sábado, 29 de septiembre de 2012

DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO

 
 
Evangelio

En aquel tiempo dijo Juan a Jesús:
«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros».
Jesús respondió:
«No se lo impidáis, porque quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro. Y el que os dé a beber un vaso de agua porque sois de Cristo, en verdad os digo que no quedará sin recompensa.
El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te induce a pecar, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la gehenna, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te induce a pecar, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies a la gehenna. Y si tu ojo te induce a pecar, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos a la gehenna, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga».

Marcos 9, 38-48
 
 
El apóstol Juan considera una intromisión el hecho de que un desconocido expulse demonios en nombre de Jesús, ya que no formaba parte de los discípulos que acompañaban al Señor, depositarios del poder de expulsar demonios. Era como arrogarse unas atribuciones que no le correspondían. Por eso los apóstoles, indignados ante semejante intrusismo, habían intentado impedírselo. Sorprendentemente para ellos, Jesús responde con mayor amplitud de miras y les dice que no se lo impidan, pues nadie puede hacer milagros en su nombre y después hablar mal de Él, porque quien no está contra ellos, está a favor de ellos. Un diálogo semejante tuvo lugar entre Moisés y el joven Aarón, según nos narra el libro de los Números (véase 11, 25-29). Moisés llega a preguntar a Josué si estaba celoso. La actitud de Juan también parece ser consecuencia de un cierto fondo de envidia, o cuando menos, de estrechez de corazón. Es la tendencia a la exclusividad que asalta a los humanos cuando hemos recibido algo importante y no lo queremos compartir, prefiriendo ser como una especie de depositarios únicos, como los propietarios en exclusiva. La motivación no suele ser únicamente velar porque las cosas se hagan bien, sino que también se muestran intereses ocultos ya sean conscientes o inconscientes. So capa de seriedad y orden, se pueden esconder el interés personal y la actitud posesiva.
Y ¿cuál es el argumento que esgrime Juan? Muy sencillo: que no es de los nuestros. Es como si los discípulos pensaran que tenían una especie de monopolio sobre Jesús. Detrás de la protesta de Juan se percibe la mentalidad de grupo excluyente, que tan a menudo se da en todos los ámbitos, y el deseo de que todo esté bajo control, ya sean las personas, los carismas y todos dones de Dios. La respuesta de Jesús muestra que Dios actúa más allá de nuestros límites y previsiones y que, lejos de restringir, hemos de estar atentos para poder captar su acción y su presencia allá donde se produzca.
Por eso, Jesús responde a Juan que no le impidan nada a aquel sujeto, porque el que no está contra ellos, está a su favor. De esta manera les ensancha el horizonte para que sepan detectar la verdad y el bien allí donde estén, para que sepan valorar el bien lo haga quien lo haga. El bien que se hace en nombre de Cristo, siempre fructifica. Es más, cualquiera que les de un vaso de agua por ser discípulos suyos, recibirá su recompensa. Como nos recuerda la constitución Gaudium et spes, del Concilio Vaticano II, la Iglesia tiene como misión fomentar y elevar todo cuanto de verdadero, de bueno y de bello hay en la comunidad humana, y con su fidelidad al Evangelio y el ejercicio de su misión en el mundo, consolida la paz en la Humanidad para gloria de Dios (véase n.76)

 
+ José Ángel Saiz Meneses
obispo de Tarrasa

jueves, 27 de septiembre de 2012

¿DE VERDAD QUERÍA VER?




Dice el evangelio que Herodes quería ver a Jesús. Pero su deseo no es como el de otros personajes del Evangelio. Zaqueo, por ejemplo, también quería ver e hizo lo posible para conseguirlo. Todos recordamos su atrevimiento al subirse a una higuera. Pero Herodes, al igual que sus padres cuando le visitaron los Magos, quiere ver sin moverse, porque de hecho le mueve la curiosidad, no el deseo.
El evangelio es preciso al respecto. Sabe que ha cometido un crimen (ha matado al Bautista), y oye hablar de un personaje importante. No cree en fantasmas, pero le mueve el gusanillo de saber quien es ese galileo que levanta tantas pasiones y del que todo el mundo habla. Quien sabe, quizás también tenga la oportunidad de cortarle la cabeza.
Herodes verá a Jesús, pero inútilmente. Sucedió durante la pasión. Cuando Jesús es conducido de un lugar a otro (de Herodes a Pilatos). Entonces Herodes aún estaba más consumido y atrapado por sus pecados y ver a Jesús sólo le sirvió para aumentar su ignominia. Tanto Herodes como Pilatos vivieron la amarga experiencia de creer que tenían poder, de mandar a los demás, de creerse “quasi dioses” para finalmente descubrir que su vida era arrastrada por las pasiones, la opinión pública o los deseos de otros más poderosos. Es lo que tiene la vida caprichosa, que cuando menos te lo esperas te deja en la estacada sin que puedas hacer ya nada porque has sido expulsado de ti mismo.
Por eso podemos decir que, verdaderamente, Herodes no deseaba ver al Señor. Había empequeñecido demasiado el deseo de su corazón. En lugar de buscar la felicidad plena se contentó con el consuelo de la satisfacción efímera. Por eso cuando tendrá la oportunidad de ver al Señor no le servirá de nada. Le hubiera gustado que realizara un milagro, asistir a un espectáculo religioso que quizás le conmoviera exteriormente, pero no deseaba abrir su corazón.
Este texto contiene importantes enseñanzas para todos nosotros. En primer lugar nos muestra que no vemos a Dios cuando nosotros queremos sino que Él tiene sus tiempos. Ningún instante de nuestra vida queda fuera de sus designios salvíficos. Por eso debemos permanecer siempre con el corazón atento.
Al mismo tiempo nos muestra como las diferentes acciones que vamos realizando suponen un posicionamiento por nuestra parte. Ensanchamos o estrechamos el corazón según nuestro comportamiento. De ahí que debamos prestar atención a todo lo que hacemos. Nada es irrelevante. Cada paso que vamos nos coloca en una dirección.
Dios no se esconde, pero se muestra a quienes lo buscan con sinceridad. Señalaba san Agustín que el tardó en encontrarlo porque lo buscaba en las cosas exteriores y desatendía a su corazón. Lo mismo le pasaba a Herodes. Quería ver a Jesús sin poner en juego su corazón. Al final la vida para él era un simple juego.
Pidamos a la Virgen que nos ayude a estar siempre atentos a la voluntad del Señor para que sepamos reconocer siempre su cercanía y no nos despistemos por el camino del pecado.

Comentario a la Liturgia del día de www.archimadrid.org

miércoles, 26 de septiembre de 2012

"SIN EL NO SE PUEDE HACER NADA"

Incluimos el escrito de J.A., joven ex-presidiario, quien afirma que “gracias a Dios, tomó mi vida para reconstruirla de nuevo”.

