Soy Mª Paz, una joven de la
Parroquia de Sonseca. Tengo dieciocho años y el próximo doce de octubre (mañana)
ingresaré en el convento de Carmelitas descalzas de Talavera de la Reina. Sí,
de clausura, de las que no salen a la calle.
Mucha gente se pregunta por qué
una chica tan joven como yo toma una decisión tan radical en su vida. Tranquilos,
no ha sido por ningún desengaño amoroso -como tanta gente me ha preguntado-,
sino todo lo contrario: por encontrar el Amor verdadero. Así es, me he
enamorado de Jesús, o bueno, más bien se podría decir que Él me ha enamorado.
Pero el camino hasta descubrir este Amor ha sido largo y no sin pocas idas y venidas.
Desde pequeña me educaron en la
fe, pero a partir de cierta edad uno mismo tiene que volar solo y preocuparse
de cuidarla. Comencé la catequesis de Confirmación y decidí ir a la
peregrinación diocesana anual al santuario de Guadalupe. Fue allí donde sentí el
primer “cocón” de Jesús en mi puerta. Yo veía que Dios me pedía algo, pero no
sabía el qué y tampoco me preocupaba mucho, tenía catorce años y lo último que
me interesaba era eso. Pasaba el tiempo y sentía que algo en mí había cambiado,
pensaba a menudo en esa primera llamada que había experimentado y, sin querer, meditaba mucho sobre ello. Dios seguía
manifestándoseme en el día a día y no pude más que empezar a discernir, por
medio de la dirección espiritual y la oración, qué me estaba pidiendo.
Así, rápido descubrí que la
oración era el carisma que Dios quería imprimir en mí. Vi claro que mi lugar
estaba en la clausura dedicando mi vida a la contemplación. Leí un libro de
santa Teresita del Niño Jesús y empecé a conocer la vida del Carmelo. Lo tenía
claro, ya sabía cuál era mi vocación y dónde me quería Dios. A pesar de ello,
una parte de mí se negaba y trataba de huir de la voluntad de Dios, tenía
miedo; “tapaba mis oídos” para no sentir cómo Dios me seguía llamando. Sin
embargo, descubrí que la respuesta ante el miedo no era la huida, sino todo lo
contrario: la verdadera felicidad y la paz se encuentran en su voluntad,
confiando en Él, poniendo mi vida en sus manos y cumpliendo su palabra en mí,
sería feliz.
Puedo asegurar que desde que
decidí dar mi sí a Dios, mi sí a su voluntad, he tenido auténtica paz y me he
sentido totalmente plena y llena de gracia. Por ello, solo puedo dar gracias a
Dios por elegirme y bendecirme con lo que yo considero su mejor regalo: mi
vocación.
5 comentarios:
Bendito sea Dios, que cada día manifiesta su Amor en el corazón de personas y las capacita para entregar su vida en oración y contemplación, por los demás. Que el Señor te siga concediendo un corazón enamorado, para que vivas está entrega con la alegría diaria del que se encuentra en brazos de su Amado, que transfigura la vida entera y la asemeja a Él, en cruz redentora para todos los hermanos. Que Santa Teresa interceda ante Dios por ti y toda tu comunidad (mañana) de Carmelitas Descalzas.
Mª Paz deseo que en el camino que has elegido Dios te vaya contagiando de Felicidad hasta el punto que puedas contagiarla tú también a los demás. Mucha Paz en el Señor.
Mª Carmen P. G.
Dios te bendiga y te colme de su presencia.
Eduardo Santodomingo Pbro.
Caracas Venezuela
Pues me encanta que tu respuesta haya sido un SI tan estupendo...M Paz, dá gusto ver a jovenes así..parece que son pocas y pocos los que entran en Conventos o monaterios o en el sacerdocio pero quizás en este tiempo esté el Señor escogiendo poquito y duradero y bueno!!!Bendito sea Dios...Todo para su Gloria!!
¡Qué feliz serás porque has encontrado el Amor verdadero!
En estos momentos ya estarás durmiendo en tu nuevo hogar, tu nueva vida.
Me alegro que seas una joven valiente que sigue su camino al lado de Jesús.
Que seas muy feliz.
Saludos,
http://quedateenminube.blogspot.com.es/
Publicar un comentario