hobbit", etc; nos da a conocer su fe
en esta carta dirigida a su hijo.
La carta habla por sí sola y dice mucho de lo que es un hombre que cree en Cristo presente en la Eucaristía
J.R.R. Tolkien (1892-1973) era un católico convencido, pero también tuvo que madurar y sufrir en su fe. Es por ello que su testimonio de escritor, de padre de familia, de creyente, mantiene una vitalidad extraordinaria. No sólo por las películas que han dado nueva vida a su trilogía más famosa, sino por otros textos que están siendo redescubiertos y valorados, y que dicen mucho a los que seguimos en camino hacia la Casa del Padre, especialmente cuando algunos, por culpa de escándalos reales (o inventados) empiezan a poner en duda su fe en Jesucristo y su confianza en la Iglesia católica.
Por ello queremos presentar ahora parte de una carta escrita por Tolkien a su hijo Michael, el 1 de noviembre de 1963. En ese momento nuestro escritor tenía 71 años y una fama ganada tras muchos años de trabajo. La carta habla por sí sola y dice mucho de lo que es un hombre que cree en Cristo presente en el sacramento de la Eucaristía y en la Iglesia que camina, con miembros santos y pecadores, hacia la Casa del Padre.
“... Pero tú hablas de «fe debilitada»... En última instancia, la fe es un acto de voluntad, inspirado por el amor. Nuestro amor puede enfriarse y nuestra voluntad deteriorarse por el espectáculo de las deficiencias, la locura, aun los pecados de la Iglesia y sus ministros; pero no creo que alguien que haya tenido fe alguna vez, retroceda más allá de su límite por estos motivos (menos que nadie, quien tenga algún conocimiento histórico).
El «escándalo» a lo más es una ocasión de tentación, como la indecencia lo es de la lujuria (a la que no hace, sino que la despierta). Resulta convincente porque tiende a apartar los ojos de nosotros mismos y de nuestros propios defectos para encontrar un chivo expiatorio... La tentación de la «incredulidad» (que significa realmente el rechazo de Nuestro Señor y Sus Demandas) está siempre presente dentro de nosotros. Una parte nuestra anhela contar con una excusa para que salga al exterior. Cuanto más fuerte es la tentación interior, más pronta y gravemente nos «escandalizarán» los demás.
Creo que soy tan sensible como tú (o cualquier otro cristiano) a los «escándalos», tanto del clero como de los laicos. He sufrido mucho en mi vida por causa de sacerdotes estúpidos, cansados, obnubilados y aun malvados; pero ahora sé lo bastante de mí como para ser consciente de que no debo abandonar la Iglesia (que para mí significaría abandonar la alianza con Nuestro Señor) por ninguno de estos motivos: debería abandonarla porque no creo... Negaría el Santísimo Sacramento, es decir: llamaría a Dios un fraude en su propia cara.
Si Él fuera un fraude y los Evangelios, fraudulentos, es decir, episodios seleccionados con la mala intención de un loco megalómano (que es la única alternativa), en ese caso, por supuesto, el espectáculo exhibido por la Iglesia ... en la historia y en la actualidad, sería una simple prueba de un fraude gigantesco. Pero si no, este espectáculo es, ¡ay!, sólo lo que era de esperar: empezó antes de la primera Pascua y no afecta a la fe en absoluto, excepto en cuanto podemos y debemos estar muy apenados.
Pero deberíamos apenarnos por Nuestro Señor, identificándonos con los escandalizadores, no los santos, sin clamar que no podemos «tolerar» a Judas Iscariote, o aun al absurdo y cobarde Simón Pedro o a las mujeres como la madre de Santiago, que trató de poner a sus hijos por delante.
Exige una fantástica voluntad de incredulidad suponer que Jesús nunca realmente «tuvo lugar», y más todavía suponer que nunca dijo las cosas que de Él se han registrado (tan incapaz era nadie en el mundo de aquella época de «inventarlas»): tales como «antes de que Abraham existiera Yo soy» (Juan VIII); «El que me ha visto, ha visto al Padre» (Juan IX); o la promulgación del Santísimo Sacramento en Juan VI: «El que ha comido mi carne y bebido mi sangre tiene vida eterna».
Por tanto, o bien debemos creer en Él y en lo que dijo y atenernos a las consecuencias, o rechazarlo y atenernos a las consecuencias. Me es difícil creer que nadie que haya tomado la Comunión, aun una vez, cuando menos con la intención correcta, pueda nunca volver a rechazarle sin grave culpa. (Sin embargo, sólo Él conoce cada una de las almas singulares y sus circunstancias).
La única cura para el debilitamiento de la fe es la Comunión. Aunque siempre es Él Mismo, perfecto y completo e inviolable, el Santísimo Sacramento no opera del todo y de una vez en ninguno de nosotros. Como el acto de Fe, debe ser continuo y acrecentarse por el ejercicio. La frecuencia tiene los más altos efectos. Siete veces a la semana resulta más nutritivo que siete veces con intervalos...
A mí me convence el derecho de Pedro, y mirando el mundo a nuestro alrededor no parece haber muchas dudas (si el Cristianismo es verdad) acerca de cuál sea la Verdadera Iglesia, el templo del Espíritu, agónico pero vivo, corrupto pero sagrado, autorreformado y reestablecido.
Pero para mí esa Iglesia, de la cual el Papa es la cabeza reconocida sobre la tierra, tiene como principal reclamo el que sea la que siempre ha defendido (y defiende todavía) el Santísimo Sacramento, lo ha venerado en grado sumo y lo ha puesto (como Cristo evidentemente lo quiso) en primer lugar. Lo último que encomendó a san Pedro fue «alimenta a mis ovejas»; y como Sus palabras deben siempre entenderse literalmente, supongo que se refieren en primer término al Pan de la Vida. Fue en contra de esto que se lanzó la revolución del Oeste de Europa (o Reforma) -«la blasfema fábula de la Misa»- y la oposición entre las obras y la fe, un mero falso indicio...
http://www.veritasradio.org/
Anillos", "El Hobbit", etc; nos da a conocer su fe
en esta carta dirigida a su hijo.
La carta habla por sí sola y dice mucho de lo que es un hombre que cree en Cristo presente en la Eucaristía
J.R.R. Tolkien (1892-1973) era un católico convencido, pero también tuvo que madurar y sufrir en su fe. Es por ello que su testimonio de escritor, de padre de familia, de creyente, mantiene una vitalidad extraordinaria. No sólo por las películas que han dado nueva vida a su trilogía más famosa, sino por otros textos que están siendo redescubiertos y valorados, y que dicen mucho a los que seguimos en camino hacia la Casa del Padre, especialmente cuando algunos, por culpa de escándalos reales (o inventados) empiezan a poner en duda su fe en Jesucristo y su confianza en la Iglesia católica.
Por ello queremos presentar ahora parte de una carta escrita por Tolkien a su hijo Michael, el 1 de noviembre de 1963. En ese momento nuestro escritor tenía 71 años y una fama ganada tras muchos años de trabajo. La carta habla por sí sola y dice mucho de lo que es un hombre que cree en Cristo presente en el sacramento de la Eucaristía y en la Iglesia que camina, con miembros santos y pecadores, hacia la Casa del Padre.
“... Pero tú hablas de «fe debilitada»... En última instancia, la fe es un acto de voluntad, inspirado por el amor. Nuestro amor puede enfriarse y nuestra voluntad deteriorarse por el espectáculo de las deficiencias, la locura, aun los pecados de la Iglesia y sus ministros; pero no creo que alguien que haya tenido fe alguna vez, retroceda más allá de su límite por estos motivos (menos que nadie, quien tenga algún conocimiento histórico).
El «escándalo» a lo más es una ocasión de tentación, como la indecencia lo es de la lujuria (a la que no hace, sino que la despierta). Resulta convincente porque tiende a apartar los ojos de nosotros mismos y de nuestros propios defectos para encontrar un chivo expiatorio... La tentación de la «incredulidad» (que significa realmente el rechazo de Nuestro Señor y Sus Demandas) está siempre presente dentro de nosotros. Una parte nuestra anhela contar con una excusa para que salga al exterior. Cuanto más fuerte es la tentación interior, más pronta y gravemente nos «escandalizarán» los demás.
Creo que soy tan sensible como tú (o cualquier otro cristiano) a los «escándalos», tanto del clero como de los laicos. He sufrido mucho en mi vida por causa de sacerdotes estúpidos, cansados, obnubilados y aun malvados; pero ahora sé lo bastante de mí como para ser consciente de que no debo abandonar la Iglesia (que para mí significaría abandonar la alianza con Nuestro Señor) por ninguno de estos motivos: debería abandonarla porque no creo... Negaría el Santísimo Sacramento, es decir: llamaría a Dios un fraude en su propia cara.
Si Él fuera un fraude y los Evangelios, fraudulentos, es decir, episodios seleccionados con la mala intención de un loco megalómano (que es la única alternativa), en ese caso, por supuesto, el espectáculo exhibido por la Iglesia ... en la historia y en la actualidad, sería una simple prueba de un fraude gigantesco. Pero si no, este espectáculo es, ¡ay!, sólo lo que era de esperar: empezó antes de la primera Pascua y no afecta a la fe en absoluto, excepto en cuanto podemos y debemos estar muy apenados.
Pero deberíamos apenarnos por Nuestro Señor, identificándonos con los escandalizadores, no los santos, sin clamar que no podemos «tolerar» a Judas Iscariote, o aun al absurdo y cobarde Simón Pedro o a las mujeres como la madre de Santiago, que trató de poner a sus hijos por delante.
Exige una fantástica voluntad de incredulidad suponer que Jesús nunca realmente «tuvo lugar», y más todavía suponer que nunca dijo las cosas que de Él se han registrado (tan incapaz era nadie en el mundo de aquella época de «inventarlas»): tales como «antes de que Abraham existiera Yo soy» (Juan VIII); «El que me ha visto, ha visto al Padre» (Juan IX); o la promulgación del Santísimo Sacramento en Juan VI: «El que ha comido mi carne y bebido mi sangre tiene vida eterna».
Por tanto, o bien debemos creer en Él y en lo que dijo y atenernos a las consecuencias, o rechazarlo y atenernos a las consecuencias. Me es difícil creer que nadie que haya tomado la Comunión, aun una vez, cuando menos con la intención correcta, pueda nunca volver a rechazarle sin grave culpa. (Sin embargo, sólo Él conoce cada una de las almas singulares y sus circunstancias).
La única cura para el debilitamiento de la fe es la Comunión. Aunque siempre es Él Mismo, perfecto y completo e inviolable, el Santísimo Sacramento no opera del todo y de una vez en ninguno de nosotros. Como el acto de Fe, debe ser continuo y acrecentarse por el ejercicio. La frecuencia tiene los más altos efectos. Siete veces a la semana resulta más nutritivo que siete veces con intervalos...
A mí me convence el derecho de Pedro, y mirando el mundo a nuestro alrededor no parece haber muchas dudas (si el Cristianismo es verdad) acerca de cuál sea la Verdadera Iglesia, el templo del Espíritu, agónico pero vivo, corrupto pero sagrado, autorreformado y reestablecido.
Pero para mí esa Iglesia, de la cual el Papa es la cabeza reconocida sobre la tierra, tiene como principal reclamo el que sea la que siempre ha defendido (y defiende todavía) el Santísimo Sacramento, lo ha venerado en grado sumo y lo ha puesto (como Cristo evidentemente lo quiso) en primer lugar. Lo último que encomendó a san Pedro fue «alimenta a mis ovejas»; y como Sus palabras deben siempre entenderse literalmente, supongo que se refieren en primer término al Pan de la Vida. Fue en contra de esto que se lanzó la revolución del Oeste de Europa (o Reforma) -«la blasfema fábula de la Misa»- y la oposición entre las obras y la fe, un mero falso indicio...
http://www.veritasradio.org/
miércoles, 22 de septiembre de 2010
ORAR
Así explica Renzo Allegri cómo rezaba la Madre Teresa:
Cuando pienso en Madre Teresa, la imagen que se me viene en seguida a la mente es a ella en oración. La primera vez que viajé en coche con ella, tuve el honor de sentarme a su lado.(...)
El coche aceleraba nervioso en el tráfico caótico e intenso. A veces frenaba bruscamente, daba volantazos, arrancaba imperioso, agarraba las curvas de forma temeraria, era abordado por otros coches, impacientes y agresivos, que lanzaban amenazas con penetrantes golpes de cláxon. Yo estaba agarrado al manillar y miraba con preocupación al conductor, muy bueno pero imprudente. Madre Teresa, en cambio, estaba absorta en la oración, y no se daba cuenta de nada.
Acurrucada en su asiento, estaba hablando con Dios. Tenía los ojos semicerrados. El rostro arrugado, doblado sobre el pecho, estaba transfigurado. Parecía casi que emanara luz. Las palabras de la oración salían de sus labios, precisas, claras, lentas, casi como si se detuviera a saborear el significado de cada una de ellas. No tenían la cadencia de una fórmula continuamente repetida, sino la frescura del diálogo, de una conversación viva, apasionada. Parecía que la Madre hablara realmente con una presencia invisible.
A mi modo de ver el nuestro es tiempo de oración, de recogimiento, de contacto con Dios. Ante un mundo que se mueve febril y frenético los que una vez aprendimos a orar y sabemos hacerlo, conviene que lo hagamos.
Si eres una persona orante, vives en el mundo y estás presente. Conectado con el cielo, aprendes a moverte no por cálculo o interés sino por impulso espiritual. Si oras, el Espíritu Santo va acoplándose y moldeando tu personalidad, de forma que poco a poco vas orientando tu quehacer según el parecer de Cristo, que vive en ti.
Él nos lo enseñó, pues constantemente, a lo largo de su vida pública, "se retiraba a orar". Han seguido su estela todos los santos que han sabido descubrir y gustar de la oración, pues en ella y desde ella encontraron el sentido y la clave de su existencia.
De hecho, todas las personas que han hecho algo significativo en la vida, gente de a pie como tú y como yo, al final siempre cuentan su secreto, que es entrar en la cámara del Esposo, amar y dejarse amar.
¿Te animas?
Georgina Trias para ReL
Cuando pienso en Madre Teresa, la imagen que se me viene en seguida a la mente es a ella en oración. La primera vez que viajé en coche con ella, tuve el honor de sentarme a su lado.(...)
El coche aceleraba nervioso en el tráfico caótico e intenso. A veces frenaba bruscamente, daba volantazos, arrancaba imperioso, agarraba las curvas de forma temeraria, era abordado por otros coches, impacientes y agresivos, que lanzaban amenazas con penetrantes golpes de cláxon. Yo estaba agarrado al manillar y miraba con preocupación al conductor, muy bueno pero imprudente. Madre Teresa, en cambio, estaba absorta en la oración, y no se daba cuenta de nada.