Tenía 29 años y llevaba dos en prisión a causa de un delito. Por aquel entonces, veía a Dios muy lejos de mi vida. Le veía a Él en el cielo y a mí en la tierra. Lo único que tenía claro era que existía.
No sabía nada de San Josemaría Escrivá, hasta que una Religiosa de las Hijas de la Caridad me trajo un libro llamado Amigos de Dios. Después de leer dicho libro, puedo decir que, ahora sí sé que Dios no sólo está en el cielo y en la tierra, sino que también está dentro de mí.
En mi infancia recibí una buena educación católica pero en la adolescencia mis amigos me decían: «Dios no existe, qué tontería, hay que progresar, hay que modernizarse…». Y yo me dejaba llevar… A veces es bueno que venga alguien y te hable claro, y a mí, San Josemaría me habló a través de ese libro.
Me di cuenta de lo lejos de mi vida que había dejado al Señor y de cuánto le había defraudado. Ahí empecé a entender que Dios no es un número de socorro para llamar en caso de emergencia; descubrí que hay que quererle en las buenas y en las malas, y hay que tenerle siempre al lado, porque sin Él, no se puede hacer nada.
Gracias a ese libro empecé un camino que hasta hoy no me he arrepentido de tomar. Empecé a leerme todos los libros de San Josemaría y se los prestaba a mis compañeros de la cárcel, ¡que no me los devolvían!
Al pasar la cruz de la JMJ por la prisión, algo fuerte me sacudió el corazón y nació un sueño, un proyecto maravilloso: traer a mi hermana, que vivía en mi país, a la JMJ de Madrid y participar con ella. Yo trabajaba en la lavandería de prisión y ganaba muy poco dinero, pero ahorrándolo podía empezar a planteármelo seriamente.
Por aquel entonces mi hermana tenía 20 años, estudiaba en la Universidad y no contaba con los recursos económicos para poder venir. Mi familia se rompió hace seis años: mi padre abandonó a mi madre y las dejó, a ella y a mi hermana, prácticamente desahuciadas. Mi hermana, es cierto, estudia gracias a mi padre, pero con muchos esfuerzos.
Con esta ilusión, puse toda mi esperanza en el Señor y, después de un año de privarme de hasta lo más mínimo, logré reunir el dinero y enviárselo. Así, ella pudo inscribirse en la JMJ con la delegación oficial de la Conferencia Episcopal de mi país.
Cuando parecía que el sueño empezaba a hacerse realidad, a mí me denegaron el permiso para asistir a la JMJ. Llevaba cumplidos 4 años de una condena de 6, me quedaban 3 meses para obtener la libertad condicional, e inexplicablemente, la prisión, sabiendo que mi hermana venía y que yo había reunido el dinero con mucho sacrificio, me denegó los permisos sin razón alguna.
A dos meses de la JMJ estaba que me tiraba de los pelos; había escrito cartas al director de la prisión, al juez, a la Fuerza de Vigilancia Penitenciaria… les explicaba mi situación y la ilusión que me hacía vivir la JMJ con mi hermana, después de 4 años sin verla y sin ver a nadie de mi familia, ya que en España no tengo a nadie. No recibía respuesta y ya empezaba a perder la esperanza. Veía la JMJ a la vuelta de la esquina y estaba a punto de darme por vencido. En ese momento, mi hermana empezó una novena a San Josemaría, 9 días de mortificación, oración y recogimiento, pidiéndole que me dieran ese permiso que tanto necesitaba.
Ya me había hecho a la idea de que sólo mi hermana estaría en Madrid en agosto; para mí eso era lo más importante. Sin embargo, no dejaba de sentir por dentro la impotencia de que, a pesar de tanto esfuerzo, de tantas privaciones, no iba a poder acompañarla y que tendría que conformarme con verla dos horas tras un cristal. Tanto viaje para verla así.
Entonces, sucedió el milagro: el día después de que mi hermana terminara la novena, el décimo día, me llegó la resolución de la Fuerza, en donde resolvía autorizarme a salir los seis días de la JMJ para ir a Madrid y reencontrarme con ella.
No podía creerlo, pero por fin llegó la fecha de la JMJ y volví a ver a mi hermana. El momento culmen de esa semana fue el encuentro de los jóvenes con el Papa en Cuatro Vientos. Aquella noche decidí no hacer esperar más al Señor; decidí entregarle mi vida, vivir sólo para Él. Vivir en santidad, santificar mi trabajo, mis estudios, que empiezo a retomarlos; y santificar mi vida y la de los demás.
San Josemaría me ha enseñado a vivir: ese hombre me hizo reaccionar y le debo mucho de lo que soy. Él me formó espiritualmente y me ayudó a limpiarme por dentro, a perdonar, a pedir perdón, a perdonarme a mí mismo, y me enseñó que Jesús es realmente nuestro amigo, nuestro Padre, y que nos ama más que nadie. Antes de conocerle yo no tenía nada, no era nada. Ahora soy feliz y mi vida, gracias a Él, por fin tiene sentido.
Ahora que ya he cumplido mi condena, he vuelto a mi tierra distinto de como entré a la prisión; y todo gracias a Dios, que tomó mi vida para reconstruirla de nuevo. Ahora que le he entregado mi vida me estoy preparando para, si Dios quiere, acceder al seminario.
J. A.

martes, 25 de septiembre de 2012

PÍDELE A DIOS QUE RENUEVE TU FUERZA DE VOLUNTAD

 


La voluntad interior para realizar cambios concretos en la vida, es la tercera condición que nos pide el Señor. De este modo, será más frecuente experimentar cómo él quiere derramar rocío de bendición en nuestras vidas.

La voluntad encierra la decisión personal de acoger las invitaciones al cambio que nos hace nuestro Señor y desde allí, ir dando pasos concretos.

Incluso, cuando recibimos su perdón y una sanación, él nos advierte que permanezcamos en oración y que estemos atentos, pues podemos tener muy buenos propósitos y maravillosas intenciones, sin embargo, seguimos siendo débiles y necesitamos de la fuerza que proviene del Todopoderoso.

Si sientes que eres débil, entonces pídele con confianza, que junto con los propósitos que te inspire, también te conceda la fuerza necesaria para para llevarlos adelante.

 

Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Deuteronomio 6, 5.
 
