"Es un Dios personal quien gobierna, incluso el cosmos y las estrellas, es decir el universo” y la misma historia; “la última instancia no son las leyes de la materia de la evolución”, las de los mercados o las de los poderes economicistas, las de la correlación de fuerzas o de los intereses políticos del signo que sean, “sino la razón, la voluntad, el amor: una Persona.
Y si conocemos a esta Persona, y ella a nosotros, entonces el inexorable poder de los elementos materiales ya no es la última instancia; ya no somos esclavos del universo” de otros poderes aparentemente inexorables, “y de sus leyes, ahora somos libres. El cielo no está vacío. La vida no es el simple producto de las leyes y de la casualidad de la materia, o de otras fuerzas inamovibles, como pudieran parecer tal vez las económicas, sino que en todo, y al mismo tiempo, por encima de todo, hay una voluntad personal, hay un espíritu que en Jesús se ha revelado como Amor”
Benedicto XVI, Spes salvi, n.5.
2 comentarios:
Me encanto el canto de esperanza de tu entrada...El lleva nuestros pasos a la Eternidad y siempre hay una Luz que muestra ese camino.....nuestra herencia ..La Vida Eterna! un beso
Hace unos días de camino a la plaza de la Virgen, bajando por la calle de los Remedios, iba diciendo Martín, mi hijo, a otros niños que lo acompañaban, que si pedían un deseo a la luna, por no sé qué motivo que ahora mismo no recuerdo, ella se lo concedería. Al lado justo de él caminaba Don Natalio, uno de nuestros vicarios, que al escucharlo, dulcemente, como siempre suele hacerlo, le dijo: -Pero si la luna no tiene voluntad, ¿cómo puedes creer en esas cosas?
Al leer hoy estas preciosas palabras que hoy aparecen colgadas en nuestro blog (así Balbi lo considero yo) y que el Espíritu Santo inspiró sin duda a nuestro Santo Padre Benedicto XVI, al escribir esta Carta Encíclica Spes Salvi, me ha recordado esta anécdota infantil pero que trasciende, que va más allá de un inocente comentario entre niños.
La vida no es el simple producto de las leyes y de la casualidad de la materia, a Dios gracias, sino como bien nos dice el Papa, por encima de todo, hay una voluntad personal, hay un espíritu que en Jesús se ha revelado como Amor.
Dios nos ama, Dios quiere querernos siempre y en todo momento, Dios ejerce su amorosa voluntad de amarnos por medio de su Hijo en el Espíritu Santo.
Ojalá nos sintamos amados y dejemos amarnos más y más por Él. Pidamosle un corazón sencillo como el de María para ello.
+ Germán.
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