Acurrucada en su asiento, estaba hablando con Dios. Tenía los ojos semicerrados. El rostro arrugado, doblado sobre el pecho, estaba transfigurado. Parecía casi que emanara luz. Las palabras de la oración salían de sus labios, precisas, claras, lentas, casi como si se detuviera a saborear el significado de cada una de ellas. No tenían la cadencia de una fórmula continuamente repetida, sino la frescura del diálogo, de una conversación viva, apasionada. Parecía que la Madre hablara realmente con una presencia invisible.
A mi modo de ver el nuestro es tiempo de oración, de recogimiento, de contacto con Dios. Ante un mundo que se mueve febril y frenético los que una vez aprendimos a orar y sabemos hacerlo, conviene que lo hagamos.
Si eres una persona orante, vives en el mundo y estás presente. Conectado con el cielo, aprendes a moverte no por cálculo o interés sino por impulso espiritual. Si oras, el Espíritu Santo va acoplándose y moldeando tu personalidad, de forma que poco a poco vas orientando tu quehacer según el parecer de Cristo, que vive en ti.
Él nos lo enseñó, pues constantemente, a lo largo de su vida pública, "se retiraba a orar". Han seguido su estela todos los santos que han sabido descubrir y gustar de la oración, pues en ella y desde ella encontraron el sentido y la clave de su existencia.
De hecho, todas las personas que han hecho algo significativo en la vida, gente de a pie como tú y como yo, al final siempre cuentan su secreto, que es entrar en la cámara del Esposo, amar y dejarse amar.
¿Te animas?
Georgina Trias para ReL
martes, 21 de septiembre de 2010
¿CÓMO TE HA AYUDADO UN SACERDOTE?
Seguro que cada uno de nosotros podríamos añadir muchos más ejemplos.
lunes, 20 de septiembre de 2010
domingo, 19 de septiembre de 2010
BEATIFICADO EL CARDENAL NEWMAN
Benedicto XVI beatificó hoy en Birmingham, en el centro de Inglaterra, al cardenal británico John Henry Newman (1801-1890), considerado uno de los "padres espirituales" del Concilio Vaticano II, un reconocido intelectual, que ha influido en la formación del actual Papa.
Esta ha sido la primera beatificación dirigida personalmente por Benedicto XVI, que tras llegar al Pontificado retomó la tradición de los papas de no presidir estas ceremonias, teniendo en cuenta que la beatificación autoriza el culto local, donde nació y ejerció el beato, mientras la canonización lleva al culto universal, de ahí que sea una prerrogativa del Papa.
Benedicto XVI ha querido resaltar beatificando a Newman la categoría universal del cardenal londinense. La ceremonia se celebró en Cofton Park, en las afueras de Birmingham, cerca de la casa de una de los Oratorios de San Felipe Neri en Inglaterra (Gran Bretaña), fundados por el cardenal, donde se encuentran sus restos.
Más de 70.000 personas
El Papa le proclamó beato ante la presencia de unas 70.000 personas, llegadas de toda Gran Bretaña, en una mañana lluviosa y desapacible. Tras ser proclamado beato se descubrió una foto tamaño gigante del nuevo beato colocada en el altar mayor y sonó música sacra, mientras los miles de presentes aplaudieron.
Curado por la intercesión de Newman
A la proclamación asistió el ex juez y diácono estadounidense Jack Sullivan, de 71 años, que sanó de forma inexplicable para la ciencia de una enfermedad incurable de médula espinal, tras rezar a Newman. El Vaticano reconoció la curación como el milagro que ha elevado al purpurado a los altares y al culto local.
Benedicto XVI anunció que la festividad del nuevo beato será el 9 de octubre, fecha que corresponde al día en que entró en la Iglesia Católica tras la conversión del anglicanismo.
Construir un laicado bien instruido
Tras resaltar las virtudes y el pensamiento del nuevo beato, Benedicto XVI quiso destacar el llamamiento de Newman en aras de un laicado "inteligente y bien instruido".
"Quiero un laicado que no sea arrogante ni imprudente a la hora de hablar, ni alborotador, sino hombres que conozcan bien su religión, que profundicen en ella, que sepan bien dónde están, que sepan qué tienen y qué no tienen, que conozcan su credo a tal punto que puedan dar cuentas de él, que conozcan tan bien la historia que puedan defenderla", afirmó el Papa, recordando las palabras del cardenal.
El Pontífice también destacó la calidez y humanidad del beato, así como "sus intuiciones sobre la relación entre fe y razón, sobre el lugar vital de la religión revelada en la sociedad civilizada, y sobre la necesidad de un educación esmerada y amplia, que sigue teniendo importancia en la época actual".
Primero fue anglicano
El nuevo beato nació en Londres en 1801 y fue ordenado sacerdote en la Iglesia Anglicana en 1825. Un año más tarde comenzaron sus divergencias con esa iglesia y en 1841 publicó su "Tratado 90" que desató la alarma en los anglicanos y fue censurado.
Tres años más tarde expresó públicamente que sus dudas sobre la Iglesia Anglicana eran superiores a las que tenía sobre la Iglesia Católica.
En 1946 viajó a Roma para prepararse para pasar a la Iglesia Católica y un año después fue ordenado sacerdote en la Ciudad Eterna en los Oratorios de San Felipe Neri, que exportó a Inglaterra.
En 1850 Pío IX le nombró doctor honorario en teología y promulgó la restauración de la jerarquía católica en Inglaterra, ocasionando una dura reacción de los anglicanos.
En 1854 fundó la Universidad Católica de Dublín, mientras prosiguió una intensa actividad de estudios y publicó numerosos escritos, entre ellos "An essay in aid of a Grammar of Assent", una justificación filosófica de la fe.
También publicó la carta "A letter to the Duke of Norfolk", donde respondió a las acusaciones de falta de lealtad de los católicos al Estado.
En 1879 fue creado cardenal por el papa León XIII, un año antes de su muerte.
En 1991 Juan Pablo II le declaró "venerable", primer paso hacia la santidad y en 2009 Benedicto XVI aprobó su beatificación.
Condena del nazismo
Durante la ceremonia Benedicto XVI ha condenado el nazismo, al que ha denominado "ideología demoniaca", y ha declarado que 70 años después de la "Batalla de Inglaterra" recuerda "con horror y vergüenza" el "estremecedor número de muertos y destrucción" de la guerra. "Para mí, que he vivido y sufrido los largos y tenebrosos días del régimen nazi en Alemania, es profundamente conmovedor estar aquí y recordar a tantos conciudadanos vuestros que sacrificaron sus vidas, resistiendo con tesón a las fuerzas de esta ideología demoníaca", ha afirmado el Papa.
Esta es la segunda vez que Benedicto XVI condena el nazismo durante su visita de cuatro días al Reino Unido.
Esta ha sido la primera beatificación dirigida personalmente por Benedicto XVI, que tras llegar al Pontificado retomó la tradición de los papas de no presidir estas ceremonias, teniendo en cuenta que la beatificación autoriza el culto local, donde nació y ejerció el beato, mientras la canonización lleva al culto universal, de ahí que sea una prerrogativa del Papa.
Benedicto XVI ha querido resaltar beatificando a Newman la categoría universal del cardenal londinense. La ceremonia se celebró en Cofton Park, en las afueras de Birmingham, cerca de la casa de una de los Oratorios de San Felipe Neri en Inglaterra (Gran Bretaña), fundados por el cardenal, donde se encuentran sus restos.
Más de 70.000 personas
El Papa le proclamó beato ante la presencia de unas 70.000 personas, llegadas de toda Gran Bretaña, en una mañana lluviosa y desapacible. Tras ser proclamado beato se descubrió una foto tamaño gigante del nuevo beato colocada en el altar mayor y sonó música sacra, mientras los miles de presentes aplaudieron.
Curado por la intercesión de Newman
A la proclamación asistió el ex juez y diácono estadounidense Jack Sullivan, de 71 años, que sanó de forma inexplicable para la ciencia de una enfermedad incurable de médula espinal, tras rezar a Newman. El Vaticano reconoció la curación como el milagro que ha elevado al purpurado a los altares y al culto local.
Benedicto XVI anunció que la festividad del nuevo beato será el 9 de octubre, fecha que corresponde al día en que entró en la Iglesia Católica tras la conversión del anglicanismo.
Construir un laicado bien instruido
Tras resaltar las virtudes y el pensamiento del nuevo beato, Benedicto XVI quiso destacar el llamamiento de Newman en aras de un laicado "inteligente y bien instruido".
"Quiero un laicado que no sea arrogante ni imprudente a la hora de hablar, ni alborotador, sino hombres que conozcan bien su religión, que profundicen en ella, que sepan bien dónde están, que sepan qué tienen y qué no tienen, que conozcan su credo a tal punto que puedan dar cuentas de él, que conozcan tan bien la historia que puedan defenderla", afirmó el Papa, recordando las palabras del cardenal.
El Pontífice también destacó la calidez y humanidad del beato, así como "sus intuiciones sobre la relación entre fe y razón, sobre el lugar vital de la religión revelada en la sociedad civilizada, y sobre la necesidad de un educación esmerada y amplia, que sigue teniendo importancia en la época actual".
Primero fue anglicano
El nuevo beato nació en Londres en 1801 y fue ordenado sacerdote en la Iglesia Anglicana en 1825. Un año más tarde comenzaron sus divergencias con esa iglesia y en 1841 publicó su "Tratado 90" que desató la alarma en los anglicanos y fue censurado.
Tres años más tarde expresó públicamente que sus dudas sobre la Iglesia Anglicana eran superiores a las que tenía sobre la Iglesia Católica.
En 1946 viajó a Roma para prepararse para pasar a la Iglesia Católica y un año después fue ordenado sacerdote en la Ciudad Eterna en los Oratorios de San Felipe Neri, que exportó a Inglaterra.
En 1850 Pío IX le nombró doctor honorario en teología y promulgó la restauración de la jerarquía católica en Inglaterra, ocasionando una dura reacción de los anglicanos.
En 1854 fundó la Universidad Católica de Dublín, mientras prosiguió una intensa actividad de estudios y publicó numerosos escritos, entre ellos "An essay in aid of a Grammar of Assent", una justificación filosófica de la fe.
También publicó la carta "A letter to the Duke of Norfolk", donde respondió a las acusaciones de falta de lealtad de los católicos al Estado.
En 1879 fue creado cardenal por el papa León XIII, un año antes de su muerte.
En 1991 Juan Pablo II le declaró "venerable", primer paso hacia la santidad y en 2009 Benedicto XVI aprobó su beatificación.
Condena del nazismo
Durante la ceremonia Benedicto XVI ha condenado el nazismo, al que ha denominado "ideología demoniaca", y ha declarado que 70 años después de la "Batalla de Inglaterra" recuerda "con horror y vergüenza" el "estremecedor número de muertos y destrucción" de la guerra. "Para mí, que he vivido y sufrido los largos y tenebrosos días del régimen nazi en Alemania, es profundamente conmovedor estar aquí y recordar a tantos conciudadanos vuestros que sacrificaron sus vidas, resistiendo con tesón a las fuerzas de esta ideología demoníaca", ha afirmado el Papa.
Esta es la segunda vez que Benedicto XVI condena el nazismo durante su visita de cuatro días al Reino Unido.
sábado, 18 de septiembre de 2010
DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO y EL PAPA EN WESTMINSTER
Uno de nuestros seguidores, nos ha sugerido la posibilidad de cambiar la habitual entrada comentando la liturgia del Domingo, al sábado con el fin de tener más tiempo para preparar de modo adecuado la Eucaristía dominical.
Aquí os dejamos el comentario que sobre el Evangelio ha hecho el P. Raniero Cantalamessa, predicador de la casa del Papa.
El Evangelio de este domingo nos presenta una parábola en cierto modo bastante actual, la del administrador infiel. El personaje central es el administrador de un propietario de tierras, figura muy popular también en nuestros campos, cuando regían sistemas usufructuarios.
Como las mejores parábolas, ésta es como un drama en miniatura, lleno de movimiento y de cambios de escena. La primera tiene como actores al administrador y a su señor y concluye con un despido tajante: «Ya no puedes ser administrador». Éste no esboza siquiera una autodefensa. Tiene la conciencia sucia y sabe perfectamente que de lo que se ha enterado el patrón es cierto. La segunda escena es un soliloquio del administrador que se acaba de quedar solo. No se da por vencido; piensa enseguida en soluciones para garantizarse un futuro. La tercera escena –el administrador y los campesinos— revela el fraude que ha ideado con ese fin: «“¿Tú cuánto debes?” Respondió: “Cien cargas de trigo”. Le dijo: “Toma tu recibo y escribe ochenta”». Un caso clásico de corrupción y de falsa contabilidad que nos hace pensar en frecuentes episodios parecidos en nuestra sociedad, si bien a escala mucho mayor.
La conclusión es desconcertante: «El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente». ¿Es que Jesús aprueba o alienta la corrupción? Es necesario recordar la naturaleza del todo especial de la enseñanza en parábolas. La parábola no hay que trasladarla en bloque y con todos sus detalles en el plano de la enseñanza moral, sino sólo en aquel aspecto que el narrador quiere valorar. Y está claro cuál es la idea que Jesús ha querido inculcar con esta parábola. El señor alaba al administrador por su sagacidad, no por otra cosa. No se afirma que se vuelva atrás en su decisión de despedir a este hombre. Es más, visto su rigor inicial y la prontitud con la que descubrió la nueva estafa, podemos imaginar fácilmente la continuación, no relatada, de la historia. Tras haber alabado al administrador por su astucia, el señor debe haberle ordenado que devolviera inmediatamente el fruto de sus transacciones deshonestas, o pagarlas con la cárcel si no podía saldar la deuda. Esto, o sea, la astucia, es también lo que alaba Jesús, fuera de parábolas. Añade, de hecho, casi como comentario a las palabras de ese señor: «Los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz».
Aquel hombre, frente a una situación de emergencia, cuando estaba en juego su porvenir, dio prueba de dos cosas: de extrema decisión y de gran astucia. Actuó pronta e inteligentemente (si bien no honestamente) para ponerse a salvo. Esto –viene a decir Jesús a sus discípulos— es lo que debéis hacer también vosotros para poner a salvo no el futuro terreno, que dura algunos años, sino el futuro eterno. «La vida –decía un filósofo antiguo— a nadie se le da en propiedad, sino a todos en administración» (Séneca). Somos todos los «administradores»; por ello debemos hacer como el hombre de la parábola. Él no dejó las cosas para mañana, no se durmió. Está en juego algo más importante como para confiarlo al azar.
El Evangelio a menudo hace diversas aplicaciones prácticas de esta enseñanza de Cristo. En la que se insiste más tiene que ver con el uso de la riqueza y del dinero: «Yo os digo: haceos amigos con el dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas». Es como decir: haced como aquel administrador; haceos amigos de quienes un día, cuando os encontréis en necesidad, puedan acogeros. Estos amigos poderosos, se sabe, son los pobres, puesto que Cristo considera dado a Él en persona lo que se da al pobre. Los pobres, decía San Agustín, son, si lo deseamos, nuestros correos y porteadores: nos permiten transferir, desde ahora, nuestros bienes en la morada que se está construyendo para nosotros en el más allá.