P. Gustavo Jamut

lunes, 24 de septiembre de 2012

SEDUCIDA POR LA ALEGRÍA DE LA FE


Paula ha vuelto este verano a Madrid. Esta holandesa de 25 años ha venido al lugar donde, hace un año, vivió una intensa experiencia de fe, durante la JMJ, para participar en una convivencia. España fue también el escenario de su conversión. Igualmente en aquella ocasión estaba presente Benedicto XVI. Paula había decidido acompañar a unas amigas en el Camino de Santiago, en el momento en que llegaba el Papa peregrino

Paula, todavía no convertida al catolicismo,
se enfunda la bandera vaticana, ante la llegada
del Papa a Santiago, en 2010
A los 19 años, Paula se bautizó protestante, la fe de sus padres. De ellos, aprendió a «a amar a Dios, a trabajar duro y a querer a la gente de mi alrededor». Su vida de fe parecía resuelta, pero pronto pegaría un brusco giro.
Entró en una residencia católica de estudiantes mientras estudiaba la carrera. «Hasta ese momento -afirma-, nunca había conocido a nadie que fuera católico de verdad». Le llamó la atención «la alegría de la gente, el espíritu de servicio y el interés que todos mostraban por mí», aunque «duró unos cuantos años hasta que entendí que esa alegría tenía su origen en la fe». Un año después, no le costaría reconocerse en aquellas palabras de Benedicto XVI, al final de la JMJ: «Comunicad a los demás la alegría de la fe».
En la residencia, empezó a interesarse por el catolicismo, «pero simplemente por curiosidad, porque era algo que no conocía». Pero el interés iba a más: se compró el Catecismo de la Iglesia católica, leía muchos libros y hacía muchas preguntas a sus compañeras, como: «¿Por qué te arrodillas cuando entras a una iglesia?; ¿por qué rezáis el Rosario?; ¿cómo es eso de los santos?» Esa curiosidad -está convencida ahora- le venía de la gracia, «porque nunca me he podido explicar el motivo por el cual yo quería saber tanto sobre la fe católica».
La joven holandesa llegó a dedicar muchas horas de estudio a la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Ésta es una de las grandes diferencias con los protestantes, y Paula no entendía nada. De nuevo la gracia de Dios actuó y la joven holandesa pensó: «Si realmente quiero entender que Jesús está presente en la Eucaristía, si quiero experimentar su presencia, sentirla y entenderla con toda mi voluntad..., para eso tengo que creerlo». Y empezó a rezar pidiendo fe a Dios y la valentía necesaria para tomar la decisión adecuada.
Conversión en Santiago
Todavía siendo protestante, en 2010, Paula acompañó a Galicia a sus compañeras para hacer el Camino de Santiago. La llegada coincidía con la visita del Papa, en noviembre de 2010. Pero ya antes, mientras recorrían el norte de España, Paula tuvo tiempo para hablar con sus amigas sobre la fe, la Eucaristía, María... Al llegar a Santiago, se colocaron en un punto del recorrido del Papa: «Yo nunca le había visto y no sabía muy bien lo que tenía que parecerme todo aquello. Pensaba: Bueno, ya veremos qué pasa. Pero me sorprendió enormemente el entusiasmo de la multitud. Para mi sorpresa, estaba muy conmovida por la presencia del Papa. De una manera o de otra, me daba cuenta de que no era simplemente un hombre; era realmente el pastor de la Iglesia». Y esa conciencia «fue el comienzo de mi intenso camino de búsqueda hacia la fe católica, que medio año más tarde resultó en mi acogida en la Iglesia».
Cuatro meses después de su viaje a España, se confesó por primera vez, y continuó preparándose para su Primera Comunión. Cuando llegó el día, «estaba bastante nerviosa», pero, al terminar, «sentía que una vida nueva empezaba para mí en ese momento, con Jesús muy cerca de mí, porque le podía recibir cada día». En su segunda comunión, un lunes por la tarde, recuerda que «estaba tan llena por dentro por el hecho de que había podido recibir a Jesús, ¡que me sentía intensamente feliz!»
De nuevo, en España
No tardaría en volver a España, para participar en la JMJ de Madrid 2011. «Me pareció muy bonito ver a tantos jóvenes reunidos. Recibí de esa manera una imagen muy bella de la universalidad de la Iglesia. Además me hizo darme cuenta de que nosotros, como creyentes, somos la Iglesia. No un edificio, no un instituto, sino nosotros somos la Iglesia. Esto es algo muy bello, porque se transforma en algo muy personal, pero además nos da una misión: cuidar de que nosotros sigamos creciendo en la fe para permanecer fieles, hacer que nuestra familia cristiana se haga más numerosa y sentirnos responsables de la vida espiritual de nuestros hermanos y hermanas».
José Calderero
Traducción: Carmen Álvarez
Publicado en Alfa y Omega

domingo, 23 de septiembre de 2012

DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO


Evangelio

En aquel tiempo, instruía Jesús a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará».
Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó:
«¿De qué discutíais por el camino?»
Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos». Y, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
«El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».

Marcos 9, 30-37

El contraste entre el celo de Jesús por llevar a cabo la obra de la salvación y las ambiciones personales que preocupan a los apóstoles, resulta estremecedor. Él les anuncia por segunda vez su Pasión, muerte y resurrección. Ellos no acaban de entender las palabras del Maestro, pero les da miedo pedir más explicaciones. Su interés parece concentrarse en clarificar quién de ellos era el más importante, y de ello van discutiendo por el camino. Una vez llegan a casa, cuando el Señor les pregunta por el tema de su conversación, ellos callan, un tanto avergonzados.
También es de admirar la paciencia inagotable del Maestro, la pedagogía con que va modelando en ellos un nuevo corazón para que lleguen a entender que «quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos». Actitud de servicio y humildad, hasta el punto de buscar el último lugar; lo contrario a la soberbia y a la ambición tan humanas, tan nuestras. El humilde reconoce que no es nada por sí mismo, que todo lo ha recibido de Dios, y de esta forma vive con paz y serenidad, feliz y confiado, como un niño en brazos de su madre.
Para aprender la humildad hay que hacer experiencia de la omnipotencia de Dios Salvador, de que todo es don suyo. En su presencia, en la verdad de su luz, el ser humano se siente pecador y, a la vez, experimenta la confianza plena en su amor, en su gracia. La humildad se aprende también de la contemplación de Cristo y de su camino de humillación hasta la muerte en cruz. Él nos enseña que la humillación es el camino que utiliza en su obra redentora.
La humildad no solamente es una virtud importante, sino que es el fundamento de todas las virtudes. Todo progreso espiritual es gracia de Dios, que resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes. Santo Tomás de Aquino enseña que la humildad, en cuanto quita los obstáculos para la virtud, ocupa el primer puesto porque expulsa la soberbia, a la que Dios resiste, y hace al hombre someterse al influjo de la gracia divina. Y desde este punto de vista, la humildad tiene razón de fundamento del edificio espiritual (véase Suma Teológica II-II, 161, 6).
Por otra parte, Dios siempre santifica en la verdad, y, donde no hay humildad, no hay tampoco verdad y no hay santificación. La enseñanza de santa Teresa de Jesús es clara al respecto: «Una vez estaba yo considerando por qué razón era nuestro Señor tan amigo de esta virtud de la humildad, y me puso delante esto: que es porque Dios es suma Verdad, y la humildad es andar en verdad; que es verdad muy grande no tener cosa buena de nosotros, sino la miseria y ser nada; y quien esto no entiende, anda en mentira» (Moradas, 10, 8).
+ José Ángel Saiz Meneses
obispo de Tarrasa

viernes, 21 de septiembre de 2012

SAN MATEO APÓSTOL

Ayer fui al almacén de una empresa que va a darnos muebles para la futura parroquia. Principalmente buscaba sillas, nos hacen falta unas 150 para las salas de catequesis. Una vez allí había papeleras, percheros, mesas, destructoras de papel, expositores, armarios, rinconeras…, de todo menos sillas. Pedí todo lo que servirá para la nueva parroquia, cualquier cosa es una ayuda para ahorra que falta nos hace. A veces uno busca una cosa y encuentra otra.

