Ámame tal y como eres.
Yo conozco tu miseria, los combates y
las tribulaciones de tu alma; la debilidad y
las enfermedades de tu cuerpo; Conozco
tu cobardía, tus pecados; tus flaquezas y
te digo sin embargo: “Dame tu corazón,
ámame como eres”. Si esperas a ser un
ángel para librarte al amor, no me
amarás nunca. Incluso, si vuelves a caer
a menudo en esas faltas que tu quisieras
no conocer; incluso si eres cobarde en la
práctica de la virtud, no te permito que no
me ames: ámame cono eres.
A cada instante, y en cada situación en la
que te encuentres, en el fervor o en la
sequedad, en la fidelidad o en la
infidelidad. Ámame tal como eres.
Yo amo, el amor de tu corazón indigente;
si para amarme esperas a ser perfecto,
no me amarás nunca. ¿No podría yo
haber hecho de cada grano de arena un
serafín radiante de pureza, de nobleza y
de amor?. ¿No podría yo con un solo
gesto de mi voluntad hacer surgir de la
nada miles de santos, mil veces más
perfectos y más amantes que lo que he
creado? ¿No soy yo el Todo Poderoso?.
¡Y si me agrada dejar en la nada esos
seres maravillosos y preferir tu pobre
corazón al de ellos!
Hijo mío, déjame amarte; yo quiero tu
corazón.
Yo pienso formarte, pero mientras tanto,
yo te amo como eres.
Y yo deseo que tu hagas lo mismo: yo
deseo ver subir desde el fondo de tu
miseria el amor. Yo amo en ti hasta tu
debilidad.
Amo el amor de los pobres. Quiero que
de la indigencia, suba constantemente
este grito: Señor, os amo. ... es el cantar
de tu corazón el que me interesa.
¿Necesito tu sabiduría y tus talentos? No
son virtudes lo que yo te pido. Y si yo te
las diera, tú eres tan pobre que pronto tu
amor propio se mezclaría: no te
preocupes por eso. Yo podría haberte
destinado a grandes cosas. Pero no; tú
serás el servidor inútil. Yo te cogeré
incluso lo poco que tienes, pues yo te he
creado por amor. ¡Ama!
El amor te hará hacer el resto sin que tú
sepas cómo; no busques nada más que
llenar el momento presente de tu amor.
Hoy me tienes a la puerta de tu corazón
como un mendigo. Yo el Señor de
señores. Llamo y espero. Date prisa en
abrirme. No alegues tu miseria ni tu
indigencia. SI la conocieras totalmente
morirías de dolor.
Lo único que puede herir mi corazón, es
verte dudar y que perdieras la confianza.
Quiero que tú pienses en mí cada
instante del día o de la noche. Yo no
quiero que tú realices la acción por
insignificante que sea por otro motivo que
el amor. Yo te daré el amar más allá de lo
que hayas podido soñar.
Pero recuerda: ¡ámame, tal y como eres!
No esperes a ser un santo para AMARME.
4 comentarios:
Este es mi consuelo y mi descanso Señor.
abrazos.
YO Señor no me gusto,quisiera que tú señor me hicieras mercedora de amor.(Me siento tan poca cosa)Que me cuesta reconocer, que aun asiTú Señor puedas amarme. Ayudame Dios mio
1 de agosto de 2011
Rezando esta oración, me brota de dentro: "Señor, enséñame a AMAR...."
Gracias
Me alegras el dia Balbi!!!!! Es esto lo que oye mi corazón a cada momento sabes?, es un Don que pocos sabes advertir, siempre creemos que si cambiamos por nosotros mismos - que falacia- nos va a querer mas....que ignorancia y que necedad.....estoy contenta porque me he encontrado conmigo misma y me Ama mas de lo que yo me podria amar...y he encontrado mi tesoro: Mi debilidad.Amar como pueda..pero en todo momento.....El que ES, dice a la que NO ES, que soy yo, como decia Sta Catalina de Siena.....un beso
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