Aquí os dejamos el comentario que sobre el Evangelio ha hecho el P. Raniero Cantalamessa, predicador de la casa del Papa.
El Evangelio de este domingo nos presenta una parábola en cierto modo bastante actual, la del administrador infiel. El personaje central es el administrador de un propietario de tierras, figura muy popular también en nuestros campos, cuando regían sistemas usufructuarios.
Como las mejores parábolas, ésta es como un drama en miniatura, lleno de movimiento y de cambios de escena. La primera tiene como actores al administrador y a su señor y concluye con un despido tajante: «Ya no puedes ser administrador». Éste no esboza siquiera una autodefensa. Tiene la conciencia sucia y sabe perfectamente que de lo que se ha enterado el patrón es cierto. La segunda escena es un soliloquio del administrador que se acaba de quedar solo. No se da por vencido; piensa enseguida en soluciones para garantizarse un futuro. La tercera escena –el administrador y los campesinos— revela el fraude que ha ideado con ese fin: «“¿Tú cuánto debes?” Respondió: “Cien cargas de trigo”. Le dijo: “Toma tu recibo y escribe ochenta”». Un caso clásico de corrupción y de falsa contabilidad que nos hace pensar en frecuentes episodios parecidos en nuestra sociedad, si bien a escala mucho mayor.
La conclusión es desconcertante: «El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente». ¿Es que Jesús aprueba o alienta la corrupción? Es necesario recordar la naturaleza del todo especial de la enseñanza en parábolas. La parábola no hay que trasladarla en bloque y con todos sus detalles en el plano de la enseñanza moral, sino sólo en aquel aspecto que el narrador quiere valorar. Y está claro cuál es la idea que Jesús ha querido inculcar con esta parábola. El señor alaba al administrador por su sagacidad, no por otra cosa. No se afirma que se vuelva atrás en su decisión de despedir a este hombre. Es más, visto su rigor inicial y la prontitud con la que descubrió la nueva estafa, podemos imaginar fácilmente la continuación, no relatada, de la historia. Tras haber alabado al administrador por su astucia, el señor debe haberle ordenado que devolviera inmediatamente el fruto de sus transacciones deshonestas, o pagarlas con la cárcel si no podía saldar la deuda. Esto, o sea, la astucia, es también lo que alaba Jesús, fuera de parábolas. Añade, de hecho, casi como comentario a las palabras de ese señor: «Los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz».
Aquel hombre, frente a una situación de emergencia, cuando estaba en juego su porvenir, dio prueba de dos cosas: de extrema decisión y de gran astucia. Actuó pronta e inteligentemente (si bien no honestamente) para ponerse a salvo. Esto –viene a decir Jesús a sus discípulos— es lo que debéis hacer también vosotros para poner a salvo no el futuro terreno, que dura algunos años, sino el futuro eterno. «La vida –decía un filósofo antiguo— a nadie se le da en propiedad, sino a todos en administración» (Séneca). Somos todos los «administradores»; por ello debemos hacer como el hombre de la parábola. Él no dejó las cosas para mañana, no se durmió. Está en juego algo más importante como para confiarlo al azar.
El Evangelio a menudo hace diversas aplicaciones prácticas de esta enseñanza de Cristo. En la que se insiste más tiene que ver con el uso de la riqueza y del dinero: «Yo os digo: haceos amigos con el dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas». Es como decir: haced como aquel administrador; haceos amigos de quienes un día, cuando os encontréis en necesidad, puedan acogeros. Estos amigos poderosos, se sabe, son los pobres, puesto que Cristo considera dado a Él en persona lo que se da al pobre. Los pobres, decía San Agustín, son, si lo deseamos, nuestros correos y porteadores: nos permiten transferir, desde ahora, nuestros bienes en la morada que se está construyendo para nosotros en el más allá.
El Papa se reunió ayer en la Abadía de Westminster con los representantes políticos del Reino Unido.
Sin pinchas en ESTE ENLACE, podrás leer toda su intervención.
viernes, 17 de septiembre de 2010
DAME SEÑOR
DAME SEÑOR
DE SANTO TOMAS MORO
Dame, Señor, un poco de sol,
algo de trabajo y un poco de alegría.
Dame el pan de cada día, un poco de mantequilla,
una buena digestión y algo para digerir.
Dame una manera de ser que ignore el aburrimiento,
los lamentos y los suspiros.
No permitas que me preocupe demasiado
por esta cosa embarazosa que soy yo.
Dame, Señor, la dosis de humor suficiente
como para encontrar la felicidad en esta vida
y ser provechoso para los demás.
Que siempre haya en mis labios una canción,
una poesía o una historia para distraerme.
Enséñame a comprender los sufrimientos
y a no ver en ellos una maldición.
Concédeme tener buen sentido,
pues tengo mucha necesidad de él.
Señor, concédeme la gracia,
en este momento supremo de miedo y angustia,
de recurrir al gran miedo y a la asombrosa angustia
que tú experimentaste en el Monte de los Olivos
antes de tu pasión.
Haz que a fuerza de meditar tu agonía,
reciba el consuelo espiritual necesario
para provecho de mi alma.
Concédeme, Señor, un espíritu abandonado, sosegado,
apacible, caritativo, benévolo, dulce y compasivo.
Que en todas mis acciones, palabras y pensamientos
experimente el gusto de tu Espíritu santo y bendito.
Dame, Señor, una fe plena,
una esperanza firme y una ardiente caridad.
Que yo no ame a nadie contra tu voluntad,
sino a todas las cosas en función de tu querer.
Rodéame de tu amor y de tu favor.
DE SANTO TOMAS MORO
Dame, Señor, un poco de sol,
algo de trabajo y un poco de alegría.
Dame el pan de cada día, un poco de mantequilla,
una buena digestión y algo para digerir.
Dame una manera de ser que ignore el aburrimiento,
los lamentos y los suspiros.
No permitas que me preocupe demasiado
por esta cosa embarazosa que soy yo.
Dame, Señor, la dosis de humor suficiente
como para encontrar la felicidad en esta vida
y ser provechoso para los demás.
Que siempre haya en mis labios una canción,
una poesía o una historia para distraerme.
Enséñame a comprender los sufrimientos
y a no ver en ellos una maldición.
Concédeme tener buen sentido,
pues tengo mucha necesidad de él.
Señor, concédeme la gracia,
en este momento supremo de miedo y angustia,
de recurrir al gran miedo y a la asombrosa angustia
que tú experimentaste en el Monte de los Olivos
antes de tu pasión.
Haz que a fuerza de meditar tu agonía,
reciba el consuelo espiritual necesario
para provecho de mi alma.
Concédeme, Señor, un espíritu abandonado, sosegado,
apacible, caritativo, benévolo, dulce y compasivo.
Que en todas mis acciones, palabras y pensamientos
experimente el gusto de tu Espíritu santo y bendito.
Dame, Señor, una fe plena,
una esperanza firme y una ardiente caridad.
Que yo no ame a nadie contra tu voluntad,
sino a todas las cosas en función de tu querer.
Rodéame de tu amor y de tu favor.
jueves, 16 de septiembre de 2010
MANOS UNIDAS, PREMIO PRÍNCIPE DE ASTURIAS DE LA CONCORDIA
Manos Unidas, Premio Príncipe de Asturias de la Concordia por luchar contra la pobreza desde 1960
Por Agencia EFE –
Oviedo (España), 15 sep (EFE).- La organización no gubernamental Manos Unidas obtuvo hoy el premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2010 por "su apoyo generoso y entregado a la lucha contra la pobreza y en favor de la educación" en más de sesenta países a lo largo de sus cincuenta años de existencia.
Manos Unidas, que destinará los 50.000 euros (unos 65.000 dólares) de dotación del premio a un nuevo proyecto para la reconstrucción de Haití, llegó a las últimas votaciones del jurado junto a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y a la dirigente de la oposición democrática birmana Daw Aung San Suu Kyi, Nobel de la Paz en 1991.
El acta del jurado, a la que dio lectura su presidente, Vicente Álvarez Areces, destaca además la contribución de la ONG en los últimos años "en proyectos específicos cuya meta es combatir el hambre y reducir la mortalidad materna en el mundo".
La candidatura había sido propuesta por la Conferencia Episcopal Española y más de 6.000 personalidades de todos los ámbitos sociales, desde la cultura y el deporte a la música y la política, y apoyada por misioneros, obispos y superiores de comunidades religiosas de todo el mundo.
La presidenta de Manos Unidas, Myriam García Abrisqueta, agradeció "de corazón" a todos los que colaboran y trabajan para mejorar la calidad de vida de quienes viven "situaciones injustas" y aseguró que el premio es "un honor, una responsabilidad y un estímulo" para seguir trabajando donde haya "una persona que pase hambre".
La ONG surgió en 1960 al amparo de la primera campaña contra el hambre que se organizó en España, por iniciativa de un grupo de mujeres de Acción Católica Española y en respuesta a un llamamiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) a nivel mundial.
Desde entonces, se ha convertido en una de las organizaciones no gubernamentales más activas y con mayor presencia allí donde la pobreza causa más estragos.
Más de 25.000 proyectos solidarios financiados por Manos Unidas en más de 64 países de Asia, África, América y Oceanía dan cuenta de su empeño por combatir la pobreza, el hambre y la desigualdad en el mundo.
En torno a ese objetivo, la ONG logró reunir el año pasado a más de 4.500 voluntarios, en su mayoría mujeres, que en las campañas de Navidad pueden llegar a los 150.000.
Más de 80.000 socios soportan con su fidelidad incondicional, y con un apoyo económico que supone el 77,7% de sus ingresos, frente al 22,3% procedente de instituciones públicas, el trabajo de la ONG.
En 2009, según datos de la propia organización, tanta solidaridad se tradujo en más de 54 millones de euros (unos 70 millones de dólares) recaudados, de los cuales el 92,1% se destinó a financiar proyectos. Un año antes, fueron más de 53 millones (unos 68,7 millones de dólares).
El "modus operandi" de Manos Unidas consiste no tanto en desarrollar proyectos propios como en financiar aquellos que ofrecen garantías de desarrollo y continuidad en el tiempo, en áreas como la agricultura, de carácter social, cultural y educativo, sanitario y, además, de promoción de la mujer.
Tras conocer la concesión del premio, la Conferencia Episcopal Española celebró la decisión del jurado y subrayó que esta organización ha contribuido de forma "ejemplar y relevante" al entendimiento y a la convivencia en paz entre los seres humanos.
El galardón de la Concordia, al que optaban 34 candidaturas de 19 países, es el último de los ocho Premios Príncipe de Asturias que se conceden este año, en el que cumplen su trigésima edición.
Por Agencia EFE –
Oviedo (España), 15 sep (EFE).- La organización no gubernamental Manos Unidas obtuvo hoy el premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2010 por "su apoyo generoso y entregado a la lucha contra la pobreza y en favor de la educación" en más de sesenta países a lo largo de sus cincuenta años de existencia.
Manos Unidas, que destinará los 50.000 euros (unos 65.000 dólares) de dotación del premio a un nuevo proyecto para la reconstrucción de Haití, llegó a las últimas votaciones del jurado junto a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y a la dirigente de la oposición democrática birmana Daw Aung San Suu Kyi, Nobel de la Paz en 1991.
El acta del jurado, a la que dio lectura su presidente, Vicente Álvarez Areces, destaca además la contribución de la ONG en los últimos años "en proyectos específicos cuya meta es combatir el hambre y reducir la mortalidad materna en el mundo".
La candidatura había sido propuesta por la Conferencia Episcopal Española y más de 6.000 personalidades de todos los ámbitos sociales, desde la cultura y el deporte a la música y la política, y apoyada por misioneros, obispos y superiores de comunidades religiosas de todo el mundo.
La presidenta de Manos Unidas, Myriam García Abrisqueta, agradeció "de corazón" a todos los que colaboran y trabajan para mejorar la calidad de vida de quienes viven "situaciones injustas" y aseguró que el premio es "un honor, una responsabilidad y un estímulo" para seguir trabajando donde haya "una persona que pase hambre".
La ONG surgió en 1960 al amparo de la primera campaña contra el hambre que se organizó en España, por iniciativa de un grupo de mujeres de Acción Católica Española y en respuesta a un llamamiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) a nivel mundial.
Desde entonces, se ha convertido en una de las organizaciones no gubernamentales más activas y con mayor presencia allí donde la pobreza causa más estragos.
Más de 25.000 proyectos solidarios financiados por Manos Unidas en más de 64 países de Asia, África, América y Oceanía dan cuenta de su empeño por combatir la pobreza, el hambre y la desigualdad en el mundo.
En torno a ese objetivo, la ONG logró reunir el año pasado a más de 4.500 voluntarios, en su mayoría mujeres, que en las campañas de Navidad pueden llegar a los 150.000.
Más de 80.000 socios soportan con su fidelidad incondicional, y con un apoyo económico que supone el 77,7% de sus ingresos, frente al 22,3% procedente de instituciones públicas, el trabajo de la ONG.
En 2009, según datos de la propia organización, tanta solidaridad se tradujo en más de 54 millones de euros (unos 70 millones de dólares) recaudados, de los cuales el 92,1% se destinó a financiar proyectos. Un año antes, fueron más de 53 millones (unos 68,7 millones de dólares).
El "modus operandi" de Manos Unidas consiste no tanto en desarrollar proyectos propios como en financiar aquellos que ofrecen garantías de desarrollo y continuidad en el tiempo, en áreas como la agricultura, de carácter social, cultural y educativo, sanitario y, además, de promoción de la mujer.
Tras conocer la concesión del premio, la Conferencia Episcopal Española celebró la decisión del jurado y subrayó que esta organización ha contribuido de forma "ejemplar y relevante" al entendimiento y a la convivencia en paz entre los seres humanos.
El galardón de la Concordia, al que optaban 34 candidaturas de 19 países, es el último de los ocho Premios Príncipe de Asturias que se conceden este año, en el que cumplen su trigésima edición.
miércoles, 15 de septiembre de 2010
EL PAPA ANTE UN NUEVO VIAJE
El Papa inicia un nuevo viaje apostólico: esta vez le espera Inglaterra.
El mismo nos ha pedido oraciones por este viaje que en ciertos aspectos se presenta complicado.
María, Reina y Madre de la Iglesia, intercede por él.
El mismo nos ha pedido oraciones por este viaje que en ciertos aspectos se presenta complicado.
María, Reina y Madre de la Iglesia, intercede por él.
martes, 14 de septiembre de 2010
EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ
Exaltación de la Santa Cruz, 14 de Septiembre.
La fiesta de hoy, la Exaltación de la Santa Cruz, es ciertamente muy hermosa, aunque no ha alcanzado el carácter popular que ella se merece. Esta fiesta se corresponde al Viernes Santo como el Corpus Christi se corresponde con el Jueves Santo.
En plena Semana Santa no cae bien una celebración festiva, alegre, de la Eucaristía. Y el Día del Corpus viene a llenar esta ansia de nuestro corazón, la de celebrar el misterio eucarístico y la presencia del Señor entre nosotros con una alegría que es desbordante.
