La voluntad interior
para realizar cambios concretos en la vida, es la tercera condición que nos pide
el Señor. De este modo, será más frecuente experimentar cómo él quiere derramar
rocío de bendición en nuestras vidas.
La voluntad encierra la
decisión personal de acoger las invitaciones al cambio que nos hace nuestro
Señor y desde allí, ir dando pasos concretos.
Incluso, cuando
recibimos su perdón y una sanación, él nos advierte que permanezcamos en oración
y que estemos atentos, pues podemos tener muy buenos propósitos y maravillosas
intenciones, sin embargo, seguimos siendo débiles y necesitamos de la fuerza que
proviene del Todopoderoso.
Si sientes que eres
débil, entonces pídele con confianza, que junto con los propósitos que te
inspire, también te conceda la fuerza necesaria para para llevarlos
adelante.
Amarás al Señor, tu
Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
Deuteronomio 6, 5.
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