Tengamos muy presentes en nuestras oraciones a los chicos que participan, a sus monitores, y a D. Natalio que les acompaña.
El 12 de mayo del año 2000 estábamos en el aeropuerto de Figo Maduro en Lisboa para recibir a Juan Pablo II juntamente con 100 niños. Yo ayudé a ensayar canciones a los pequeños para cantarle al Papa. Estábamos ahí, mi marido mis hijos pequeños y yo. Joao María estaba en mi vientre, con tres meses.
Al tener este encuentro con Su Santidad decidí enviar una carta a Roma por medio de una periodista solicitando que el papa bautizara a mi bebe. Me respondieron que primero tenía que nacer.
A los tres meses del nacimiento de Joao, escribí otra vez para pedirles en el Vaticano que el papa Juan Pablo II bautizara a mi hijo. La respuesta fue negativa. Después el patriarca de Lisboa habló a Roma para interceder por nosotros. La respuesta fue que el cupo estaba completo para bautizar a los niños en la Capilla Sixtina ese día, pero que si había alguna cancelación porque algún niño no pudiera ir, entonces Joao tendría la posibilidad. Finalmente Joao fue bautizado por Juan Pablo II, ya que hubo una cancelación de bautizo de un niño que estaba enfermo.
Magdalena Jalles, mamá de Joao
Soy la última de once hijos. Mis padres me han dado su ejemplo de trabajo y dedicación a la familia. Cuando me casé, sabía que lo más importante en mi matrimonio era tener tiempo para mi familia. Desde muy niña empecé a trabajar muy duro por el estilo de vida que llevamos.
También sabía la presión que existe en las grandes empresas multinacionales con los empleos actualmente para que te dediques primero y totalmente a tu trabajo y te olvides de la familia. Mi esposo murió por exceso de estrés. Yo sabía muy bien lo importante que es tu familia, no estás solo(a), Dios te ayuda, Él te saca adelante cuando tu principal enfoque es su voluntad.
Al quedarme viuda con cuatro hijos y sólo tener el dinero que venía del trabajo de mi marido, comencé a dar clases de inglés y de música pues somos apasionados de este menester. Posteriormente me aparté por dos años a la vida del campo para tener más tranquilidad, reflexionar acerca del destino de mis hijos, pensar mejor mi situación como viuda con cuatro hijos que sacar adelante, acercarme a Dios y analizar lo que iba a pasar con la educación artística que le estaba dando a mi familia.
Tenía muy presente que quería educarlos en la fe católica, pero también necesitaba ganar dinero. Sucedió un regalo de Dios. Que la gente nos escuchaba cantar en la misa, les gustaba nuestro estilo, nos solicitaban para la primeras comuniones, en la celebración de su matrimonio, bodas de oro, etcétera. De esta manera empezó un camino de fe, ya que nunca sabíamos si tendríamos dinero para pagar las cuentas de la casa.
Con mucha esperanza y amor al papa Juan Pablo II, nos hemos sentido protegidos por él, de quien recibimos un ejemplo inmenso; él amaba la familia, nos mostró que la familia es la prioridad. Así fui sacando adelante la mía.
Este año cumplimos nueve años trabajando todos muy unidos con la música, y un amor a la fe y a la música muy grande. Nos mandan llamar para cantar en las navidades, a todo tipo de gente a la que le gusta nuestra música; todos como familia estamos siempre muy alegres trabajando para Dios y ganando nuestro dinero dignamente, pagando cuentas de la casa y los estudios de mis hijos.
Publicado en www.aleteia.org
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