viernes, 29 de julio de 2011

LA JMJ PARA TODOS


A las 20:30 en la Parroquia, tendrá lugar el funeral por el alma de D. Martín Martín-Tereso.

Y eso es lo que trata de reconocer desde hace ya trece años la Asociación Edad Dorada-Mensajeros de la Paz. Cada 26 de julio, y coincidiendo con la festividad de San Joaquín y Santa Ana, abuelos del Niño Jesús, promueve la celebración del Día de los Abuelos, un «homenaje a todos esos hombres y mujeres que tanto nos han dado», señala el padre Ángel, presidente y fundador de Mensajeros de la Paz.
La iniciativa busca además sensibilizar a las familias respecto a la importancia de la figura de los abuelos, para que se les valore y otorgue el respeto y el cariño de su entorno. No obstante, la festividad de los abuelos pretende también ser una llamada de atención a las administraciones públicas sobre las necesidades y carencias que sufren las personas mayores, tan importantes y necesarias en nuestra sociedad, aunque muchas veces no se les de la importancia que deberían tener.


Punto de encuentro
Incidiendo en esa relación tan especial que debe existir entre nietos y abuelos, la organización de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que se celebrará en Madrid del 16 al 21 de agosto, ha creado el club de los abuelos de la JMJ, un punto de encuentro entre jóvenes y mayores. El único requisito es ser abuelo o mayor de 60 años, y su cometido, animar a sus nietos para que se inscriban como peregrinos o voluntarios de la JMJ e incluso ofrecerse ellos mismos como voluntarios para un evento que reunirá a más de un millón y medio de jóvenes católicos en la capital de España.
Una de esas abuelas es Maximina, de 79 años, que, junto a su nieta Marina, de 20, reivindica un papel protagonista para los mayores como pilar de la familia y de la sociedad en general. Cuestionada sobre las diferencias entre los jóvenes de su generación y los de ahora, Maximina considera que, en esencia, «son iguales, con las mismas ilusiones, ideales e inquietudes» y se muestra orgullosa de que sus nietos vayan a participar como voluntarios en la JMJ. Lo que sí que cree que ha cambiado es la valoración que se hace actualmente de los abuelos. «Se desprecia mucho la experiencia y a la gente con edad», lamenta.
No obstante, afirma que éstos están siendo «un apoyo muy grande para la sociedad y para las familias», aunque no se esté valorando adecuadamente. En la misma línea se pronuncia Marina, que apunta que se debería tener a los abuelos «más como referencia», pues son la voz de la experiencia», y se queja de que eso se está perdiendo. «Siempre están ahí apoyando, y eso hay que valorarlo», concluye la joven, que ve en su abuela Maximina un ejemplo a seguir de «constancia, trabajo y cariño».

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