Igualmente, la muerte del Señor en la Cruz es para los Evangelios, sobre todo para Juan, el triunfo, la victoria, la glorificación de Jesús. Pero, ¿cómo vamos a celebrar el Vienes Santo una jornada llena de júbilo, cuando lo que hace la Iglesia es llorar la muerte del Señor? Pues a esto viene la fiesta de hoy: a exaltar con gran alegría el triunfo Jesús en la Cruz.
Jesucristo en lo alto de la Cruz, y elevado después por el Padre a la mayor altura en el Cielo, ha atraído todas las cosas y a todos hacia a Sí.
En su Persona se resume todo lo creado.
Los ángeles lo adoran como a su Señor, sentado como está a la derecha del Padre.
Todos los hombres lo miran, mientras esperan de Él la salvación.
Las tres lecturas que hoy nos trae la Liturgia de la Misa, aunque todas se refieren al Señor Crucificado, las tres tienen un marcado aire de triunfo.
* En la primera contemplamos el gran signo de la Cruz en el desierto, cuando el pueblo se amotinó contra Moisés y vino el castigo de Dios.
- ¡Moisés, Moisés! ¡Que hemos pecado contra el Señor y contra ti! ¡Pide a Dios que aleje de nosotros estas serpientes venenosas que causan la muerte a tantos en el campamento!
Dios se compadece, y encarga a Moisés:
- Haz una serpiente de bronce y levántala sobre un asta a la vista de todos. Quienes la miren al ser picados por las serpientes venenosas, se salvarán.
Jesús, hablando con Nicodemo, da el sentido propio de este hecho bíblico tan relevante:
- Así seré yo levantado en la Cruz. Quien me mire, aunque haya sido mordido por Satanás, la serpiente infernal, tendrá la vida eterna.
Es el poder de la fe en la salvación que nos ha merecido Jesús con su pasión y su muerte.
* Y San Pablo, en uno de los pasajes mejores sus cartas, les dice a los de Filipos: Cristo Jesús, a pesar de ser Dios, se humilló tomando la forma de esclavo y haciéndose obediente hasta la muerte, ¡y muerte en la cruz! Por eso Dios lo ensalzó, y le dio el nombre sobre todo nombre, de modo que al nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra
y en los abismos, y toda lengua proclame que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
La Iglesia, en el prefacio de la Misa, resume su fe y su enseñanza cantándole a Dios: En el árbol de la Cruz, Tú, oh Dios, has establecido la salvación del hombre, porque donde surgía la muerte allá renacía la vida, y el demonio, que en el árbol del paraíso arrancaba la victoria, en el árbol de la Cruz venía a ser derrotado, por Cristo nuestro Señor.
Como vemos, toda la Liturgia de hoy respira triunfo, augurio del triunfo definitivo de la Resurrección, la de Jesús y la nuestra.
Hoy la Cruz sigue siendo y será siempre un signo de salvación. Llevarla en el pecho, en la solapa o en el ojal, o metida en el bolsillo, no es una superstición. Y darle un beso lleno de amor no es un infantilismo. Es una profesión de fe, que más de una gracia grande debe traer al alma...
Quienes dejan de lado un signo tan bendito, por creerlo pasado de moda y propio de gente sin vigor humano, lo sustituyen por la herradura tonta o un signo sin sentido alguno del Zodíaco, que les traerá cualquier cosa menos buena suerte, mientras que les aumentará la confusión de sus mentes poco seguras...
La Cruz, por otra parte, nos hace presentes a los crucificados de hoy: los pobres, los enfermos, los parados que buscan trabajo con desesperación, los detenidos justa o injustamente, los que padecen soledad, los que viven sin fe...
Todos ellos son para nosotros un reclamo. Jesucristo los quiere resucitados con Él y solicita nuestra colaboración para realizar esta resurrección en el mundo. Trabajar por el que sufre es desclavar a Jesucristo de la cruz y nadie puede rehuir el realizar esta obra de amor.
¡Oh Cristo, Tú reinarás! ¡Oh Cruz, tú nos salvarás!, te volvemos a repetir con el cantar.
Con tu Cruz, oh Cristo, nos rescataste y con ella nos trajiste todos los dones del Cielo.
Con ella, fuente de gracia y de bondad, extiendes por el mundo tu reino de santidad,
Infunde en nuestros corazones el fuego del amor.
Fuente del perdón, derrama sobre nuestros pueblos la paz de Dios.
Paz divina que se convierte también en fraternidad universal.
Tu Cruz, oh Señor, es cifra de tu victoria y signo de nuestra salvación.
La fiesta de hoy, la Exaltación de la Santa Cruz, es ciertamente muy hermosa, aunque no ha alcanzado el carácter popular que ella se merece. Esta fiesta se corresponde al Viernes Santo como el Corpus Christi se corresponde con el Jueves Santo.
En plena Semana Santa no cae bien una celebración festiva, alegre, de la Eucaristía. Y el Día del Corpus viene a llenar esta ansia de nuestro corazón, la de celebrar el misterio eucarístico y la presencia del Señor entre nosotros con una alegría que es desbordante.
Igualmente, la muerte del Señor en la Cruz es para los Evangelios, sobre todo para Juan, el triunfo, la victoria, la glorificación de Jesús. Pero, ¿cómo vamos a celebrar el Vienes Santo una jornada llena de júbilo, cuando lo que hace la Iglesia es llorar la muerte del Señor? Pues a esto viene la fiesta de hoy: a exaltar con gran alegría el triunfo Jesús en la Cruz.
Jesucristo en lo alto de la Cruz, y elevado después por el Padre a la mayor altura en el Cielo, ha atraído todas las cosas y a todos hacia a Sí.
En su Persona se resume todo lo creado.
Los ángeles lo adoran como a su Señor, sentado como está a la derecha del Padre.
Todos los hombres lo miran, mientras esperan de Él la salvación.
Las tres lecturas que hoy nos trae la Liturgia de la Misa, aunque todas se refieren al Señor Crucificado, las tres tienen un marcado aire de triunfo.
* En la primera contemplamos el gran signo de la Cruz en el desierto, cuando el pueblo se amotinó contra Moisés y vino el castigo de Dios.
- ¡Moisés, Moisés! ¡Que hemos pecado contra el Señor y contra ti! ¡Pide a Dios que aleje de nosotros estas serpientes venenosas que causan la muerte a tantos en el campamento!
Dios se compadece, y encarga a Moisés:
- Haz una serpiente de bronce y levántala sobre un asta a la vista de todos. Quienes la miren al ser picados por las serpientes venenosas, se salvarán.
Jesús, hablando con Nicodemo, da el sentido propio de este hecho bíblico tan relevante:
- Así seré yo levantado en la Cruz. Quien me mire, aunque haya sido mordido por Satanás, la serpiente infernal, tendrá la vida eterna.
Es el poder de la fe en la salvación que nos ha merecido Jesús con su pasión y su muerte.
* Y San Pablo, en uno de los pasajes mejores sus cartas, les dice a los de Filipos: Cristo Jesús, a pesar de ser Dios, se humilló tomando la forma de esclavo y haciéndose obediente hasta la muerte, ¡y muerte en la cruz! Por eso Dios lo ensalzó, y le dio el nombre sobre todo nombre, de modo que al nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra
y en los abismos, y toda lengua proclame que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
La Iglesia, en el prefacio de la Misa, resume su fe y su enseñanza cantándole a Dios: En el árbol de la Cruz, Tú, oh Dios, has establecido la salvación del hombre, porque donde surgía la muerte allá renacía la vida, y el demonio, que en el árbol del paraíso arrancaba la victoria, en el árbol de la Cruz venía a ser derrotado, por Cristo nuestro Señor.
Como vemos, toda la Liturgia de hoy respira triunfo, augurio del triunfo definitivo de la Resurrección, la de Jesús y la nuestra.
Hoy la Cruz sigue siendo y será siempre un signo de salvación. Llevarla en el pecho, en la solapa o en el ojal, o metida en el bolsillo, no es una superstición. Y darle un beso lleno de amor no es un infantilismo. Es una profesión de fe, que más de una gracia grande debe traer al alma...
Quienes dejan de lado un signo tan bendito, por creerlo pasado de moda y propio de gente sin vigor humano, lo sustituyen por la herradura tonta o un signo sin sentido alguno del Zodíaco, que les traerá cualquier cosa menos buena suerte, mientras que les aumentará la confusión de sus mentes poco seguras...
La Cruz, por otra parte, nos hace presentes a los crucificados de hoy: los pobres, los enfermos, los parados que buscan trabajo con desesperación, los detenidos justa o injustamente, los que padecen soledad, los que viven sin fe...
Todos ellos son para nosotros un reclamo. Jesucristo los quiere resucitados con Él y solicita nuestra colaboración para realizar esta resurrección en el mundo. Trabajar por el que sufre es desclavar a Jesucristo de la cruz y nadie puede rehuir el realizar esta obra de amor.
¡Oh Cristo, Tú reinarás! ¡Oh Cruz, tú nos salvarás!, te volvemos a repetir con el cantar.
Con tu Cruz, oh Cristo, nos rescataste y con ella nos trajiste todos los dones del Cielo.
Con ella, fuente de gracia y de bondad, extiendes por el mundo tu reino de santidad,
Infunde en nuestros corazones el fuego del amor.
Fuente del perdón, derrama sobre nuestros pueblos la paz de Dios.
Paz divina que se convierte también en fraternidad universal.
Tu Cruz, oh Señor, es cifra de tu victoria y signo de nuestra salvación.
lunes, 13 de septiembre de 2010
EL CARDENAL NEWMAN
El próximo 19 de septiembre, el Papa Benedicto XVI beatificará a John Henry Newman, más conocido como "el Cardenal Newman", en el aeropuerto de Londres. Se trata de un acto de enorme calado y proyección, porque así hay que calificar tanto el hecho de que sea el Papa de Roma quien acuda a beatificar a un ex miembro de la Iglesia anglicana, precisamen te en el corazón de esa misma Iglesia, como el que pueda hacerlo sin que se conmuevan los cimientos de la Iglesia de Inglaterra, en la que la Reina es su Jefe Supremo. No es, pues, de extrañar que el acto haya suscitado un inusitado interés y sea cubierto por una nube de periodistas.
¿Quién era Newman? Newman fue un inglés nacido en Londres, cuyo padre era banquero y su madre pertenecía a una familia de fabricantes de papel. A los siete años fue enviado a una escuela privada, donde se distinguió por su inteligencia y buena conducta. Pronto comenzó a leer la Biblia, por la que se sintió no sólo atraído sino subyugado. Más adelante realizó los estudios universitarios, en los cuales volvió a sobresalir. Pero no se encerró en lo estrictamente académico, pues representó obras de teatro en latín, tocaba el violín, ganó premios d e oratoria y editó publicaciones periódicas.
El año 1816 tuvo una influencia decisiva en su vida. El banco de su padre dio en quiebra, como consecuencia de las guerras napoleónicas, y él mismo contrajo una grave enfermedad, que, a la larga, sería una de las tres enfermedades que él calificaría luego como ‘providenciales´. Además, tuvo una conversión religiosa, en cuanto que su fe derivó hacia posiciones evangélicas y calvinistas, llegando a sostener que el Papa era el Anticristo. Años más tarde, en 1824, fue ordenado presbítero de la Iglesia de Inglaterra. Por esa época se convirtió en párroco de St. Clement, en Oxford, donde permaneció dos años, auque sacando tiempo para publicar importantes y densos artículos.
A finales de 1827, Newman sufre una especie de colapso nervioso, provocado por el exceso de trabajo y los problemas financieros de la familia, a lo que se unió la muerte repentina de su hermana menor. Poco después, en las vacaciones de 1928, comenzó a leer sistemáticamente las obras de los Padres de la Iglesia.
Entró en el llamado Movimiento de Oxford, el cual trataba de demostrar que la Iglesia de Inglaterra era la descendiente directa de la Iglesia de los Apóstoles. Esto le llevó más tarde a reconsiderar la relación de la Iglesia de Inglaterra con la Iglesia Católica Romana. Los puntos de vista de Newman fueron asumiendo progresivamente un mayor tono católico. En 1842 se retiró a Littlemore y vivió como monje con un pequeño grupo de seguidores y en condiciones de gran austeridad física. A sus discípulos les asignó la tarea de escribir sobre la vida de los santos ingleses, mientras él escribía «Ensayos sobre el desarrollo de la doctri na cristiana». Poco a poco se fue reconciliando con el dogma y la liturgia de la Iglesia Católica. En 1843 hizo una retractación formal de todas las afirmaciones pronunciadas contra la Iglesia Romana y en septiembre de ese mismo año predicó su último sermón como anglicano. Dos años más tarde se convirtió al catolicismo, siendo ordenado sacerdote católico en junio de 1847.
En 1889 a los 88 años de edad, fue nombrado por León XIII cardenal de la Iglesia Católica. Murió el 11 de agosto del año siguiente. En 1991 fue declarado Venerable y el 3 de junio de 2009 la Santa Sede promulgó el decreto que le atribuye un milagro. El próximo 19 de septiembre será beatificado por Benedicto XVI.
El nuevo beato nos ha dejado en herencia tres grandes amores: a la verdad, a la Sagrada Escritura y a los Padres de la Iglesia. Los tres son de suma actuali dad e importancia.
Francisco Gil Hellín es arzobispo de Burgos
¿Quién era Newman? Newman fue un inglés nacido en Londres, cuyo padre era banquero y su madre pertenecía a una familia de fabricantes de papel. A los siete años fue enviado a una escuela privada, donde se distinguió por su inteligencia y buena conducta. Pronto comenzó a leer la Biblia, por la que se sintió no sólo atraído sino subyugado. Más adelante realizó los estudios universitarios, en los cuales volvió a sobresalir. Pero no se encerró en lo estrictamente académico, pues representó obras de teatro en latín, tocaba el violín, ganó premios d e oratoria y editó publicaciones periódicas.
El año 1816 tuvo una influencia decisiva en su vida. El banco de su padre dio en quiebra, como consecuencia de las guerras napoleónicas, y él mismo contrajo una grave enfermedad, que, a la larga, sería una de las tres enfermedades que él calificaría luego como ‘providenciales´. Además, tuvo una conversión religiosa, en cuanto que su fe derivó hacia posiciones evangélicas y calvinistas, llegando a sostener que el Papa era el Anticristo. Años más tarde, en 1824, fue ordenado presbítero de la Iglesia de Inglaterra. Por esa época se convirtió en párroco de St. Clement, en Oxford, donde permaneció dos años, auque sacando tiempo para publicar importantes y densos artículos.
A finales de 1827, Newman sufre una especie de colapso nervioso, provocado por el exceso de trabajo y los problemas financieros de la familia, a lo que se unió la muerte repentina de su hermana menor. Poco después, en las vacaciones de 1928, comenzó a leer sistemáticamente las obras de los Padres de la Iglesia.
