Si dentro de poco es su aniversario de boda y quiere una pequeña idea como regalo, me permito sugerirles un libro. Su título es: “21 matrimonios que hicieron historia”, de G. Castillo.
Dice el autor en el prólogo que existen muchos libros sobre la vida de individuos extraordinarios, pero muy pocos sobre la vida compartida de ese tipo de personas en el matrimonio. Así las cosas, él propone una selección de semblanzas sobre la vida matrimonial de personajes históricos.
Como pueden consultar con facilidad la sinopsis del libro y del autor en internet, me limitaré a destacar -por razón de brevedad- sólo algunos aspectos concretos, de tres de esos veintiún casos, que me han llamado especialmente la atención.
El primero es el de Aquila y Priscila (año 40 d.C). Me parecen un modelo de matrimonio en función de lo fundamental, es decir, de Dios. Cristianos expulsados de Roma, llegan a Corinto y allí reconocen y acogen en su casa a San Pablo del que, desde ese momento, fueron los más eficaces colaboradores. Incansables evangelizadores laicos, hicieron siempre de su casa el centro de una comunidad cristiana. Primero en Corinto, luego en Éfeso, y allí, y esto es buena muestra de lo anterior, nos relatan los Hechos este revelador episodio: el judío alejandrino Apolo, recién convertido al cristianismo predica valientemente a los judíos. Aquila y Priscila acuden un día a escucharle a la sinagoga y viendo su limitado conocimiento y su inexperiencia le invitan ¡a vivir en su casa!: “…cuando Priscila y Aquila le escucharon, se lo llevaron a su hogar y le explicaron el nuevo camino hacia Dios con más detalle…”. Así eran.
El segundo caso es el matrimonio de Juan Sebastian Bach y Anna Magdalena Wilken (casados en 1720), dos encantadores seres que se comprendieron porque se quisieron. Resulta interesante leer en los escritos de Anna estas palabras: “Creo que Sebastian era un hombre muy difícil de conocer no queriéndole. Si yo no le hubiese querido desde el principio, estoy segura de que nunca le hubiera comprendido”. Para tomar nota.
Cuenta también de su marido lo cuidadoso que era con los pequeños detalles: “… Me regaló un cuaderno de música (…) en la cubierta había caligrafiado él mismo, con oro y tinta china, mi nombre. Me dijo que lo habíamos de llenar entre los dos: yo copiaría en él las piezas musicales que más me gustasen y él escribiría piezas compuestas exclusivamente para mí”. Si se preguntan cuál sería el “secreto” de esta capacidad de amar y ser amado, una frase de Anna me parece que da la clave: “Era el hombre más religioso que he conocido en mi vida”.Revelador, ¿verdad?
Y ya que hablamos de frases, aquí les dejo la que escribió en una carta a un amigo el Rey Balduino de Bélgica, todo un modelo en la “búsqueda de novia” (no se pierdan el relato de su noviazgo, porque bien podría ser el guión de una película de acción y suspense). Decía de Fabiola: “Sé que será para mí siempre un gran estimulo para amar a Dios cada día más”.
Ya ven, la clave del éxito en el matrimonio parece tener un… Común Denominador.
Porthos para ReL
3 comentarios:
Me vienes al pelo. Gracias por esta entrada que da tantas respuestas , llevo cuatro posts sobre el matrimonio sin acertar en el clavo hasta hoy...te puedo linkear? Gracias
Por supuesto que puedes linkearnos, Mrswells.
Gracias por seguirnos.
Un abrazo.
Ya llevaba tiempo sin visitarte Balbi.....me encanta ka idea del librito que lo pienso comprar....hay que aprender a amar cada vez mejor en el matrimonio y enamorar al marido o a la mujer ...esto sin la oracion casi es imposible.....
Tengo el privilegio de sentir de Dios el enamoramiento que tiene por mi persona....y esto me ayuda mucho.
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