Benedicto XVI, en su mesa de trabajo
Benedicto XVI dialoga con un intelectual italiano ateo
«Querido Odifreddi, le cuento quién era Jesús»
Avventato - que se puede traducir por imprudente- es el suave calificativo que el Papa emérito, Joseph Ratzinger, ha dedicado al matemático e intelectual laicista Piergiorgio Odifreddi, Presidente de la Unión de Ateos y Agnósticos racionalistas, en una carta de once folios, fechada el 30 de agosto pasado, y en la que responde al libro Caro Papa, ti scrivo. La Repubblica reprodujo la carta el martes. En el diario aparece también un comentario de Odifreddi titulado El cartero del Papa llama dos veces, en el que habla de la sorpresa y emoción que sintió el pasado 3 de septiembre al recibir la carta de Benedicto XVI. He aquí lo esencial de este diálogo a distancia sobre fe, ciencia, y mal, que mantiene Benedicto XVI con el matemático ateo:
Ilustrísimo señor profesor:
Quisiera agradecerle que haya querido confrontarse minuciosamente con mi libro [Jesús de Nazaret] y con mi fe y por la lealtad con que ha tratado mi texto; pero mi juicio sobre el libro suyo es bastante contrastante. He leído algunas de sus páginas con gusto y provecho; en cambio, otras me han maravillado por una cierta agresividad e imprudencia de su argumentación. Una y otra vez, usted me hace notar que la teología sería fantaciencia (ciencia ficción); en tal sentido me maravilla que usted, sin embargo, considere mi libro digno de una discusión tan detallada. Permítame cuatro cuestiones:
* Es correcto afirmar que ciencia en el más estricto de la palabra lo es sólo la matemática, mientras que he aprendido de usted que incluso en ella habría que distinguir entre la aritmética y la geometría.
* Debería reconocer usted, al menos, que en el ámbito histórico y en el del pensamiento filosófico, la teología ha producido resultados duraderos.
* Una función importante de la teología es la de mantener la religión ligada a la razón y la razón a la religión. Ambas funciones son de esencial importancia para la Humanidad. En mi diálogo con Habermas, he demostrado que existen patologías de la religión y -no menos peligrosas- patologías de la razón. Ambas se necesitan, y mantenerlas conectadas continuamente es una importante tarea de la teología.
* La ciencia ficción existe, por otra parte, en el ámbito de muchas ciencias..., incluso en gran manera dentro de la teoría de la evolución. El gen egoísta de Richard Dawkins es un ejemplo clásico de ciencia ficción.
En todos los temas discutidos hasta ahora se trata de un diálogo serio que le agradezco. Las cosas son de otra manera en el capítulo de su libro sobre el sacerdote y sobre la moral católica, y todavía más diversas en el capítulo sobre Jesús. Sobre lo que dice del abuso moral de menores por parte de sacerdotes, como usted sabe, no puedo menos de expresar mi profunda consternación. Jamás he tratado de enmascarar esas cosas. Que el poder del mal penetre hasta tal punto en el mundo interior de la fe es para nosotros un sufrimiento que, por una parte, debemos soportar, mientras, por otra, debemos tratar de hacer todo lo posible para que no se repita. Ni siquiera nos consuela saber que, según las investigaciones sociológicas, el porcentaje de sacerdotes reos de estos crímenes no es más alto que el de otras categorías profesionales asimilables. En todo caso, no se debería presentar ostentosamente esta desviación como si se tratase de una basura propia del catolicismo.
Quisiera agradecerle que haya querido confrontarse minuciosamente con mi libro [Jesús de Nazaret] y con mi fe y por la lealtad con que ha tratado mi texto; pero mi juicio sobre el libro suyo es bastante contrastante. He leído algunas de sus páginas con gusto y provecho; en cambio, otras me han maravillado por una cierta agresividad e imprudencia de su argumentación. Una y otra vez, usted me hace notar que la teología sería fantaciencia (ciencia ficción); en tal sentido me maravilla que usted, sin embargo, considere mi libro digno de una discusión tan detallada. Permítame cuatro cuestiones:
* Es correcto afirmar que ciencia en el más estricto de la palabra lo es sólo la matemática, mientras que he aprendido de usted que incluso en ella habría que distinguir entre la aritmética y la geometría.
* Debería reconocer usted, al menos, que en el ámbito histórico y en el del pensamiento filosófico, la teología ha producido resultados duraderos.
* Una función importante de la teología es la de mantener la religión ligada a la razón y la razón a la religión. Ambas funciones son de esencial importancia para la Humanidad. En mi diálogo con Habermas, he demostrado que existen patologías de la religión y -no menos peligrosas- patologías de la razón. Ambas se necesitan, y mantenerlas conectadas continuamente es una importante tarea de la teología.