Entró en el llamado Movimiento de Oxford, el cual trataba de demostrar que la Iglesia de Inglaterra era la descendiente directa de la Iglesia de los Apóstoles. Esto le llevó más tarde a reconsiderar la relación de la Iglesia de Inglaterra con la Iglesia Católica Romana. Los puntos de vista de Newman fueron asumiendo progresivamente un mayor tono católico. En 1842 se retiró a Littlemore y vivió como monje con un pequeño grupo de seguidores y en condiciones de gran austeridad física. A sus discípulos les asignó la tarea de escribir sobre la vida de los santos ingleses, mientras él escribía «Ensayos sobre el desarrollo de la doctri na cristiana». Poco a poco se fue reconciliando con el dogma y la liturgia de la Iglesia Católica. En 1843 hizo una retractación formal de todas las afirmaciones pronunciadas contra la Iglesia Romana y en septiembre de ese mismo año predicó su último sermón como anglicano. Dos años más tarde se convirtió al catolicismo, siendo ordenado sacerdote católico en junio de 1847.
En 1889 a los 88 años de edad, fue nombrado por León XIII cardenal de la Iglesia Católica. Murió el 11 de agosto del año siguiente. En 1991 fue declarado Venerable y el 3 de junio de 2009 la Santa Sede promulgó el decreto que le atribuye un milagro. El próximo 19 de septiembre será beatificado por Benedicto XVI.
El nuevo beato nos ha dejado en herencia tres grandes amores: a la verdad, a la Sagrada Escritura y a los Padres de la Iglesia. Los tres son de suma actuali dad e importancia.
Francisco Gil Hellín es arzobispo de Burgos
domingo, 12 de septiembre de 2010
BEATIFICACIÓN DE FRAY LEOPOLDO
De nuevo la Iglesia española está de fiesta por la beatificación de uno de sus hijos: Fray Leopoldo de Alpendeire.
Ha sido hoy, en Armilla (Granada), ante miles de fieles que abarrotaban la base militar.
Fray Leopodo puede ser más conocido AQUÍ
Ha sido hoy, en Armilla (Granada), ante miles de fieles que abarrotaban la base militar.
Fray Leopodo puede ser más conocido AQUÍ
DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO
La mirada de Jesús
He visto en You Tube un vídeo que hace pensar. Sale un tipo del garaje de su casa en el momento en el que pasa un niño en su monopatín. El tipo tiene que frenar y empieza a murmurar: este chico me hace lo mismo todos los días, alguien debería decirle algo... Y sigue así, murmurando: por el atasco, por otro conductor que se cruza en su camino, por una chica que le quita la plaza de aparcamiento, por lo que tardan en servirle un café... Entonces alguien le da un estuche en el que puede leerse: "hazte cargo". En el estuche hay unas gafas, se las pone y empieza a ver lo que pasa en el interior de las personas. Las misteriosas gafas le revelan que el camarero está luchando por vencer una adicción; que aquella mujer que le ha quitado la plaza de aparcamiento trabaja todo el día para mantener a sus hijos... Vuelve a casa y, otra vez, se encuentra con el niño del monopatín, pero ya no murmura; ahora se hace cargo de la situación, ve que ese niño está solo: llama al niño, se pone a su altura y charla con él amablemente; y amablemente le explica que se está jugando la vida.
***
Dice san Pablo que Jesús vino para buscar a los pecadores, y añade: yo soy el primero.
Siempre, debajo de una máscara de respetabilidad hay un pecador. La mirada de Jesús no se detiene en las apariencias; percibe al pecador que hay detrás de la máscara y, lo que es más importante, llega hasta el hombre que hay detrás del pecado y le ayuda, no solo a quitarse la máscara o salir del armario -como ahora se dice-, sino a cambiar su corazón, a salir del pecado.
Así Jesús nos honra a todos. No murmura; no anda diciendo: los hombres son hipocritas y pecadores. Dice: los hombres son mis hermanos a pesar de todo. A pesar de sus apariencias y de sus pecados.
Sí: Jesús ha venido a buscar a los pecadores para encontrar a los hombres y salvarlos. Solamente Él dice que, a pesar de todo, el hombres es digno de amor.
Para ver al hombre como Él lo ve y para vernos a nosotros mismos como Él nos ve, tenenemos que mirar como Él mira. Tenemos que mirarnos a nosotros mismos y mirar al prójimo con los ojos de Jesús y de Santa María.
He visto en You Tube un vídeo que hace pensar. Sale un tipo del garaje de su casa en el momento en el que pasa un niño en su monopatín. El tipo tiene que frenar y empieza a murmurar: este chico me hace lo mismo todos los días, alguien debería decirle algo... Y sigue así, murmurando: por el atasco, por otro conductor que se cruza en su camino, por una chica que le quita la plaza de aparcamiento, por lo que tardan en servirle un café... Entonces alguien le da un estuche en el que puede leerse: "hazte cargo". En el estuche hay unas gafas, se las pone y empieza a ver lo que pasa en el interior de las personas. Las misteriosas gafas le revelan que el camarero está luchando por vencer una adicción; que aquella mujer que le ha quitado la plaza de aparcamiento trabaja todo el día para mantener a sus hijos... Vuelve a casa y, otra vez, se encuentra con el niño del monopatín, pero ya no murmura; ahora se hace cargo de la situación, ve que ese niño está solo: llama al niño, se pone a su altura y charla con él amablemente; y amablemente le explica que se está jugando la vida.
***
Dice san Pablo que Jesús vino para buscar a los pecadores, y añade: yo soy el primero.
Siempre, debajo de una máscara de respetabilidad hay un pecador. La mirada de Jesús no se detiene en las apariencias; percibe al pecador que hay detrás de la máscara y, lo que es más importante, llega hasta el hombre que hay detrás del pecado y le ayuda, no solo a quitarse la máscara o salir del armario -como ahora se dice-, sino a cambiar su corazón, a salir del pecado.
Así Jesús nos honra a todos. No murmura; no anda diciendo: los hombres son hipocritas y pecadores. Dice: los hombres son mis hermanos a pesar de todo. A pesar de sus apariencias y de sus pecados.
Sí: Jesús ha venido a buscar a los pecadores para encontrar a los hombres y salvarlos. Solamente Él dice que, a pesar de todo, el hombres es digno de amor.
Para ver al hombre como Él lo ve y para vernos a nosotros mismos como Él nos ve, tenenemos que mirar como Él mira. Tenemos que mirarnos a nosotros mismos y mirar al prójimo con los ojos de Jesús y de Santa María.
Javier Vicens Hualde, en su blog ¿Estás contento?
sábado, 11 de septiembre de 2010
¿POR QUÉ EL SÁBADO SE DEDICA A MARÍA?
El sábado dedicado a María
Padre Tomás Rodríguez Carbajo
- Desde el s. IX comienza en la liturgia de Occidente un fenómeno nuevo: La dedicación del sábado a la Virgen. El benedictino irlandés Alcuino (735-804) impuso el rito romano en la población franco-germana, reunió tres series de formularios de Misas votivas para los días de la semana, para no tener que repetir cada día la Misa del domingo, y hay que observar que la "memoria de Santa María en sábado" es la única que se repite en dos series.
El sábado se afirmó luego sólidamente como día de la Virgen, comenzando una tradición que no se ha interrumpido hasta nuestros días.
- A partir de entonces es un hecho histórico el nacimiento del sábado mariano, pero lo que es más problemático es determinar el motivo histórico espiritual que dio origen para que el sábado se escogiese como día dedicado a María.
No todos los autores están de acuerdo en determinar la motivación del significado mariano del sábado, veamos algunos:
. Hay quien dice que como el sábado prepara para el domingo, así la fiesta de la madre debe preceder a la del Hijo.
. Según otros autores, el sábado que precede a la resurrección, María vivió el misterio del dolor que le fue profetizado por Simeón "Una espada traspasará tu alma" (Lc. 2, 35). El sábado podía ser la conmemoración de sus dolores como el viernes lo era de los dolores de su Hijo. Con este aspecto se puede enlazar la relación de María con el misterio pascual.
. Actualmente la razón que con más frecuencia se propone y que se presenta como la más válida es que en el sábado se conmemora la hora de fe de María.
El sábado, entre el viernes de la pasión y muerte, y el domingo de la resurrección - escribe Mariano Magrassi, Obispo de Bari - está lleno de la fe de María. Es como si toda la fe de la Iglesia se recogiese en Ella, mientras la fe se oscurecía en todos, Ella conservó, por encima de todo, su fe firme e intacta, fue la primera fiel, la única que mantuvo encendida la llama, inmóvil en la oscuridad de la fe, fuerte en el tiempo de duda.
Era justo que la Iglesia le consagrara aquel día, que más que ningún otro recuerda la singular grandeza de su fe, la heroicidad de su esperanza y su amor indefectible por el Hijo.
- Para no sacar de su sitio a María siempre hemos de colocarla y celebrarla en relación con el misterio de Cristo.
El sábado dedicado a María:
. Por su situación: Es el preludio e introducción a la celebración del domingo, le fiesta primordial, conmemoración semanal de la resurrección de Cristo.
. Por su carácter de signo: Repetido semanalmente nos recuerda que la Virgen está constantemente presente y activa en la vida de la Iglesia (Orientaciones y Sugerencias para el Año Mariano, n 5), la Sagrada Congregación Romana para el Culto en un reciente documento ha reservado al significado del sábado mariano un texto muy incisivo, el mejor a este nivel, y nos ha proporcionado una amplia colección de formularios de Misas marianas para poder celebrar la Eucaristía en memoria de la Virgen María en sábado con textos ricos en doctrina, variados y atentos a la función de la Virgen en el misterio de Cristo y de la Iglesia.
- Nosotros cada sábado unidos a la bienaventurada María en el recuerdo del gran sábado, cuando Cristo yacía en el sepulcro, esperamos la conmemoración de la celebración del domingo.
De mano de María llegamos a Cristo.
Padre Tomás Rodríguez Carbajo
- Desde el s. IX comienza en la liturgia de Occidente un fenómeno nuevo: La dedicación del sábado a la Virgen. El benedictino irlandés Alcuino (735-804) impuso el rito romano en la población franco-germana, reunió tres series de formularios de Misas votivas para los días de la semana, para no tener que repetir cada día la Misa del domingo, y hay que observar que la "memoria de Santa María en sábado" es la única que se repite en dos series.
El sábado se afirmó luego sólidamente como día de la Virgen, comenzando una tradición que no se ha interrumpido hasta nuestros días.
- A partir de entonces es un hecho histórico el nacimiento del sábado mariano, pero lo que es más problemático es determinar el motivo histórico espiritual que dio origen para que el sábado se escogiese como día dedicado a María.
No todos los autores están de acuerdo en determinar la motivación del significado mariano del sábado, veamos algunos:
. Hay quien dice que como el sábado prepara para el domingo, así la fiesta de la madre debe preceder a la del Hijo.
. Según otros autores, el sábado que precede a la resurrección, María vivió el misterio del dolor que le fue profetizado por Simeón "Una espada traspasará tu alma" (Lc. 2, 35). El sábado podía ser la conmemoración de sus dolores como el viernes lo era de los dolores de su Hijo. Con este aspecto se puede enlazar la relación de María con el misterio pascual.
. Actualmente la razón que con más frecuencia se propone y que se presenta como la más válida es que en el sábado se conmemora la hora de fe de María.
El sábado, entre el viernes de la pasión y muerte, y el domingo de la resurrección - escribe Mariano Magrassi, Obispo de Bari - está lleno de la fe de María. Es como si toda la fe de la Iglesia se recogiese en Ella, mientras la fe se oscurecía en todos, Ella conservó, por encima de todo, su fe firme e intacta, fue la primera fiel, la única que mantuvo encendida la llama, inmóvil en la oscuridad de la fe, fuerte en el tiempo de duda.
Era justo que la Iglesia le consagrara aquel día, que más que ningún otro recuerda la singular grandeza de su fe, la heroicidad de su esperanza y su amor indefectible por el Hijo.
- Para no sacar de su sitio a María siempre hemos de colocarla y celebrarla en relación con el misterio de Cristo.
El sábado dedicado a María:
. Por su situación: Es el preludio e introducción a la celebración del domingo, le fiesta primordial, conmemoración semanal de la resurrección de Cristo.
. Por su carácter de signo: Repetido semanalmente nos recuerda que la Virgen está constantemente presente y activa en la vida de la Iglesia (Orientaciones y Sugerencias para el Año Mariano, n 5), la Sagrada Congregación Romana para el Culto en un reciente documento ha reservado al significado del sábado mariano un texto muy incisivo, el mejor a este nivel, y nos ha proporcionado una amplia colección de formularios de Misas marianas para poder celebrar la Eucaristía en memoria de la Virgen María en sábado con textos ricos en doctrina, variados y atentos a la función de la Virgen en el misterio de Cristo y de la Iglesia.
- Nosotros cada sábado unidos a la bienaventurada María en el recuerdo del gran sábado, cuando Cristo yacía en el sepulcro, esperamos la conmemoración de la celebración del domingo.
De mano de María llegamos a Cristo.
viernes, 10 de septiembre de 2010
G.K. CHESTERTON
Los medios masivos nos dan cuenta de las conductas reprobables de algunas personas dentro de la Iglesia, dígase laicos o dígase consagrados. Estos hechos nos entristecen, indignan, y no a pocos hacen dudar de su fe. Sin embargo, y sin quitarle ni un ápice de realidad a estos tristes casos, hasta dónde los medios en realidad están interesados en informar y hasta dónde maximizan y explotan estos trágicos acontecimientos para beneficio propio y detrimento de la Iglesia y la fe.
Siendo un poco más analíticos nos damos cuenta de que los medios masivos no hacen aspaviento con las historias inversas, es decir, las historias de grandes figuras que han dejado una vida extravagante, conflictiva o torcida para convertirse y confirmarse en la fe católica. Seguramente estas historias no se venden. Es curioso notar sin embargo que, en ocasiones, es precisamente este tipo de sesgos, tendencias y agendas lo que produce un efecto totalmente contrario a lo esperado. Es decir, muchas mentes brillantes, al percatarse de estos sesgos empiezan verdaderamente a interesarse por conocer la verdad, recurriendo a las fuentes originales del conocimiento y no a los intermediarios tendenciosos. Y es entonces, cuando, en esa búsqueda, se dan los grandes encuentros, las grandes conversiones. Y eso fue precisamente lo que sucedió a una importante figura del siglo XX, a Gilbert Keith Chesterton.
Gilbert K. Chesterton, nació en Inglaterra en 1874. “Vivía lleno de dudas, morbos y tentaciones, en un ambiente ateo y donde él era un completo agnóstico”, según sus propias palabras. En su adolescencia se acercó al ocultismo e incluso participó en reuniones para iniciados. Se enamora y se casa con una cristiana practicante. Hombre de gran inteligencia y de mucho estudio, tanto de artes como de literatura, filosofía y diferentes idiomas, incluyendo el latín, empieza escribir artículos sobre arte y política, así como críticas al mundo mecanizado moderno. En un momento dado, comienza también a percatarse y a denunciar la decadencia cultural de su época: su búsqueda había empezado.