“En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: -«Sígueme.» Él se levantó y lo siguió”. San Mateo oyó muchas llamadas en su vida, incluso ser recaudador de impuestos fue una llamada a la que tuvo que contestar superando el ser mal mirado y tachado de impuro. Esa llamada le pareció tan atrayente como para romper con gran parte de su pasado. Le parecería la decisión más importante de su vida, hacerse recaudador de impuestos le hacía apartarse de amigos y familia.. Creía que eso era lo que iba a encontrar en su vida…, pero Dios le tenía reservada una sorpresa.

La llamada de Jesús le llegó al corazón, cambió todo lo que creía inamovible pues se había dejado media vida en decidirse. Y siguió a Jesús dejando todo lo demás.

Hay una página web que me gusta visitar por las mañanas pues casi siempre cuenta la historia de alguna conversión. Muchas veces son situaciones personales complicadas, enmarañadas con drogas, violencia, sexo…, pero se encuentran con Cristo y rompen con lo que les parecía definitivo.

La vocación (no hablo de conversión ahora, pues tenemos que descubrir lo que Dios quiere de nosotros y para eso no hace falta ir de una vida mal vivida a una bien vivida), es caer en la cuenta de lo que hoy nos dice San Pablo: “Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.” La vocación lo trasciende, penetra e invade todo y la única respuesta es seguirle. Lo malo es querer encasillar a Dios en lo que nos tiene que dar y pedir. Si yo hubiera ido a buscar sillas, no encontrase sillas y me fuese sin ver lo que me ofrecían hubiera tenido que buscar más dinero para encontrar todo lo que me hacía falta. Por eso cuando uno se plantea una vocación pues siente algo en el fondo de su alma, no se pregunte si será capaz, si cumple eso sus expectativas o su capacidad. Todo eso el Señor lo da por añadidura si te levantas de la mesa de la comodidad y le sigues.

Ponemos hoy en manos de la Virgen todas las vocaciones, en especial las sacerdotales y religiosas, y que San Mateo nos ayude a anunciar siempre a Cristo.

Reflexión de www.archimadrid.org

jueves, 20 de septiembre de 2012

CONVERSIÓN

La esencia de la verdadera conversión es la rendición de sí mismo, un rendirse incondicional y sin reservas... ¿Qué nos falta, pues, a los que profesamos la religión? Lo repito: la voluntad de ser cambiados, la voluntad de soportar, si puedo usar esta palabra, que Dios omnipotente nos cambie. No nos gusta soltar nuestro antiguo yo.

Beato John Henry Newman

Nace en Londres, convertido del anglicanismo, fue presbítero, cardenal y fundador de una comunidad religiosa (1801-1890)

miércoles, 19 de septiembre de 2012

PENSAMIENTOS QUE SANAN




Las carencias afectivas o materiales pudieron haber dejado en nosotros inseguridades interiores. Estos vacíos hacen que mucha gente se apegue a los bienes materiales o las personas, ansiando todo aquello que no poseen.
El conflicto se genera debido a que, como siempre, son más las cosas que no se poseen que las que se tienen, existe un margen suficientemente amplio para la infelicidad.
El estar deseando para nuestra vida aquellas cosas que no se necesitan, es fuente continua de ansiedad e insatisfacción, siendo que en realidad, necesitamos muchísimo menos de lo que la mayoría de nosotros tenemos, y menos aún de aquello que tanto suspiramos conseguir.

Sólo en Dios descansa mi alma, de él me viene la esperanza. Sólo él es mi roca salvadora, él es mi baluarte: nunca vacilaré. Mi salvación y mi gloria están en Dios; él es mi roca firme, en Dios está mi refugio. Salmo 62, 6-8.

P. Gustavo Jamut

martes, 18 de septiembre de 2012

CARLOTA RUIZ DE DULANTO: "EL SEÑOR ME LLEVA EN SUS BRAZOS"

Carlota Ruiz de Dulanto sufrió un accidente grave que la dejó parapléjica con apenas 25 años. Estaba trabajando en Michigan (EEUU) y durante un tornado le cayó un árbol en la espalda y le rompió la columna vertebral a nivel de las lumbares.

El 15 de agosto del año 2000, nació prematuramente su tercera hija, Paloma, con más de tres meses de antelación que pesó 6oo gramos y los médicos le dijeron que no era viable, que probablemente moriría. Y en el año 2006 su esposo Javier moría de forma repentina pese a no estar enfermo.

"El Señor me mantiene"
Tener que afrontar estas tres difíciles situaciones en su vida no ha convertido a Carlota Ruiz en una heroína. Ella asegura que “no hago ningún esfuerzo extra. Hago lo que buenamente puedo. Yo tengo la suerte de que el Señor me mantiene. Tengo al Padre del Cielo que me quiere, me cuida, me ayuda y en los momentos duros me lleva en sus brazos. Es lo único que puedo decir”.

El sacerdote y periodista Javier Alonso la entrevista en su programa “Más que noticias” de 13 TV.

Carlota nació en la década de los sesenta “en una familia maravillosa. Soy la mayor de 3 hermanos y la única chica. La enseñanza primaria la hice parte en París, donde estaba destinado mi padre, y la secundaria en Madrid, en el colegio Montealto. Estudié la carrera de Derecho en la Autónoma de Madrid”.

De bailona y esquiadora a una silla de ruedasAl tener el grave accidente en los Estados Unidos escuchó en la sala de urgencias del hospital un pronóstico taxativo: "You will never walk again" (nunca volverás a andar). “En cuestión de segundos pasé de ser una bailona, esquiadora y deportista a sentarme en una silla de ruedas para toda la vida. Luego he conseguido desplazarme también con muletas. A partir de ahí, me cambiaron los planes de vida, olvidé la carrera diplomática y entré a trabajar en IBM. Javier, mi marido, que entonces era mi novio, no se fue de mi lado, caso bastante inhabitual en estas circunstancias tan difíciles. Pasaron unos años, nos casamos y hemos formado una familia”.

