El video de hoy nos muestra, desde una analogía del cambio físico, una perspectiva interesante de cómo ver a los demás. Es la mirada de aquellos que ven a las personas más allá de las apariencias (en el video el hombre era un ex-militar venido a menos que terminó de vagabundo), viendo quién es el otro realmente para así descubrir la valía que tiene cada uno desde su ser único e irrepetible.
Elementos apostólicos
En primer lugar, pensaba en esa frase que usamos mucho: “Los ojos son la ventana del alma”. Muchas veces, pensamos esa frase en relación a uno mismo, es decir, que nuestra mirada revela cómo nos encontramos en el interior y eso es muy cierto. Sin embargo, ¿Qué tanto hemos pensado que nuestros ojos son ventanas para “ver” las almas de cada persona? En ese sentido, pensaba en esa transformación que tiene el personaje principal del video y me venía a la mente la idea de que esa transformación se debe dar primero en la mirada de cada uno en relaciónal otro. Es la mirada de aquel que entiende y vive en su vida la realidad de que lo esencial o más importante es siempre lo interior. Es la mirada que no se conforma con lo que “ve” en un primer momento, sino que ve “más allá”, ve con la fe, para descubrir la grandeza que hay en cada persona.
Hoy en día, muchas veces nos dejamos llevar por los estereotipos que se han formado en la sociedad, que son sobretodo físicos. Si esa persona tiene buena apariencia o no, si es de tal color, si se viste de tal manera, o tiene tal peinado, o tiene tal trabajo, etc. Tantos estereotipos que se quedan en lo más cómodo. Es muy fácil juzgar a una persona por lo que muestra, por sus apariencias y no comprometernos de verdad. Pero sí que es difícil ver la bondad particular y única de cada uno. ¿Por qué? Porque nos mueve a querer conocer más, a querer compartir la vida con el otro porque el bien nos atrae naturalmente. En este punto, pensaba en la mirada del Señor Jesús… ¿Cómo debió haber sido? ¿Cómo habrá mirado a las personas con que se juntaba? ¿con las prostitutas, cobradores de impuesto corruptos o los fariseos que creían que ya no necesitaban nada más para ser felices? Y me venía a la mente ese pasaje del joven rico, en la cual Jesús “mirándolo, lo amó”. ¿Cómo alguien puede amar con la mirada? Creo que esto nos da la clave para entender un poco más al Señor, creo que porque Él y toda persona humana es irresistible a la Bondad que hay en cada persona de manera única.
En segundo lugar, me pongo a pensar en el “cambiazo” que tuvo la vida Jim Wolf en su vida, después de grabar este video. De ser durante décadas alcohólico, pobre y vagabundo pasó, de un día a otro, a ayudar a personas alcohólicas y a tener su propia casa. ¿Por qué cambió? Creo que es porque otros le hicieron ver lo mejor de sí y, por tanto, había esperanza. Efectivamente, es necesario ver lo valioso que es cada persona, pero qué difícil también es verse así mismo valioso. ¿Nos resulta incómodo y hasta rechazamos, por ejemplo, decir: “Qué bueno que es ser yo mismo” o “qué alegría es ser yo”? Si es así, creo es muy importante cambiar nuestra mirada, no solo en relación a los demás, sino en relación a uno mismo. Mirarse como Dios mismo nos ve. Si las personas no tienen una mirada esperanzada de sí mismos, ¿qué esperanza van a dar a los demás? Y, por el contrario, si uno mismo se ama como Dios lo ama, se nota… Vemos, ya no a esa persona decaída, triste o cabizbaja, sino a alguien que sabe como certeza que es valioso en sí mismo, porque Dios lo ha visto. Yo creo que la conversión es dejarse ver por Aquel que nos ama. Ese, en mi opinión, es el primer paso para cambiar, dejarse amar por la mirada de un Dios que nos ve tal cual somos.
1 comentario:
Siiii...esa Mirada nos vuelve bellisimos a todos!!!
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