Cuando conoce al brillante Sacerdote católico John O´Connor, se sorprende al comprobar que éste había estudiado los abismos del mal con más profundidad aún que él mismo. Dice Chesterton: “Que la Iglesia Católica estuviera más enterada del bien que yo, bueno, se entendía, pero que estuviera más enterada del mal… me parecía increíble. El P. O´Connor conocía los horrores del mundo pero su fe no se tambaleaba, pues su pertenencia a la Iglesia Católica le hacía depositario de un gran tesoro… mismo que compartió con Chesterton.
Pero, cuál fue ese gran tesoro que descubrió Chesterton en la Iglesia Católica, y que por más que estudió y buscó no encontró en ningún otra filosofía, religión, denominación o secta? Pues el gran descubrimiento, el gran tesoro fue nada menos que la historia de la iglesia católica y la misericordia divina. El camino de la fe de Chesterton empezó en la filosofía y terminó en una historia verdadera de la que él mismo era parte, una historia llena de hechos reales y hechos divinos. Su intelecto y su anhelo de conocimiento se llenaron plena y sobradamente de respuestas, respuestas que no dieron lugar jamás a ninguna duda. Los ataques a la Iglesia de Cristo hicieron surgir en él un auténtico interés por conocer aquella fe, y ésta nació y creció tan fundamentada e inquebrantablemente, que hizo de Chesterton un escritor de grandes obras católicas, mismas que están desde hace 100 años al alcance de todos, bueno, de todos aquellos que busquen en las fuentes originales.
Cuando nuestra fe se tambalea ante cuestiones de este mundo, quizá sea el momento de hacer preguntas y de fundamentarnos un poquito más, pero no a través de la prensa mal formada o las pantallas espectaculares de Hollywood, pues nuestra fe podría terminar siendo tan fuerte como el papel periódico y tan fácil de apagar como el televisor.
La fe Católica es nuestro tesoro; su historia es el mapa, un camino seguro a ella. Quizá los católicos "de cuna" tengamos mucho que aprender de los católicos por conversión.
Obras de Chesterton en español se pueden leer en www.aciprensa.com (sección Vidas Ejemplares) y en inglés en www.chesterton.org
Siendo un poco más analíticos nos damos cuenta de que los medios masivos no hacen aspaviento con las historias inversas, es decir, las historias de grandes figuras que han dejado una vida extravagante, conflictiva o torcida para convertirse y confirmarse en la fe católica. Seguramente estas historias no se venden. Es curioso notar sin embargo que, en ocasiones, es precisamente este tipo de sesgos, tendencias y agendas lo que produce un efecto totalmente contrario a lo esperado. Es decir, muchas mentes brillantes, al percatarse de estos sesgos empiezan verdaderamente a interesarse por conocer la verdad, recurriendo a las fuentes originales del conocimiento y no a los intermediarios tendenciosos. Y es entonces, cuando, en esa búsqueda, se dan los grandes encuentros, las grandes conversiones. Y eso fue precisamente lo que sucedió a una importante figura del siglo XX, a Gilbert Keith Chesterton.
Gilbert K. Chesterton, nació en Inglaterra en 1874. “Vivía lleno de dudas, morbos y tentaciones, en un ambiente ateo y donde él era un completo agnóstico”, según sus propias palabras. En su adolescencia se acercó al ocultismo e incluso participó en reuniones para iniciados. Se enamora y se casa con una cristiana practicante. Hombre de gran inteligencia y de mucho estudio, tanto de artes como de literatura, filosofía y diferentes idiomas, incluyendo el latín, empieza escribir artículos sobre arte y política, así como críticas al mundo mecanizado moderno. En un momento dado, comienza también a percatarse y a denunciar la decadencia cultural de su época: su búsqueda había empezado.
Cuando conoce al brillante Sacerdote católico John O´Connor, se sorprende al comprobar que éste había estudiado los abismos del mal con más profundidad aún que él mismo. Dice Chesterton: “Que la Iglesia Católica estuviera más enterada del bien que yo, bueno, se entendía, pero que estuviera más enterada del mal… me parecía increíble. El P. O´Connor conocía los horrores del mundo pero su fe no se tambaleaba, pues su pertenencia a la Iglesia Católica le hacía depositario de un gran tesoro… mismo que compartió con Chesterton.
Pero, cuál fue ese gran tesoro que descubrió Chesterton en la Iglesia Católica, y que por más que estudió y buscó no encontró en ningún otra filosofía, religión, denominación o secta? Pues el gran descubrimiento, el gran tesoro fue nada menos que la historia de la iglesia católica y la misericordia divina. El camino de la fe de Chesterton empezó en la filosofía y terminó en una historia verdadera de la que él mismo era parte, una historia llena de hechos reales y hechos divinos. Su intelecto y su anhelo de conocimiento se llenaron plena y sobradamente de respuestas, respuestas que no dieron lugar jamás a ninguna duda. Los ataques a la Iglesia de Cristo hicieron surgir en él un auténtico interés por conocer aquella fe, y ésta nació y creció tan fundamentada e inquebrantablemente, que hizo de Chesterton un escritor de grandes obras católicas, mismas que están desde hace 100 años al alcance de todos, bueno, de todos aquellos que busquen en las fuentes originales.
Cuando nuestra fe se tambalea ante cuestiones de este mundo, quizá sea el momento de hacer preguntas y de fundamentarnos un poquito más, pero no a través de la prensa mal formada o las pantallas espectaculares de Hollywood, pues nuestra fe podría terminar siendo tan fuerte como el papel periódico y tan fácil de apagar como el televisor.
La fe Católica es nuestro tesoro; su historia es el mapa, un camino seguro a ella. Quizá los católicos "de cuna" tengamos mucho que aprender de los católicos por conversión.
Obras de Chesterton en español se pueden leer en www.aciprensa.com (sección Vidas Ejemplares) y en inglés en www.chesterton.org
jueves, 9 de septiembre de 2010
LA NEVERA NUESTRA DE CADA DIA
Angel Sánchez Toledano es un padre de familia que además de otras muchas cosas, hace un BLOG que se llama SIETE EN FAMILIA y del que ya hemos hablado en alguna ocasión. La entrada de hoy, se refiere a otra que nos ha parecido un testimonio precioso de cómo vivir en familia el tesoro de la oración y la intercesión.
Desde que nacieron nuestros hijos, la nevera ha tenido un papel importantísimo en nuestra familia. Este electrodoméstico ha recibido el encargo de realizar dos funciones. La primera cumpliendo su misión principal de almacenar alimentos que necesitan ser conservados en ella y la segunda ,ofrecer su puerta como mural para ir colocando un sinfín de papeles de cualquier tipo. Los adornos con la que la hemos vestido, nos habla de las etapas que nuestra familia ha vivido con ella.
Comenzaron los recordatorios de visitas al pediatra, compra de pañales, leche, y productos de bebé. Colgábamos divertidas fotos con cada uno que llegaba. Y los colores la abordaban. Diseño de Agata Ruiz de la Prada, al estilo siete en familia.
En unos años, el traje se cambió ,y faltaba sitio para colocar los primeros dibujos, las poesías, las dedicatorias a papá y mamá, que todos querían exhibir en nuestra nevera. Olvidarnos alguno, era causa de protesta, llanto y disgusto.
Llegó el momento de realizar encargos, tener horarios establecidos, elaborar el menú semanal para no coincidir con el colegio, las primeras oraciones para aprender, salidas programadas, etc. Nuestra nevera empezaba a ser más austera y exigiendo un poco más de responsabilidad.
Las comuniones llegaron, y empezó el tiempo de un compromiso espiritual más profundo. Empezamos a tener un hueco en nuestra nevera, donde pusimos un folio donde sólo constaba un título: Intenciones. Allí cada uno apuntaba cada día lo que quería que se llevara a la oración. Comenzaron con cosas muy sencillas y propias de almas inocentes, hasta que empezamos a ver detalles hermosos que emocionaban. Allí se incluían peticiones por exámenes, profesores que no caían bien, padres que se separaban, secretos, donde sólo se ponía: “rezar para no decir nada de lo que me ha contado tal”. Con los más pequeños siempre hemos podido comprobar lo que significa la oración simple. La que gusta a Dios, sin complicaciones y directa al corazón.
¿Cómo está ahora la puerta de nuestra nevera? Pues casi con hábito monacal, porque lo que más abunda son las plegarias. Hoy lo comparto con vosotros. El folio de las intenciones sigue presente. Las peticiones han cambiado y hay mucho sufrimiento en algunas de ellas. Ahora solemos poner las que nos piden; que si un enfermo, que si una operación, exámenes, conversión de las almas, amigos en dificultad, el Santo Padre, las onomásticas, cumpleaños, acontecimientos , personas que no conocemos pero que nos encomiendan, por supuesto todos los blogueros a los que prometo nuestras oraciones. Hay una que siempre está: “por todos aquellos que nos cuesta amar, y los que no se sienten amados, para que el Señor los bendiga y les mande consuelo siempre”.
Otra hoja, contiene una frase, un texto o un mensaje de la Virgen, sobre todo en sus últimas apariciones de Medjugorje, que intentamos poner en práctica. Ponemos la lista de los sacerdotes -que pedimos en nuestra campaña por el año sacerdotal- añadiendo cada día el correspondiente. Y entre medio de los huecos la llenamos de las fotos que nos envían. Ahí podemos por ejemplo encontrar a Manuel, nuestro seminarista de Getafe, o Marc, el sobrino de un amigo que tiene síndrome de Down y que está sonriendo con una mirada, que te hace elevar una acción de gracias a Dios por el amor que irradia. Sacerdotes, religiosos, as, amigos, gente que quiere que los encomendemos y que de esta forma resulta imposible olvidarse ni un día de ellos.
Nuestra nevera, se ha convertido en parada obligatoria de todos los que nos visitan, todos se detienen a leer y contemplar lo allí expuesto, y siempre nos demandan una explicación de quien es quien. En más de una ocasión nos han dicho: “desde hoy ponedme a mí también”.
Así que ya sabéis, si necesitáis algo, una intención especial, sabed que al recibirla aquí, pasa a la puerta de la nevera, para que desde allí siete plegarias suban hacia el cielo.
Ángel ST
Desde que nacieron nuestros hijos, la nevera ha tenido un papel importantísimo en nuestra familia. Este electrodoméstico ha recibido el encargo de realizar dos funciones. La primera cumpliendo su misión principal de almacenar alimentos que necesitan ser conservados en ella y la segunda ,ofrecer su puerta como mural para ir colocando un sinfín de papeles de cualquier tipo. Los adornos con la que la hemos vestido, nos habla de las etapas que nuestra familia ha vivido con ella.
Comenzaron los recordatorios de visitas al pediatra, compra de pañales, leche, y productos de bebé. Colgábamos divertidas fotos con cada uno que llegaba. Y los colores la abordaban. Diseño de Agata Ruiz de la Prada, al estilo siete en familia.
En unos años, el traje se cambió ,y faltaba sitio para colocar los primeros dibujos, las poesías, las dedicatorias a papá y mamá, que todos querían exhibir en nuestra nevera. Olvidarnos alguno, era causa de protesta, llanto y disgusto.
Llegó el momento de realizar encargos, tener horarios establecidos, elaborar el menú semanal para no coincidir con el colegio, las primeras oraciones para aprender, salidas programadas, etc. Nuestra nevera empezaba a ser más austera y exigiendo un poco más de responsabilidad.
Las comuniones llegaron, y empezó el tiempo de un compromiso espiritual más profundo. Empezamos a tener un hueco en nuestra nevera, donde pusimos un folio donde sólo constaba un título: Intenciones. Allí cada uno apuntaba cada día lo que quería que se llevara a la oración. Comenzaron con cosas muy sencillas y propias de almas inocentes, hasta que empezamos a ver detalles hermosos que emocionaban. Allí se incluían peticiones por exámenes, profesores que no caían bien, padres que se separaban, secretos, donde sólo se ponía: “rezar para no decir nada de lo que me ha contado tal”. Con los más pequeños siempre hemos podido comprobar lo que significa la oración simple. La que gusta a Dios, sin complicaciones y directa al corazón.
¿Cómo está ahora la puerta de nuestra nevera? Pues casi con hábito monacal, porque lo que más abunda son las plegarias. Hoy lo comparto con vosotros. El folio de las intenciones sigue presente. Las peticiones han cambiado y hay mucho sufrimiento en algunas de ellas. Ahora solemos poner las que nos piden; que si un enfermo, que si una operación, exámenes, conversión de las almas, amigos en dificultad, el Santo Padre, las onomásticas, cumpleaños, acontecimientos , personas que no conocemos pero que nos encomiendan, por supuesto todos los blogueros a los que prometo nuestras oraciones. Hay una que siempre está: “por todos aquellos que nos cuesta amar, y los que no se sienten amados, para que el Señor los bendiga y les mande consuelo siempre”.
Otra hoja, contiene una frase, un texto o un mensaje de la Virgen, sobre todo en sus últimas apariciones de Medjugorje, que intentamos poner en práctica. Ponemos la lista de los sacerdotes -que pedimos en nuestra campaña por el año sacerdotal- añadiendo cada día el correspondiente. Y entre medio de los huecos la llenamos de las fotos que nos envían. Ahí podemos por ejemplo encontrar a Manuel, nuestro seminarista de Getafe, o Marc, el sobrino de un amigo que tiene síndrome de Down y que está sonriendo con una mirada, que te hace elevar una acción de gracias a Dios por el amor que irradia. Sacerdotes, religiosos, as, amigos, gente que quiere que los encomendemos y que de esta forma resulta imposible olvidarse ni un día de ellos.
Nuestra nevera, se ha convertido en parada obligatoria de todos los que nos visitan, todos se detienen a leer y contemplar lo allí expuesto, y siempre nos demandan una explicación de quien es quien. En más de una ocasión nos han dicho: “desde hoy ponedme a mí también”.
Así que ya sabéis, si necesitáis algo, una intención especial, sabed que al recibirla aquí, pasa a la puerta de la nevera, para que desde allí siete plegarias suban hacia el cielo.
Ángel ST
miércoles, 8 de septiembre de 2010
DÍA GRANDE EN SONSECA
Los sonsecanos estamos de fiesta: hoy celebramos a nuestra patrona la Stma. Virgen de los Remedios, en el día de su nacimiento.
Todo el pueblo está de fiesta y desde ayer, en la víspera, Ella no cesa de recibir visitas de niños, de jóvenes, de mayores.
Tenemos especialmente presente hoy en nuestra oración a todo el pueblo de Sonseca: niños, ancianos, jóvenes, familias, enfermos, sacerdotes, religiosos, a los sonsecanos que siguiendo su vocación o su profesión hoy están lejos ¡¡Madre de los Remedios, ruega por nosotros!!
Una fiesta como la de la Natividad de la Santísima virgen María, por la época en que se celebra —es decir, cuando el tiempo, después de los calores estivales, se hace más suave, y cuando la uva y tantos otros frutos llegan a madurar— expresa muy bien dos conceptos: el de la "plenitud de los tiempos" (cf Gál 4,4; Ef 1,10; Heb 9,26) y el del alivio beneficioso aportado por el nacimiento de María.
