¿Quién se atreverá hoy en día a comprometerse al sacrificio? ¿Quién preferirá una vida de trabajos nobles en vez de la molicie a la que se nos invita constantemente desde los diversos ámbitos de nuestra pseudo-cultura?
Lamentablemente tenemos que responder que nadie, o pocos, ya que se ha perdido el sentido del sacrificio, y esto porque ya no hay sentido de la vida. Los hombres de nuestro tiempo, en especial los jóvenes no tienen motivos por los cuales luchar, se les ha quitado lo propio de la juventud, que es ese arrojo a grandes empresas. Los jóvenes de hoy tienen los ojos turbios, porque éstos se abren desde un alma grande y se topan con una realidad pusilánime.
Sin embargo, a pesar de la mediocridad de nuestros días hay cosas que no han cambiado, y, querido joven, aunque sea difícil de creer, aún hoy crecen flores en este estanque podrido; aún hoy hay almas limpias, capaces de darlo todo por conservar la pureza de su cuerpo y de su alma; jóvenes que no se compran por pocas monedas o inertes ídolos; jóvenes que saben que se es verdaderamente valiente cuando día a día se lucha por conservarse castos en un mundo en descomposición. Estos jóvenes existen, y Dios quiera que cada día sean más.
Es en estas luchas durísimas, a las que los jóvenes de hoy se deben enfrentar, aunque todo el mundo esté en su contra, en las que se cosechará auténticos héroes. Y más, luminosos santos para Dios y la Iglesia.
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Fuente: www.aleteia.org
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