Descubrir a Dios en los momentos difícilesCuando valora las contrariedades y momentos difíciles, Carlota asegura que “han sido hechos que yo necesitaba que ocurrieran en mi vida para descubrir a Dios, porque si no mi corazón que es bastante duro no se hubiera enterado de las cosas importantes. Si a mí no me hubiera pasado nada, pero no hubiera descubierto el tesoro de Dios, me hubiera perdido lo más trascendente. Por eso estoy tremendamente agradecida al Señor. Dios es amoroso. El problema es que nosotros somos tan duros de corazón, tan egoístas, que o nos zarandean o no nos enteramos. Entonces, no es que el Señor nos ponga una carrera de obstáculos en la vida, es que nos está abriendo las puertas del paraíso poquito a poco. El proceso consiste en cambiar el chip: yo no soy el centro de mi vida y en cambio Dios es el centro de mi vida. Cuando consigues eso, entonces todo se ve de otra manera”.

Publicado en ReL


lunes, 17 de septiembre de 2012

"SED PORTADORES DEL AMOR DE CRISTO"

En un ambiente de alegría que contrastaba con las escenas de violencia en varias plazas del mundo que fueron transmitidas por la televisión, varios miles de jóvenes recibieron esta tarde a Benedicto XVI, coreando su nombre y agitando banderas de la Santa Sede, del Líbano y de los países de Medio Oriente a los que pertenecen. Entre ellos muchos seminaristas y vocaciones religiosas.

Benedicto XVI, procedente de la nunciatura apostólica en Harissa, llegó en el papamóvil al patriarcado maronita de Bekerké, en donde realizó con los jóvenes una Celebración de la Palabra.
Fue introducido por el patriarca de Antioquía de los Maronitas, Béchara Boutros Raï; por el presidente del Consejo para el apostolado de los laicos del Líbano, monseñor Georges Bou-Jaoudé, y por el vicepresidente del mismo Consejo, monseñor Elie Haddad, arzobispo de Saida de los Griego Melkitas.
Después de una entrega de dones, varios jóvenes contaron al papa y al público presente su testimonio, le siguió una coreografía y las lecturas proclamadas y cantadas.

El santo padre -visiblemente complacido- les recordó a los jóvenes el gran honor que significa vivir “en esta parte del mundo que ha visto el nacimiento de Jesús y el desarrollo del cristianismo” y les invitó a “ser testigos y mensajeros de la alegría de Cristo”.
“Conozco las dificultades que tenéis en la vida cotidiana -les dijo- debido a la falta de estabilidad y seguridad, al problema de encontrar trabajo o incluso al sentimiento de soledad y marginación”. Y les alentó a no emigrar con el desarraigo consecuente. “Sed los artífices -les dijo- del futuro de vuestro país, y cumplid con vuestro papel en la sociedad y en la Iglesia”.
Advirtió también de otro peligro, “el de las frustraciones que llevan a refugiarse en mundos paralelos, entre otros, el de las drogas de cualquier tipo, o el de la tristeza de la pornografía”.
Y alertó que si bien “las redes sociales, son interesantes, pueden llevar fácilmente a una dependencia y a la confusión entre lo real y lo virtual” y por ello les exhortó: “Buscad y vivid relaciones ricas de amistad verdadera y noble. Adoptad iniciativas que den sentido y raíces a vuestra existencia, luchando contra la superficialidad y el consumo fácil. También os acecha otra tentación, la del dinero, ese ídolo tirano que ciega hasta el punto de sofocar a la persona y su corazón”.
“Sed portadores del amor de Cristo” les invitó y por ello “Meditad la Palabra de Dios. Descubrid el interés y la actualidad del Evangelio. Orad. La oración, los sacramentos, son los medios seguros y eficaces para ser cristianos y vivir «arraigados y edificados en Cristo, afianzados en la fe»”.
“Resistid con valentía a aquello que la niega: el aborto, la violencia, el rechazo y desprecio del otro, la injusticia, la guerra. Así irradiaréis la paz en vuestro entorno”, les dijo.

“Cristo os invita a hacer como él, a acoger sin reservas al otro, aunque pertenezca a otra cultura, religión o país” y saludó “a los jóvenes musulmanes que están con nosotros esta noche” y les agradeció su presencia “que es tan importante”.
Reconoció que no es fácil perdonar, “pero el perdón de Dios da la fuerza de la conversión” y caminos de paz que abren el futuro.
“Vosotros sois, con los jóvenes cristianos, el futuro de este maravilloso País y de todo el Oriente Medio. Buscad construirlo juntos”, porque es necesario que todo el Oriente Medio, viéndoles, comprenda que los musulmanes y los cristianos, el Islam y el Cristianismo, pueden vivir juntos sin odios, respetando las creencias de cada uno, para construir juntos una sociedad libre y humana.
Y a los jóvenes de Siria que estaban presentes les alabó en su valentía y les recordó “que el Papa no os olvida” ni del luto de sus familias”
Y concluyó indicando a a María, “la Madre del Señor, Nuestra Señora del Líbano. Ella os protege y acompaña desde lo alto de la colina de Harissa, vela como madre por todos los libaneses y por tantos peregrinos que acuden de todas partes para encomendarle sus alegrías y sus penas”.

Se puede leer el texto completo del discurso de Benedicto XVI en:
http://www.zenit.org/article-43128?l=spanish

sábado, 15 de septiembre de 2012

DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos le contestaron: «Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas». Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Tomando la palabra Pedro le dijo: «Tú eres el Mesías». Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto.
Y empezó a instruirlos: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días». Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Pero Él se volvió y, mirando a los discípulos, increpó a Pedro: «¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!» Y llamando a la gente y a sus discípulos les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará».

Marcos 8, 27-35
 
Cesarea de Filipo era una ciudad construida por el rey Herodes Filipo en el nacimiento del río Jordán como homenaje al César romano. Jesús y sus discípulos se dirigen a las aldeas próximas, y por el camino el Maestro les pregunta: «¿Quién dice la gente que soy yo?» Después de escuchar el resumen de lo que dice la gente en general, les formula a ellos mismos la gran pregunta: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Nos podemos imaginar que se produjo un gran silencio. Y Pedro, el más espontáneo e impulsivo de los apóstoles, le responde: «Tú eres el Mesías». Jesús, entonces, comienza a instruirlos sobre su Pasión, muerte y resurrección. Y después explicará a los apóstoles y a la gente las condiciones para ser discípulos suyos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará».

Hoy, Cristo se dirige a cada uno de nosotros con la misma pregunta que hizo a los apóstoles: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Podemos responder desde la teoría, desde los conceptos aprendidos en los libros, pero eso no sería suficiente. Es preciso responder desde las obras, desde los hechos, y que la respuesta sea generosa, comprometida. Responder: Tú eres el Mesías significa reconocer que Cristo es el Salvador, el centro de mi existencia, el único fundamento, y, a la vez, actuar en consecuencia. Confesar con la vida que Cristo es el Mesías, el único Salvador, significa vivir la unión con Él por la fe, esperanza y caridad. Significa que nos tocará vivir contracorriente, porque estamos en el mundo, pero no somos del mundo. En el momento presente, no es posible para el cristiano vivir el ideal evangélico sin chocar con el ambiente, ya sea en el trabajo, con los amigos, y a menudo con la misma familia. Por fuerza han de aparecer contradicciones y problemas que nos llevarán a desgarros, a rompimientos, a la toma de opciones comprometidas y dolorosas.