Todo en el AT converge hacia el tiempo de la Encarnación, y en este punto comienza el NT. En ese momento de plenitud se inserta María, La Natividad de María —comenta san Andrés de Creta en la homilía sobre la segunda lectura del oficio de la fiesta (cf Sermón 1: PG 97, 810)— "representa el tránsito de un régimen al otro, en cuanto que convierte en realidad lo que no era más que símbolo y figura, sustituyendo lo antiguo por lo nuevo".
La liturgia de la fiesta de la Natividad de la Santísima virgen María reafirma en diversos tonos la idea de la plenitud de los tiempos: en la primera lectura del oficio se preanuncia el gran momento de la aparición de la íntima colaboradora de aquel que conseguiría la victoria definitiva sobre la serpiente infernal, aparición, por ello, destinada a iluminar a toda la iglesia.
El tema de la luz recurre constantemente en la Fiesta de la Natividad de la Santísima virgen María: "Por su vida gloriosa todo el orbe quedó iluminado" (segundo responsorio de las lecturas del oficio). "Cuando nació la Santísima Virgen, el mundo se iluminó" (segunda antífona de laudes). "De Ti nació el Sol de la justicia" (ant. del Benedictus). Y junto al tema de la luz, obviamente, el tema de la alegría. "Que toda la creación... rebose de contento y contribuya a su modo a la alegría propia de este día" (segunda lectura del oficio).
"Celebremos con gozo el nacimiento de María" (tercera ant. de laudes). "Tu nacimiento... anunció la alegría a todo el mundo" (ant. del Benedictus).
Plenitud de los tiempos, luz y alegría. Quizá se logre entender mejor lo que representa el nacimiento de la Virgen para la humanidad si se tiene en cuenta la condición de un encarcelado. Los días del encarcelado son largos, interminables... Cuenta los minutos de la última noche que transcurre en la cárcel. Después, finalmente, las puertas se abren: ¡ha llegado la hora tan esperada de la libertad! Esos minutos interminables, contados uno a uno, nos recuerdan las páginas evangélicas de la genealogía de Jesús. Unos nombres se suceden a otros con monotonía: "Abrahán engendró a lsaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá... Jesé engendró a David, el rey. David engendró a Salomón..." (Mt 1,2.6ab). Hasta que suena, finalmente, la hora querida por Dios: es la plenitud de los tiempos, el inicio de la luz, la aurora de la salvación: "Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, el llamado Cristo" (Mt 1 .16).
Significado litúrgico y comentario homilético actualizado
1. LA LITURGIA ESTABLECE UN PARALELISMO ENTRE CRISTO Y MARÍA. La liturgia no acostumbra celebrar el nacimiento terreno de los santos (la única excepción la constituye san Juan Bautista). Celebra, en cambio, el día de la muerte, al que llama dies natalis, día del nacimiento para el cielo. Por el contrario, cuando se trata de la Virgen santísima madre del Salvador, de aquella que más se asemeja a él, aparece claramente el paralelismo perfecto existente entre Cristo y su madre. Y así como de Cristo celebra la concepción el 25 de marzo y el nacimiento el 25 de diciembre, así de la Virgen celebra la concepción el 8 de diciembre y su nacimiento el 8 de septiembre, y como celebra la resurrección y la ascensión de Jesús, también celebra la Asunción y la realeza de la Virgen. San Andrés de Creta , refiriéndose al día del nacimiento de la Virgen, exclama: "Hoy, en efecto, ha sido construido el santuario del Creador de todas las cosas, y la creación, de un modo nuevo y más digno, queda dispuesta para hospedar en sí al supremo Hacedor" (Sermón 1: PG 97,810).
2. LAS LECTURAS DE LA MISA. Las lecturas propuestas para la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María son: Mi/05/02-05; Rom 8 28-30; Mt 1,1-16,18-23. Expresan el trabajo de Dios, si así puede hablarse, para construir su templo, su morada, porque, según dice santa Matilde, Dios puso más cuidado en construir ese microcosmos que es María que en crear el macrocosmos que es el mundo entero. En María se pone de relieve, principalmente, el privilegio de la virginidad. La lectura de la carta a los Romanos (8,28-30) acentúa la predestinación divina y la colaboración del hombre al plan de Dios. La primera lectura y el evangelio acentúan en cambio la maternidad virginal a la que María está destinada para ser "digna Madre del Salvador".
a) María es "la virgen que concebirá" La profecía de Miqueas representa una de las profecías mesiánicas más conocidas. El profeta ha anunciado la ruina de los reinos del norte y del sur como castigo de sus pecados; pero en medio de las tinieblas he aquí que brilla una luz... ¡Siempre es así! Dios entregará a los hijos de Israel al poder de otro hasta que... El autor parece que se quiere hacer el misterioso, el enigmático, porque sabe que va a decir una cosa ya muy sabida: que de Belén de Éfrata "saldrá" el abanderado, el nuevo guía.
Verdaderamente, el autor piensa en Belén, patria de David, y en el Mesías, descendiente de David como si la historia se hubiese detenido y empezase otra vez con un nuevo David, el Mesías. Pero ya en los tiempos de Jesús (cf Mt 2,5-6) la expresión era entendida no sólo en el sentido teológico de un recomenzar la historia, sino en sentido geográfico verdadero y propio. Miqueas, de una manera que podría parecer cuando menos curiosa, presenta, más que al nuevo guía, a la mujer que lo va a dar a luz. Del guía dice que será un dominador que pastoreará con la gracia del Señor, y que su reino será un reino de paz universal. De la madre dice palabras más maravillosas todavía y envueltas en un cierto halo de misterio, pero que sus contemporáneos ya estaban en condiciones de comprender y valorar: "...hasta el tiempo en que dé a luz la que ha de dar a luz" (5,2). Es evidente que Miqueas, y con él sus destinatarios, pensarían en el célebre oráculo de la álmah de Is 7,14s pronunciado unos treinta años antes. El mismo Vat II reconoce "apertis verbis" que la profecía de Miqueas encuentra cumplimiento en María: "Ella es la Virgen que concebirá y dará a luz un Hijo, cuyo nombre será Emmanuel" (cf Is 7,14; Miq 5,2-3; Mt 1,22-23). "Ella misma sobresale entre los humildes y pobres del Señor, que de Él esperan con confianza la salvación. En fin, con Ella, excelsa hija de Sión, tras larga espera de la promesa, se cumple la plenitud de los tiempos y se inaugura la nueva economía, cuando el Hijo de Dios asumió de Ella la naturaleza humana para librar al hombre del pecado mediante los misterios de su carne" (LG 55).
b) María es la "madre del Hombre nuevo" La segunda lectura esté tomada de Rm/08/28-30 y trata de la justificación que encuentra su culminación en la vida futura. En esta visión se inscribe el papel de la Virgen, destinada ab aeterno a ser la madre del Salvador, el alma colaboradora en toda la obra de la salvación. Hay que precisar que Pablo no separa nunca a Dios creador del Dios salvador, de modo que el hombre creatura está ligado al hombre que hay que salvar, y toda la creación, unida a su vez al hombre, está destinada asimismo a la salvación. La creación entera está sometida a la vanidad o caducidad en el sentido de que el hombre está llamado a dar significado y valor a la creación, y cuando el hombre no se sirve de ella según los planes de Dios, las creaturas, violentadas, gimen y sufren. La creación, por tanto, está sometida al destino del hombre y, por consiguiente, está fundamentada sobre la condición, o sea sobre la esperanza de la liberación del hombre, liberación futura. Se trata de un mundo nuevo en gestación en el actual, y que supera a éste en plenitud.
El hombre deberá salvarse con la creación y en la creación; su quehacer de salvarse, con la gracia de Dios, se refiere a su alma y a su cuerpo, más aún: a todas las creaturas. El esfuerzo del hombre consiste en mejorar el mundo; por eso aquellos que aman a Dios colaboran en ello activamente. Es un quehacer extraordinario y comprometido. Para conseguir realizarlo, el hombre debe ser una copia de la imagen del Hijo de Dios: debe asociarse con Cristo, transformarse en él, asumiendo sus directrices y sus comportamientos.
Como consecuencia de esta semejanza con Cristo se seguirá una relación de fraternidad, porque "Cristo es el primogénito entre muchos hermanos". En este punto Pablo pone en relación encadenada los diversos estadios de la iniciativa divina, considerándolos, sin embargo, más allá de la actuación en el tiempo; por eso usa siempre el aoristo: "... ha conocido..., ha predestinado..., ha llamado..., ha justificado..., ha glorificado..." (cf vv. 29-30).
En esta visión el nacimiento de la Virgen aparece íntimamente ligado a la salvación del hombre y de la creatura entera. María es verdaderamente la aurora de un mundo nuevo, mejor: del mundo nuevo tal como había sido pensado por Dios desde la eternidad. "Ella, la Mujer nueva, está junto a Cristo, el Hombre nuevo, en cuyo misterio solamente encuentra verdadera luz el misterio del hombre" (MC 57; GS 22).
c) "José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo" . El relato evangélico (Mt/01/01-16/18-23) presenta una genealogía de Jesús a primera vista no necesaria, y refiere cómo José asume la paternidad legal de Jesús. Después de haber relatado lo referente al nombre del protagonista de su evangelio, Jesucristo, Mateo nos ofrece una demostración de la realidad singular del mismo con una genealogía voluntariamente artificiosa: el mismo número "14" (7 + 7) de los tres grupos en que subdivide la prehistoria de Cristo indica perfección y plenitud. En nuestro caso la perfección es la providencia especial de Dios en la disposición de la historia salvífica, que culmina en Cristo: historia presentada en sus orígenes, en sus momentos más importantes y en su coronamiento y plenitud.
Mateo se propone un fin teológico más que estrictamente histórico. De hecho, en la relación de nombres ofrecida por él han sido omitidos tres reyes entre Joram y Ozías; además se podría contar a Jeconías (vv. 11-12) por dos (ya que el mismo nombre griego puede traducir dos nombres afines: Joakín y Joiaquín). Por otra parte, Mateo acude a una especie de juego: citando a Asa, escribe Asaf, que, como es sabido, es autor de algunos salmos; igualmente en vez de Amón escribe Amós, que fue un célebre profeta, el profeta-pastor, que desde el reino de Judá fue a profetizar al reino de Israel. "¿No querrá decirnos con este pequeño juego que también los salmos y los profetas alcanzan su plenitud en Cristo?». El nacimiento de Cristo viene representado por Mateo como un hecho absolutamente milagroso: María concibió a Jesús sin recurso de varón, por obra del Espíritu Santo: "Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual (y no ¡de los cuales!) nació Jesús, llamado Cristo" (Mt 1,16).
Justamente aquí se inscribe el papel de la niña cuyo nacimiento hoy celebramos: ella es la Virgen, destinada por Dios a ser la madre y la válida colaboradora del Salvador. Y por eso, acercándose a su cuna, la iglesia pide como gracia suprema el don de la unidad y de la paz; paz que según los hebreos, es el conjunto de todos los bienes mesiánicos (shalom): "Concede, Señor, a tus hijos el don de tu gracia, para que, cuantos hemos recibido las primicias de la salvación por la maternidad de la Virgen María, consigamos aumento de paz en la fiesta de su nacimiento" .(·MEAOLO-G. _DICC-DE-MARIOLOGIA. Págs. 1466-1470)
2. NACIMIENTO/CELEBRAR:
Esta fiesta destaca de la forma corriente de las festividades de los santos en la iglesia, en cuanto que ésta ordinariamente no celebra los natalicios, diferenciándose radicalmente en esto de lo que ocurría en el mundo antiguo, en el cual se celebraban con gran pompa los días natalicios de los poderosos -por ejemplo, de un césar o de un augusto- como días de «evangelio» o venturosos, como días de salvación. Sin embargo, la iglesia, en contra de ellos, sostiene que sería sencillamente precipitado el celebrar el día del nacimiento, puesto que existe mucha ambigüedad acerca de la vida de los hombres. A partir del nacimiento, no se sabe realmente nada sobre si esa vida será motivo para celebrarla o no: sobre si ese hombre se sentirá un día orgulloso y alegre de haber nacido; sobre si el mundo podrá mostrar alegría porque ha nacido ese hombre o si hubiera deseado lo contrario. Nosotros, los alemanes, tuvimos que celebrar, durante doce años, un nacimiento como la llegada del Fübrer o caudillo salvador, al cual, desde entonces, el mundo maldice como uno de los tiranos más sangrientos. La iglesia, en cambio, celebra el día de la muerte: solamente aquél que ante la muerte, con toda la seriedad de su juicio, puede agradecer la vida, solamente aquél cuya vida puede ser aceptada también del otro lado de la muerte, solamente la vida de ése se celebra.
De esta regla fundamental hay en la iglesia sólo tres excepciones, o mejor, una sola excepción a la que corresponden de una forma indisoluble otras dos que también se celebran. La excepción es Cristo. Sobre su nacimiento no aparece ninguna ambigüedad, sino que se escucha un cántico de alabanza: gloria a Dios en las alturas. El que, como Dios, se hizo hombre es aquél cuyo nacimiento sólo se apoya en el puro amor, el cual puede celebrarse ya en su nacimiento. Más aún: su nacimiento es en fin de cuentas el motivo de que nosotros los hombres tengamos «algo para reír», de que nosotros podamos celebrar fiesta y no necesitemos ya temer, de que la vida, como un todo, sólo sea un juego de la muerte e, incluso en sus momentos más fuertes, solamente una mancha sobre la alegría.
Por aquél que nació en Belén, y solamente por Él, se hizo la vida humana prometedora y llena de sentido. A Él pertenece Juan el Bautista, cuyo nacimiento también se celebra: él nació sólo para llevar delante la antorcha; el nacimiento de Jesús es el motivo interno y el comienzo de su nacimiento. La otra excepción es María, la madre, sin la cual no se podría dar el nacimiento de Jesús. Ella es la puerta, por la que él entró en el mundo, y esto no sólo de un modo externo: ella lo concibió según el corazón, antes de haberle concebido en el vientre, como dice muy acertadamente Agustín. El alma de María fue el espacio a partir del cual pudo realizarse el acceso de Dios a la humanidad. La creyente que llevó en sí la luz del corazón, trastocó, en oposición a los grandes y poderosos de la tierra, el mundo desde sus cimientos: el cambio verdadero y salvador del mundo sólo puede verificarse por las fuerzas del alma.
Homilía del Cardenal J. Ratzinger publicada en el libro publicado por "Sígueme" "El Rostro de Dios"
Todo el pueblo está de fiesta y desde ayer, en la víspera, Ella no cesa de recibir visitas de niños, de jóvenes, de mayores.
Tenemos especialmente presente hoy en nuestra oración a todo el pueblo de Sonseca: niños, ancianos, jóvenes, familias, enfermos, sacerdotes, religiosos, a los sonsecanos que siguiendo su vocación o su profesión hoy están lejos ¡¡Madre de los Remedios, ruega por nosotros!!
