El prefacio
de “después de la Ascensión” es una oración maravillosa: “Pastor y obispo de
nuestras almas, [Jesús] nos invita a la plegaria unánime, a ejemplo de María y
los apóstoles, en la espera de un nuevo Pentecostés”, de un Pentecostés que
purifique y abrase los corazones en amor de Dios.
Repitamos llenos de esperanza esta jaculatoria: “ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende
en ellos el fuego de tu amor…”
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