 Llega un momento en que hay que decidir si me acomodo a los criterios del mundo, o vivo según el Evangelio.
No resulta fácil cargar con la cruz de cada día y seguir al Señor. El dolor y el sufrimiento se hacen presentes en el camino de la vida de todo ser humano, quiera o no quiera. Caben dos posibilidades: intentar en vano el rechazo, la huida cobarde, o, por el contrario, asumir con entereza lo que la vida tiene de cruz y seguir los pasos del Maestro. Paradojas de la vida: darlo todo por el Señor y por los hermanos es la forma de ganarla, es la mejor forma de llenarla de sentido y de felicidad ya aquí, y de pregustar el gozo inmenso y la plenitud de la vida eterna.
 
+ José Ángel Saiz Meneses
obispo de Tarrasa
 

viernes, 14 de septiembre de 2012

EL PAPA INCIA SU VIAJE A EL LÍBANO

Nos unimos a toda la Iglesia que ora por los frutos de este viaje:



jueves, 13 de septiembre de 2012

YA ES HORA DE DESPEGAR

Cuando un avión está en tierra, se lo nota tan pesado, que, de no tener el conocimiento y la experiencia, a uno le parece imposible que pueda elevarse y volar sobre las altas nubes del cielo.

Por eso cuando éste despega, uno asiste al milagro de la inteligencia del hombre y a la tecnología que ha llegado a crear.

Ahora bien, si al ver un avión en tierra crees que puede levantar vuelo, entonces ¿por qué no crees que tu vida, o la vida de los que están junto a ti, también puede despegar?

Confía en que el cambio es posible. En el interior de cada uno de nosotros, conviven una fuerza y una reserva de poder espiritual más grandes de lo que puedas imaginar.

Sólo tienes que depositar tu confianza en Dios y en ti mismo, poner en marcha el motor de ciertas decisiones y empezar a corretear por la pista de despegue para superar así, ciertas situaciones o problemas.

 
El Señor es un baluarte para el oprimido, un baluarte en los momentos de peligro. ¡Confíen en ti los que veneran tu Nombre, porque tú no abandonas a los que te buscan! Salmo 9, 10-11
 
P. Gustavo Jamut.
 
 

miércoles, 12 de septiembre de 2012

ÉRASE UNA FE

Esta peli se estrena el 14 de Septiembre:
¿Es la fe la misma en la Sabana, en los montes tibetanos o en la selva del Amazonas?

Esta es la pregunta que se hacen Charles y Gabriel. Con 23 y 25 años, parten en un viaje, con medios escasos, al encuentro de los cristianos del otro lado del mundo y de una Iglesia a veces "olvidada".

Ésta es sin duda una de las Vueltas al Mundo más inesperadas e insólitas. Dos jóvenes viajan en bicicleta durante un año por las rutas de la Fe para llegar a conocer a estos cristianos olvidados o perseguidos 2000 años después de Jesucristo.

Un sólo objetivo para estos mochileros: compartir esta misma fe que une a los pueblos, que en apariencia, nada parecen tener que ver con ellos…

Su ruta les conduce a Rumanía, Turquía, Siria, Irak, India, Nepal, Tibet, China, Tailandia, Senegal, Mauritania, Algeria y al Amazonas…

Un viaje para arraigarse más, y un punto de partida para responder también a estas preguntas, tan importantes como complejas: ¿Qué es la Fe? ¿Innata, universal, esencial?






martes, 11 de septiembre de 2012

SI EL ESPÍRITU SANTO...



Si el Espíritu Santo entrase hoy en tu corazón, poseerías el fuego en tus manos, soplarías con tu amor y llegaría muy lejos, alumbrarías valles oscuros, abrasarías corazones apagados, encenderías amores olvidados. Nada temerías.... buscarías, llamarías, y siempre, siempre escucharías su voz... ¡Aquí estoy!

Dale hoy la oportunidad al Espíritu Santo de llenar tu corazón para que este sueño, esta libertad interior que ansías se haga realidad.

¡Deja que Dios te queme con su amor!

lunes, 10 de septiembre de 2012

"PEDID Y RECIBIRÉIS"

Sor Elvira Petrozzi fundó en 1983 la Comunidad del Cenáculo como respuesta de la ternura de Dios Padre, al grito de desesperación de muchos jóvenes cansados, desilusionados, desesperados, adictos a las drogas y personas en general, que buscaban la alegría y el sentido verdadero de la vida.

A continuación reproducimos un testimonio impactante de una joven llamada sor Branka, religiosa de las Hermanas Misioneras de la Resurrección, familia religiosa fundada también por Madre Elvira Petrozzi.

Destruida por el alcohol y la depresión
«Jesús dijo: ”Pidan y se les dará.” (Mt 7,7) También dijo: “Cuando pidan en la oración, crean que ya lo tienen y lo conseguirán.” (Mc 11,24).

»Me llamo sor Branka y entré en la Comunidad destruida cargando sobre mis espaldas la dependencia del alcohol y la depresión. Mi vida fue una pesadilla: estuve en la guerra de Bosnia-Herzegovina y ya antes había absorbido los traumas de mis padres y mis abuelos. Todo me llevó a la desesperación de la que trataba de escapar con el alcohol.

Criada en una sociedad comunista»La sociedad en la que me crié, la ex Yugoslavia comunista también ayudó a alejarme del único Dios verdadero. Recuerdo que en mi infancia y juventud, hablar de Jesús en la calle podía traer severas consecuencias, pero gracias a mi abuela y a mis padres, a su constancia y valentía para perseverar en la fe, siempre llevé en el corazón el amor por la oración.

Medjugorje como camino...»Entré en la Comunidad gracias a la ayuda de un ángel: P. Slavko de Medjugorje. Llegué a Italia destruida en el físico, en lo psíquico y también en el corazón: no sabía lo que era la esperanza, la confianza ni la voluntad.
Lentamente, me fui curando delante del Santísimo Sacramento, con la paciencia y el amor de las hermanas en las que reconocí el rostro de Jesús día tras día.

Jesús le fue sanando»Todos los días estaba dos horas frente a Jesús Eucaristía, para contarle todo lo que me pasaba, ya que no podía dialogar con nadie más por el estado en el que estaba. A causa de mis profundas heridas no tenía confianza en nada ni en nadie; heridas que Jesús, lentamente, una por una sanó reconstruyendo mi persona en el equilibrio y madurez.