Una fiesta como la de la Natividad de la Santísima virgen María, por la época en que se celebra —es decir, cuando el tiempo, después de los calores estivales, se hace más suave, y cuando la uva y tantos otros frutos llegan a madurar— expresa muy bien dos conceptos: el de la "plenitud de los tiempos" (cf Gál 4,4; Ef 1,10; Heb 9,26) y el del alivio beneficioso aportado por el nacimiento de María.
Todo en el AT converge hacia el tiempo de la Encarnación, y en este punto comienza el NT. En ese momento de plenitud se inserta María, La Natividad de María —comenta san Andrés de Creta en la homilía sobre la segunda lectura del oficio de la fiesta (cf Sermón 1: PG 97, 810)— "representa el tránsito de un régimen al otro, en cuanto que convierte en realidad lo que no era más que símbolo y figura, sustituyendo lo antiguo por lo nuevo".
La liturgia de la fiesta de la Natividad de la Santísima virgen María reafirma en diversos tonos la idea de la plenitud de los tiempos: en la primera lectura del oficio se preanuncia el gran momento de la aparición de la íntima colaboradora de aquel que conseguiría la victoria definitiva sobre la serpiente infernal, aparición, por ello, destinada a iluminar a toda la iglesia.
El tema de la luz recurre constantemente en la Fiesta de la Natividad de la Santísima virgen María: "Por su vida gloriosa todo el orbe quedó iluminado" (segundo responsorio de las lecturas del oficio). "Cuando nació la Santísima Virgen, el mundo se iluminó" (segunda antífona de laudes). "De Ti nació el Sol de la justicia" (ant. del Benedictus). Y junto al tema de la luz, obviamente, el tema de la alegría. "Que toda la creación... rebose de contento y contribuya a su modo a la alegría propia de este día" (segunda lectura del oficio).
"Celebremos con gozo el nacimiento de María" (tercera ant. de laudes). "Tu nacimiento... anunció la alegría a todo el mundo" (ant. del Benedictus).
Plenitud de los tiempos, luz y alegría. Quizá se logre entender mejor lo que representa el nacimiento de la Virgen para la humanidad si se tiene en cuenta la condición de un encarcelado. Los días del encarcelado son largos, interminables... Cuenta los minutos de la última noche que transcurre en la cárcel. Después, finalmente, las puertas se abren: ¡ha llegado la hora tan esperada de la libertad! Esos minutos interminables, contados uno a uno, nos recuerdan las páginas evangélicas de la genealogía de Jesús. Unos nombres se suceden a otros con monotonía: "Abrahán engendró a lsaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá... Jesé engendró a David, el rey. David engendró a Salomón..." (Mt 1,2.6ab). Hasta que suena, finalmente, la hora querida por Dios: es la plenitud de los tiempos, el inicio de la luz, la aurora de la salvación: "Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, el llamado Cristo" (Mt 1 .16).
Significado litúrgico y comentario homilético actualizado
1. LA LITURGIA ESTABLECE UN PARALELISMO ENTRE CRISTO Y MARÍA. La liturgia no acostumbra celebrar el nacimiento terreno de los santos (la única excepción la constituye san Juan Bautista). Celebra, en cambio, el día de la muerte, al que llama dies natalis, día del nacimiento para el cielo. Por el contrario, cuando se trata de la Virgen santísima madre del Salvador, de aquella que más se asemeja a él, aparece claramente el paralelismo perfecto existente entre Cristo y su madre. Y así como de Cristo celebra la concepción el 25 de marzo y el nacimiento el 25 de diciembre, así de la Virgen celebra la concepción el 8 de diciembre y su nacimiento el 8 de septiembre, y como celebra la resurrección y la ascensión de Jesús, también celebra la Asunción y la realeza de la Virgen. San Andrés de Creta , refiriéndose al día del nacimiento de la Virgen, exclama: "Hoy, en efecto, ha sido construido el santuario del Creador de todas las cosas, y la creación, de un modo nuevo y más digno, queda dispuesta para hospedar en sí al supremo Hacedor" (Sermón 1: PG 97,810).
2. LAS LECTURAS DE LA MISA. Las lecturas propuestas para la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María son: Mi/05/02-05; Rom 8 28-30; Mt 1,1-16,18-23. Expresan el trabajo de Dios, si así puede hablarse, para construir su templo, su morada, porque, según dice santa Matilde, Dios puso más cuidado en construir ese microcosmos que es María que en crear el macrocosmos que es el mundo entero. En María se pone de relieve, principalmente, el privilegio de la virginidad. La lectura de la carta a los Romanos (8,28-30) acentúa la predestinación divina y la colaboración del hombre al plan de Dios. La primera lectura y el evangelio acentúan en cambio la maternidad virginal a la que María está destinada para ser "digna Madre del Salvador".
a) María es "la virgen que concebirá" La profecía de Miqueas representa una de las profecías mesiánicas más conocidas. El profeta ha anunciado la ruina de los reinos del norte y del sur como castigo de sus pecados; pero en medio de las tinieblas he aquí que brilla una luz... ¡Siempre es así! Dios entregará a los hijos de Israel al poder de otro hasta que... El autor parece que se quiere hacer el misterioso, el enigmático, porque sabe que va a decir una cosa ya muy sabida: que de Belén de Éfrata "saldrá" el abanderado, el nuevo guía.
Verdaderamente, el autor piensa en Belén, patria de David, y en el Mesías, descendiente de David como si la historia se hubiese detenido y empezase otra vez con un nuevo David, el Mesías. Pero ya en los tiempos de Jesús (cf Mt 2,5-6) la expresión era entendida no sólo en el sentido teológico de un recomenzar la historia, sino en sentido geográfico verdadero y propio. Miqueas, de una manera que podría parecer cuando menos curiosa, presenta, más que al nuevo guía, a la mujer que lo va a dar a luz. Del guía dice que será un dominador que pastoreará con la gracia del Señor, y que su reino será un reino de paz universal. De la madre dice palabras más maravillosas todavía y envueltas en un cierto halo de misterio, pero que sus contemporáneos ya estaban en condiciones de comprender y valorar: "...hasta el tiempo en que dé a luz la que ha de dar a luz" (5,2). Es evidente que Miqueas, y con él sus destinatarios, pensarían en el célebre oráculo de la álmah de Is 7,14s pronunciado unos treinta años antes. El mismo Vat II reconoce "apertis verbis" que la profecía de Miqueas encuentra cumplimiento en María: "Ella es la Virgen que concebirá y dará a luz un Hijo, cuyo nombre será Emmanuel" (cf Is 7,14; Miq 5,2-3; Mt 1,22-23). "Ella misma sobresale entre los humildes y pobres del Señor, que de Él esperan con confianza la salvación. En fin, con Ella, excelsa hija de Sión, tras larga espera de la promesa, se cumple la plenitud de los tiempos y se inaugura la nueva economía, cuando el Hijo de Dios asumió de Ella la naturaleza humana para librar al hombre del pecado mediante los misterios de su carne" (LG 55).
b) María es la "madre del Hombre nuevo" La segunda lectura esté tomada de Rm/08/28-30 y trata de la justificación que encuentra su culminación en la vida futura. En esta visión se inscribe el papel de la Virgen, destinada ab aeterno a ser la madre del Salvador, el alma colaboradora en toda la obra de la salvación. Hay que precisar que Pablo no separa nunca a Dios creador del Dios salvador, de modo que el hombre creatura está ligado al hombre que hay que salvar, y toda la creación, unida a su vez al hombre, está destinada asimismo a la salvación. La creación entera está sometida a la vanidad o caducidad en el sentido de que el hombre está llamado a dar significado y valor a la creación, y cuando el hombre no se sirve de ella según los planes de Dios, las creaturas, violentadas, gimen y sufren. La creación, por tanto, está sometida al destino del hombre y, por consiguiente, está fundamentada sobre la condición, o sea sobre la esperanza de la liberación del hombre, liberación futura. Se trata de un mundo nuevo en gestación en el actual, y que supera a éste en plenitud.
El hombre deberá salvarse con la creación y en la creación; su quehacer de salvarse, con la gracia de Dios, se refiere a su alma y a su cuerpo, más aún: a todas las creaturas. El esfuerzo del hombre consiste en mejorar el mundo; por eso aquellos que aman a Dios colaboran en ello activamente. Es un quehacer extraordinario y comprometido. Para conseguir realizarlo, el hombre debe ser una copia de la imagen del Hijo de Dios: debe asociarse con Cristo, transformarse en él, asumiendo sus directrices y sus comportamientos.
Como consecuencia de esta semejanza con Cristo se seguirá una relación de fraternidad, porque "Cristo es el primogénito entre muchos hermanos". En este punto Pablo pone en relación encadenada los diversos estadios de la iniciativa divina, considerándolos, sin embargo, más allá de la actuación en el tiempo; por eso usa siempre el aoristo: "... ha conocido..., ha predestinado..., ha llamado..., ha justificado..., ha glorificado..." (cf vv. 29-30).
En esta visión el nacimiento de la Virgen aparece íntimamente ligado a la salvación del hombre y de la creatura entera. María es verdaderamente la aurora de un mundo nuevo, mejor: del mundo nuevo tal como había sido pensado por Dios desde la eternidad. "Ella, la Mujer nueva, está junto a Cristo, el Hombre nuevo, en cuyo misterio solamente encuentra verdadera luz el misterio del hombre" (MC 57; GS 22).
c) "José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo" . El relato evangélico (Mt/01/01-16/18-23) presenta una genealogía de Jesús a primera vista no necesaria, y refiere cómo José asume la paternidad legal de Jesús. Después de haber relatado lo referente al nombre del protagonista de su evangelio, Jesucristo, Mateo nos ofrece una demostración de la realidad singular del mismo con una genealogía voluntariamente artificiosa: el mismo número "14" (7 + 7) de los tres grupos en que subdivide la prehistoria de Cristo indica perfección y plenitud. En nuestro caso la perfección es la providencia especial de Dios en la disposición de la historia salvífica, que culmina en Cristo: historia presentada en sus orígenes, en sus momentos más importantes y en su coronamiento y plenitud.
Mateo se propone un fin teológico más que estrictamente histórico. De hecho, en la relación de nombres ofrecida por él han sido omitidos tres reyes entre Joram y Ozías; además se podría contar a Jeconías (vv. 11-12) por dos (ya que el mismo nombre griego puede traducir dos nombres afines: Joakín y Joiaquín). Por otra parte, Mateo acude a una especie de juego: citando a Asa, escribe Asaf, que, como es sabido, es autor de algunos salmos; igualmente en vez de Amón escribe Amós, que fue un célebre profeta, el profeta-pastor, que desde el reino de Judá fue a profetizar al reino de Israel. "¿No querrá decirnos con este pequeño juego que también los salmos y los profetas alcanzan su plenitud en Cristo?». El nacimiento de Cristo viene representado por Mateo como un hecho absolutamente milagroso: María concibió a Jesús sin recurso de varón, por obra del Espíritu Santo: "Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual (y no ¡de los cuales!) nació Jesús, llamado Cristo" (Mt 1,16).
Justamente aquí se inscribe el papel de la niña cuyo nacimiento hoy celebramos: ella es la Virgen, destinada por Dios a ser la madre y la válida colaboradora del Salvador. Y por eso, acercándose a su cuna, la iglesia pide como gracia suprema el don de la unidad y de la paz; paz que según los hebreos, es el conjunto de todos los bienes mesiánicos (shalom): "Concede, Señor, a tus hijos el don de tu gracia, para que, cuantos hemos recibido las primicias de la salvación por la maternidad de la Virgen María, consigamos aumento de paz en la fiesta de su nacimiento" .(·MEAOLO-G. _DICC-DE-MARIOLOGIA. Págs. 1466-1470)
2. NACIMIENTO/CELEBRAR:
Esta fiesta destaca de la forma corriente de las festividades de los santos en la iglesia, en cuanto que ésta ordinariamente no celebra los natalicios, diferenciándose radicalmente en esto de lo que ocurría en el mundo antiguo, en el cual se celebraban con gran pompa los días natalicios de los poderosos -por ejemplo, de un césar o de un augusto- como días de «evangelio» o venturosos, como días de salvación. Sin embargo, la iglesia, en contra de ellos, sostiene que sería sencillamente precipitado el celebrar el día del nacimiento, puesto que existe mucha ambigüedad acerca de la vida de los hombres. A partir del nacimiento, no se sabe realmente nada sobre si esa vida será motivo para celebrarla o no: sobre si ese hombre se sentirá un día orgulloso y alegre de haber nacido; sobre si el mundo podrá mostrar alegría porque ha nacido ese hombre o si hubiera deseado lo contrario. Nosotros, los alemanes, tuvimos que celebrar, durante doce años, un nacimiento como la llegada del Fübrer o caudillo salvador, al cual, desde entonces, el mundo maldice como uno de los tiranos más sangrientos. La iglesia, en cambio, celebra el día de la muerte: solamente aquél que ante la muerte, con toda la seriedad de su juicio, puede agradecer la vida, solamente aquél cuya vida puede ser aceptada también del otro lado de la muerte, solamente la vida de ése se celebra.
De esta regla fundamental hay en la iglesia sólo tres excepciones, o mejor, una sola excepción a la que corresponden de una forma indisoluble otras dos que también se celebran. La excepción es Cristo. Sobre su nacimiento no aparece ninguna ambigüedad, sino que se escucha un cántico de alabanza: gloria a Dios en las alturas. El que, como Dios, se hizo hombre es aquél cuyo nacimiento sólo se apoya en el puro amor, el cual puede celebrarse ya en su nacimiento. Más aún: su nacimiento es en fin de cuentas el motivo de que nosotros los hombres tengamos «algo para reír», de que nosotros podamos celebrar fiesta y no necesitemos ya temer, de que la vida, como un todo, sólo sea un juego de la muerte e, incluso en sus momentos más fuertes, solamente una mancha sobre la alegría.
Por aquél que nació en Belén, y solamente por Él, se hizo la vida humana prometedora y llena de sentido. A Él pertenece Juan el Bautista, cuyo nacimiento también se celebra: él nació sólo para llevar delante la antorcha; el nacimiento de Jesús es el motivo interno y el comienzo de su nacimiento. La otra excepción es María, la madre, sin la cual no se podría dar el nacimiento de Jesús. Ella es la puerta, por la que él entró en el mundo, y esto no sólo de un modo externo: ella lo concibió según el corazón, antes de haberle concebido en el vientre, como dice muy acertadamente Agustín. El alma de María fue el espacio a partir del cual pudo realizarse el acceso de Dios a la humanidad. La creyente que llevó en sí la luz del corazón, trastocó, en oposición a los grandes y poderosos de la tierra, el mundo desde sus cimientos: el cambio verdadero y salvador del mundo sólo puede verificarse por las fuerzas del alma.
Homilía del Cardenal J. Ratzinger publicada en el libro publicado por "Sígueme" "El Rostro de Dios"
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