sábado, 15 de mayo de 2010

MADRE NUESTRA


El punto de partida de la devoción a María no puede ser más modesto: su prima santa Isabel, protagonista del primer canto de alabanza a la Virgen, bendecía a María mientras el niño daba saltos en su seno: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre; ¿cómo es posible que la Madre del Señor venga a visitarme?»

Desde entonces y hasta hoy, el amor a la Virgen se ha sucedido, generación tras generación. De hecho, durante siglos, muchos cristianos han vivido su comunión de fe, sostenidos por el amor a María. Así lo subrayaba el Papa Juan Pablo II, en su Visita de 1982 a la Virgen del Pilar, en Zaragoza: «El amor mariano ha sido en vuestra historia fermento de catolicidad», y definió las tierras de España como Tierra de María.

No hace falta rebuscar mucho para ver ejemplos concretos de este amor mariano que caracteriza a nuestro país: ¿qué pueblo o ciudad no tiene una Virgen, bajo una advocación concreta, que es el corazón de todos los lugareños? En este mes que vivimos, las romerías se suceden a lo largo y ancho de España, en celebraciones que unen a todos los vecinos en torno a ella.

Pero es importante no confundir el amor a María con la tradición, o con una celebración vacía de contenido y llena de diversión.Por otro lado, ¿qué parroquia no tiene, antes de la celebración de la Misa, los sempiternos fieles que, cada día, acuden a rezar el Rosario? Gracias a ellos, muchas almas habrán ido directas al cielo, además de crear escuela: ahora, los jóvenes han cogido el testigo del Rosario y hasta se reúnen en torno a un video de Internet que fomenta su rezo, además de ponerse camisetas en las que se puede leer: Yo también rezo el Rosario.

El movimiento de Cursillos de Cristiandad, realidad eclesial floreciente en la Iglesia, también se ha unido a la importancia del rezo del Santo Rosario: cada vez que se celebra un nuevo Cursillo, los miembros del movimiento se unen en una cadena fraterna de oración del Rosario, para pedir por los frutos de esos días, para que el corazón y los oídos de las personas que se acercan hasta allí, se abran de par en par.

No es la única realidad de la Iglesia formada en torno a María: todos los nuevos carismas beben de su inspiración, sitúan a la Virgen en el centro de su espiritualidad: Schoenstatt nace al calor de una Alianza de amor con María en una pequeña capilla alemana. Algunos Focolares, de Chiara Lubich, también conocidos como Obra de María, viven en ciudadelas llamadas Mariápolis -ciudad de María-, modelos de ciudad basados en el ejemplo de la Madre de Dios. O los seminarios diocesanos misioneros Redemptoris Mater del Camino Neocatecumenal, que toman su nombre de la encíclica, de 1987, de Juan Pablo II sobre el papel de la Virgen María, que no es otro que el modelo en el que Cristo se inspiró para crear la Iglesia.El presente y el futuro de España están, como ya dijo Juan Pablo II, en las manos y el corazón de la Virgen María.
Cristina Sánchez en Alfa y Omega

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