domingo, 5 de febrero de 2012

APRENDE A PERDONARTE

A los cristianos se nos ha hablado y enseñado mucho sobre la necesidad del perdón y es verdad y es bueno perdonar.

Pero el perdón más efectivo es el que nos damos a nosotros mismos reconociendo nuestros errores y fragilidades.

No es el estar orgulloso de lo malo que hemos hecho o de los muchos fallos cometidos…es reconocer que, a pesar de nuestra buena voluntad, en numerosas ocasiones nos equivocamos y tenemos derecho a perdonar nuestra frágil humanidad.
Muchos perdones que damos a los demás casi a diario, no tienen la suficiente fuerza porque no vienen de un corazón que ha experimentado el gozo de ser perdonado y reconciliado interiormente.

Sólo quien ha saboreado el gusto del auto-perdón es capaz de perdonar.
De nada vale que te tortures por tu pasado.
De nada sirve que una y otra vez acudan a tu mente los pedazos rotos del recuerdo.

El auto-perdón es capaz de desinfectar nuestras tormentas internas y destrozar las más pesadas cargas de dolor.

Propósitos:
- Voy a intentar hacer un inventario de las cosas que no me he perdonado en mi vida.

- Voy a elegir la que más dolor me provoque y me voy a perdonar el error de antaño.

- Ejercitaré una y otra vez este método de recordar para perdonarme hasta que desaparezcan mis tormentas interiores.

Ojalá que esta práctica la vivas cada día el resto de tu existencia.

Autor: © 2002 Mario Santana Bueno


2 comentarios:

javier dijo...

No entiendo esta entrada. Lo siento. No entiendo qué puede significar eso de autoperdonarse ni poniéndome en la piel de un masoquista.
Lo del perdón lo entiendo. Me han perdonado muchas veces y siempre he acogido el perdón que me han dado otros como un regalo.
El perdón no es algo que uno pueda darse. Es algo que podemos dar a otros y es algo que podemos pedir a Dios "como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden".
No me imagino un Padrenuestro que diga "Autoperdónate, Padre, como nosotros nos autoperdonamos".
Querida amiga, yo me autoperdono, me autodispenso y me automuchas cosas muchas veces al día. Cada vez que justifico mis faltas de amor a Dios y al prójimo por el gran amor que siento hacia mí mismo. De vez en cuando comprendo que ese amor propio no justifica nada y comprendo que el perdón hay que pedírselo a Dios y al prójimo. Aceptar -con gratitud- el perdón que nos dan es una cosa sana y saludable.
Lo diré de otro modo: cuando nos autoperdonamos nos autoafirmamos -con razonamientos indiscutibles- como hacen los condenados al infierno que son abogados -locuacísimos- de sí mismos y nos hacemos incapaces del único perdón que salva.
Cuando pedimos perdón reconocemos que eso no podemos dárnoslo nosotros mismos. Entonces estamos -si no en el Cielo, porque pedir perdón puede ser algo humillante- camino del Cielo.
Y aún lo diré de otro modo: en las cárceles de Españita hay etarras que se han autoperdonado porque Franco y porque tal y porque cual. Y en San Miguel de Salinas hay un cura que se autoperdona todos los días porque el mundo lo hizo así y porque tal y porque cual.
Y lo diré del modo más amable: si lo del autoperdón tuviera algún sentido -aunque fuera poético o psicológico o real- pedir perdón a otros sería tan estúpido como morir en una Cruz pidiendo a Dios que perdone a los que te crucifican.
Amable doña Balbi, si antes de morir le concedieran a usted la gracia de hacer un discurso de cuatro palabras ¿diría usted "me lo perdono todo" o diría "lo siento, pido perdón"?
Yo podría perdonarme este áspero comentario mío -como tantas otras cosas- pero prefiero encomendarlo todo a la amable indulgencia de usted y esa más amable indulgencia de Dios porque eso del autoperdón requiere un esfuerzo enorme e inútil que define muy bien el esfuerzo enorme e inútil que hacen los condenados al infierno.Es más fácil pedir perdón. Y más eficaz y saludable.

Anónimo dijo...

Está claro que para reconocer la culpa y pedir Perdón necesitamos la luz y la fuerza del Espíritu Santo, así como para saber y conocer, la dimensión del Perdón necesitamos la fuerza del Espíritu Santo, para conocer la liberación interior que sginifica el Acto de perdonar, no basta nuestra voluntad, hay alguien que lava nuestra culpa. Por eso don Javier no estoy de acuerdo tampco con Vds. ya que el perdón no lo podemos comtemplar como un acto meramente humano. Vd. lo sabe mejor que yo, por eso tambien necesitamos muchas veces el auto perdón porque si no creemos que nos podemos perdonar a nosotros mismos, como creeremos que podemos perdonar a los demas o como creeremos que seremos perdonados? Seguramente conocerá algún caso de personas que dicen. yo no perdonaré nunca. Elpidio