Un médico y Madre Elvira»También puso en mi camino a un doctor, amante de la vida y amigo de la Comunidad , que me escuchó ayudó con el diálogo y me dio justo la medicina que necesitaba. Deseo agradecer mucho a Madre Elvira porque creyó en mi, esperó mi sanación contra toda esperanza; esta confianza me dio la fuerza para combatir.

Se curó el sistema nervioso»Caminando y rezando se curó mi sistema nervioso y hoy soy una persona que trasmite paz –así dicen las que viven conmigo- este milagro lo realizó Jesús. La sanación más grande la recibí en la Santa Misa, que es la más bella oración, donde Jesús mismo y nosotros con Él le ofrecemos al Padre la vida, las enfermedades, lo más profundo nuestro. En esos momentos en los que el cielo y la tierra se encuentran, muchas veces me sentí sanada y liberada, una fuerza nueva entraba dentro mío y me iba liberando.

Orar por los demás»En un momento de mi camino comunitario, me eligió para seguirlo como su esposa y hoy estoy feliz. Tantos años vividos en la oscuridad, en la lucha, en el sufrimiento me hicieron descubrir lo preciosa que es la oración para los demás. Es una oración que libera a quien la hace, libera del egoísmo, de la indiferencia, de la tristeza, ayuda a olvidarnos de nosotros mismos y a ver las necesidades de quienes están a nuestro alrededor. Nos ayuda a caminar por amplios campos, bajo cielos abiertos, a mirar y a desear lo grande.
Por eso, Señor Jesús, te encomiendo a toda la humanidad, en especial a los que lean este testimonio, que es el fruto de tu gran Amor».
 
Publicado en ReL

sábado, 8 de septiembre de 2012

NUESTRA SEÑORA DE LOS REMEDIOS, PATRONA DE SONSECA

Hoy nuestra casa se viste con sus mejores galas, porque es el día grande, el día de nuestra Madre. Todos los sonsecanos: mayores, jóvenes, ausentes, niños, enfermos, etc; tenemos hoy en el corazón a la Madre que acoge a todos y que a todos nos quiere llevar a Jesús.
Que Ella nos ayude a hacer siempre lo que El nos diga.
Nuestra Señora de los Remedios, ruega por nosotros.

La celebración de la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, es conocida en Oriente desde el siglo VI. Fue fijada el 8 de septiembre, día con el que se abre el año litúrgico bizantino, el cual se cierra con la Dormición, en agosto. En Occidente fue introducida hacia el siglo VII y era celebrada con una procesión-letanía, que terminaba en la Basílica de Santa María la Mayor.
El Evangelio no nos da datos del nacimiento de María, pero hay varias tradiciones. Algunas, considerando a María descendiente de David, señalan su nacimiento en Belén. Otra corriente griega y armenia, señala Nazareth como cuna de María.
Sin embargo, ya en el siglo V existía en Jerusalén el santuario mariano situado junto a los restos de la piscina Probática, o sea, de las ovejas. Debajo de la hermosa iglesia románica, levantada por los cruzados, que aún existe -la Basílica de Santa Ana- se hallan los restos de una basílica bizantina y unas criptas excavadas en la roca que parecen haber formado parte de una vivienda que se ha considerado como la casa natal de la Virgen.

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viernes, 7 de septiembre de 2012

MI JUEZ ES EL SEÑOR

¿No viviremos en-esperanza?, ¿veremos solo negruras en el ámbito que nos rodea? No, en absoluto. Viviremos en la confianza en el Señor. Como un mamoncete, que, apenas echa a andar, levanta la mano, sabiendo que su madre o su padre la recogerá con la suya, llevándole a los mejores caminos. Ni lo piensa. Le sale de lo más adentro de sí. Confianza a cierraojos. No solo su mano, sino su vida entera pende de la mano del Señor a quien él levanta la suya. ¡Ah!, cuando las cosas son así, todo es profundamente distinto. Entonces comenzamos a ver destellos y luces que antes no lográbamos experimentar. De pronto nos acordamos de los actos de la Juventud del pasado año en agosto, y en la Misión Madrid nos prepararemos este nuevo año para recoger sus frutos. Por todas partes vemos surgir brotes de esperanza. Las semillas plantadas desde hace tanto, parece que comienzan a romper el caparazón de la endurecida tierra en la que habían caído. El Señor está con nosotros. Guía nuestros pasos. No nos deja de su mano. No tengamos miedo.

Para ello hay que vivir lo que un amigo de allende las fronteras definía como una mística. Estaba muy triste porque su obispo y su vicario general, ambos personas entregadas, trabajadoras y formidables en su labor, han olvidado la mística. ¿Qué quería decirme mi amigo? No podemos vivir el cristianismo como funcionarios maravillosos que ponen toda la carne en el asador para que las cosas de la iglesia funcionen, y funcionen a la perfección. Esto está muy bien, claro, pero todavía falta lo más importante. El vivir junto a Jesús con el corazón caliente de modo que le entreguemos nuestra vida por entero y para siempre. Que vivamos en lo íntimo de nosotros la calentura del amor; de la entrega al amor, a la llamada, a la vocación.

Un seminario o una casa de formación, por ejemplo, en el que no se viva la calentura de la mística, es decir, de la entrega entera de mi carnalidad a Dios y los hermanos que se me confían, en el que únicamente se preparan muy buenos trabajadores de la función, ¿sirve de algo?, bueno, en realidad, seguro que está casi vacío, como ocurre en el caso al que me refiero. Pero ¿no se puede decir lo mismo de un matrimonio en el que los dos son una sola carne, y carne productiva en hijos, si Dios se los da, o de quien trabaja en Cáritas, o quien hace con amor tierno la pequeña ayuda en su parroquia o en su grupo religioso, o en su casa con los suyos, o en su trabajo? ¿Cómo no viviremos estas situaciones entregados a una mística, calientes en la profundidad de nuestro ser por el amor de Dios y del prójimo, viendo lo de acá con ojos de lo de allá, cuando el Señor venga a recoger los frutos de su viña?

 Porque la mística no es una moral, mucho menos una moralina del deber al estilo kantiano, sino un entregarse en el amor. Entrega de todo lo que somos, todos nuestros instantes, aunque no viva en el agradable sentimiento de ser correspondido por Dios —que tantas veces nos espera en el silencio— o por los hermanos y hermanas.

Recordad aquel cuadro maravilloso de José Ribera en el que Cristo crucificado, se desprende de un clavo para abrazar a san Bernardo de rodillas junto a él. La actitud del santo es de arrobo, y su mirada nos enseña la mística a la que me refiero.

Comentario a la liturgia del día en www.archimadrid.org

jueves, 6 de septiembre de 2012

PARA MEDITAR...