* La ciencia ficción existe, por otra parte, en el ámbito de muchas ciencias..., incluso en gran manera dentro de la teoría de la evolución. El gen egoísta de Richard Dawkins es un ejemplo clásico de ciencia ficción.
En todos los temas discutidos hasta ahora se trata de un diálogo serio que le agradezco. Las cosas son de otra manera en el capítulo de su libro sobre el sacerdote y sobre la moral católica, y todavía más diversas en el capítulo sobre Jesús. Sobre lo que dice del abuso moral de menores por parte de sacerdotes, como usted sabe, no puedo menos de expresar mi profunda consternación. Jamás he tratado de enmascarar esas cosas. Que el poder del mal penetre hasta tal punto en el mundo interior de la fe es para nosotros un sufrimiento que, por una parte, debemos soportar, mientras, por otra, debemos tratar de hacer todo lo posible para que no se repita. Ni siquiera nos consuela saber que, según las investigaciones sociológicas, el porcentaje de sacerdotes reos de estos crímenes no es más alto que el de otras categorías profesionales asimilables. En todo caso, no se debería presentar ostentosamente esta desviación como si se tratase de una basura propia del catolicismo.
Una historicidad verdadera
Si no es lícito callar sobre el mal en la Iglesia, tampoco se debe silenciar la gran estela luminosa de bondad y de pureza que la fe cristiana ha trazado a lo largo de los siglos. Lo que usted dice sobre la figura de Jesús no es digno de su rango científico. Si usted plantea la cuestión como si de Jesús, en el fondo, nada se supiera y de Él, como figura histórica, nada fuese comprobable, entonces sólo puedo invitarle, de manera decidida, a hacerse un poco más competente desde un punto de vista histórico. Lo que usted dice sobre Jesús es un hablar imprudentemente que no debería repetir. Que en la exégesis se hayan escrito también muchas cosas de escasa seriedad es, por desgracia, un hecho incontestable, pero eso no compromete de hecho la importancia de la investigación histórica seria. Debo rechazar con fuerza su afirmación según la cual yo habría presentado la exégesis histórico-crítica como un instrumento del anti Cristo...; he dejado claro de modo evidente que es necesaria para una fe que no propone mitos con imágenes históricas, sino que reclama una historicidad verdadera.
Si usted quiere sustituir a Dios por la Naturaleza, persiste la pregunta sobre quién o qué es esa naturaleza. En ningún sitio la define usted y, por tanto, aparece como una divinidad irracional que nada explica; pero quisiera sobre todo hacerle notar que en su religión de la matemática tres temas fundamentales de la existencia humana se quedan sin abordar: la libertad, el amor y el mal. Me maravilla que usted liquide la libertad de un plumazo, que sin embargo ha sido y es el valor básico de la época moderna. El amor no aparece en su libro, ni el mal, sobre el que no hay información alguna. Una religión que margine estas preguntas fundamentales se queda vacía. Puede, querido profesor, que mi crítica a su libro sea, en parte, dura, pero la franqueza forma parte del diálogo y sólo así puede crecer el conocimiento.
Si usted quiere sustituir a Dios por la Naturaleza, persiste la pregunta sobre quién o qué es esa naturaleza. En ningún sitio la define usted y, por tanto, aparece como una divinidad irracional que nada explica; pero quisiera sobre todo hacerle notar que en su religión de la matemática tres temas fundamentales de la existencia humana se quedan sin abordar: la libertad, el amor y el mal. Me maravilla que usted liquide la libertad de un plumazo, que sin embargo ha sido y es el valor básico de la época moderna. El amor no aparece en su libro, ni el mal, sobre el que no hay información alguna. Una religión que margine estas preguntas fundamentales se queda vacía. Puede, querido profesor, que mi crítica a su libro sea, en parte, dura, pero la franqueza forma parte del diálogo y sólo así puede crecer el conocimiento.
Benedicto XVI
2 comentarios:
Me maravilla ver con la sencillez que expresa Benedicto tanta sabiduría..por los años que tiene y sus conocimientos además de su experiencia...que mente mas privilegiada...que gozada leer estas cartas!!!!
Impresionante, irrefutable, contundente, claro, conciso, categórico...y al mismo tiempo humilde, elegante, sencillo y emocionante. Lástima que de esto no se hagan eco los grandes medios de comunicación.
Por cierto, mi más sincera enhorabuena a quienes dirigís este blog.
Manuel-Jesús Sánchez-Alarcos.
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