El hijo pródigo y el padre misericordioso:



miércoles, 5 de septiembre de 2012

"EL CIELO NO ESTÁ VACÍO"

"Es un Dios personal quien gobierna, incluso el cosmos y las estrellas, es decir el universo” y la misma historia; “la última instancia no son las leyes de la materia de la evolución”, las de los mercados o las de los poderes economicistas, las de la correlación de fuerzas o de los intereses políticos del signo que sean, “sino la razón, la voluntad, el amor: una Persona.

Y si conocemos a esta Persona, y ella a nosotros, entonces el inexorable poder de los elementos materiales ya no es la última instancia; ya no somos esclavos del universo” de otros poderes aparentemente inexorables, “y de sus leyes, ahora somos libres. El cielo no está vacío. La vida no es el simple producto de las leyes y de la casualidad de la materia, o de otras fuerzas inamovibles, como pudieran parecer tal vez las económicas, sino que en todo, y al mismo tiempo, por encima de todo, hay una voluntad personal, hay un espíritu que en Jesús se ha revelado como Amor” 

 Benedicto XVI, Spes salvi, n.5.

martes, 4 de septiembre de 2012

DISCERNIMIENTO

Hay situaciones de la vida que están agonizando y ya no vale la pena querer resucitarlas.

Otras, en cambio, merecen que pongamos de nuestra parte, todo el esfuerzo posible para que puedan ser revitalizadas y reciban nueva vida.

Lo fundamental en todo momento, es saber discernir para comprender la diferencia entre las unas y las otras.

De no ser así, estaríamos gastando inútilmente nuestras energías y poniendo nuestra atención y medios en algo que no lo merece, y restándole este caudal de vitalidad a aquello que sí lo necesita.

Pídele a Dios comprender la diferencia, mirar serena y objetivamente cada situación, sopesarla desapasionadamente y elegir de acuerdo con lo que sea la voluntad de Dios. De este modo, también el Señor te ayudará a hacer una correcta administración de tus tiempos y energías.

 
Examinadlo todo y quedaos con lo bueno. 1 Tesalonicenses 5, 21.

P. Gustavo Jamut
 

lunes, 3 de septiembre de 2012

FIESTA DEL BEATO GABRIEL DE LA MAGDALENA

Nuestra Parroquia hoy está de fiesta, al celebrar el nacimiento a la verdadera vida de nuestro paisano Gabriel. Hoy le encomendamos a todo el pueblo de Sonseca: a las familias, a los niños, a los enfermos, a los ancianos, a los sonsecanos ausentes. Beato Gabriel de la Magdalena, ruega por nosotros


Beato Gabriel de la Magdalena. Religioso y mártir en el Japón, de la Primera Orden († 1632). Beatificado por Pío IX el 7 de julio de 1867.




Gabriel de la Magdalena es uno de los grandes apóstoles del Japón. Nació en Sonseca. Después de haber estudiado medicina, a la edad de 30 años ingresó en la Orden de los Hermanos Menores en calidad de religioso no clérigo. Alcanzó una tal perfección que el Señor lo favoreció con éxtasis y visiones. En las diversas tareas que realizó revivió el espíritu y las virtudes de San Diego y de San Pascual: fue portero, cocinero, enfermero y limosnero. Tuvo una aspiración, la de ir como misionero al extremo Oriente para conquistar almas para Dios.
En 1612 llegó a las costas del Japón, que por veinte años debía ser el campo de sus fatigas apostólicas y el testigo de sus prodigios. Su apostolado fue maravillosamente fecundo en frutos por el celo, la santidad de su vida, el esplendor de las curaciones que obtuvo del Señor. Difícil resulta calcular el número de paganos que bautizó en 20 años de apostolado.
Las curaciones obtenidas por él a favor de paganos y de cristianos y de familiares de la corte, le ganaron popularidad en todo el Japón, por lo cual en la furia de la persecución los gobernadores no se atrevieron a poner mano en él, y, dada la popularidad de que gozaba, le permitieron ir donde fuera llamado por los enfermos. Varias veces fue arrestado junto con otros cristianos, pero en cuanto lo reconocían, lo ponían en libertad. Alentado por la confianza que le concedían, prosiguió su trabajo en favor de los enfermos, cristianos y paganos.
Gabriel anhelaba inmolar su vida por la fe junto con sus demás cohermanos. El Señor escuchó su deseo. El 20 de marzo de 1630 fue arrestado junto con otros religiosos y encarcelado en las prisiones de Omura. Cuando supo que había llegado la hora del último sacrificio, sintió una inmensa alegría y quedó absorto en prolongada oración. Numerosas instancias llegaron al emperador para pedir su liberación, pero tales peticiones del pueblo no fueron escuchadas. Solamente los príncipes obtuvieron que el Beato pudiera ir con una buena escolta al palacio para curar a los miembros de la familia. En efecto la sobrina del gobernador estaba muy enferma. Gabriel le alcanzó la curación y le administró el bautismo. En cuanto el gobernador supo de la conversión de su sobrina, se enfureció contra Fray Gabriel y la sobrina. Este hecho en realidad agravó su situación. Después del suplicio de las aguas sulfurosas del monte Ungen fue conducido a Nagasaki a la santa colina donde, de rodillas ante el poste que le estaba reservado, oró fervorosamente, luego fue atado al poste y quemado vivo. Así consumó su glorioso martirio

sábado, 1 de septiembre de 2012

DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO

Liturgia de la Palabra: Dt 4, 1-2. 6-8; Sal 14; St 1, 17-18. 21b-22. 27; Mc 7, 1-8. 14-15. 21-23)

La Palabra: -«Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os mando cumplir. Así viviréis y entraréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar. (Dt)



“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos.” Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.» (Mc)



Meditación

Los mandatos del Señor no son formulaciones morales, para que al cumplirlas obtengamos la conciencia de ser perfectos; para nosotros son la consecuencia de habernos encontrado con Dios y haber descubierto el camino que nos hace felices, en paz y en convivencia con toda la creación.



La práctica cristiana se desnaturaliza cuando se reduce a cumplir unas normas, sin conservar la razón esencial de haber sentido la relación y mantenerla con quien es el modelo de comportamiento, Jesucristo.



Quienes identifican el cristianismo con un código ético o moral pueden reducirlo, en el mejor de los casos, a una doctrina con principios de sabiduría, más o menos semejantes que los de las grandes religiones, y desde ahí relativizar o cosificar el Evangelio.



Con eso no se quiere hacer ideología, porque como dice el Apóstol Santiago, “la religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo”. La enseñanza de Benedicto XVI respecto a lo que es el cristiano y el cristianismo es luminosa: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva.” (Benedicto XVI, Deus Caritas est 1)



Se hace urgente distinguir una proyección de la religión natural, que algunos la discuten, de la gracia de creer en la persona del Señor como Salvador, amigo, compañero de camino. Quienes lo descubren sienten el privilegio de la fe y la llamada a expandirla.



Oración

“Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

El que procede honradamente y practica la justicia” (Sal 14)

Por Angel Moreno de Buenafuente